8 jueves
Blanco
OCTAVA DE PASCUA
MR p. 344 [350] / Lecc. I p. 863
ANTÍFONA DE ENTRADA Sab 10, 20-21
Todos alabaron, Señor, tu poder y tu sabiduría, porque has abierto la boca de los mudos y has hecho elocuentes las lenguas de los
niños. Aleluya.
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que uniste a todos los pueblos diversos en la confesión de tu nombre, concede que, quienes renacieron en la fuente
bautismal, tengan una misma fe en sus pensamientos y un mismo
amor en sus obras. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y
reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos
de los siglos.
PRIMERA LECTURA
[Ustedes le dieron muerte al autor de la vida, pero Dios lo resucitó
de entre los muertos.]
Del libro de los Hechos de los Apóstoles 3, 11-26
Como el paralítico curado por Pedro y Juan no se les despegaba,
todo el pueblo, asombrado, corrió hacia ellos al pórtico de Salomón.
Al ver a la muchedumbre, Pedro les dirigió la palabra:
“Israelitas: ¿Por qué les causa admiración esto y por qué nos
miran de ese modo, como si por nuestro poder o nuestra virtud hubiéramos hecho andar a este hombre? El Dios de Abraham, de Isaac
y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su siervo
Jesús, a quien ustedes entregaron a Pilato, y a quien rechazaron en
su presencia, cuando él ya había decidido ponerlo en libertad.
Rechazaron al santo, al justo, y pidieron el indulto de un asesino;
han dado muerte al autor de la vida, pero Dios lo resucitó de entre
los muertos y de ello nosotros somos testigos. El nombre de Jesús y
la fe en él es lo que ha robustecido los miembros de este hombre al
que están viendo y todos conocen. Esta fe es la que le ha restituido
completamente la salud, como pueden observar.
Ahora bien, hermanos, yo sé que ustedes han obrado por ignorancia, de la misma manera que sus jefes; pero Dios cumplió así lo
que había predicho por boca de los profetas: que su Mesías tenía
que padecer. Por lo tanto, arrepiéntanse y conviértanse, para que
se les perdonen sus pecados y el Señor les mande el tiempo de la
consolación y les envíe de nuevo a Jesús, el Mesías que les estaba
destinado; aunque él tiene que quedarse en el cielo hasta la restauración universal, de la que habló Dios por boca de su profeta desde
muy antiguo.
En efecto, Moisés dijo: El Señor Dios hará surgir de entre sus
hermanos un profeta como yo. Escuchen todo cuanto les diga; quien
no escuche al profeta, será expulsado del pueblo. Y todos los profetas, a partir de Samuel, anunciaron igualmente estos días.
Ustedes son herederos de los profetas y beneficiarios de la alianza que Dios hizo con sus padres, cuando le dijo a Abraham: Tu
descendencia será fuente de bendición para toda la humanidad. Para
ustedes, en primer lugar, ha resucitado Dios a su siervo y lo ha enviado para bendecirlos y ayudarlos a que cada uno se aparte de sus
iniquidades”. Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL del salmo 8, 2a y 5. 6-7. 8-9
R. ¡Qué admirable, Señor, es tu poder! Aleluya.
¡Qué admirable es, Señor y Dios nuestro, tu poder en toda la
tierra! ¿Qué es el hombre, para que de él te acuerdes; ese pobre ser
humano, para que de él te preocupes? R.
Sin embargo, lo hiciste un poquito inferior a los ángeles, lo coronaste de gloria y dignidad; le diste el mando sobre las obras de tus
manos y todo lo sometiste bajo sus pies. R.
Pusiste a su servicio los rebaños y las manadas, todos los animales salvajes, las aves del cielo y los peces del mar, que recorren los
caminos de las aguas. R.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Sal 117, 24
R. Aleluya, aleluya.
Este es el día del triunfo del Señor, día de júbilo y de gozo. R.
Aleluya.
