23 domingo
Blanco
Solemnidad,
XXXIV y ÚLTIMO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, REY DEL UNIVERSO
MR p. 453 [452] / Lecc. II p. 301. LH II Semana del Salterio.
ANTÍFONA DE ENTRADA Ap 5, 12; 1,6
Digno es el Cordero que fue inmolado, de recibir el poder y la
riqueza, la sabiduría, la fuerza y el honor. A él la gloria y el imperio
por los siglos de los siglos.
Se dice Gloria.
ORACIÓN COLECTA
Dios todopoderoso y eterno, que quisiste fundamentar todas las
cosas en tu Hijo muy amado, Rey del universo, concede, benigno,
que toda la creación, liberada de la esclavitud del pecado, sirva a
tu majestad y te alabe eternamente. Por nuestro Señor Jesucristo,
tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
[Ungieron a David como rey de Israel.]
Del segundo libro de Samuel 5, 1-3
En aquellos días, todas las tribus de Israel fueron a Hebrón a
ver a David, de la tribu de Judá, y le dijeron: “Somos de tu misma
sangre. Ya desde antes, aunque Saúl reinaba sobre nosotros, tú eras
el que conducía a Israel, pues ya el Señor te había dicho: ‘Tú serás
el pastor de Israel, mi pueblo; tú serás su guía’ “.
Así pues, los ancianos de Israel fueron a Hebrón a ver a David, rey
de Judá. David hizo con ellos un pacto en presencia del Señor y ellos
lo ungieron como rey de todas las tribus de Israel. Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL del salmo 121
R. Vayamos con alegría al encuentro del Señor.
¡Qué alegría sentí cuando me dijeron: “Vayamos a la casa del
Señor”! Y hoy estamos aquí, Jerusalén, jubilosos, delante de tus
puertas. R.
A ti, Jerusalén, suben las tribus, las tribus del Señor, según lo
que a Israel se le ha ordenado, para alabar el nombre del Señor. R.
Por el amor que tengo a mis hermanos, voy a decir: “La paz sea
contigo”. Y por la casa del Señor, mi Dios, pediré para ti todos los
bienes. R.
SEGUNDA LECTURA
[Dios nos ha trasladado al Reino de su Hijo amado.]
De la carta del apóstol san Pablo a los colosenses 1, 12-20
Hermanos: Demos gracias a Dios Padre, el cual nos ha hecho
capaces de participar en la herencia de su pueblo santo, en el reino
de la luz.
Él nos ha liberado del poder de las tinieblas y nos ha trasladado
al Reino de su Hijo amado, por cuya sangre recibimos la redención,
esto es, el perdón de los pecados.
Cristo es la imagen de Dios invisible, el primogénito de toda la
creación, porque en él tienen su fundamento todas las cosas creadas,
del cielo y de la tierra, las visibles y las invisibles, sin excluir a los
tronos y dominaciones, a los principados y potestades. Todo fue
creado por medio de él y para él.
Él existe antes que todas las cosas, y todas tienen su consistencia
en él. Él es también la cabeza del cuerpo, que es la Iglesia. Él es
el principio, el primogénito de entre los muertos, para que sea el
primero en todo.
Porque Dios quiso que en Cristo habitara toda plenitud y por él quiso
reconciliar consigo todas las cosas, del cielo y de la tierra, y darles la
paz por medio de su sangre, derramada en la cruz. Palabra de Dios.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Mc 11, 9. 10
R. Aleluya, aleluya.
¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Bendito el reino
que llega, el reino de nuestro padre David! R. Aleluya.
EVANGELIO
[Señor, cuando llegues a tu Reino, acuérdate de mí.]
Del santo Evangelio según san Lucas 23, 35-43
Cuando Jesús estaba ya crucificado, las autoridades le hacían
muecas, diciendo: “A otros ha salvado; que se salve a sí mismo,
si él es el Mesías de Dios, el elegido”.
También los soldados se burlaban de Jesús, y acercándose a él, le
ofrecían vinagre y le decían: “Si tú eres el rey de los judíos, sálvate
a ti mismo” Había, en efecto, sobre la cruz, un letrero en griego,
latín y hebreo, que decía: “Este es el rey de los judíos”.
Uno de los malhechores crucificados insultaba a Jesús, diciéndole:
“Si tú eres el Mesías, sálvate a ti mismo y a nosotros”. Pero el otro
le reclamaba, indignado: “¿Ni siquiera temes tú a Dios estando en
el mismo suplicio? Nosotros justamente recibimos el pago de lo que
hicimos. Pero éste ningún mal ha hecho”. Y le decía a Jesús: “Señor,
cuando llegues a tu Reino, acuérdate de mí”. Jesús le respondió:
“Yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso”. Palabra
del Señor.
Se dice Credo.
ORACIÓN DE LOS FIELES:
Dirijamos, llenos de confianza, nuestras súplicas a
Cristo, supremo Señor de la vida y de la muerte y Rey
de todas las creaturas del cielo y de la tierra:
1. Para que los pastores y los fieles de la Iglesia
se esfuercen en reconciliar el universo con Dios y en
pacificar por la sangre de Cristo a todas las creaturas,
roguemos al Señor.
2. Para que la semilla evangélica –escondida en las
diversas religiones y culturas– germine y se manifieste,
y todos los hombres reconozcan que Cristo es Señor,
para gloria de Dios Padre, roguemos al Señor.
3. Para que quienes aún viven bajo el dominio de la
ignorancia, el pecado o el sufrimiento sean trasladados
al Reino de Cristo y encuentren el fin de sus penas,
roguemos al Señor.
4. Para que los que hoy celebramos la solemnidad
de Cristo, Señor supremo del universo, participemos
también un día en la herencia del pueblo santo, en el
Reino de la luz, roguemos al Señor.
Señor, Padre santo, que nos llamas a reinar contigo
en la justicia y en el amor, fortalece nuestras débiles
voluntades, para que sigamos las huellas de tu Hijo y,
como Él, demos la propia vida en bien de los demás y
compartamos con ellos el Reino de Cristo en el paraíso.
Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Al ofrecerte, Señor, el sacrificio de la reconciliación humana, te
suplicamos humildemente que tu Hijo conceda a todos los pueblos
los dones de la unidad y de la paz. Él, que vive y reina por los siglos
de los siglos.
PREFACIO: Cristo, Rey del universo.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios
todopoderoso y eterno.
Porque has ungido con el óleo de la alegría, a tu Hijo único,
nuestro Señor Jesucristo, como Sacerdote eterno y Rey del
universo, para que, ofreciéndose a sí mismo como víctima perfecta
y pacificadora en el altar de la cruz, consumara el misterio de la
redención humana; y, sometiendo a su poder la creación entera,
entregara a tu majestad infinita un Reino eterno y universal: Reino
de la verdad y de la vida, Reino de la santidad y de la gracia, Reino
de la justicia, del amor y de la paz.
Por eso, con los ángeles y los arcángeles y con todos los
coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria: Santo,
Santo, Santo...
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Sal 28, 10-11
En su trono reinará el Señor para siempre y le dará a su pueblo
la bendición de la paz.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Habiendo recibido, Señor, el alimento de vida eterna, te rogamos
que quienes nos gloriamos de obedecer los mandamientos de
Jesucristo, Rey del universo, podamos vivir eternamente con él en
el reino de los cielos. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
ACTIVIDAD DIOCESANA
Visita al Santuario de los Mártires:
Decanato de Jesucristo, Rey del Universo.




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