1. Regalo de Dios fue el 48° Congreso Eucarístico Internacional, encomendado en su preparación y realización a Guadalajara, por el tan querido y recordado Juan Pablo II. Fiesta inolvidable de fe y amor a Cristo Eucaristía, que nos legó el compromiso de seguir fomentando el culto a la Eucaristía, fuente y cumbre de la vida cristiana.
2. Para recoger los frutos de este Congreso se redactó y publicó el Proyecto del V Plan Diocesano de Pastoral: “La Eucaristía, Fuente y Cumbre de la Vida y Misión de nuestra Iglesia Diocesana”, conforme al esquema de las Proposiciones del Sínodo sobre la Eucaristía: la Eucaristía, misterio de fe proclamada; la Eucaristía, misterio de fe celebrada; la Eucaristía, misterio de fe vivida.
3. Justo un año después del 48° Congreso Eucarístico Internacional, tuvo lugar en Roma el XI Sínodo Universal Ordinario de los Obispos, cuyo tema fue: “La Eucaristía, Fuente y Cumbre de la vida y Misión de la Iglesia”. Hoy que ya tenemos el documento Post Sinodal de nuestro Santo Padre Benedicto XVI, la Exhortación Apostólica “Sacramentum Caritatis”, nos hemos dado a la tarea de redactar el V Plan Diocesano de Pastoral definitivo.
4. Contamos, también, con el documento de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, celebrada en Aparecida, Brasil, en mayo de 2007. Documento aprobado por el Papa Benedicto XVI, sugestivo y actual, atento, a los problemas de la sociedad y de la Iglesia en este continente de la Esperanza. Aparecida resalta, sobre todo, el cambio de época que lleva consigo una transformación profunda de la sociedad, como no se había visto en muchos siglos; cambio de mentalidad en que se cuestionan los valores e instituciones que han sido soporte y camino de la sociedad y de los individuos. En la Postmodernidad en que hemos entrado, se cuestionan y abandonan la fe y la moral, la familia como Dios la diseñó, la Iglesia, y hasta las instituciones políticas pierden credibilidad. Las consecuencias son la atomización de la sociedad y el individualismo relativista, hedonista y escéptico (Cf. DA Cap. 2).
5. El lema e hilo conductor del Documento de Aparecida: “Discípulos y Misioneros de Jesucristo, para que nuestros pueblos en Él tengan vida” se asume plenamente en este V Plan; lema que se hace operativo mediante el proceso para la formación de discípulos misioneros, según cinco pasos enunciados en Aparecida (n. 278) y asumidos como tarea vertebral de la Misión Continental que propusieron los Obispos Latinoamericanos en Aparecida, y que aprobó el Papa Benedicto XVI.
6. Esos cinco pasos son: 1) El encuentro con Jesucristo vivo, principalmente mediante el anuncio del Kerigma. 2) La conversión. 3) El discipulado o crecimiento en la vida cristiana, mediante la catequesis y los sacramentos. 4) La vida de comunión en la Iglesia y 5) La misión, deber de todo discípulo de Cristo (1 Parte).
7. La Eucaristía “es fuente y cumbre de la vida y misión de la Iglesia”, por consiguiente, debe serlo necesariamente del discípulo misionero. El crecimiento en la vida cristiana, es decir, en el conocimiento y amor de Jesucristo y en la vida de Gracia, se da, sobre todo, por la Eucaristía, compendio del Misterio Pascual, y por el sacramento de la Penitencia. Por esta razón, teniendo vivo el recuerdo y los compromisos del 48° Congreso Eucarístico internacional, se incluye en el V Plan la Eucaristía, que se ilumina y estructura en base a la Exhortación Apostólica postsinodal “Sacramentum Caritatis”: La Eucaristía creída, la Eucaristía Celebrada y la Eucaristía vivida ( II Parte).
8. Nuestras prioridades son muchas y urgentes, tales como, la familia, responder a los retos del secularismo, individualismo, la juventud, las vocaciones, los pobres, el crimen organizado, y la violencia, etc. Pero de todas ella escogemos sólo una: la Familia, porque es la célula madre de la sociedad y de la Iglesia; porque es la única que puede, por el amor, la fidelidad y la educación cristiana de los hijos, remediar la situación; se tiene también en cuenta que la familia incluye a todos: esposos, padres, hijos, hermanos, niños, adolescentes, jóvenes y ancianos. Otra razón para escoger esta prioridad es el VI Encuentro Internacional de la Familia que se celebrará, Dios mediante, en la ciudad de México en enero de 2009 (III Parte).
9. Nuestra realidad diocesana se toma debidamente en cuenta en los desafíos y propuestas que se insertan después de cada tema y que son resumen de las muchas sugerencias que la Vicaría Diocesana de Pastoral recogió de los distintos grupos diocesanos. Los desafíos presentan nuestra realidad positiva o negativa, mientras que las propuestas apuntan a las acciones pertinentes para responder a esa realidad. La modalidad operativa se deja a las parroquias, decanatos, vicarías episcopales y comisiones diocesanas.
10. ¿A Quién va dirigido el V Plan? Va dirigido a los fieles en general, pero más en particular, a los Sacerdotes, Religiosos, Religiosas y Laicos comprometidos en las tareas pastorales. Por eso, se ha procurado que sea breve, sencillo y ordenado.
11. Un Plan Pastoral es para pocos años, no lo contiene todo, ni lo dice todo, sino que por fuerza remite, para ser comprendido y ampliado, ante todo a la Palabra de Dios, al Magisterio de la Iglesia y a nuestro Segundo Sínodo Diocesano.
12. ¿Qué se espera del V Plan? Que anime, unifique y oriente, en forma operativa, la pastoral de la Arquidiócesis. Se desea que esta Iglesia de Guadalajara no sea una isla, sino que viva la comunión con la Iglesia universal, que vaya al paso con las enseñanzas del Papa y del Episcopado Latinoamericano, y, al mismo tiempo, responda a los requerimientos de la situación particular de esta comunidad diocesana.
13. Se espera, también, que este V Plan, estructurado según el espíritu y el lema del documento de Aparecida, sea una ayuda eficaz en la realización de la Misión Continental a la que nos ha convocado el Santo Padre Benedicto XVI, cuya animación se encomendará a una comisión diocesana especial.
14. La riqueza espiritual que hemos heredado de nuestros mayores en la fe nos pide saber apreciarla, conservarla y en lo posible, acrecentarla. Por eso, asumimos con entusiasmo y con plena dedicación las tareas pastorales de siempre y las que nos piden los tiempos presentes.
15. Caminemos con la mirada puesta en nuestros Santos y Beatos Mártires, intercesores nuestros y modelos sobresalientes de fidelidad a Cristo. Nos alegran y animan a la gratitud a Dios las numerosas vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada que esta comunidad cristiana ha dado y sigue dando a la Iglesia. Agradecemos, también, a Dios el don que representan nuestros laicos numerosos, comprometidos en la edificación del Reino de Dios, ya sea individualmente u organizados en muchos y numerosos movimientos de apostolado laical.
16. Caminemos, sobre todo, con la mirada puesta en Cristo, nuestro Dios y Señor, y en su Santísima Madre María, Madre nuestra también, que, de manera singular, nos ha mostrado su maternal protección, por casi cinco siglos, en su bendita Imagen de Nuestras Señora de Zapopan, Patrona de la Arquidiócesis de Guadalajara.