Memoria,
SANTA MARÍA, MADRE DE LA IGLESIA
MR 1128 [1175] / Lecturas propias.
En un Decreto de la Congregación para el Culto Divino y
la Disciplina de los Sacramentos del 24 de marzo de 2018,
se comunicó la decisión del papa Francisco de incluir en el
Calendario Universal la memoria de la Bienaventurada Virgen
María, «Madre de la Iglesia». Su celebración se hará el lunes
después de Pentecostés. Es bueno recordar que ya el 21 de
noviembre, en la conclusión de la tercera sesión del Concilio
Vaticano II, san Pablo VI había aplicado solemnemente a la
bienaventurada Virgen María este tan preciado título.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Hech 1, 14
Los discípulos perseveraban unánimes en la oración junto con
María, la Madre de Jesús.
ORACIÓN COLECTA
Dios, Padre de misericordia, cuyo Unigénito, clavado en la
cruz, proclamó como Madre nuestra a su propia Madre, María
santísima, concédenos, por su cooperación amorosa, que tu Iglesia,
siendo cada día más fecunda, se alegre por la santidad de sus
hijos y atraiga a su seno a todas las familias de los pueblos. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
[Perseveraban unánimes en la oración, junto con María, la madre
de Jesús]
Del libro de los Hechos de los Apóstoles 1, 12-14
Después de la ascensión de Jesús a los cielos, los apóstoles
regresaron a Jerusalén desde el monte de los Olivos, que dista
de la ciudad lo que se permite caminar en sábado.
Cuando llegaron a la ciudad, subieron al piso alto de la casa
donde se alojaban, Pedro y Juan, Santiago y Andrés, Felipe y
Tomás, Bartolomé y Mateo, Santiago (el hijo de Alfeo), Simón
el Cananeo y Judas, el hijo de Santiago.
Todos ellos perseveraban unánimes en la oración, junto con
María, la madre de Jesús, con los parientes de Jesús y algunas
mujeres. Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL del salmo 86
R. ¡Qué pregón tan glorioso para ti, ciudad de Dios!
Él la ha cimentado sobre el monte santo; y el Señor prefiere
las puertas de Sión a todas las moradas de Jacob. R.
¡Qué pregón tan glorioso para ti, ciudad de Dios! Se dirá de
Sión: “Uno por uno, todos han nacido en ella; el Altísimo en
persona la ha fundado”. R.
El Señor escribirá en el registro de los pueblos: “Éste ha nacido
allí”. Y cantarán mientras danzan: “Todas mis fuentes están en ti”. R.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Cfr. Lc 2, 19
R. Aleluya, aleluya.
¡Dichosa eres, santa Virgen María, y digna de toda alabanza:
tú diste a luz al “sol de justicia”, Cristo, nuestro Señor! ¡Dichosa
Madre de la Iglesia, que avivas en nosotros el Espíritu de tu Hijo
Jesucristo! R. Aleluya.
EVANGELIO
[Ahí está tu hijo. – Ahí está tu madre.]
Del santo Evangelio según san Juan 19, 25-30. 35
En aquel tiempo, junto a la cruz de Jesús estaban su madre,
la hermana de su madre, María la de Cleofás, y María
Magdalena. Al ver a su madre y junto a ella al discípulo que
tanto quería, Jesús dijo a su madre: “Mujer, ahí está tu hijo”.
Luego dijo al discípulo: “Ahí está tu madre”. Y desde entonces
el discípulo se la llevó a vivir con él.
Después de esto, sabiendo Jesús que todo había llegado a su
término, para que se cumpliera la Escritura, dijo: «Tengo sed».
Había allí un jarro lleno de vinagre. Los soldados sujetaron
una esponja empapada en vinagre a una caña de hisopo y se la
acercaron a la boca. Jesús probó el vinagre ydijo: «Todo está
cumplido», e inclinando la cabeza entregó el espíritu.
