9 domingo
Blanco
XXXII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
Fiesta, LA DEDICACIÓN DE LA BASÍLICA DE SAN JUAN DE LETRÁN
MR pp. 828 [862] / Lecc. II p. 1135. LH Semana IV del Salterio
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Ap 21, 2
Vi que descendía del cielo, desde donde está Dios, la ciudad
santa, la nueva Jerusalén, engalanada como una novia, que va a
desposarse con su prometido.
Se dice Gloria.
ORACIÓN COLECTA
Señor, tú que con piedras vivas y escogidas preparas una morada
eterna para tu divinidad, derrama con abundancia sobre tu Iglesia
la gracia que le has otorgado, para que tu pueblo fiel avance sin
cesar en la construcción de la Jerusalén celestial. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu
Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
[Vi salir agua del templo: era un agua que daba vida y fertilidad.]
Del libro del profeta Ezequiel 47, 1-2. 8-9. 12
En aquellos tiempos, un hombre me llevó a la entrada del templo.
Por debajo del umbral manaba agua hacia el oriente, pues el templo
miraba hacia el oriente, y el agua bajaba por el lado derecho del
templo, al sur del altar.
Luego me hizo salir por el pórtico del norte y dar la vuelta
hasta el pórtico que mira hacia el oriente, y el agua corría por el
lado derecho.
Aquel hombre me dijo: “Estas aguas van hacia la región oriental;
bajarán hasta el Arabá, entrarán en el mar de aguas saladas y lo
sanearán. Todo ser viviente que se mueva por donde pasa el torrente,
vivirá; habrá peces en abundancia, porque los lugares a donde lleguen
estas aguas quedarán saneados y por dondequiera que el torrente
pase, prosperará la vida. En ambas márgenes del torrente crecerán
árboles frutales de toda especie, de follaje perenne e inagotables
frutos. Darán frutos nuevos cada mes, porque los riegan las aguas
que manan del santuario. Sus frutos servirán de alimento y sus hojas,
de medicina. Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL del salmo 45
R. Un río alegra a la ciudad de Dios.
Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza, quien en todo peligro
nos socorre. Por eso no tememos, aunque tiemble, y aunque al fondo
del mar caigan los montes. R.
Un río alegra a la ciudad de Dios, su morada el Altísimo hace
santa. Teniendo a Dios, Jerusalén no teme, porque Dios la protege
desde el alba. R.
Con nosotros está Dios, el Señor; es el Dios de Israel nuestra
defensa. Vengan a ver las cosas sorprendentes que ha hecho el Señor
sobre la tierra. R.
SEGUNDA LECTURA
[Ustedes son el templo de Dios.]
De la primera carta del apóstol san Pablo a los corintios 3, 9b-
11. 16-17
Hermanos: Ustedes son la casa que Dios edifica. Yo, por mi
parte, correspondiendo al don que Dios me ha concedido, como
un buen arquitecto, he puesto los cimientos; pero es otro quien
construye sobre ellos. Que cada uno se fije cómo va construyendo.
Desde luego el único cimiento válido es Jesucristo y nadie puede
poner otro distinto.
¿No saben acaso ustedes que son el templo de Dios y que el
Espíritu de Dios habita en ustedes? Quien destruye el templo de
Dios, será destruido por Dios, porque el templo de Dios es santo y
ustedes son ese templo. Palabra de Dios.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO 2 Cron 7, 16
R. Aleluya, aleluya.
He elegido y santificado este lugar, dice el Señor, para que siempre
habite ahí mi nombre. R. Aleluya.
EVANGELIO
[Jesús hablaba del templo de su cuerpo.]
Del santo Evangelio según san Juan 2, 13-22
Cuando se acercaba la Pascua de los judíos, Jesús llegó a
Jerusalén y encontró en el templo a los vendedores de bueyes,
ovejas y palomas, a los cambistas con sus mesas. Entonces hizo
un látigo de cordeles y los echó del templo, con todo y sus ovejas
y bueyes; a los cambistas les volcó las mesas y les tiró al suelo las
monedas; y a los que vendían palomas les dijo: “Quiten todo de aquí
y no conviertan en un mercado la casa de mi Padre”.
