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Plan de Pastoral


V Plan de Pastoral (Descargas)

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III Parte. Pastoral familiar.

205. Nuestras prioridades pastorales son muchas, pero hemos elegido la familia, porque en ella está el remedio, si responde a su vocación. La familia es la célula de la sociedad y la “pequeña Iglesia doméstica”, que incluye a todos: a los esposos, a padres e hijos y a los ancianos. Además, se celebra en México el VI Encuentro Internacional de la Familia.

El matrimonio cristiano

206. La familia tiene su inicio en la alianza matrimonial, por la que el varón y la mujer constituyen entre sí una unión para toda la vida, ordenada por su misma índole natural al bien de los cónyuges y a la generación y educación de la prole. El matrimonio fue elevado por Cristo Señor a la dignidad de Sacramento entre los bautizados . En virtud de la sacramentalidad de su matrimonio, los esposos quedan vinculados uno a otro de manera íntima e indisoluble. A imagen del amor esponsal de Cristo con la Iglesia , que es permanentemente fiel, el matrimonio excluye toda separación y divorcio . El carácter indisoluble del matrimonio legítimo es fundamento del bien común de la familia . Su recíproca pertenencia es representación real, mediante el signo sacramental, de la misma relación de Cristo con la Iglesia. Al igual que cada uno de los siete sacramentos, el matrimonio es también un símbolo real del acontecimiento de la salvación, pero de modo propio. El amor conyugal cristiano representa el misterio de la Encarnación de Cristo y su misterio de Alianza .

207. Además, no se debe soslayar que el auténtico amor conyugal supone y exige que el hombre tenga profundo respeto por la igual dignidad de la mujer: «No eres su amo -escribe san Ambrosio-, sino su marido; no te ha sido dada como esclava, sino como mujer […] Devuélvele sus atenciones hacia ti y sé para con ella agradecido por su amor». El hombre debe vivir con la esposa «un tipo muy especial de amistad personal» (FC 25). La Iglesia encuentra así en la familia, nacida del Sacramento, su cuna y el lugar donde puede actuar la propia inserción en las generaciones humanas, y éstas, a su vez, en la Iglesia (Cf. FC 15). La comunión primaria es la que se instaura y se desarrolla entre los cónyuges; en virtud del pacto de amor conyugal, el hombre y la mujer «no son ya dos, sino una sola carne» y están llamados a crecer continuamente en su comunión a través de la fidelidad cotidiana a la promesa matrimonial de la recíproca donación total (Cf. FC 19).

La familia

208. La familia, obra del Creador, es patrimonio de la humanidad. Ella constituye uno de los tesoros más importantes de los pueblos latinoamericanos y caribeños. La familia ha sido y es escuela de fe y amor; lugar en donde se aprenden los valores humanos y cívicos . En verdad, es la familia el ámbito privilegiado donde cada persona aprende a dar y recibir amor . La familia cristiana es una comunión de personas, reflejo e imagen de la comunión del Padre y del Hijo en el Espíritu Santo . El deber de santificación de la familia cristiana tiene su primera raíz en el bautismo y su expresión máxima en la Eucaristía, a la que está íntimamente unido el matrimonio cristiano. La Eucaristía es la fuente misma del matrimonio cristiano (Cf. FC 57).

209. En la familia, la vida humana nace y se acoge responsable y generosamente. Ella es, pues, el santuario de la vida , servidora de la vida. La familia, comunidad privilegiada (Cf. CDC, 2206), constituye la escuela primigenia y fundamental para la formación de la fe de los hijos como discípulos de Cristo (Cf. CL 62; DA 303), por la cooperación diligente de los padres en la educación de los hijos . La comunión conyugal constituye el fundamento sobre el cual se va edificando la más amplia comunión de la familia, de los padres y de los hijos, de los hermanos y de las hermanas entre sí, de los parientes y demás familiares. La comunión familiar puede ser conservada y perfeccionada sólo con un gran espíritu de sacrificio. Exige, en efecto, una pronta y generosa disponibilidad de todos y cada uno a la comprensión, a la tolerancia, al perdón, a la reconciliación (Cf. FC 21).

210. La familia es la «célula primera y vital de la sociedad» (FC 42). Su origen está en Dios creador, y no en la voluntad humana . Dada la importancia de la familia para la sociedad, «la familia lleva consigo el porvenir mismo de la sociedad» , la autoridad civil debe considerar como deber grave «el reconocimiento de la auténtica naturaleza del matrimonio y de la familia, protegerla y fomentarla, asegurar la moralidad pública y favorecer la prosperidad doméstica» . También, en el seno de la familia, la persona descubre los motivos y el camino para pertenecer a la familia de Dios. La familia es poderoso instrumento de humanización.

