14 martes
Morado
FERIA DE CUARESMA
MR p. 219 [232] / Lecc. I p. 744
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 16, 6. 8
Te invoco, Dios mío, porque tú me respondes; inclina tu oído y
escucha mis palabras. Cuídame, Señor, como a la niña de tus ojos
y cúbreme bajo la sombra de tus alas.
ORACIÓN COLECTA
Que tu gracia, Señor, nunca nos abandone, para que nos haga
perseverar dedicados a tu santo servicio y nos obtenga siempre
tu ayuda. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina
contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de
los siglos.
PRIMERA LECTURA
[Acepta, Señor, nuestro corazón adolorido y nuestro espíritu
humillado.]
Del libro del profeta Daniel 3, 25. 34-43
En aquel tiempo, Azarías oró al Señor, diciendo: “Señor, Dios
nuestro, no nos abandones nunca; por el honor de tu nombre no
rompas tu alianza; no apartes de nosotros tu misericordia, por
Abraham, tu amigo, por Isaac, tu siervo, por Jacob, tu santo, a
quienes prometiste multiplicar su descendencia, como las estrellas
del cielo y las arenas de la playa.
Pero ahora, Señor, nos vemos empequeñecidos frente a los
demás pueblos y estamos humillados por toda la tierra, a causa
de nuestros pecados. Ahora no tenemos príncipe ni jefe ni profeta;
ni holocausto ni sacrificio ni ofrenda ni incienso; ni lugar donde
ofrecerte las primicias y alcanzar misericordia. Por eso, acepta
nuestro corazón adolorido y nuestro espíritu humillado, como
un sacrificio de carneros y toros, como un millar de corderos
cebados. Que ése sea hoy nuestro sacrificio y que sea perfecto en
tu presencia, porque los que en ti confían no quedan defraudados.
Ahora te seguiremos de todo corazón; te respetamos y queremos
encontrarte; no nos dejes defraudados. Trátanos según tu clemencia
y tu abundante misericordia. Sálvanos con tus prodigios y da gloria
a tu nombre”. Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL del salmo 24, 4bc-5ab. 6-7bc. 8-9
R. Sálvanos, Señor, tú que eres misericordioso.
Descúbrenos, Señor, tus caminos, guíanos con la verdad de tu
doctrina. Tú eres nuestro Dios y salvador y tenemos en ti nuestra
esperanza. R.
Acuérdate, Señor, que son eternos tu amor y tu ternura. Según
ese amor y esa ternura, acuérdate de nosotros. R.
Porque el Señor es recto y bondadoso, indica a los pecadores
el sendero, guía por la senda recta a los humildes y descubre a los
pobres sus caminos. R.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Joel 2, 12-13
R. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Todavía es tiempo, dice el Señor. Arrepiéntanse de todo corazón
y vuélvanse a mí, que soy compasivo y misericordioso. R. Honor
y gloria a ti, Señor Jesús.
EVANGELIO
[Si no perdonan de corazón a su hermano, tampoco el Padre
celestial los perdonará a ustedes.]
Del santo Evangelio según san Mateo 18, 21-35
En aquel tiempo, Pedro se acercó a Jesús y le preguntó: “Si
mi hermano me ofende, ¿cuántas veces tengo que perdonarlo?
¿Hasta siete veces?” Jesús le contestó: “No sólo hasta siete, sino
hasta setenta veces siete”.
Entonces Jesús les dijo: “El Reino de los cielos es semejante a
un rey que quiso ajustar cuentas con sus servidores. El primero que
le presentaron le debía muchos millones. Como no tenía con qué
pagar, el señor mandó que lo vendieran a él, a su mujer, a sus hijos y
todas sus posesiones, para saldar la deuda. El servidor, arrojándose
a sus pies, le suplicaba, diciendo: ‘Ten paciencia conmigo y te lo
pagaré todo’. El rey tuvo lástima de aquel servidor, lo soltó y hasta
le perdonó la deuda.
Pero, apenas había salido aquel servidor, se encontró con uno de
sus compañeros, que le debía poco dinero. Entonces lo agarró por
el cuello y casi lo estrangulaba, mientras le decía: ‘Págame lo que
me debes’. El compañero se le arrodilló y le rogaba: ‘Ten paciencia
conmigo y te lo pagaré todo’. Pero el otro no quiso escucharlo,
sino que fue y lo metió en la cárcel hasta que le pagara la deuda.
Al ver lo ocurrido, sus compañeros se llenaron de indignación
y fueron a contar al rey lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y
le dijo: ‘Siervo malvado. Te perdoné toda aquella deuda porque
me lo suplicaste. ¿No debías tú también haber tenido compasión
de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?’ Y el señor,
encolerizado, lo entregó a los verdugos para que no lo soltaran
hasta que pagara lo que debía.
Pues lo mismo hará mi Padre celestial con ustedes, si cada cual
no perdona de corazón a su hermano”. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN: Parecería que con su “irreflexiva”
pregunta Pedro esté exigiendo un límite en el ejercicio
de la caridad reconciliadora: «¿Cuántas veces tengo
que perdonar?». La impactante respuesta de Jesús,
expresada en forma de parábola, es la explicación más
ilustrativa de la correspondiente petición del «Padre
Nuestro»: «Como también nosotros perdonamos» (Mt
6, 12). La ley del perdón no es algo opcional y está
condicionada a que también nosotros seamos eco
viviente de lo que el Padre misericordioso –en virtud
de la sangre redentora de su Hijo– ha hecho antes en
favor de cada uno de nosotros.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Concédenos, Señor, que esta ofrenda de salvación realice la
purificación de nuestros pecados, y nos atraiga tu poderoso auxilio.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Sal 14, 1-2
Señor ¿quién puede hospedarse en tu tienda y descansar en tu
monte santo? El que procede honradamente y practica la justicia.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Que la santa participación de tu sacramento, Señor, nos reavive
espiritualmente y al mismo tiempo nos alcance tu perdón y tu
protección. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE EL PUEBLO
Señor Dios, maestro y guía de tu pueblo, aleja de él los pecados
que lo acosan, para que te agrade siempre y esté seguro con tu
protección. Por Jesucristo, nuestro Señor.