En ese momento, sus discípulos se acordaron de lo que estaba
escrito: El celo de tu casa me devora.
Después intervinieron los judíos para preguntarle: “¿Qué señal
nos das de que tienes autoridad para actuar así?” Jesús les respondió:
“Destruyan este templo y en tres días lo reconstruiré”. Replicaron
los judíos: “Cuarenta y seis años se ha llevado la construcción del
templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?
Pero él hablaba del templo de su cuerpo. Por eso, cuando resucitó
Jesús de entre los muertos, se acordaron sus discípulos de que había
dicho aquello y creyeron en la Escritura y en las palabras que Jesús
había dicho. Palabra del Señor.
Se dice Credo.
ORACIÓN DE LOS FIELES:
Como miembros comprometidos en la construcción de
la Iglesia y deseosos de convertirnos en “piedras vivas”
del Templo santo de Dios, dirijamos nuestra oración al
Padre, suplicándole por todos los hombres:
1. Para que la Iglesia de Dios –que se reúne en
Roma alrededor de su Obispo, el Papa León XIV–
sea enriquecida con los dones del Espíritu Santo y
realice su misión de presidir en el amor a las demás
comunidades cristianas, esparcidas por el mundo,
roguemos al Señor.
2. Para que cada una de nuestras comunidades
cristianas, con sus pastores a la cabeza, sean ejemplo
de vida cristiana, buscando siempre la comunión con
todos los que creen en Cristo, roguemos al Señor.
3. Para que todos los que se ven oprimidos por la miseria
o el sufrimiento, descubran y deseen el “cielo nuevo” y la
“tierra nueva”, de los cuales es imagen y primicia la Iglesia,
peregrina en el mundo, roguemos al Señor.
4. Para que todos nosotros –incorporados al pueblo
de Dios por el bautismo– nos gloriemos siempre de
pertenecer a la única Iglesia y confesemos con valentía
entre todos los hombres la fe que de ella hemos recibido,
roguemos al Señor.
Señor del cielo y de la tierra, que has querido significar
tu presencia entre los hombres por medio de edificios
consagrados a tu nombre, concede a todos los que –con
verdadero espíritu de oración– acuden a alabarte en los
templos materiales, poder llegar a hacerlo por siempre
en tu eterna gloria. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Señor, los dones que te presentamos y concédenos que
podamos obtener en este lugar el fruto de tus sacramentos y el
cumplimiento de nuestros deseos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO: El misterio de la Iglesia, esposa de Cristo y templo
del Espíritu Santo.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios
todopoderoso y eterno.
Porque en toda casa consagrada a la oración te has dignado quedarte
con nosotros para hacernos, tú mismo, templos del Espíritu Santo, que
brillen, sostenidos por tu gracia, con el esplendor de una vida santa.
Y, porque con tu acción constante, santificas a la Iglesia, esposa
de Cristo, simbolizada por estos edificios materiales, a fin de que,
llena de gozo por la multitud de sus hijos, sea presentada a ti en la
gloria del cielo.
Por eso, con todos los ángeles y los santos, te alabamos,
proclamando sin cesar: Santo, Santo, Santo...
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN 1 Pe 2, 5
Ustedes también son piedras vivas, que van entrando en la
edificación del templo espiritual, para formar un sacerdocio santo.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor Dios, que has querido darnos en tu Iglesia un signo
visible de la Jerusalén del cielo, concédenos que, mediante la
participación en este sacramento, nos transformes en templo de
tu gracia y nos concedas entrar en la morada de tu gloria. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
Puede utilizarse la fórmula de bendición solemne, p. 604 [612].
ACTIVIDAD DIOCESANA
Santuario de los Mártires:
Decanato de Santa Ana Tepetitlán.




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