211. La pastoral familiar es la acción que desarrolla la Iglesia, como pueblo de Dios, para ayudar a las familias a cumplir su misión en la sociedad y en la Iglesia, a partir de la propia experiencia de comunión familiar . La pastoral familiar, «intensiva y vigorosa» (DA 435), es una prioridad indiscutible , poniendo en claro, que son los fundamentos teológicos, los que han de sustentar tal pastoral (SiD 148). Por último, el siervo de Dios Juan Pablo II insta a que las familias sean las primeras en procurar que las leyes y las instituciones del Estado no sólo no ofendan, sino que sostengan y defiendan positivamente los derechos y los deberes de la familia .

212. Así pues, sintetizando y partiendo del amor y en constante referencia a él, podemos enumerar cuatro cometidos o tareas de la familia (Cf. FC 17): 1) formación de una comunidad de personas; 2) servicio a la vida; 3) participación en la vida y misión de la Iglesia; 4) participación en el desarrollo de la sociedad.

213. Se reconocen, también, en esta pastoral, el problema de la emigración y sus efectos. Este es un fenómeno social antiguo que afecta a la familia en su misma estructura y en sus miembros. La migración es un fenómeno antiguo y connatural al ser humano, y es, en cierto sentido, un mal necesario (se pierde fuerza de trabajo; se dividen las familias, etc.) con grandes implicaciones en la vida contemporánea (Cf. LE 23). Las migraciones han favorecido, además, las relaciones de intercambio cultural y comercial de los pueblos. Son varias las causas que han propiciado la migración entre nosotros; a modo de ejemplo: el subempleo, los salarios bajos, la pobreza (Cf. SRS 15), el descuido del campo, el espejismo del sueño americano, la falta de alternativas de vida, etc.

214. Estas familias, al igual que las de los presos, prófugos y exiliados, demandan una acción incisiva de las estructuras sociales, eclesiales y culturales para atender sus dificultades . Ellas deben encontrar siempre en la Iglesia como su propia patria . Los obispos consideran que «los migrantes deben ser acompañados pastoralmente por sus iglesias de origen y estimulados a hacerse discípulos y misioneros en las tierras y comunidades que los acogen, compartiendo con ellos las riquezas de su fe y de sus tradiciones religiosas» (DA 415).

Desafíos

215. Hay muchas familias cristianas bien integradas donde se respeta la ley de Dios y con amor se educa a los hijos.

216. No pocas familias sufren las consecuencias del subdesarrollo: pobreza, ignorancia, insalubridad, desempleo y múltiples ataques de la cultura de la muerte.

217. No pocos padres de familia descuidan su misión de ser sujetos activos en la educación humana y cristiana de sus hijos.

218. La actual situación generalizada de permisivismo en la vida moral y sexual, la ideología de género y las modificaciones legales que atentan contra la identidad de la familia, según el plan de Dios, son favorecidas o publicitadas por los medios de comunicación.

219. Persiste el machismo que no respeta la dignidad de la mujer en el ámbito familiar, social y laboral.

220. La situación económica obliga a trabajar a los esposos fuera del hogar, lo cual, unido a la mentalidad consumista, pone en riesgo la convivencia y la estabilidad familiar.

Propuestas

221. Ayudar a la familia, célula de la sociedad y santuario de la vida, a que sea verdaderamente una comunidad de vida y amor en la que se transmitan la fe y los valores humanos y cristianos.

222. Promover, en diálogo con las autoridades y la sociedad, leyes y políticas a favor de la vida, del matrimonio y la familia.

223. Consolidar los equipos de pastoral familiar, arquidiocesanos y parroquiales.

Familias en situación irregular

224. La Iglesia se preocupa por tutelar la familia en toda su dimensión, y no sólo en su aspecto religioso. La Iglesia como madre se acerca a los esposos que se encuentran en dificultad y los entiende en su lucha por llevar una vida moral coherente (Cf. FC 33). Es de alabar, también, el testimonio de fidelidad de los cónyuges injustamente abandonados por el otro cónyuge, quienes con la fuerza de la fe y de la esperanza cristiana, no han pasado a una nueva unión (FC 20).

