25 jueves
Blanco
Solemnidad con Octava,
LA NATIVIDAD DEL SEÑOR
MISA DE NOCHE BUENA
MR p. 162 [176] / Lecc. I p. 427.
MONICIONES:
ENTRADA: Estamos reunidos en nombre del Señor
para festejar –unidos a toda la Iglesia y a todos los
hombres de buena voluntad– esta gran noche, esta
«Noche Buena». Nuestra misma asamblea, ahora
radiante de gozo, nos invita a abrirle las puertas de
nuestro corazón a Cristo, que es la «luz verdadera
que ilumina a todo hombre que viene a este mundo»…
¡Que esta noche de gracia traiga la paz a todos
los pueblos, pero especialmente al nuestro, tan
necesitado de su protección!
1ª. LECTURA: [Is 9, 1-3. 5-6] Frente a una situación
de miedo, de opresión y de tinieblas, el profeta Isaías
anuncia el nacimiento de un Niño, destinado a ser el Rey
ideal de Israel… Él vendrá, lleno de poder, a implantar
la justicia y el derecho.
2ª. LECTURA: [Tit 2, 11-14] Cristo vino al mundo
para ser el mediador entre Dios y los hombres… El
apóstol San Pablo nos exhorta a cooperar con la gracia
del Señor, mientras aguardamos el retorno glorioso de
nuestro Salvador Jesucristo.
EVANGELIO: [Lc 2, 1-14] La primera manifestación
del admirable nacimiento de Jesús no es a los sabios y
poderosos, sino a unos humildes pastores… Con todo,
la proclamación de los ángeles confirma la identidad
mesiánica del Niño de Belén.
OFRENDAS: Al presentar nuestros dones al Señor,
agradezcámosle el que se ha dignado compartir nuestra
pobre condición humana… Con su entrega sin reservas
por nosotros, Él quiere hacernos partícipes de su
condición divina.
COMUNIÓN: Hoy Jesús se nos ofrece de nuevo y de una
forma muy especial... Con renovado fervor, acerquémonos
a recibirlo en la santa comunión, pidiéndole que su venida
traiga prosperidad a nuestros hogares.
DESPEDIDA: Cristo –el Príncipe de paz– nos envía
ahora al mundo a ser signos de su presencia salvadora…
¡Que, al tratar de ser mejores, logremos sembrar armonía
y bienestar a nuestro alrededor!
ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 2, 7
El Señor me dijo: Tú eres mi Hijo, yo te he engendrado hoy.
Se dice Gloria.
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, que hiciste resplandecer esta noche santísima con la
claridad de Cristo, luz verdadera, concede a quienes hemos conocido
los misterios de esa luz en la tierra, que podamos disfrutar también
de su gloria en el cielo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que
vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por
los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
[Un hijo nos ha nacido.]
Del libro del profeta Isaías 9, 1-3. 5-6
El pueblo que caminaba en tinieblas vio una gran luz; sobre los
que vivían en tierra de sombras, una luz resplandeció.
Engrandeciste a tu pueblo e hiciste grande su alegría. Se gozan en
tu presencia como gozan al cosechar, como se alegran al repartirse el
botín. Porque tú quebrantaste su pesado yugo, la barra que oprimía
sus hombros y el cetro de su tirano, como en el día de Madián.
Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado; lleva sobre
sus hombros el signo del imperio y su nombre será: “Consejero
admirable”, “Dios poderoso”, “Padre sempiterno”, “Príncipe de la
paz”; para extender el principado con una paz sin límites sobre el
trono de David y sobre su reino; para establecerlo y consolidarlo
con la justicia y el derecho, desde ahora y para siempre. El celo del
Señor lo realizará. Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL del salmo 95
R. Hoy nos ha nacido el Salvador.
Cantemos al Señor un canto nuevo, que le cante al Señor toda la
tierra; cantemos al Señor y bendigámoslo. R.
Proclamemos su amor día tras día, su grandeza anunciemos a los
pueblos; de nación en nación, sus maravillas. R.
