21 martes
Morado
FERIA DE CUARESMA
MR p. 229 [242] / Lecc. I p. 763
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Is 55, 1
Todos ustedes, los que tienen sed, vengan por agua, dice el
Señor; y los que no tienen dinero, vengan y beban con alegría.
ORACIÓN COLECTA
Señor, que la venerable observancia de las prácticas cuaresmales
disponga los corazones de tus fieles, para que puedan celebrar
dignamente el misterio pascual y proclamar el himno de alabanza
de tu salvación. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive
y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los
siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
[Vi salir agua del templo: era un agua que daba vida y fertilidad.]
Del libro del profeta Ezequiel 47, 1-9. 12
En aquellos tiempos, un hombre me llevó a la entrada del
templo. Por debajo del umbral manaba agua hacia el oriente, pues
el templo miraba hacia el oriente, y el agua bajaba por el lado
derecho del templo, al sur del altar.
Luego me hizo salir por el pórtico del norte y dar la vuelta hasta
el pórtico que mira hacia el oriente, y el agua corría por el lado
derecho. Aquel hombre salió hacia el oriente, y con la cuerda que
tenía en la mano, midió quinientos metros y me hizo atravesar por
el agua, que me daba a los tobillos. Midió otros quinientos metros
y me hizo pasar; el agua me daba a las rodillas. Midió quinientos
más y me hizo cruzar; el agua me daba a la cintura. Era ya un
torrente que yo no podía vadear, pues habían crecido las aguas
y no se tocaba el fondo. Entonces me dijo: “¿Has visto, hijo de
hombre?”
Después me hizo volver a la orilla del torrente, y al mirar hacia
atrás, vi una gran cantidad de árboles en una y otra orilla. Aquel
hombre me dijo: “Estas aguas van hacia la región oriental; bajarán
hasta el Arabá, entrarán en el mar de aguas saladas y lo sanearán.
Todo ser viviente que se mueva por donde pasa el torrente, vivirá;
habrá peces en abundancia, porque los lugares a donde lleguen
estas aguas quedarán saneados y por dondequiera que el torrente
pase, prosperará la vida. En ambas márgenes del torrente crecerán
árboles frutales de toda especie, de follaje perenne e inagotables
frutos. Darán frutos nuevos cada mes, porque los riegan las aguas
que manan del santuario. Sus frutos servirán de alimento y sus
hojas, de medicina”. Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL del salmo 45, 2-3. 5-6. 8-9b
R. Con nosotros está Dios, el Señor.
Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza, quien en todo peligro
nos socorre. Por eso no tememos, aunque tiemble, y aunque al
fondo del mar caigan los montes. R.
Un río alegra a la ciudad de Dios, su morada el Altísimo hace
santa. Teniendo a Dios, Jerusalén no teme, porque Dios la protege
desde el alba. R.
Con nosotros está Dios, el Señor; es el Dios de Israel nuestra
defensa. Vengan a ver las cosas sorprendentes que ha hecho el
Señor sobre la tierra. R.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Sal 50, 12. 14
R. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Crea en mí, Señor, un corazón puro y devuélveme tu salvación,
que regocija. R. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
EVANGELIO
[Al momento el hombre quedó curado.]
Del santo Evangelio según san Juan 5, 1-16
Era un día de fiesta para los judíos, cuando Jesús subió a
Jerusalén. Hay en Jerusalén, junto a la puerta de las Ovejas,
una piscina llamada Betesdá, en hebreo, con cinco pórticos, bajo
los cuales yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos y
paralíticos. Entre ellos estaba un hombre que llevaba treinta y ocho
años enfermo.
Al verlo ahí tendido y sabiendo que ya llevaba mucho tiempo
en tal estado, Jesús le dijo: “¿Quieres curarte?” Le respondió el
enfermo: “Señor, no tengo a nadie que me meta en la piscina
cuando se agita el agua. Cuando logro llegar, ya otro ha bajado
antes que yo”. Jesús le dijo: “Levántate, toma tu camilla y anda”.
Al momento el hombre quedó curado, tomó su camilla y se puso
a andar.
Aquel día era sábado. Por eso los judíos le dijeron al que había
sido curado: “No te es lícito cargar tu camilla”. Pero él contestó:
“El que me curó me dijo: ‘Toma tu camilla y anda’”. Ellos le
preguntaron: “¿Quién es el que te dijo: ‘Toma tu camilla y anda’?”
Pero el que había sido curado no lo sabía, porque Jesús había
desaparecido entre la muchedumbre. Más tarde lo encontró Jesús
en el templo y le dijo: “Mira, ya quedaste sano. No peques más, no
sea que te vaya a suceder algo peor. Aquel hombre fue y les contó
a los judíos que el que lo había curado era Jesús. Por eso los judíos
perseguían a Jesús, porque hacía estas cosas en sábado. Palabra
del Señor.
REFLEXIÓN: El milagro realizado por Jesús en
sábado en la piscina de Betesdá es, por supuesto,
una curación. Pero es también un «juicio» contrastante
acerca de la concepción en torno a la auténtica práctica
del sábado. Los judíos, al condenarlo duramente, no
logran interpretar el hecho milagroso como signo de la
presencia activa de Dios, sino que se aferran ciegamente
a la Ley como a un absoluto. Jesús –al interesarse por
el que «no tenía a nadie»– interpreta esta Ley como un
instrumento de la relación con Dios. Algo que ha de
estar siempre al servicio del hombre.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Te ofrecemos, Señor, estos dones que tú mismo nos has dado
para que testimonien el auxilio que has dispuesto para nuestra
condición mortal y se nos conviertan en alimento de inmortalidad.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Sal 22, 1-2
El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me
hace recostar; me conduce hacia fuentes tranquilas.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Purifica, Señor, en tu bondad, nuestro espíritu, y renuévalo
con tus sacramentos celestiales, para que de la misma manera
alcancemos, también para nuestro cuerpo, los auxilios presentes y
futuros. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE EL PUEBLO
Concede, Dios misericordioso, que tu pueblo permanezca
siempre entregado a ti y obtenga sin cesar de tu bondad lo que va
necesitando. Por Jesucristo, nuestro Señor.