225. La Familiaris Consortio expone y considera algunas situaciones irregulares, desde el punto de vista religioso y con frecuencia, también civil, que se van difundiendo entre los católicos con no leve daño de la misma institución familiar y de la sociedad, de la que la familia es la célula fundamental (Cf. FC 79). Enumeramos algunas situaciones irregulares:

a) Matrimonios a prueba: Con esta visión, la persona se ve como un «experimento». Esta mentalidad se puede corregir con una educación en el amor auténtico y en el recto uso de la sexualidad. El don del cuerpo en la relación sexual es símbolo real de la donación de toda la persona (Cf. FC 80).

b) Uniones libres de hecho: Son las uniones sin ningún vínculo institucional. Este comportamiento, a veces propiciado por las difíciles situaciones económicas, culturales y religiosas, plantea a la Iglesia serios problemas pastorales (pérdida del sentido religioso del matrimonio, privación de la gracia del Sacramento, grave escándalo), pero también afecta a la sociedad (posibles traumas psicológicos en los hijos, afirmación del egoísmo). Se debe atender esta situación en los jóvenes (Cf. FC 81).

c) Católicos unidos con mero matrimonio civil: En este caso, hay cierto compromiso, en comparación al punto anterior. Sin embargo, se deja abierta la perspectiva de un eventual divorcio. Se debe invitar a los cristianos a ser coherentes entre la elección de vida y la fe que profesan. Se les debe tratar con caridad e interesarlos en la vida comunitaria, pero los pastores no podrán admitirles al uso de los Sacramentos (Cf. FC 82).

d) Separados y divorciados no casados de nuevo: La comunidad eclesial debe apoyar a estos cónyuges, procurarles estima, solidaridad, comprensión y ayuda concreta, de manera que puedan conservar la fidelidad y, mediante el perdón, si fuese posible, reinstaurar eventualmente la vida conyugal anterior. Si se guarda la fidelidad y la coherencia cristiana, aunque esté de por medio el divorcio civil, no existe obstáculo para la admisión a los Sacramentos (Cf. FC 83).

e) Divorciados casados de nuevo: Esta plaga debe afrontarse con atención improrrogable. La Iglesia no puede abandonar a quienes han intentado pasar a nuevas nupcias. Los pastores, por amor a la verdad, están obligados a discernir bien las diversas situaciones que han llevado a esta realidad. No son iguales todos los casos, desde el punto de vista moral, de los divorciados vueltos a casar. Debe prestarse ayuda a los divorciados, procurando con solícita caridad que no se consideren separados de la Iglesia. Se les exhorta a: escuchar la Palabra de Dios, a frecuentar el sacrificio de la Misa, la adoración eucarística, a perseverar en la oración, a incrementar las obras de caridad y las iniciativas a favor de la justicia, a cultivar el espíritu y las obras de penitencia, para implorar la gracia de Dios. No son admitidos a la comunión eucarística, según lo establece la Palabra de Dios. Se debe evitar toda clase de celebraciones (simulaciones) para divorciados vueltos a casar (Cf. FC 84; SCa 29).

f) Privados de familia: Son los que se han quedado solos en el mundo. La sociedad debe ser solidaria, comprensiva. Que nadie se sienta sin familia en este mundo: la Iglesia es casa y familia para todos, especialmente para cuantos están fatigados y cargados (Cf. FC 85).

Desafíos

226. Una fuerte influencia cultura secularista actual ha logrado disminuir notablemente la vida de fe en muchas de nuestras familias.

227. La pérdida de valores humanos y cristianos, ha afectado la estabilidad del matrimonio, y la importancia del sentido cristiano de la familia, así como la educación de los hijos.

228. Familias en situación irregular participan en actividades pastorales que requieren acompañamiento según las indicaciones de la Iglesia.

Propuestas

229. Cuidar la debida preparación remota y próxima de los novios al matrimonio, siguiendo el programa arquidiocesano.

230. Acompañar, con cuidado, prudencia y amor compasivo, siguiendo las orientaciones del Magisterio, a quienes viven en situación irregular.

231. Ante las peticiones de nulidad matrimonial, los Tribunales eclesiásticos han de ejercer una correcta y pronta actuación.

232. Establecer centros de atención a familias en situaciones difíciles: madres adolescentes y solteras, personas de la tercera edad y niños abandonados.

