4 martes
Blanco
Memoria,
SAN CARLOS BORROMEO, Obispo
MR pp. 827 y 896 [861 y 935] / Lecc. II p. 964
Como arzobispo de Milán, cumplió personalmente con lo que el
reciente Concilio de Trento prescribía sobre los obispos. Trabajó en
la reforma del clero mediante celebración de sínodos y fundación
de seminarios. Quiso también renovar las costumbres cristianas
mediante sus visitas pastorales, en las cuales daba un ejemplo
universal de vida auténticamente evangélica (1538-1584).
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Ez 34, 11. 23-24
Buscaré a mis ovejas, dice el Señor, y les daré un pastor que las
apaciente, y yo, el Señor, seré su Dios.
ORACIÓN COLECTA
Conserva, Señor, en tu pueblo el espíritu que infundiste en san
Carlos Borromeo, obispo, a fin de que tu Iglesia, renovada sin cesar e
identificándose cada vez más con tu Hijo, pueda mostrar al mundo el verdadero rostro de Cristo. Él, que vive y reina contigo en la unidad
del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
[Todos y cada uno somos miembros los unos de los otros.]
De la carta del apóstol san Pablo a los romanos 12, 5-16a
Hermanos: Todos nosotros, aun siendo muchos, formamos un solo
cuerpo unidos a Cristo, y todos y cada uno somos miembros los unos
de los otros. Pero tenemos dones diferentes, según la gracia concedida
a cada uno. El que tenga el don de profecía, que lo ejerza de acuerdo
con la fe; el que tenga el don del servicio, que se dedique a servir; el
que enseña, que se consagre a enseñar; el que exhorta, que se entregue
a exhortar. El que da, hágalo con sencillez; el que preside, presida
con solicitud; el que atiende a los necesitados, hágalo con alegría.
Que el amor de ustedes sea sincero. Aborrezcan el mal y practiquen
el bien; ámense cordialmente los unos a los otros, como buenos
hermanos; que cada uno estime a los otros más que a sí mismo.
En el cumplimiento de su deber, no sean negligentes y mantengan
un espíritu fervoroso al servicio del Señor. Que la esperanza los
mantenga alegres; sean constantes en la tribulación y perseverantes
en la oración. Ayuden a los hermanos en sus necesidades y esmérense
en la hospitalidad.
Bendigan a los que los persiguen; bendíganlos, no los maldigan.
Alégrense con los que se alegran; lloren con los que lloran. Que
reine la concordia entre ustedes. No sean, pues, altivos; más bien
pónganse al nivel de los humildes. Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL del salmo 130
R. Dame, Señor, la paz junto a ti.
Señor, mi corazón no es ambicioso ni mis ojos soberbios;
grandezas que superen mis alcances no pretendo. R.
Estoy, Señor, por lo contrario, tranquilo y en silencio, como niño
recién amamantado en los brazos maternos. R.
Que igual en el Señor esperen los hijos de Israel, ahora y siempre. R.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Mt 11, 28
R. Aleluya, aleluya.
Vengan a mí, todos los que están fatigados y agobiados por la
carga, y yo les daré alivio, dice el Señor. R. Aleluya.
EVANGELIO
[Sal a los caminos y a las veredas; insísteles a todos para que vengan
y se llene mi casa.]
Del santo Evangelio según san Lucas 14, 15-24
En aquel tiempo, uno de los que estaban sentados a la mesa
con Jesús le dijo: “Dichoso aquel que participe en el banquete
del Reino de Dios”.
Entonces Jesús le dijo: “Un hombre preparó un gran banquete
y convidó a muchas personas. Cuando llegó la hora del banquete,
mandó un criado suyo a avisarles a los invitados que vinieran,
porque ya todo estaba listo. Pero todos, sin excepción, comenzaron
a disculparse. Uno le dijo: ‘Compré un terreno y necesito ir a verlo;
te ruego que me disculpes’. Otro le dijo: ‘Compré cinco yuntas de
bueyes y voy a probarlas; te ruego que me disculpes’. Y otro más
le dijo: ‘Acabo de casarme y por eso no puedo ir’.
Volvió el criado y le contó todo al amo. Entonces el Señor se enojó
y le dijo al criado: ‘Sal corriendo a las plazas y a las calles de la ciudad
y trae a mi casa a los pobres, a los lisiados, a los ciegos y a los cojos’.
Cuando regresó el criado, le dijo: ‘Señor, hice lo que me ordenaste,
y todavía hay lugar’. Entonces el amo respondió: ‘Sal a los caminos
y a las veredas; insísteles a todos para que vengan y se llene mi casa.
Yo les aseguro que ninguno de los primeros invitados participará
de mi banquete’ ”. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN: En el contexto de esta tan desconcertante
parábola, lo específico del Reino alcanza, a fin de cuentas,
un resultado positivo. No obstante las excusas y pretextos
de los desatentos invitados, éste se obtiene recurriendo
a los pobres y marginados. Ellos, de ordinario, estarán
más dispuestos a aceptar la invitación al «gran banquete»
de la comunión con Dios y con los hermanos. Al evocar
aquí la historia de Israel y su trágico final, la redacción
de san Lucas parece menos drástica que la de san Mateo,
que concluye diciendo: «Muchos son los llamados y pocos
los elegidos» (Mt 22, 14).
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Mira con bondad, Señor, los dones que presentamos sobre tu altar en
la conmemoración de san Carlos, y así como quisiste que se distinguiera
por el celo en su oficio pastoral y por los méritos de sus preclaras
virtudes, haz que nosotros, por la eficacia de este sacrificio, abundemos
en frutos de buenas obras. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Jn 15, 16
No son ustedes los que me han elegido, dice el Señor, soy yo
quien los ha elegido y los ha destinado para que vayan y den fruto
y su fruto permanezca.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Que el santo sacramento que recibimos, Señor, nos comunique
aquella fortaleza de espíritu que hizo a san Carlos fiel en su
ministerio y fervoroso en la caridad. Por Jesucristo, nuestro Señor.




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