Alégrense los cielos y la tierra, retumbe el mar y el mundo
submarino. Salten de gozo el campo y cuanto encierra, manifiesten
los bosques regocijo. R.
Regocíjese todo ante el Señor, porque ya viene a gobernar el
orbe. Justicia y rectitud serán las normas con las que rija a todas
las naciones. R.
SEGUNDA LECTURA
[La gracia de Dios se ha manifestado a todos los hombres.]
De la carta del apóstol san Pablo a Tito 2, 11-14
Querido hermano: La gracia de Dios se ha manifestado para salvar
a todos los hombres y nos ha enseñado a renunciar a la irreligiosidad
y a los deseos mundanos, para que vivamos, ya desde ahora, de una
manera sobria, justa y fiel a Dios, en espera de la gloriosa venida del
gran Dios y salvador, Cristo Jesús, nuestra esperanza. Él se entregó
por nosotros para redimirnos de todo pecado y purificarnos, a fin de
convertirnos en pueblo suyo, fervorosamente entregado a practicar
el bien. Palabra de Dios.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Cfr. Lc 2, 10-11
R. Aleluya, aleluya.
Les anuncio una gran alegría: Hoy nos ha nacido el Salvador,
que es Cristo, el Señor. R. Aleluya.
EVANGELIO
[Hoy nos ha nacido el Salvador.]
Del santo Evangelio según san Lucas 2, 1-14
Por aquellos días, se promulgó un edicto de César Augusto, que
ordenaba un censo de todo el imperio. Este primer censo se hizo
cuando Quirino era gobernador de Siria. Todos iban a empadronarse,
cada uno en su propia ciudad; así es que también José, perteneciente
a la casa y familia de David, se dirigió desde la ciudad de Nazaret,
en Galilea, a la ciudad de David, llamada Belén, para empadronarse,
juntamente con María, su esposa, que estaba encinta.
Mientras estaban ahí, le llegó a María el tiempo de dar a luz y
tuvo a su hijo primogénito; lo envolvió en pañales y lo recostó en
un pesebre, porque no hubo lugar para ellos en la posada.
En aquella región había unos pastores que pasaban la noche en el
campo, vigilando por turno sus rebaños. Un ángel del Señor se les
apareció y la gloria de Dios los envolvió con su luz y se llenaron de
temor. El ángel les dijo: “No teman. Les traigo una buena noticia,
que causará gran alegría a todo el pueblo: hoy les ha nacido, en la
ciudad de David, un salvador, que es el Mesías, el Señor. Esto les
servirá de señal: encontrarán al niño envuelto en pañales y recostado
en un pesebre”.
De pronto se le unió al ángel una multitud del ejército celestial,
que alababa a Dios, diciendo: “¡Gloria a Dios en el cielo, y en la
tierra paz a los hombres de buena voluntad!” Palabra del Señor.
Se dice Credo. A las palabras: Y por obra... todos se arrodillan.
ORACIÓN DE LOS FIELES:
Con una fe llena de gozo, unámonos a los cristianos de
todo el mundo y oremos para que la salvación inaugurada
con el nacimiento de nuestro Señor Jesucristo llegue a
todos los confines de la tierra:
1. Para que los hijos de la Iglesia –que celebran hoy
con alegría el misterio de la Navidad– renazcan a una
nueva vida de justicia, de amor y de paz, roguemos
al Señor.
2. Para que todos los hombres lleguen a conocer
a Cristo, el Señor, y se reúnan alrededor del que ha
venido a buscar y a salvar a los que estaban perdidos,
roguemos al Señor.
3. Para que el Hijo de Dios –que ha querido compartir
nuestra naturaleza humana– dé alegría a los que lloran,
salud a los enfermos, ayuda a los moribundos y consuelo
a los que en estas fiestas se sienten solos y tristes,
roguemos al Señor.
4. Para que crezca en nuestras familias –reunidas
en estas fiestas– la fe en Jesús, Hijo de Dios y Salvador
nuestro, roguemos al Señor.