Niños

233. a) El niño y la niña reflejan lo que hay en sus hogares y en la sociedad donde viven. Los valores que se les inculcan son, en efecto, el tesoro más precioso que los padres pueden dejar como herencia. Desde pequeños, el niño y la niña, necesitan experimentar el amor de la madre y del padre; quieren ser educados con el ejemplo; anhelan tener un ambiente positivo; buscan encontrar los caminos de Dios y practicar siempre lo bueno. Sólo así los niños tendrán un carácter positivo y un alto valor de la vida.

b) La realidad no siempre es agradable, pues muchos niños y niñas no viven esta experiencia y sus conductas reflejan esa desarmonía. Muchos de ellos no tienen familia completa (falta mamá o papá, en otros casos los dos); viven en un ambiente hostil, familiarizados con el lenguaje grosero, asimilan actitudes negativas por medio de la TV; sufren agresión verbal, psíquica y física; abandono a temprana edad; son obligados a trabajar desde muy temprana edad. Para dar respuesta a ello, se deben buscar y abrir perspectivas nuevas para la enseñanza catequética (Cf. CT 17).

234. La pastoral tiene una tarea muy importante con los padres y con la familia del niño. La catequesis debe procurar generar espacios de amor y de alegría, es decir, un ambiente positivo. Es urgente y necesario orientar a la familia y a la sociedad sobre el papel que les toca en la educación de los pequeños. La Iglesia se suma a proponer vías de solución a esta problemática; es en este campo donde puede ejercer una pastoral infantil a través de diversos programas (Cf. CT 37): kindergarten, educación inicial, escuela dominical, colegios, escuela para padres, etc., pero sobre todo con una educación ordenada y progresiva de su fe . El futuro de un país y de la humanidad entera está en la buena formación moral y espiritual de los niños y niñas. Ellos y ellas necesitan desde muy pequeños ser orientados y educados en la Palabra de Dios.

235. La atención pastoral de los niños en esta etapa de su vida es fundamental ya que en esta edad se ponen los cimientos de lo que serán el resto de sus vidas. El actual Papa nos insta: «Los niños son el presente y el futuro de la Iglesia. Tienen un papel activo en la evangelización del mundo» . Las actitudes religiosas y morales se deben inculcar ya desde el amanecer de la vida humana. En una familia de creyentes practicantes se ofrecen las condiciones formativas para la vivencia equilibrada y armónica de una futura personalidad cristiana . Una de las tareas de la Iglesia es la de alimentar la fe de los niños y darles los medios necesarios para el crecimiento de su vida espiritual, a ejemplo de Cristo (Cf. Mt 19,13-15).

236. En la Iglesia debe haber adultos capacitados para catequizar y formar niños. Para lograrlo, se requiere saber realizar y adoptar las siguientes acciones y actitudes: análisis del entorno social, apertura al diálogo, acercamiento a sus familiares, comprensión de la realidad como la concibe un niño, formación y preparación de un equipo idóneo, identidad con la Iglesia como centro de encuentro. Bien lo dijeron los obispos latinoamericanos en Santo Domingo: "Nuestra catequesis ha de tener un itinerario continuado que abarque desde la infancia utilizando los medios más adecuados para cada edad y situación" (SD 49). En esto, se notan laudables avances (Cf. DA 295). Después de los padres de familia, son los párrocos quienes deben asumir con mayor empeño la función que les corresponde como primeros catequistas (Cf. DA 296).

237. La catequesis comunitaria debe ser el espacio que permita la formación cristiana. Las actividades que realice la Iglesia con niños y niñas deben propiciar y favorecer a todos a vivir la fe en familia. Conviene subrayar que la catequesis infantil no debe verse sólo como medio para recibir los Sacramentos de la Iniciación Cristiana (Cf. DA 293), sino, también, como promotora de un itinerario personal de vida cristiana . El Código de Derecho Canónico manda: Que los niños se preparen bien para recibir por primera vez los Sacramentos de la Penitencia, de la Santísima Eucaristía y de la Confirmación, mediante una catequesis impartida durante el tiempo que sea conveniente; que los mismos, después de la primera comunión, sean educados con una formación catequética más amplia y profunda . En otras palabras, la catequesis debe ser escuela permanente de fe (Cf. CT 39).

238. El proceso catequético, en el tiempo de la infancia, será eminentemente educativo. Ese proceso estará atento a desarrollar las capacidades y actitudes humanas de los destinatarios, pues esta es la base antropológica de la vida de fe. Se deberá estimular el sentido de la confianza, de la gratuidad, del don de sí, de la invocación, de la gozosa participación. La educación a la oración y la iniciación a la Sagrada Escritura son aspectos centrales de la formación cristiana de los pequeños . Esta enseñanza de la fe cristiana debe ofrecerse de manera sencilla y cierta (Cf. CT 36). La catequesis debe cultivar, en fin, la amistad con Cristo en la oración, en el aprecio por la celebración litúrgica, la vivencia comunitaria y el gusto por el apostolado (Cf. DA 278.299).

