14 miércoles
Blanco
FERIA DE PASCUA
MR p. 351 [356] / Lecc. I p. 877
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 17, 50; 21, 23
Te alabaré, Señor, ante las naciones y anunciaré tu nombre a mis
hermanos. Aleluya.
ORACIÓN COLECTA
Al conmemorar cada año los misterios por los que devolviste a la
naturaleza humana su dignidad original y le infundiste la esperanza
de la resurrección, te suplicamos, Señor, confiadamente, que en tu
clemencia, nos concedas recibir con perpetuo amor lo que conmemoramos llenos de fe. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que
vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por
los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
[Los hombres que habían metido en la cárcel están en el templo,
enseñando al pueblo.]
Del libro de los Hechos de los Apóstoles 5, 17-26
En aquellos días, el sumo sacerdote y los de su partido, que eran
los saduceos, llenos de ira contra los apóstoles, los mandaron aprehender y los metieron en la cárcel. Pero durante la noche, un ángel
del Señor les abrió las puertas, los sacó de ahí y les dijo: “Vayan al
templo y pónganse a enseñar al pueblo todo lo referente a esta nueva vida”. Para obedecer la orden, se fueron de madrugada al templo
y ahí se pusieron a enseñar.
Cuando llegó el sumo sacerdote con los de su partido convocaron al sanedrín, es decir, a todo el senado de los hijos de Israel, y
mandaron traer de la cárcel a los presos. Al llegar los guardias a la
cárcel, no los hallaron y regresaron a informar: “Encontramos la
cárcel bien cerrada y a los centinelas en sus puestos, pero al abrir no
encontramos a nadie adentro”.
Al oír estas palabras, el jefe de la guardia del templo y los sumos
sacerdotes se quedaron sin saber qué pensar; pero en ese momento
llegó uno y les dijo: “Los hombres que habían metido en la cárcel
están en el templo, enseñando al pueblo”.
Entonces el jefe de la guardia, con sus hombres, trajo a los apóstoles, pero sin violencia, porque temían ser apedreados por el pueblo. Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL del salmo 33, 2-3. 4-5. 6-7. 8-9
R. Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor. Aleluya.
Bendeciré al Señor a todas horas, no cesará mi boca de alabarlo.
Yo me siento orgulloso del Señor que se alegre su pueblo al escucharlo. R.
Proclamemos la grandeza del Señor y alabemos todos juntos su
poder. Cuando acudí al Señor, me hizo caso y me libró de todos mis
temores. R.
Confía en el Señor y saltarás de gusto, jamás te sentirás decepcionado, porque el Señor escucha el clamor de los pobres y los libra
de todas sus angustias. R.
Junto a aquellos que temen al Señor el ángel del Señor acampa
y los protege. Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor. Dichoso
el hombre que se refugia en él. R.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Jn 3, 16
R. Aleluya, aleluya.
Tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único, para
que el que crea en él, tenga vida eterna. R. Aleluya.
EVANGELIO
[Dios envió a su Hijo al mundo para que el mundo se salve por él.]
Del santo Evangelio según san Juan 3, 16-21
Tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único, para
que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga la vida
eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para condenar al mundo,
sino para que el mundo se salvara por él. El que cree en él no será
condenado; pero el que no cree ya está condenado por no haber
creído en el Hijo único de Dios.
La causa de la condenación es ésta: habiendo venido la luz al
mundo, los hombres prefirieron las tinieblas a la luz, porque sus
obras eran malas. Todo aquel que hace el mal, aborrece la luz y no
se acerca a ella, para que sus obras no se descubran. En cambio, el
que obra el bien conforme a la verdad se acerca a la luz, para que
se vea que sus obras están hechas según Dios. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN: • Los Apóstoles son nuevamente encarcelados, pero Dios interviene con una liberación milagrosa,
caracterizada por la significativa presencia de un ángel. Tal
liberación es para ellos un signo claro y fehaciente de los
tiempos mesiánicos (Cfr. Is 42, 7; 49, 9). Es también –y, al
mismo tiempo– una señal palpable de que la difusión de esta
Palabra de vida ha de apoyarse no en las fuerzas humanas
sino en el poder de Dios. Esta tan inolvidable experiencia
los Apóstoles la llegan a interpretar como una liberación radical, fruto de la Pascua... • Cristo, muerto y resucitado, es
la suprema y definitiva revelación del amor de Dios por los
hombres, a quienes «tanto amó» –como lo escuchó el azorado
Nicodemo– que llegó incluso a enviarles a su Hijo Unigénito. Por desgracia ellos amaron más las tinieblas que la luz,
haciéndose por ello dignos de condenación. Ante esta impresionante revelación, todo hombre está llamado a hacer una
elección inequívoca y definida, manifestando de esta manera,
sobre todo con sus obras, si de veras está de parte de quien
declaró ser la «Luz del mundo» (Jn 8, 12).
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Dios nuestro, que por el santo valor de este sacrificio nos hiciste participar de tu misma y gloriosa vida divina, concédenos que,
así como hemos conocido tu verdad, de igual manera vivamos de
acuerdo con ella. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Jn 15, 16. 19
Yo los elegí del mundo, dice el Señor, y los destiné para que
vayan y den fruto, y su fruto permanezca. Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor, muéstrate benigno con tu pueblo, y ya que te dignaste
alimentarlo con los misterios celestiales, hazlo pasar de su antigua
condición de pecado a una vida nueva. Por Jesucristo, nuestro Señor.