7 jueves
Blanco
Memoria,
SAN AMBROSIO,
Obispo y Doctor de la Iglesia
MR p. 845 [880] / Lecc. I p. 365
Nació en Tréveris. Ambrosio era gobernador de Emilia y Liguria;
vivía en Milán cuando fue elegido como obispo de esta ciudad
(374). Es uno de los tipos más bien dibujados de pastor de almas.
Resiste enérgicamente las usurpaciones del poder imperial y al
mismo tiempo se dedica a catequizar al pueblo, comentando las
Sagradas Escrituras y difundiendo los cánticos religiosos.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sir 15, 5
En medio de la Iglesia abrió su boca, y el Señor lo llenó del
espíritu de sabiduría e inteligencia, y lo revistió de gloria.
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, tú que hiciste del obispo san Ambrosio un
insigne maestro de la fe católica y un admirable ejemplo de
fortaleza apostólica, suscita en tu Iglesia pastores según tu
corazón, que la guíen con firmeza y sabiduría. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del
Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
[El pueblo justo se mantiene fiel al Señor.]
Del libro del profeta Isaías 26, 1-6
Aquel día se cantará este canto en el país de Judá: "Tenemos
una ciudad fuerte; ha puesto el Señor, para salvarla, murallas
y baluartes. Abran las puertas para que entre el pueblo justo,
el que se mantiene fiel, el de ánimo firme para conservar la paz,
porque en ti confió. Confíen siempre en el Señor, porque el Señor
es nuestra fortaleza para siempre; porque él doblegó a los que
habitaban en la altura; a la ciudad excelsa la humilló, la humilló
hasta el suelo, la arrojó hasta el polvo donde la pisan los pies, los
pies de los humildes, los pasos de los pobres". Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL del salmo 117, 1 y 8-9. 19-21. 25-27a
R. Bendito el que viene en el nombre del Señor.
Te damos gracias, Señor, porque eres bueno, porque tu
misericordia es eterna. Más vale refugiarse en el Señor, que
poner en los hombres la confianza; más vale refugiarse en el
Señor, que buscar con los fuertes una alianza. R.
Ábranme las puertas del templo, que quiero entrar a dar
gracias a Dios. Esta es la puerta del Señor y por ella entrarán los
que le viven fieles. Te doy gracias, Señor, pues me escuchaste y
fuiste para mí la salvación. R.
Libéranos, Señor, y danos tu victoria. Bendito el que viene en
nombre del Señor. Que Dios desde su templo nos bendiga. Que
el Señor, nuestro Dios, nos ilumine. R.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Is 55, 6
R. Aleluya, aleluya.
Busquen al Señor mientras lo pueden encontrar, invóquenlo
mientras está cerca. R. Aleluya.
EVANGELIO
[El que cumple la voluntad de mi Padre entrará en el Reino de los cielos.]
Del santo Evangelio según san Mateo 7, 21. 24-27
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "No todo el que
me diga '¡Señor, Señor!', entrará en el Reino de los cielos,
sino el que cumpla la voluntad de mi Padre, que está en los cielos.
El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica, se
parece a un hombre prudente, que edificó su casa sobre roca.
Vino la lluvia, bajaron las crecientes, se desataron los vientos
y dieron contra aquella casa; pero no se cayó, porque estaba
construida sobre roca.
El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica, se
parece a un hombre imprudente, que edificó su casa sobre arena.
Vino la lluvia, bajaron las crecientes, se desataron los vientos,
dieron contra aquella casa y la arrasaron completamente".
Palabra del Señor.
REFLEXIÓN: El final del muy conocido y
reconocido sermón de la montaña concluye con unas
serias advertencias de Jesús mediante la parábola
de los “dos tipos de casas”. Hay aquí dos palabras
clave: «escuchar» y «poner en práctica». Cuando se
habla de alcanzar exitosamente la entrada al Reino
de los cielos, no son los labios sino el corazón lo que
más cuenta. Solamente siguiendo coherentemente a
Jesús –que es la única y definitiva «piedra angular»–
construiremos sólidamente y no sobre arena nuestra
vida, y podremos llegar a ser auténticos y decididos
discípulos suyos.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Al celebrar estos divinos misterios, te suplicamos, Señor,
que el Espíritu Santo derrame sobre nosotros la luz de la fe que
iluminó a san Ambrosio para propagar tu gloria sin descanso.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Sal 1, 2. 3
El que día y noche medita la ley del Señor, al debido tiempo
dará su fruto.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Fortalecidos por la eficacia de este sacramento, te pedimos, Señor,
aprovechar de tal manera las enseñanzas de san Ambrosio, que
avanzando con firmeza por tus sendas, nos dispongamos a disfrutar
la suavidad del banquete eterno. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ACTIVIDAD DIOCESANA
Jubileo Circular: Jueves 7, Viernes 8 y Sábado 9:
San Juan de Dios y La Santa Cruz, Ntra. Señora
del Favor, La Santísima Trinidad (La Barranca), Los
Tres Arcángeles, San José (Huajimic), Señor San
José (La Vega), María Madre Nuestra (Zapopan).