Desafíos

239. Un significativo número de padres de familia se desentiende de su responsabilidad como principales educadores de la fe de sus hijos.

240. Se cree que el único fin de la catequesis es la preparación para los sacramentos, por ejemplo, a la primera comunión o la confirmación. En consecuencia, recibido el sacramento se retiran de la catequesis parroquial.

Propuestas

241. Ha de propiciarse una catequesis familiar que sea acompañada y fortalecida desde la parroquia.

242. Que en cada parroquia los catequistas involucren a los padres de familia en la catequesis que están recibiendo sus hijos.

243. Se debe, constantemente, exhortar a la oración en familia. Conviene, para ello, proveer de devocionarios familiares.

244. La catequesis parroquial o familiar, ha de procurar que la instrucción lleve a un encuentro amoroso con Cristo vivo.

Adolescentes y jóvenes

245. La evangelización de la juventud es tarea de toda la comunidad diocesana (Cf. EAm, 47). La juventud es un tiempo privilegiado para orientar la vida y darle las bases seguras en todas las dimensiones de la existencia (Cf. SiD 182). Los jóvenes y los adolescentes constituyen la gran mayoría de nuestra población. Representan un enorme potencial para el presente y futuro de la Iglesia.

246. Los jóvenes son sensibles a descubrir su vocación a ser amigos y discípulos de Cristo. Están llamados a ser, como lo dijo el Siervo de Dios, Juan Pablo II, «centinelas del mañana», comprometiéndose en la renovación del mundo a la luz del Plan de Dios . Los jóvenes, esperanza del futuro, están llamados a ser protagonistas en la construcción de una sociedad libre y reconciliada; por lo tanto, artífices de la solidaridad, de la dignidad, de la libertad y de los derechos humanos.

247. Por eso, la Iglesia hace una opción preferencial por los jóvenes (Cf. DP 1186; SD 114). No habrá Nueva Evangelización ni una nueva sociedad sin el protagonismo juvenil . En efecto, el papa Benedicto XVI exhortaba a los jóvenes del mundo de la siguiente manera: «Queridos jóvenes: no tengáis miedo de convertiros en santos misioneros. Estad listos a poner en juego vuestra vida para iluminar el mundo con la verdad de Cristo, para responder con amor al odio y al desprecio de la vida, para proclamar la esperanza de Cristo resucitado en cada rincón de la tierra» .

248. a) La adolescencia es una etapa del ser humano, distinta a la juventud y a la niñez. Los adolescentes están en tiempo de búsqueda de su propia identidad, de la afirmación personal y del descubrimiento del grupo. Fácilmente, en esta edad, son víctimas de falsos líderes. Por ello, es necesario impulsar la pastoral de adolescentes con sus propias características, a fin que se garantice la perseverancia y el crecimiento en la fe. El adolescente se siente atraído y busca una experiencia de amistad con Jesús (Cf. DA 442).

b) El adolescente experimenta una serie de transformaciones, que son desbordantes por momentos, que lo van configurando en su personalidad: su cuerpo cambia; el vínculo con sus padres se vuelve poco dialogante; comienza a tomar decisiones propias; el aprecio por la familia viene redimensionado; desea ser tomado en serio; quiere que se le escuche; da un valor grande a los amigos y al grupo; manifiesta alegría al ir descubriendo la vida (Cf. CT 38). La pastoral de adolescentes es un espacio de crecimiento en la fe, donde se acompaña al adolescente en la definición de sus proyectos de vida, ayudándose de pedagogías, contenidos y métodos adecuados.

