15 sábado
Verde / Blanco
Feria o
SAN ALBERTO MAGNO,
Obispo y Doctor de la Iglesia
MR pp. 833 y 896 [868 y 935 / Lecc. II p. 1004
Este sacerdote dominico, nacido en Baviera, da clases en París, en
donde lo escucha, como discípulo, Tomás de Aquino (1245-1248). Su
obispado en Ratisbona constituye un paréntesis de sólo dos años en
su vida de profesor e investigador, siempre consagrado a descubrir
las leyes físicas para encontrar en el fondo al creador de ellas. Muere
en Colonia en 1280.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Ez 34, 11. 23-24
Buscaré a mis ovejas, dice el Señor, y les daré un pastor que las
apaciente, y yo, el Señor, seré su Dios.
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que hiciste grande al obispo san Alberto para conciliar el
saber humano con la verdad revelada, concédenos seguir sus enseñanzas
para que, a través del progreso de las ciencias, podamos profundizar
en tu conocimiento y en tu amor. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por
los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
[En medio del mar Rojo apareció un camino plano y ellos brincaron
como corderos.]
Del libro de la Sabiduría 18, 14-16; 19, 6-9
Cuando un profundo silencio envolvía todas las cosas y la noche
estaba a la mitad de su camino, tu palabra todopoderosa, Señor, como
implacable guerrero, se lanzó desde tu trono real del cielo hacia la
región condenada al exterminio.
Blandiendo como espada tu decreto irrevocable, sembró la muerte por
dondequiera; tocaba el cielo con la mano y al mismo tiempo pisaba la tierra.
La creación entera, obediente a tus órdenes, actuó de manera
diversa a su modo de proceder para librar a tus hijos de todo daño.
Una nube protegió con su oscuridad el campamento israelita y donde
antes había agua, surgió la tierra firme; en el mar Rojo apareció un
camino despejado y en las olas impetuosas, una verde llanura. Por ahí,
protegido por tu mano, pasó todo el pueblo, mientras contemplaba tus
prodigios admirables. Corrían como potros y brincaban como corderos,
dándote gracias, Señor, por haberlos liberado. Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL del salmo 104
R. Recordemos los prodigios del Señor.
Aclamen al Señor y denle gracias, relaten sus prodigios a los pueblos.
Entonen en su honor himnos y cantos, celebren sus portentos. R.
El Señor hirió de muerte a los primogénitos de los egipcios, primicias
de su virilidad. Sacó a su pueblo, cargado de oro y plata, y entre sus
tribus nadie tropezó. R.
Se acordó de la palabra sagrada que había dado a su siervo, Abraham,
y sacó a su pueblo con alegría, a sus escogidos, con gritos de triunfo. R.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Cfr. 2 Tes 2, 14
R. Aleluya, aleluya.
Dios nos ha llamado, por medio del Evangelio, a participar de la
gloria de nuestro Señor Jesucristo. R. Aleluya.
EVANGELIO
[Dios hará justicia a sus elegidos que claman a él.]
Del santo Evangelio según san Lucas 18, 1-8
En aquel tiempo, para enseñar a sus discípulos la necesidad de
orar siempre y sin desfallecer, Jesús les propuso esta parábola:
“En cierta ciudad había un juez que no temía a Dios ni respetaba a los
hombres. Vivía en aquella misma ciudad una viuda que acudía a él con
frecuencia para decirle: ‘Hazme justicia contra mi adversario’.
Por mucho tiempo el juez no le hizo caso, pero después se dijo: Aunque
no temo a Dios ni respeto a los hombres, sin embargo, por la insistencia
de esta viuda, voy a hacerle justicia para que no me siga molestando’ “.
Dicho esto, Jesús comentó: “Si así pensaba el juez injusto, ¿creen
acaso que Dios no hará justicia a sus elegidos, que claman a él día y
noche, y que los hará esperar? Yo les digo que les hará justicia sin
tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿creen que encontrará
fe sobre la tierra?” Palabra del Señor.
REFLEXIÓN: Llama la atención el que en esta parábola
parezca como si Dios haya llegado hasta adjudicarse el
nada honroso papel de este «juez injusto». Él deja a los
elegidos, en cambio, el ser muy bien representados por la
“parte amable”: la de la «viuda», porfiada e insistente. Dios
no suele estar del lado de los ansiosos e impacientes y a
menudo quiere poner a prueba nuestra constancia. Sólo
la fe –alimentada por una oración incesante– explica la inagotable paciencia divina, demostrando así que Él hará
presente, a su tiempo, una «justicia» transparente y efectiva.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Mira favorablemente, Señor, las ofrendas que presentamos en tu
altar en esta festividad de san Alberto Magno, para que nos alcancen
tu perdón y den gloria a tu nombre. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Jn 15, 16
No son ustedes los que me han elegido, dice el Señor, soy yo quien los ha
elegido y los ha destinado para que vayan y den fruto y su fruto permanezca.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Alimentados por estos sagrados misterios, Señor, te suplicamos
humildemente que, a ejemplo de san Alberto Magno, nos esforcemos
en profesar lo que él creyó y en poner en práctica lo que enseñó. Por
Jesucristo, nuestro Señor.




Informes Parroquiales
Informes Especiales