EVANGELIO
[Está escrito que Cristo tenía que padecer y tenía que resucitar de
entre los muertos al tercer día.]
Del santo Evangelio según san Lucas 24, 35-48
Cuando los dos discípulos regresaron de Emaús y llegaron al
sitio donde estaban reunidos los apóstoles, les contaron lo que
les había pasado en el camino y cómo habían reconocido a Jesús al
partir el pan.
Mientras hablaban de esas cosas, se presentó Jesús en medio de
ellos y les dijo: “La paz esté con ustedes”. Ellos, desconcertados y
llenos de temor, creían ver un fantasma. Pero él les dijo: “No teman;
soy yo. ¿Por qué se espantan? ¿Por qué surgen dudas en su interior?
Miren mis manos y mis pies. Soy yo en persona. Tóquenme y convénzanse: un fantasma no tiene ni carne ni huesos, como ven que
tengo yo”. Y les mostró las manos y los pies. Pero como ellos no
acababan de creer de pura alegría y seguían atónitos, les dijo: “¿Tienen aquí algo de comer?” Le ofrecieron un trozo de pescado asado;
él lo tomó y se puso a comer delante de ellos.
Después les dijo: “Lo que ha sucedido es aquello de que les hablaba yo, cuando aún estaba con ustedes: que tenía que cumplirse
todo lo que estaba escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas
y en los salmos”.
Entonces les abrió el entendimiento para que comprendieran las
Escrituras y les dijo: “Está escrito que el Mesías tenía que padecer
y había de resucitar de entre los muertos al tercer día, y que en su
nombre se había de predicar a todas las naciones, comenzando por
Jerusalén, la necesidad de volverse a Dios para el perdón de los pecados. Ustedes son testigos de esto”. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN: • A la luz de las antiguas promesas y de
unas muy conocidas profecías (Cfr. Is 52, 13; 53, 12) Pedro
interpreta el verdadero alcance del milagro apenas realizado.
Ante una multitud, asombrada por la curación del lisiado de
nacimiento, él insiste en atribuir tal milagro sólo a la acción
de Jesús, «a quien ustedes rechazaron, dando muerte al autor de la vida». Menos mal que lo hicieron –les dice– por ignorancia. Afortunadamente ahora todos saben que Él ha resucitado, demostrando con eso ser el Hijo de Dios. Por tanto,
ellos deben reconocerlo, convertirse y hacerse bautizar para
ser liberados de sus pecados... • Desde sus orígenes, la comunidad apostólica sostuvo lo mismo la identidad que la diversidad del Crucificado con el Resucitado. Jesús se aparece
a los suyos, les muestra las heridas de los clavos en manos y
pies, come en su presencia para demostrarles no ser un «fantasma», sino un hombre vivo y real. Les explica, además, que
su pasión, muerte y resurrección habían sido profetizadas en
las Escrituras. Este pasaje es fundamento seguro de nuestra
fe: si el Resucitado fuera mera ilusión, nuestra esperanza
sería algo absolutamente insostenible.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Señor, acepta bondadoso estas ofrendas que te presentamos en
agradecimiento por los que han renacido en el bautismo y para apresurar los auxilios celestiales. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. 1Pe 2, 9
Pueblo redimido por Dios, anuncia las maravillas del Señor, que
te ha llamado de las tinieblas a su luz admirable. Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor y Dios nuestro, escucha nuestras oraciones, para que la
participación en los sacramentos de nuestra redención nos ayude en
la vida presente y nos alcance las alegrías eternas. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
ACTIVIDAD DIOCESANA
Jubileo circular: Jueves 8, Viernes 9 y Sábado 10: San Rafael (Toluquilla), Ntra. Sra. de la Aurora, María Reina de México, Castísimo Patriarca Señor San José, Ntra. Sra. de la
Salud (Huentitán el Bajo), Cristo Salvador, San Antonio de
Padua (Ocotlán), San Isidro Labrador (Jamay).