249. a) Sin embargo, no se puede negar que hay jóvenes y adolescentes que ven a la Iglesia de diversas maneras: unos la aman espontáneamente como ella es, Sacramento de Cristo; otros la cuestionan para que sea auténtica, y no faltan los que buscan un Cristo vivo sin su Cuerpo que es la Iglesia; otros la identifican sólo con los obispos y sacerdotes, sin sentirse ellos mismos «Iglesia» (Cf. SiD 184).

b) La pastoral juvenil y de adolescentes debe favorecer procesos de formación que atiendan los cinco aspectos fundamentales; a saber: el encuentro personal con Cristo, la conversión, la profundización del discipulado, la comunión eclesial y la misión (Cf. DA 278). Se trata, por lo mismo, de procesos formativos que: mantengan la fuerza del primer anuncio de Jesucristo (Cf. DA 279), que den respuesta de sentido y orientación a la vida del joven (Cf. DA 446 d), que sean permanentes e integrales (Cf. DA 279), atentos a las dimensiones humana, comunitaria, espiritual, intelectual y pastoral-misionera (Cf. DA 280), respetuosos del caminar de los jóvenes y sus comunidades, con ritmos continuos y graduales (Cf. DA 281) y enmarcado en un proyecto más amplio: parroquial, decanal, vicarial y diocesano (Cf. DA 281).

Desafíos

250. Muchos adolescentes y jóvenes atraviesan por situaciones críticas, por la falta de oportunidades de estudio o trabajo que los empujan a las adicciones o también por la desintegración familiar.

251. Hay un intenso bombardeo de los medios de comunicación social con mensajes de hedonismo y consumismo que ponen en crisis los valores humanos y cristianos y la identidad misma de los adolescentes y jóvenes.

252. Existe la pastoral de adolescentes y jóvenes en la Arquidiócesis que alcanza sólo a una minoría de ellos.

253. Muchos jóvenes han abandonado la práctica religiosa y empiezan a ver con indiferencia a la Iglesia.

Propuestas

254. Presentar a los adolescentes y jóvenes a Jesucristo en forma atractiva, que responda a sus anhelos de realización personal y a sus necesidades de encontrar el sentido de la vida.

255. Se desea que todos los agentes de pastoral se dediquen seriamente a quienes son el futuro de la Iglesia y de la sociedad.

256. Procurar que quienes reciben el Sacramento de la Confirmación se comprometan con Jesucristo y la Iglesia, y se inserten en los movimientos de apostolado juvenil.

257. Conocer la mentalidad juvenil para poder transmitirles, en su propio lenguaje, el Evangelio.

258. Privilegiar en la pastoral de adolescentes y jóvenes los procesos de educación y maduración en la fe.

Adultos mayores

259. Los adultos mayores construyen el futuro de los pueblos, porque aportan y transmiten la experiencia y la sabiduría . Los adultos mayores son depositarios de la memoria colectiva e intérpretes privilegiados del conjunto de ideales y valores comunes que rigen y guían la convivencia social . En efecto, afirma un Santo Padre, «en la ancianidad es cuando hay mayor fortaleza y más prontitud» . Y, bien se aplica a los adultos mayores, un principio de la tradición cristiana que acuña el mismo san Juan Crisóstomo: «Las tribulaciones no sólo no destruyen la esperanza, sino que son su fundamento» .

260. a) La fe nos ha sido transmitida, en muchos de nuestros pueblos, precisamente por los abuelos y las abuelas . Ellos son muy importantes en las familias. Los abuelos, afirma Benedicto XVI, «son, tantas veces, los garantes del afecto y la ternura que todo ser humano necesita dar y recibir. Ellos dan a los pequeños la perspectiva del tiempo. Son memoria y riqueza de las familias» . Ellos son, además, ejemplo de oración y los transmisores de las primeras oraciones (DA 441 f). El Papa mismo ha sido llamado “el abuelo del mundo”.

b) Muchos de ellos han gastado su vida por el bien de su familia y de la comunidad. El respeto y la gratitud hacia los ancianos deben ser testimoniando, en primer lugar, por su propia familia.

c) Sin embargo, a menudo son olvidados o descuidados. Excluirlos es como rechazar el pasado, en el cual hunde sus raíces el presente. Es lamentable que no haya políticas sociales, en muchos países, que se ocupen suficientemente de los adultos mayores (Cf. DA 447-449).

Desafíos

261. El amor y respeto a los Adultos Mayores todavía se dan en nuestras familias.

262. No faltan, sin embargo, hijos que se olvidan de atender a sus padres y abuelos.

Propuestas

263. Impulsar la pastoral de adultos mayores, de manera que se les reconozca su papel importante en la transmisión de la cultura y los valores cristianos, en la familia.

264. Aprovechar la experiencia de los adultos mayores, capaces, en la planeación de la pastoral y encomendarles aquellos ministerios laicales que puedan realizar.