Señor Jesucristo, que por el misterio de la Navidad has
querido compartir las fatigas y limitaciones de la familia
humana, escucha las oraciones de tu Iglesia y haz que
arraigue en nosotros la certeza de que la vida eterna
consiste en conocer al Padre y en aceptarte a ti como su
Enviado, que vives y reinas por los siglos de los siglos.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Te rogamos, Señor, que la ofrenda de esta festividad sea de tu
agrado, para que, mediante este sagrado intercambio, lleguemos a
ser semejantes a aquel por quien nuestra naturaleza quedó unida a
la tuya. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Prefacio I-III de Navidad, pp. 488-490 [489-491]
Si se utiliza el Canon romano, se dice Reunidos en comunión...
propio, p. 557 [559]. En las otras Plegarias eucarísticas también se
dicen las partes propias para esta Misa.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Jn 1, 14
El Verbo se hizo hombre y hemos visto su gloria.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor, Dios nuestro, que nos has concedido el gozo de celebrar
el nacimiento de nuestro Redentor, haz que después de una vida
santa, merezcamos alcanzar la perfecta comunión con él. Que vive
y reina por los siglos de los siglos.
Puede utilizarse la fórmula de bendición solemne, p. 592 [599]
MISA DE LA AURORA
MR p.163 [177] / Lecc. I p. 430
MONICIONES:
ENTRADA: Estamos reunidos en nombre del Señor
para celebrar –unidos a toda la Iglesia y a todos los
hombres de buena voluntad– la gran fiesta de la
Navidad… Durante todo el tiempo del Adviento hemos
tratado de prepararnos convenientemente para que
Jesús pudiera nacer, por su gracia y por su amor, en
nuestros corazones. ¡Que este día traiga la paz a todos
los pueblos de la tierra, pero especialmente al nuestro,
tan necesitado de su protección!
1ª. LECTURA: [Is 62, 11-12] Escuchemos una breve
lectura, tomada del profeta Isaías, en donde se nos habla
del cumplimiento de las antiguas promesas… Todo el
pueblo ha de experimentar un gozo inmenso ante la
llegada de un Salvador que viene a redimirlo.
2ª. LECTURA: [Tit 3, 4-7] Cristo se encarnó y vino a
manifestarnos –sin ningún merecimiento nuestro– su gran
misericordia… San Pablo nos exhorta a apreciar el don del
Espíritu Santo que Cristo nos ofrece con la gracia bautismal.
EVANGELIO: [Lc 2, 15-20] El relato evangélico nos
describe la presurosa caminata de los pastores, que
mutuamente se animan a ir a Belén… Después del
anuncio recibido de parte de los ángeles, su vida ya no
será la misma.
OFRENDAS: Al presentar nuestros dones al Señor,
agradezcámosle el que se ha dignado compartir nuestra
pobre condición humana… Con su entrega sin reservas
por nosotros, Él quiere hacernos partícipes de su
condición divina.
COMUNIÓN: Hoy Jesús se nos ofrece de nuevo y de una
forma muy especial... Con renovado fervor, acerquémonos
a recibirlo en la santa comunión, pidiéndole que su venida
traiga prosperidad a nuestros hogares.
DESPEDIDA: Cristo –el Príncipe de paz– nos envía
ahora al mundo a ser signos de su presencia salvadora…
¡Que, al tratar de ser mejores, logremos sembrar armonía
y bienestar a nuestro alrededor!
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Is 9, 2. 6; Lc 1, 33
Hoy brillará una luz sobre nosotros porque nos ha nacido el
Señor; se le llamará Admirable, Dios, Príncipe de la paz, Padre del
mundo futuro, y su Reino no tendrá fin.
Se dice Gloria.
ORACIÓN COLECTA
Concede, Dios todopoderoso, que, al vernos envueltos en la luz
nueva de tu Palabra hecha carne, resplandezca por nuestras buenas
obras, lo que por la fe brilla en nuestras almas. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu
Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
[Mira a tu salvador que llega.]
