14 sábado
Blanco
Memoria,
SAN JUAN DE LA CRUZ,
Presbítero y Doctor de la Iglesia
MR p. 852 [889] / Lecc. I p. 385
Nació en Fontiveros, cerca de Salamanca. Religioso carmelita,
a los 25 años se encontró con santa Teresa de Jesús, que por
entonces emprendía la reforma de la Orden carmelita. Conquistado para la reforma, la inició con dos compañeros. Es el doctor
clásico de la teología mística. Incomprendido y humillado, murió
en Ubeda en 1591.
ANTÍFONA DE ENTRADA Gal 6, 14
No permita Dios que yo me gloríe en algo que no sea
la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por la cual el mundo está
crucificado para mí y yo para el mundo.
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que hiciste de san Juan de la Cruz, presbítero, un modelo perfecto de negación de sí mismo y de amor a la
cruz, concédenos que, imitándolo siempre, lleguemos a contemplar tu gloria en el cielo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios
por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
[Elías volverá.]
Del libro del Eclesiástico (Sirácide) 48, 1-4. 9-11
En aquel tiempo surgió Elías, un profeta de fuego; su palabra quemaba como una llama. Él hizo caer sobre los israelitas
el hambre y con celo los diezmó. En el nombre del Señor cerró
las compuertas del cielo e hizo que descendiera tres veces fuego
de lo alto. ¡Qué glorioso eres, Elías, por tus prodigios! ¿Quién
puede jactarse de ser igual a ti? En un torbellino de llamas fuiste
arrebatado al cielo, sobre un carro tirado por caballos de fuego.
Escrito está de ti que volverás, cargado de amenazas, en el tiempo
señalado, para aplacar la cólera antes de que estalle, para hacer
que el corazón de los padres se vuelva hacia los hijos y congregar
a las tribus de Israel.
Dichosos los que te vieron y murieron gozando de tu
amistad; pero más dichosos los que estén vivos cuando vuelvas.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL del salmo 79
R. Ven, Señor, a salvarnos.
Escúchanos, pastor de Israel; tú que estás rodeado de querubines, manifiéstate, despierta tu poder y ven a salvarnos. R.
Señor, Dios de los ejércitos, vuelve tus ojos, mira tu viña
y visítala; protege la cepa plantada por tu mano, el renuevo que
tú mismo cultivaste. R.
Que tu diestra defienda al que elegiste, al hombre que
has fortalecido. Ya no nos alejaremos de ti; consérvanos la vida
y alabaremos tu poder. R.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Cfr. Lc 3, 4. 6
R. Aleluya, aleluya.
Preparen el camino del Señor, hagan rectos sus senderos,
y todos los hombres verán al Salvador. R. Aleluya.
EVANGELIO
[Elías ha venido ya, pero no lo reconocieron.]
Del santo Evangelio según san Mateo 17, 10-13
En aquel tiempo, los discípulos le preguntaron a Jesús:
«¿Por qué dicen los escribas que primero tiene que venir Elías?» Él les respondió: «Ciertamente Elías ha de venir y lo pondrá todo en orden. Es más, yo les aseguro a ustedes que Elías ha
venido ya, pero no lo reconocieron e hicieron con él cuanto les
vino en gana. Del mismo modo, el Hijo del hombre va a padecer
a manos de ellos».
Entonces entendieron los discípulos que les hablaba de
Juan el Bautista. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN: En un momento crucial de su
vida, Jesús llega a identificar a Juan el Bautista con el
tan renombrado Elías (Cfr. Mt 17, 12). Efectivamente,
ambos comparten la misión de proclamar valientemente la verdad, sobre todo, frente a los poderosos.
Ambos, además, serán figura del mismo Jesús y, como
Él, habrán de pagar caro su testimonio. Los que no
escuchan la Palabra de Dios, ultrajan a sus mensajeros y procuran eliminarlos. Así se comportaron con
el profeta Elías, que fue perseguido, con el Bautista,
que fue caprichosamente decapitado, y con Jesús que
fue, finalmente, crucificado.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Mira, Dios todopoderoso, las ofrendas que te presentamos
en la conmemoración de san Juan, y concédenos expresar en la
vida los misterios de la pasión del Señor, que ahora celebramos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Mt 16, 24
El que quiera venir conmigo, que renuncie a sí mismo,
que tome su cruz y que me siga, dice el Señor.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor Dios, que en san Juan manifestaste de modo admirable el misterio de la cruz, concede, benigno, que, fortalecidos
por este sacrificio, permanezcamos fielmente adheridos a Cristo y
trabajemos en la Iglesia por la salvación de todos. Por Jesucristo,
nuestro Señor.