23 viernes
Blanco
FERIA DE PASCUA
MR p. 375 [379] / Lecc. I p. 924
ANTÍFONA DE ENTRADA Apoc 5, 12
Digno es el Cordero que fue sacrificado, de recibir el poder,
la riqueza, la sabiduría, la fuerza y el honor. Aleluya.
ORACIÓN COLECTA
Concédenos, Señor, conformar dignamente nuestra vida a los
sacramentos pascuales, para que, al celebrarlos llenos de alegría,
nos protejan y nos salven con su fuerza perdurable. Por nuestro
Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad
del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
[El Espíritu Santo y nosotros hemos decidido no imponerles más
cargas que las estrictamente necesarias.]
Del libro de los Hechos de los Apóstoles 15, 22-31
En aquellos días, los apóstoles y los presbíteros, de acuerdo con
toda la comunidad cristiana, juzgaron oportuno elegir a algunos
de entre ellos y enviarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé.
Los elegidos fueron Judas (llamado Barsabás) y Silas, varones
prominentes en la comunidad. A ellos les entregaron una carta
que decía:
“Nosotros, los apóstoles y los presbíteros, hermanos suyos,
saludamos a los hermanos de Antioquía, Siria y Cilicia, convertidos
del paganismo. Enterados de que algunos de entre nosotros, sin
mandato nuestro, los han alarmado e inquietado a ustedes con sus
palabras, hemos decidido de común acuerdo elegir a dos varones
y enviárselos, en compañía de nuestros amados hermanos Pablo
y Bernabé, que han consagrado su vida a la causa de nuestro
Señor Jesucristo. Les enviamos, pues, a Judas y a Silas, quienes
les transmitirán, de viva voz, lo siguiente:
‘El Espíritu Santo y nosotros hemos decidido no imponerles
más cargas que las estrictamente necesarias. A saber: que se
abstengan de la fornicación y de comer lo inmolado a los ídolos,
la sangre y los animales estrangulados. Si se apartan de esas cosas,
harán bien’. Los saludamos”.
Los enviados se despidieron y cuando llegaron a Antioquía,
reunieron a la comunidad cristiana y les entregaron la carta. Al
leer aquellas palabras alentadoras, todos se llenaron de júbilo.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL del salmo 56
R. Alabemos y cantemos al Señor. Aleluya.
Dispuesto está mi corazón, Dios mío, para cantar tus alabanzas.
Despiértate, alma mía, despiértense mi cítara y mi arpa, antes de
que despunte el alba. R.
Tocaré para ti ante las naciones, te alabaré, Señor, entre los
pueblos, pues tu lealtad hasta las nubes llega y tu amor es más
grande que los cielos. Levántate, Señor, en las alturas y llena con
tu gloria el mundo entero. R.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Jn 15, 15
R. Aleluya, aleluya.
A ustedes los llamo amigos, dice el Señor, porque les he dado
a conocer todo lo que le he oído a mi Padre. R. Aleluya.
EVANGELIO
[Este es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros.]
Del santo Evangelio según san Juan 15, 12-17
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Este es mi
mandamiento: que se amen los unos a los otros como yo los
he amado. Nadie tiene amor más grande a sus amigos que el que
da la vida por ellos. Ustedes son mis amigos, si hacen lo que yo
les mando. Ya no los llamo siervos, porque el siervo no sabe lo
que hace su amo; a ustedes los llamo amigos, porque les he dado
a conocer todo lo que le he oído a mi Padre.
No son ustedes los que me han elegido, soy yo quien los ha
elegido y los ha destinado para que vayan y den fruto y su fruto
permanezca, de modo que el Padre les conceda cuanto le pidan
en mi nombre. Esto es lo que les mando: que se amen los unos a
los otros”. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN:
Muy expresivamente, esta parte
del discurso de la Última Cena se abre y se cierra
con las mismas palabras de Jesús. Y estas palabras
se refieren a la necesidad de llevar a la práctica su
singular mandamiento de amarse unos a otros «como
Él» los ha amado. Por algo se le llama a este precepto
precisamente «su» mandamiento, porque Él lo ha
practicado con el ejemplo antes que con las palabras.
Como el Señor se entregó por nuestra salvación, así
también nosotros hemos de estar dispuestos –si nos
fuera requerido– a dar incluso nuestra propia vida
por Él y por los hermanos.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Santifica, Señor, por tu piedad, estos dones y al recibir en
oblación este sacrificio espiritual, conviértenos para ti en una
perenne ofrenda. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN
El Crucificado resucitó de entre los muertos y nos ha redimido.
Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Al recibir, Señor, el don de estos sagrados misterios, te
suplicamos humildemente que lo que tu Hijo nos mandó celebrar
en memoria suya, nos aproveche para crecer en nuestra caridad
fraterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.