PASTORAL UNIVERSITARIA

265. La Pastoral Universitaria incide en la pastoral juvenil y de la cultura, razón por la cual forma parte de este plan pastoral. Se considera, además, la importancia que los jóvenes universitarios tendrán como líderes futuros de la sociedad.

266. a) La Pastoral Universitaria es aquella actividad de la universidad, que ofrece a los miembros de la comunidad la ocasión de coordinar el estudio académico y las actividades para-académicas con los principios religiosos y morales, integrando, de esta manera, la vida con la fe (Cf. ECE 38). La comunidad universitaria debe saber encarnar la fe en sus actividades diarias, con momentos significativos para la reflexión y la oración (Cf. ECE 39).

b) La pastoral universitaria es una actividad indispensable. Gracias a ella, los estudiantes católicos pueden prepararse a participar activamente en la Iglesia y en el mundo (Cf. ECE 41). A través de una adecuada pastoral universitaria, la Iglesia contribuirá a generar cultura y se facilitará la transmisión de la fe en medio de una sociedad pluralista y multicultural (Cf. DA 100d). El anuncio del Evangelio no puede prescindir de la cultura actual. La pastoral universitaria, en lo que se distingue de la pastoral juvenil, es «pastoral de la cultura».

267. a) La pastoral universitaria apunta principalmente a la evangelización de la inteligencia, la creación de nuevas síntesis entre la fe y la cultura y se dirige prioritariamente a los profesores y docentes, para disponer de católicos bien formados Se debe hacer con un lenguaje comprensible para los contemporáneos (DA 480).

b) Las grandes ciudades, lugares de libertad y oportunidad (DA 514), son laboratorios de esa cultura contemporánea compleja y plural (DA 509). En ellas se gesta y se impone un nuevo lenguaje, que se extiende, luego, al mundo rural (DA 510; 518a). Allí se debe llegar con apertura evangélica y con métodos nuevos (DA 513).

268. La pastoral universitaria acompaña la vida y el caminar de todos los miembros de la comunidad universitaria y promueve el encuentro personal y comprometido con Jesucristo, así como la puesta en acción de múltiples iniciativas solidarias y misioneras (Cf. DA 343). Esta pastoral debe ser una preocupación importante para el obispo, para la cual él debe destinar agentes de pastoral, que proporcionen ayuda espiritual a la juventud. Se puede, incluso, crear una parroquia universitaria (Cf. c. 813).

269. Estrategias:

a) Del Kerigma: Propiciar el encuentro con Cristo que da origen a la iniciación cristiana. Esta estrategia no sólo es una etapa, sino el hilo conductor de un proceso (Cf. DA 278a; 518d)

b) De conversión: Quien ha aceptado a Jesús, cambia la forma de pensar y vivir. En el Bautismo y en la Reconciliación se actualiza la redención obrada por Jesucristo (Cf. DA 278b);

c) De discipulado: Quien se ha convertido a Jesucristo, profundiza en el misterio del Hijo de Dios, de su ejemplo, de su doctrina. Fundamental en esta estrategia son: la catequesis y la vida sacramental. Ambas realidades fortalecen y alimentan la conversión inicial y permiten que los discípulos-misioneros perseveren en la vida cristiana y en la misión (Cf. DA 278c);

d) De comunión: La vida participada dentro de la Iglesia (movimientos, fraternidades, parroquias, etc.) hace madurar la vida del Espíritu y proyecta la conversión madurada del verdadero discípulo de Jesucristo (Cf. DA 278d);

e) De misión: En la medida que se conoce más al Señor, más se Le ama, y por ello, el discípulo experimenta la necesidad de compartir con otros la alegría de enviado. La misión es inseparable del discipulado (Cf. DA 278e).

Desafíos

270. El sistema educativo se ocupa, por lo general, sólo de la instrucción y descuida la formación integral del ser humano.

271. Las universidades católicas o de inspiración cristiana a veces no se preocupan de formar en la fe a sus alumnos.

Propuesta

272. Que se consolide el equipo arquidiocesano de pastoral universitaria, con la participación de las universidades católica o de inspiración cristiana.


