21 domingo
Morado
IV DOMINGO DE ADVIENTO
FERIA MAYOR DE ADVIENTO,
“O Oriens” * “Oh Sol”
MR p. 149 [165] / Lecc. I p. 13. LH IV Semana del Salterio.
¡Oh sol que naces de lo alto, resplandor de la luz
eterna, sol de justicia, ven a iluminar a los que
viven en tinieblas y en sombras de muerte!
ANTÍFONA DE ENTRADA Is 45, 8
Cielos, destilen el rocío; nubes, lluevan la salvación; que la tierra
se abra, y germine el Salvador.
No se dice Gloria.
ORACIÓN COLECTA
Te pedimos, Señor, que infundas tu gracia en nuestros corazones,
para que, habiendo conocido, por el anuncio del ángel, la encarnación
de tu Hijo, lleguemos, por medio de su pasión y de su cruz, a la
gloria de la resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que
vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por
los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
[He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo.]
Del libro del profeta Isaías 7, 10-14
En aquellos tiempos, el Señor le habló a Ajaz diciendo: “Pide al
Señor, tu Dios, una señal de abajo, en lo profundo o de arriba, en lo
alto”. Contestó Ajaz: “No la pediré. No tentaré al Señor”.
Entonces dijo Isaías: “Oye, pues, casa de David: ¿No satisfechos
con cansar a los hombres, quieren cansar también a mi Dios? Pues
bien, el Señor mismo les dará por eso una señal: He aquí que la
virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrán el nombre de
Emmanuel, que quiere decir Dios-con-nosotros”. Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL del salmo 23
R. Ya llega el Señor, el rey de la gloria.
Del Señor es la tierra y lo que ella tiene, el orbe todo y los que en
él habitan, pues él lo edificó sobre los mares, él fue quien lo asentó
sobre los ríos. R.
¿Quién subirá hasta el monte del Señor? ¿Quién podrá entrar
en su recinto santo? El de corazón limpio y manos puras y que no
jura en falso. R.
Ese obtendrá la bendición de Dios, y Dios, su salvador, le hará
justicia. Esta es la clase de hombres que te buscan y vienen ante ti,
Dios de Jacob. R.
SEGUNDA LECTURA
[Jesucristo, nuestro Señor, Hijo de Dios, nació del linaje de David.]
De la carta del apóstol san Pablo a los romanos 1, 1-7
Yo, Pablo, siervo de Cristo Jesús, he sido llamado por Dios
para ser apóstol y elegido por él para proclamar su Evangelio. Ese
Evangelio, que, anunciado de antemano por los profetas en las
Sagradas Escrituras, se refiere a su Hijo, Jesucristo, nuestro Señor,
que nació, en cuanto a su condición de hombre, del linaje de David,
y en cuanto a su condición de espíritu santificador, se manifestó
con todo su poder como Hijo de Dios, a partir de su resurrección
de entre los muertos.
Por medio de Jesucristo, Dios me concedió la gracia del
apostolado, a fin de llevar a los pueblos paganos a la aceptación
de la fe, para gloria de su nombre. Entre ellos, también se cuentan
ustedes, llamados a pertenecer a Cristo Jesús.
A todos ustedes, los que viven en Roma, a quienes Dios ama y ha
llamado a la santidad, les deseo la gracia y la paz de Dios, nuestro
Padre, y de Jesucristo, el Señor. Palabra de Dios.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Mt 1, 23
R. Aleluya, aleluya.
He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán
el nombre de Emmanuel, que quiere decir Dios-con-nosotros. R.
Aleluya.
EVANGELIO
[Jesús nació de María, desposada con José, hijo de David.]
Del santo Evangelio según san Mateo 1, 18-24
Cristo vino al mundo de la siguiente manera: Estando María,
su madre, desposada con José, y antes de que vivieran juntos,
sucedió que ella, por obra del Espíritu Santo, estaba esperando un
hijo. José, su esposo, que era hombre justo, no queriendo ponerla
en evidencia, pensó dejarla en secreto.
Mientras pensaba en estas cosas, un ángel del Señor le dijo en
sueños: “José, hijo de David, no dudes en recibir en tu casa a María,
tu esposa, porque ella ha concebido por obra del Espíritu Santo. Dará
a luz un hijo y tú le pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará
a su pueblo de sus pecados”.
Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que había dicho el
Señor por boca del profeta Isaías: He aquí que la virgen concebirá
y dará a luz un hijo, a quien pondrán el nombre de Emmanuel, que
quiere decir Dios-con-nosotros.
Cuando José despertó de aquel sueño, hizo lo que le había
mandado el ángel del Señor y recibió a su esposa. Palabra del Señor.
Se dice Credo.
ORACIÓN DE LOS FIELES:
Pidamos el auxilio del Señor, para que –apiadado
del pobre y del oprimido– venga a salvar al mundo
de sus males:
1. Para que todos los fieles se dispongan a recibir
a Cristo como lo recibieron María y José, y como ellos
conserven sus palabras en el corazón, roguemos al Señor.
2. Para que aquellos hermanos que han abandonado
las prácticas cristianas –pero que acudirán, sin embargo,
a la iglesia en las próximas fiestas de Navidad– descubran
la buena noticia del Evangelio, no como algo fugaz, sino
como luz permanente que ilumina y alegra toda su vida,
roguemos al Señor.
3. Para que las fiestas del nacimiento de nuestro
Salvador alejen las tinieblas de quienes viven
sumergidos en dudas e incertidumbres, y colmen los
deseos de quienes se sienten descorazonados y tristes,
roguemos al Señor.
4. Para que el nacimiento de Cristo nos ayude a
renunciar a los deseos mundanos y a vivir sobria y
honradamente, esperando su aparición definitiva,
roguemos al Señor.
Señor Dios, que has mostrado la gratuidad y la
fuerza de tu amor eligiendo las entrañas purísimas de
María para revestir de carne mortal a tu Hijo, haz que
también nosotros sepamos engendrar espiritualmente
tu Verbo, escuchando tu palabra y obedeciendo a la fe.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Que santifique, Señor, estos dones, colocados en tu altar, el mismo
Espíritu Santo que fecundó con su poder el seno de la bienaventurada
Virgen María. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio II o IV de Adviento, pp. 485 o 487 [486 o 488].
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Is 7, 14
Miren: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo, a quien le pondrá
el nombre de Emmanuel.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Habiendo recibido esta prenda de redención eterna, te rogamos,
Dios todopoderoso, que, cuanto más se acerca el día de la festividad
que nos trae la salvación, con tanto mayor fervor nos apresuremos a
celebrar dignamente el misterio del nacimiento de tu Hijo. Él, que
vive y reina por los siglos de los siglos.
Puede utilizarse la fórmula de bendición solemne, p. 591 [598].




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