Del libro del profeta Isaías 62, 11-12
Escuchen lo que el Señor hace oír hasta el último rincón de la
tierra: “Digan a la hija de Sión: Mira que ya llega tu salvador. El
premio de su victoria lo acompaña y su recompensa lo precede.
Tus hijos serán llamados ‘Pueblo santo’, ‘Redimidos del Señor’,
y a ti te llamarán ‘Ciudad deseada, Ciudad no abandonada’ “
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL del salmo 96
R. Reina el Señor, alégrese la tierra.
Reina el Señor, alégrese la tierra; cante de regocijo el mundo
entero. Los cielos pregonan su justicia, su inmensa gloria ven todos
los pueblos. R.
Amanece la luz para el justo y la alegría para los rectos de corazón.
Alégrense, justos, con el Señor y bendigan su santo nombre. R.
SEGUNDA LECTURA
[Nos ha salvado por su misericordia.]
De la carta del apóstol san Pablo a Tito 3, 4-7
Hermano: Al manifestarse la bondad de Dios, nuestro salvador, y
su amor a los hombres, él nos salvó, no porque nosotros hubiéramos
hecho algo digno de merecerlo, sino por su misericordia. Lo hizo
mediante el bautismo, que nos regenera y nos renueva, por la acción
del Espíritu Santo, a quien Dios derramó abundantemente sobre
nosotros, por Cristo, nuestro salvador. Así, justificados por su gracia,
nos convertiremos en herederos, cuando se realice la esperanza de
la vida eterna. Palabra de Dios.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Lc 2, 14
R. Aleluya, aleluya.
Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres de
buena voluntad. R. Aleluya.
EVANGELIO
[Los pastores encontraron a María, a José y al niño.]
Del santo Evangelio según san Lucas 2, 15-20
Cuando los ángeles los dejaron para volver al cielo, los pastores
se dijeron unos a otros: “Vayamos hasta Belén, para ver eso
que el Señor nos ha anunciado”.
Se fueron, pues, a toda prisa y encontraron a María, a José y al
niño, recostado en el pesebre. Después de verlo, contaron lo que se les
había dicho de aquel niño, y cuantos los oían quedaban maravillados.
María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba
en su corazón. Los pastores se volvieron a sus campos, alabando y
glorificando a Dios por todo cuanto habían visto y oído, según lo
que se les había anunciado. Palabra del Señor.
Se dice Credo. A las palabras: Y por obra... todos se arrodillan.
ORACIÓN DE LOS FIELES:
Como en la Misa de Noche Buena, p. 102
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Te pedimos, Señor, que nuestras ofrendas sean dignas del
misterio de la Navidad que hoy celebramos, para que, así como
el que nació como hombre resplandeció él mismo como Dios, así
también estas realidades terrenas nos transmitan la vida divina.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio I-III de Navidad, pp. 488-490 [489-491].
Si se utiliza el Canon romano, se dice Reunidos en comunión...
propio, p. 557 [559]. En las otras Plegarias eucarísticas también se
dicen las partes propias para esta Misa.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Zac 9, 9
¡Salta de alegría, hija de Sión! ¡Canta, hija de Jerusalén! Mira
que ya viene tu Rey, el Santo, el Salvador del mundo.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Concédenos, Señor, que al celebrar con fervorosa alegría
el nacimiento de tu Hijo, lleguemos a conocer, llenos de fe, la
profundidad de este misterio y amarlo con nuestra más ardiente
caridad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Puede utilizarse la fórmula de bendición solemne, p. 592 [599]
MISA DEL DÍA
MR p.164 [178] / Lecc I p. 432
MONICIONES:
ENTRADA: Estamos reunidos en nombre del Señor
para celebrar –unidos a toda la Iglesia y a todos los
hombres de buena voluntad– la gran fiesta de la
Navidad… Durante todo el tiempo del Adviento hemos
tratado de prepararnos convenientemente para que
Jesús pudiera nacer, por su gracia y por su amor, en
nuestros corazones. ¡Que este día traiga la paz a todos
los pueblos de la tierra, pero especialmente al nuestro,
tan necesitado de su protección!