[28] Cf. CIC c.1055§1; Cf. FC 12.14.
[29] Cf. SCa, 27.
[30] Cf. FC 19. En el CIC, c. 1056 se anota que la unidad y la indisolubilidad, propiedades esenciales del matrimonio cristiano alcanzan una particular firmeza por razón del sacramento.
[31] Juan Pablo II, Carta a las familias, 1994, 7.
[32] Cf. FC 13; también, cf. SCa 28.
[33] Cf. CDC, 2207 y DA 302. 432.
[34] Cf. Benedicto XVI, Discurso V Encuentro de las familias, Valencia, 08 julio 2006.
[35] CDC, 2205. también, cf. Juan Pablo II, Carta a las familias, 1994, 6.
[36] Cf. Juan Pablo II, Carta a las familias, 1994, 11.
[37] Cf. GS 52; CIC 1055§1; CDC 2201; SCa 79.
[38] Cf. Juan Pablo II, Carta a las familias, 1994, 21.
[39] Juan Pablo II, De la familia nace la paz, 8 de diciembre de 1993, 2.
[40] GS, 52. También, citada en CDC, 2210. Cf. SD, 145. cf. CA 49.2.
[41] Cf. CDPF, Manual para la formación de agentes, Guadalajara 2004, 12.
[42] Cf. SiD, 142.154; Juan Pablo II, Carta a las familias, 1994, 3.
[43] Cf. FC 44. El Papa hace un enlistado considerable de los derechos de las familias en FC 46.
[44] Pont. Consejo para la Pastoral de los Migrantes e Itinerantes, Erga migrantes caritas Christi, en el Ordenamiento Jurídico-Pastoral Art. 18 escribe: «Los obispos diocesanos de los países a quibus adviertan a los párrocos acerca del deber grave que tienen de proporcionar a todos los fieles una formación religiosa tal que […] les permita afrontar las dificultades relacionas con su partida para la emigración».
[45] Cf. FC 77; Pontificio Consejo para la Pastoral de los Migrantes e Itinerantes, Erga migrantes caritas Christi, 89-90.
[46] Cf. DP 977; DA 298.
[47] Benedicto XVI, Mensaje en el Angelus Dominical, Vaticano, 6 de enero de 2005.
[48] Cf. Congregación del Clero, Directorio Catequístico General, Vaticano 1971, 78.
[49] Cf. DA 289.294; V.M. Pedrosa, Nuevo Diccionario de Catequética, II, Madrid 1999, 1612.
[50] c. 777 §2 y 3.
[51] Cf. Congregación del Clero, Directorio General para la Catequesis, Vaticano1997, 178.
[52] DA, 443.
[53] Cf. SiD 187.197.
[54] Benedicto XVI, Mensaje con Ocasión de la XXII Jornada Mundial de la Juventud 2008.
[55] Cf. Juan Pablo II, Mensaje a las personas mayores, 1999, 5.
[56] Cf. Juan Pablo II, Mensaje a las personas mayores, 1999, 10.
[57] Juan Crisóstomo, Hom. LXXXVIII del Evangelio de san Juan.
[58] Juan Crisóstomo, Com. A los Romanos, 9,2. Citado por Juan Pablo II, Mensaje a las personas mayores, 1999, 4.
[59] Cf. DA 27; Juan Pablo II, Mensaje a las personas mayores, 1999, 13.
[60] Benedicto XVI, V Encuentro Mundial de las Familias, Valencia 2006.

 

Familia, prioridad pastoral





El matrimonio es la unión permanente de un varón con una mujer







Igual
dignidad de los esposos









La familia, lugar privilegiado para el amor y la santificación




La familia, servidora de la vida y formadora de personas





Toda autoridad debe custodiar la familia




Pastoral familiar, prioridad indiscutible




Tareas de la familia



La pastoral familiar, incluye a los migrantes




Familias en situación crítica





































La Iglesia se preocupa por las familias en situación irregular


Algunas situaciones irregulares


Matrimo-nios a prueba


Unión libre





Sólo matrimonio civil



Separados y divorciados




Divorciados casados de nuevo









Privados de familia






























Perspectivas y sombras en la educación infantil










Finalidad de la catequesis








La catequesis edifica la Iglesia y humaniza la sociedad



Para ser catequistas, se debe capacitar a los adultos





La catequesis debe ser permanente






La catequesis es encuentro con Cristo y vivencia comunitaria
































Privilegiar
la pastoral juvenil




Juventud, prioridad pastoral






Opción preferencial por los jóvenes


Adolescencia, etapa de crecimiento
y de cambios




Pasos
formativos a seguir
en la pastoral de adoles-centes
y juvenil







































Los adultos mayores, son la memoria colectiva de la sociedad



Los abuelos, verdaderos evangeli-zadores en la familia





























¿Qué es pastoral universitaria?










Se debe
llevar el Evangelio a la universidad






El obispo y otros agentes de la
pastoral universitaria



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