Los judíos, como era el día de la preparacion de la Pascua, para
que los cuerpos de los ajusticiados no se quedaran en la cruz el
sábado, porque aquel sábado era un día muy solemne, pidieron
a Pilato que les quebraran las piernas y los quitaran de la cruz.
Fueron los soldados, le quebraron las piernas a uno y luego al
otro de los que habían sido crucificados con Jesús. Pero al llegar
a él, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas,
sino que uno de los soldados le traspaso el costado con una lanza
e inmediatamente salió sangre y agua. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN: • En su Audiencia General del 17
de septiembre de 1997 San Juan Pablo II decía: El
concilio Vaticano II –después de haber proclamado a
María «miembro muy eminente», «prototipo» y «modelo»
de la Iglesia– afirma: «La Iglesia católica, instruida por
el Espíritu Santo, la honra como a madre amantísima
con sentimientos de piedad filial» (LG, 53). A decir
verdad, el texto conciliar de la Constitución Lumen
Gentium no atribuye explícitamente a la Virgen el
título de «Madre de la Iglesia», pero enuncia, de modo
irrefutable, su contenido y su perspectiva, dentro de
su espléndido capítulo VIII que lleva por título: «La
Santísima Virgen María, Madre de Dios, en el misterio
de Cristo y de la Iglesia»… • El Papa Pablo VI habría
deseado que el mismo concilio Vaticano II proclamara
a «María, Madre de la Iglesia, es decir, Madre de todo
el pueblo de Dios, tanto de los fieles como de los
pastores». Lo hizo él mismo en el discurso de clausura
de la tercera sesión conciliar (21 de noviembre de
1964), pidiendo, además, que «de ahora en adelante,
la Virgen sea honrada e invocada por todo el pueblo
cristiano con este gratísimo título» (AAS 56 [1964],
37)... De este modo –concluía el Papa Wojtyla– mi
venerado predecesor enunciaba explícitamente la
doctrina ya contenida en el mencionado capítulo,
deseando que el título de María, Madre de la Iglesia,
adquiriera un puesto cada vez más importante en
la liturgia y en la piedad del pueblo cristiano. • En
el Decreto de la Congregación para el Culto Divino
y la Disciplina de los Sacramentos del 11 de febrero
de 2018, se nos dice, finalmente: «El Sumo Pontífice
Francisco […] ha establecido que [esta Memoria] sea
inscrita en el Calendario Romano el lunes después
de Pentecostés. Esta celebración nos ayudará a
recordar que el crecimiento de la vida cristiana, debe
fundamentarse en el misterio de la Cruz, en la ofrenda
de Cristo en el banquete eucarístico, y en la Virgen
oferente, Madre del Redentor y de los redimidos».
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Señor, nuestras ofrendas y conviértelas en sacramento
de salvación, por cuya eficacia y por la intervención amorosa de
la santísima Virgen María, Madre de la Iglesia, nos llenemos de
santo fervor y merezcamos quedar más íntimamente asociados,
con ella, a la obra de la redención. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Jn 2, 1. 11
Hubo unas bodas en Cana de Galilea a las que asistió María, la
Madre de Jesús. En esa ocasión, Jesús dio principio a sus milagros,
manifestó su poder y sus discípulos creyeron en él.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Habiendo recibido esta prenda de redención y vida, te
suplicamos, Señor, que tu Iglesia, por la protección maternal de
la santísima Virgen, instruya a todas las naciones, anunciándoles
el Evangelio, y llene al mundo entero con la efusión de tu Espíritu.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
ACTIVIDAD DIOCESANA
Jubileo circular: Lunes 9 Martes 10 y Miércoles 11: El
Tepeyac, Santa Ana Tepetitlán, Sagrado Corazón (Las
Pintitas), La Anunciación, San Juan Bautista (San
Miguel), San Antonio de Padua (El Zalate), Ntra. Sra. del
Socorro, Señor de Santa Rosa (San Martín de Bolaños).