DÍA INTERNACIONAL DE LAS VÍCTIMAS
DE DESAPARICIONES FORZADAS
Miércoles 30 de agosto de 2017
A toda la Comunidad Diocesana:
Que Jesucristo, Nuestro Señor y Salvador fortalezca nuestra vida con la esperanza.
Durante la visita que el Papa FRANCISCO hizo a la nación mexicana en el mes de febrero de 2016, nos recordó la necesidad de mantener la esperanza, como Juan Diego, a través de María de Guadalupe, para los pequeños, los sufrientes, los desplazados y los descartados. “En ese amanecer, Dios se acercó y se acerca al corazón sufriente pero resistente, de tantas madres, padres, abuelos que han visto partir, perder o incluso arrebatarles criminalmente a sus hijos”. Con ocasión del DÍA INTERNACIONAL DE LAS VÍCTIMAS DE DESAPARICIONES FORZADAS somos invitados a reconocer que existe un problema sin resolver, un asunto pendiente en las sociedades para actuar y tomar medidas necesarias, o para que los ciudadanos así lo exijan a sus gobernantes, a fin de que nadie quede excluido, por falta de un sólido estado de derecho, en la construcción de la comunidad, la sociedad y la cultura.
Según la Declaración sobre la Protección de Todas las Personas contra las Desapariciones Forzadas, proclamada por la Asamblea General de la ONU en su resolución 47/133, del 18 de diciembre de 1992, se producen desapariciones forzadas siempre que: «se arreste, detenga o traslade contra su voluntad a las personas, o que éstas resulten privadas de su libertad de alguna otra forma por agentes gubernamentales de cualquier sector o nivel, por grupos organizados o por particulares que actúan en nombre del Gobierno o con su apoyo directo o indirecto, su autorización o su asentimiento, y que luego se niegan a revelar la suerte o el paradero de esas personas o a reconocer que están privadas de la libertad, sustrayéndolas así a la protección de la ley».
La desaparición forzada es frecuentemente una estrategia para infundir el miedo en los ciudadanos, capaz de crear un ambiente de inseguridad y represión que afecta al conjunto de la sociedad. Las desapariciones forzadas, que fueron principalmente el producto de las dictaduras militares, pueden perpetrarse hoy en situaciones de represión política de los oponentes. El respeto al ejercicio de su libertad es una exigencia de la dignidad humana y debe ser reconocido y protegido civilmente dentro de los límites del bien común y del orden público (cfr. CIC 1738). Aunado a esto, son de especial preocupación: el acoso de los defensores de los derechos humanos, los parientes de las víctimas, los testigos y los abogados que se ocupan de los casos de desaparición forzada; el uso por los Estados de la lucha contra el terrorismo, como excusa para la falta de respeto a los derechos humanos; y la generalizada impunidad por la práctica de la desaparición forzada.
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La familia y los amigos de las personas desaparecidas sufren una angustia que en muchos casos se prolonga por mucho tiempo, ignorando si la víctima vive aún y, de ser así, dónde se encuentra, en qué condiciones y cuál es su estado de salud. Además, conscientes de que ellos también están amenazados, saben que pueden correr la misma suerte, y que el mero hecho de indagar la verdad tal vez les exponga a un peligro aún mayor.
La Iglesia Diocesana de Guadalajara, como fruto de la IV Asamblea Diocesana de Pastoral, asume desde su misión, el compromiso de orar y ayudar a mantener la esperanza de quienes sufren; con el compromiso de la cercana fraternidad y la amable caridad para que puedan pronto regresar los que han sido sustraídos de sus familias y retomar su vida ordinaria.
Exhorto a los Sres. Párrocos y Rectores de Templos, e invito a cada Comunidad Parroquial para que este miércoles 30 de agosto puedan hacer oración, celebrar las Eucaristías con la intensión de bridar la esperanza de la fe para rogar por los que han sido víctimas de desapariciones forzadas y por sus familias que padecen sin ser escuchados ni atendidos; así, alimentaremos el anhelo de quienes los esperan, fortaleceremos el espíritu de los cautivos, y rogaremos por la conversión de nuestros hermanos captores. Pido a los Párrocos y Rectores de Templos poner este mensaje entre los avisos parroquiales de sus comunidades motivando a la coherencia de la fe y a la solidaridad.
Imploremos la intercesión de la Virgen Santísima, para que la comunión de oración nos acerque a la unidad en la caridad y solidaridad por los más necesitados.
Guadalajara, Jal., a 18 de agosto de 2017.
+JOSÉ FRANCISCO CARD. ROBLES ORTEGA
Arzobispo de Guadalajara
PBRO. DR. JAVIER MAGDALENO CUEVA
Secretario Canciller