23 jueves
Blanco
EN GUADALAJARA
Memoria (Anticipada) de SAN FRANCISCO DE SALES,
Obispo y Doctor de la Iglesia
MR pp. 667 y 896 [682 y 935] / Lecc. I p. 518
Fue esencialmente un pastor de almas (1567-1622). Fue misionero
y después obispo de Ginebra (residente en Annecy), fundó la orden
de las religiosas de la Visitación junto con santa Juana Francisca
Fremiot de Chantal. Se hizo todo a todos por medio de la palabra
hablada y escrita, y mantuvo conversaciones teológicas con los
protestantes. Se preocupaba de todos, pequeños y grandes, y
puso al alcance de todos ellos la vida espiritual.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Ez 34, 11. 23-24
Buscaré a mis ovejas, dice el Señor, y les daré un pastor
que las apaciente, y yo, el Señor, seré su Dios.
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que para la salvación de las almas quisiste
que el obispo san Francisco de Sales se hiciera todo para
todos, concédenos que, a ejemplo suyo, mostremos siempre la
mansedumbre de tu amor en el servicio a los hermanos. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
[Cristo se ofreció a sí mismo en sacrificio de una vez para
siempre.]
De la carta a los hebreos 7, 23-8, 6
Hermanos: Durante la antigua alianza hubo muchos
sacerdotes, porque la muerte les impedía permanecer en su
oficio. En cambio, Jesucristo tiene un sacerdocio eterno, porque
él permanece para siempre. De ahí que sea capaz de salvar, para
siempre, a los que por su medio se acercan a Dios, ya que vive
eternamente para interceder por nosotros.
Ciertamente que un sumo sacerdote como éste era el
que nos convenía: santo, inocente, inmaculado, separado de los
pecadores y elevado por encima de los cielos; que no necesita,
como los demás sacerdotes, ofrecer diariamente víctimas, primero
por sus pecados y después por los del pueblo, porque esto lo
hizo de una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo. Porque
los sacerdotes constituidos por la ley eran hombres llenos de
fragilidades; pero el sacerdote constituido por las palabras del
juramento posterior a la ley, es el Hijo eternamente perfecto.
Ahora bien, lo más importante de lo que estamos diciendo
es que tenemos en Jesús a un sumo sacerdote tan excelente, que
está sentado a la derecha del trono de Dios en el cielo, como
ministro del santuario y del verdadero tabernáculo, levantado
por el Señor y no por los hombres.
Todo sumo sacerdote es nombrado para que ofrezca dones
y sacrificios; por eso era también indispensable que él tuviera algo
que ofrecer. Si él se hubiera quedado en la tierra, ni siquiera sería
sacerdote, habiendo ya quienes ofrecieran los dones prescritos
por la ley. Pero éstos son ministros de un culto que es figura y
sombra del culto celestial, según lo reveló Dios a Moisés, cuando
le mandó que construyera el tabernáculo: Mira, le dijo, lo harás
todo según el modelo que te mostré en el monte. En cambio, el
ministerio de Cristo es tanto más excelente, cuanto que él es el
mediador de una mejor alianza, fundada en mejores promesas.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL del salmo 39
R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Sacrificios y ofrendas no quisiste, abriste, en cambio, mis
oídos a tu voz. No exigiste holocaustos por la culpa, así que dije:
“Aquí estoy”. R.
En tus libros se me ordena hacer tu voluntad; esto es,
Señor, lo que deseo: tu ley en medio de mi corazón. R.
He anunciado tu justicia en la gran asamblea; no he cerrado
mis labios, tú lo sabes, Señor. R.
Que se gocen en ti y que se alegren todos los que te buscan.
Cuantos quieren de ti la salvación repiten sin cesar: “¡Qué grande
es Dios!” R.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Cfr. 2 Tim 1, 10
R. Aleluya, aleluya.
Jesucristo, nuestro Salvador, ha vencido la muerte y ha
hecho resplandecer la vida por medio del Evangelio. R. Aleluya.
EVANGELIO
[Los espíritus inmundos gritaban: “Tú eres el Hijo de Dios”.
Pero Jesús les prohibía que lo manifestaran.]
Del santo Evangelio según san Marcos 3, 7-12
En aquel tiempo, Jesús se retiró con sus discípulos a la
orilla del mar, seguido por una muchedumbre de galileos. Una
gran multitud, procedente de Judea y Jerusalén, de Idumea y
Transjordania y de la parte de Tiro y Sidón, habiendo tenido
noticias de lo que Jesús hacía, se trasladó a donde él estaba.
Entonces rogó Jesús a sus discípulos que le consiguieran
una barca para subir en ella, porque era tanta la multitud, que
estaba a punto de aplastarlo.
En efecto, Jesús había curado a muchos, de manera que
todos los que padecían algún mal, se le echaban encima para
tocarlo. Cuando los poseídos por espíritus inmundos lo veían,
se echaban a sus pies y gritaban: “Tú eres el Hijo de Dios”. Pero
Jesús les prohibía que lo manifestaran. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN: El texto nos reporta una de las
incontables y muy intensas jornadas de la vida de
Jesús. La tarea del «Mesías» es la de revelar –más
que nada con sus obras– el rostro paterno de Dios.
San Marcos nos presenta al Señor profundamente
arraigado en el contexto humano. Son especialmente
los enfermos, los endemoniados y, sobre todo, las
grandes multitudes las que lo rodean y no le dan
tregua. El secreto de esta capacidad de atracción
radica en su condición de Hijo de Dios, reconocida,
sorpresivamente, incluso por los mismos «espíritus
inmundos».
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Por esta ofrenda de salvación que te presentamos, Señor,
enciende nuestro corazón con aquel divino fuego del Espíritu
Santo con el que de manera admirable inflamaste el corazón
lleno de mansedumbre de san Francisco de Sales. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Jn 15, 16
No son ustedes los que me han elegido, dice el Señor, soy
yo quien los ha elegido y los ha destinado para que vayan y den
fruto y su fruto permanezca.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Concédenos, Dios todopoderoso, que, por este sacramento
que acabamos de recibir, imitando en la tierra la caridad y la
mansedumbre de san Francisco de Sales, consigamos también
la gloria del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ACTIVIDAD DIOCESANA
Jubileo circular: Jueves 23, Viernes 24 y Sábado 25: María
Auxiliadora, San Jerónimo, San Miguel (Atemajac), La Virgen
de la Encarnación, San Francisco (Ahualulco), San Antonio de
Padua (La Barca), Cristo Rey (Col. Buenos Aires), San Pedro
Apóstol (La Barca).