1ª. LECTURA: [Is 52, 7-10] Con un tono de abierta
victoria, el profeta Isaías anuncia la esperada vuelta del
destierro… Al pueblo –representado aquí por las ruinas
de Jerusalén– se le invita al canto y a la alegría, ante la
inminente acción salvadora de Dios.
2ª. LECTURA: [Heb 1, 1-6] La presencia del Hijo
inaugura una nueva etapa para toda la humanidad,
siendo Él mismo su redención… En Cristo, nuestro
Sumo Sacerdote, tenemos la última y definitiva
revelación del Padre.
EVANGELIO: [Jn 1, 1-18] San Juan nos presenta a
continuación una bella síntesis de todo su evangelio…
Esta página maravillosa es, a la vez, una profunda
interpretación del proyecto de Dios realizado en la
encarnación del Verbo.
OFRENDAS: Al presentar nuestros dones al Señor,
agradezcámosle el que se ha dignado compartir nuestra
pobre condición humana… Con su entrega sin reservas
por nosotros, Él quiere hacernos partícipes de su
condición divina.
COMUNIÓN: Hoy Jesús se nos ofrece de nuevo y
de una forma muy especial... Con renovado fervor,
acerquémonos a recibirlo en la santa comunión,
pidiéndole que su venida traiga prosperidad a
nuestros hogares.
DESPEDIDA: Cristo –el Príncipe de paz– nos envía
ahora al mundo a ser signos de su presencia salvadora…
¡Que, al tratar de ser mejores, logremos sembrar armonía
y bienestar a nuestro alrededor!
ANTÍFONA DE ENTRADA Is 9, 6
Un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado; lleva sobre sus
hombros el imperio y su nombre será Ángel del gran consejo.
Se dice Gloria.
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, que de manera admirable creaste la naturaleza humana
y, de modo aún más admirable, la restauraste, concédenos compartir
la divinidad de aquel que se dignó compartir nuestra humanidad. Él,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios
por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
[La tierra entera verá la salvación que viene de nuestro Dios.]
Del libro del profeta Isaías 52, 7-10
¡Qué hermoso es ver correr sobre los montes al mensajero que
anuncia la paz, al mensajero que trae la buena nueva, que pregona
la salvación, que dice a Sión: “Tu Dios es rey”!
Escucha: Tus centinelas alzan la voz y todos a una gritan
alborozados, porque ven con sus propios ojos al Señor, que
retorna a Sión.
Prorrumpan en gritos de alegría, ruinas de Jerusalén, porque el
Señor rescata a su pueblo, consuela a Jerusalén. Descubre el Señor
su santo brazo a la vista de todas las naciones. Verá la tierra entera
la salvación que viene de nuestro Dios. Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL del salmo 97
R. Toda la tierra ha visto al Salvador.
Cantemos al Señor un canto nuevo, pues ha hecho maravillas.
Su diestra y su santo brazo le han dado la victoria. R.
El Señor ha dado a conocer su victoria y ha revelado a las
naciones su justicia. Una vez más ha demostrado Dios su amor y
su lealtad hacia Israel. R.
La tierra entera ha contemplado la victoria de nuestro Dios. Que
todos los pueblos y naciones aclamen con júbilo al Señor. R.
Cantemos al Señor al son del arpa, suenen los instrumentos.
Aclamemos al son de los clarines al Señor, nuestro rey. R.
SEGUNDA LECTURA
[Dios nos ha hablado por medio de su Hijo.]
De la carta a los hebreos 1, 1-6
En distintas ocasiones y de muchas maneras habló Dios en el
pasado a nuestros padres, por boca de los profetas. Ahora, en estos
tiempos, nos ha hablado por medio de su Hijo, a quien constituyó
heredero de todas las cosas y por medio del cual hizo el universo.
El Hijo es el resplandor de la gloria de Dios, la imagen fiel
de su ser y el sostén de todas las cosas con su palabra poderosa.
Él mismo, después de efectuar la purificación de los pecados, se
sentó a la diestra de la majestad de Dios, en las alturas, tanto más
encumbrado sobre los ángeles, cuanto más excelso es el nombre
que, como herencia, le corresponde.
Porque ¿a cuál de los ángeles le dijo Dios: Tú eres mi Hijo; yo
te he engendrado hoy? ¿O de qué ángel dijo Dios: Yo seré para él
un padre y él será para mí un hijo? Además, en otro pasaje, cuando
introduce en el mundo a su primogénito, dice: Adórenlo todos los
ángeles de Dios. Palabra de Dios.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
R. Aleluya, aleluya.
Un día sagrado ha brillado para nosotros. Vengan naciones, y
adoren al Señor, porque hoy ha descendido una gran luz sobre la
tierra. R. Aleluya.
Lo que va entre […] se puede omitir por motivos pastorales.
EVANGELIO
[Aquel que es la Palabra se hizo hombre y habitó entre nosotros.]
Del santo Evangelio según san Juan 1, 1-18
En el principio ya existía aquel que es la Palabra, y aquel que
es la Palabra estaba con Dios y era Dios. Ya en el principio
él estaba con Dios. Todas las cosas vinieron a la existencia por
él y sin él nada empezó de cuanto existe. Él era la vida, y la
vida era la luz de los hombres. La luz brilla en las tinieblas y las
tinieblas no la recibieron.
[Hubo un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan. Este
vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos
creyeran por medio de él. Él no era la luz, sino testigo de la luz.]
Aquel que es la Palabra era la luz verdadera, que ilumina a todo
hombre que viene a este mundo. En el mundo estaba; el mundo
había sido hecho por él y, sin embargo, el mundo no lo conoció.
Vino a los suyos y los suyos no lo recibieron; pero a todos los que
lo recibieron les concedió poder llegar a ser hijos de Dios, a los que
creen en su nombre, los cuales no nacieron de la sangre, ni del deseo
de la carne, ni por voluntad del hombre, sino que nacieron de Dios.
Y aquel que es la Palabra se hizo hombre y habitó entre nosotros.
Hemos visto su gloria, gloria que le corresponde como a Unigénito
del Padre, lleno de gracia y de verdad.
[Juan el Bautista dio testimonio de él, clamando: “A éste me
refería cuando dije: ‘El que viene después de mí, tiene precedencia
sobre mí, porque ya existía antes que yo’ “.
De su plenitud hemos recibido todos gracia sobre gracia. Porque
la ley fue dada por medio de Moisés, mientras que la gracia y la
verdad vinieron por Jesucristo. A Dios nadie lo ha visto jamás. El
Hijo unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha revelado.]
Palabra del Señor.
Se dice Credo. A las palabras: Y por obra... todos se arrodillan.
ORACIÓN DE LOS FIELES:
Como en la Misa de Noche Buena, p. 102
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Que sea aceptable ante ti, Señor, la oblación de la presente
solemnidad, por la que llegó a nosotros tu benevolencia para nuestra
perfecta reconciliación y nos fue concedido participar en plenitud
del culto divino. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio I-III de Navidad, pp. 488-490 [489-491]
Si se utiliza el Canon romano, se dice Reunidos en comunión...
propio, p. 557 [559]. En las otras Plegarias eucarísticas también se
dicen las partes propias para esta Misa.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Sal 97, 3
Los confines de la tierra han contemplado la salvación que nos
viene de Dios.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Concédenos, Dios misericordioso, que el Salvador del mundo,
que hoy nos ha nacido, puesto que es el autor de nuestro nacimiento
a la vida, también nos haga partícipes de su inmortalidad. Él, que
vive y reina por los siglos de los siglos.
Puede utilizarse la fórmula de bendición solemne, p. 592 [599]




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