21 miércoles
Rojo
Fiesta,
SANTOS CRISTÓBAL MAGALLANES
y COMPAÑEROS MÁRTIRES *
MR pp. 716 y 886 [748 ] / Lecturas propias.
Del año 1915 a 1937, y principalmente en la persecución religiosa
de 1926 a 1929, veinticinco mexicanos: 22 sacerdotes diocesanos
y tres laicos, se distinguieron entre los cientos de cristianos
sacrificados en México por los enemigos de la fe católica. Con
admirable constancia perseveraron fieles a su compromiso
bautismal y a su identidad sacerdotal y ofrecieron su vida por
Cristo Rey y santa María de Guadalupe, en diversos lugares
de las diócesis de Aguascalientes, Autlán, Colima, Chihuahua,
Chilpancingo-Chilapa, Durango, Guadalajara, Morelia, San
Juan de los Lagos y Zacatecas.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Mt 25, 34
Vengan, benditos de mi Padre, y tomen posesión del Reino,
preparado para ustedes desde la creación del mundo. Aleluya.
Se dice Gloria.
ORACIÓN COLECTA
Dios todopoderoso y eterno, que concediste a san Cristóbal
Magallanes, presbítero, y a sus compañeros, que fueran fieles
a Cristo Rey hasta el martirio, concédenos, por su intercesión,
que, perseverando en la confesión de la fe verdadera, podamos
ser siempre fieles a los mandatos de tu amor. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del
Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
[Ninguna creatura podrá apartarnos del amor que nos ha
manifestado Dios en Cristo Jesús.]
De la carta del apóstol san Pablo a los romanos 8, 31-35. 37-39
Hermanos: Si Dios está a nuestro favor, ¿quién estará en
contra nuestra? El que no nos escatimó a su propio Hijo, sino
que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no va a estar dispuesto
a dárnoslo todo, junto con su Hijo? ¿Quién acusará a los elegidos
de Dios? Si Dios mismo es quien los perdona, ¿quién será el que
los condene? ¿Acaso Jesucristo, que murió, resucitó y está a la
derecha de Dios para interceder por nosotros?
¿Qué cosa podrá apartarnos del amor con que nos ama Cristo?
¿Las tribulaciones? ¿Las angustias? ¿La persecución? ¿El hambre?
¿La desnudez? ¿El peligro? ¿La espada?
Ciertamente de todo esto salimos más que victoriosos, gracias
a aquel que nos ha amado; pues estoy convencido de que ni la
muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni el presente
ni el futuro, ni los poderes de este mundo, ni lo alto ni lo bajo, ni
creatura alguna podrá apartarnos del amor que nos ha manifestado
Dios en Cristo Jesús. Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL del salmo 123
R. Nuestra alma se salvó como un ave de la trampa del cazador.
Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte cuando los
hombres nos asaltaron, nos habría devorado vivos el fuego de
su cólera. R.
Las aguas nos hubieran sepultado, un torrente nos hubiera
llegado al cuello, un torrente de aguas encrespadas. Bendito sea el
Señor, porque no permitió que nos despedazaran con sus dientes. R.
Nuestra vida se escapó como un pájaro de la trampa de los
cazadores. La trampa se rompió y nosotros escapamos. Nuestra
ayuda nos viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra. R.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
R. Aleluya, aleluya.
Señor, Dios eterno, alegres te cantamos a ti nuestra alabanza.
A ti, Señor, el ejército glorioso de los mártires te aclama. R. Aleluya.
EVANGELIO
[El que me sirve será honrado por mi Padre]
Del santo Evangelio según San Juan 12, 24-26
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Yo les aseguro
que si el grano de trigo sembrado en la tierra, no muere,
queda infecundo; pero si muere, producirá mucho fruto. El que
se ama a sí mismo, se pierde; el que se aborrece a sí mismo en
este mundo, se asegura para la vida eterna.
El que quiera servirme que me siga, para que donde yo esté,
también esté mi servidor. El que me sirve será honrado por mi
Padre”. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN:
• Sangre y Martirio. Estas dos palabras
pueden llegar a ser preciosas y muy significativas,
sobre todo para un cristiano enamorado de Dios. Estas
palabras debieron resonar profundamente en nuestros
mártires de Cristo Rey. Sangre: lugar donde reside la
vida, que sólo pertenece a Dios, según el pensamiento
hebreo. Martirio: testimonio que da el que vio, oyó,
palpó, estuvo presente o experimentó algo. En este
caso: «mártires» que dan testimonio del «Verbo de la
Vida», Cristo Jesús (Cfr. 1 Jn 1)…
Nuestros santos mártires –a quienes el Señor les concedió este gran
regalo como coronación de una vida santa y virtuosa–
muy bien han unido estos dos vocablos, pues con su
sangre han rubricado el amor por Cristo y por la Iglesia,
siendo «testigos», hasta la muerte, de que han conocido
y amado a Jesucristo, el Señor…
¿Acaso podrá alguno dar la vida por alguien que no ama o no conoce?
Hemos de decir que difícilmente lo podría hacer. Sólo quien
conoce y ama a Dios. Sólo quien lo ha experimentado y
lo ha sentido presente, actuante y operante en su propia
historia, es capaz de dar la vida por Él. [Sintetizado de:
Hacia los Altares. N° 15, pp. 28-29].
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Al conmemorar la muerte dichosa de tus santos Cristóbal
Magallanes y Compañeros mártires, te ofrecemos, Señor, aquel
mismo sacrificio en el que tuvo su origen todo martirio. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio de los santos mártires, MR pp. 535-536 [536-537]
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Apoc 2, 7
Al vencedor le daré a comer del árbol de la vida, que está en
el paraíso de Dios. Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Al celebrar en este divino banquete la celestial victoria de los
santos Cristóbal Magallanes y Compañeros mártires, te pedimos,
Señor, que concedas la victoria a quienes nos alimentamos con
este pan de vida, y que, ya vencedores, nos lleves a comer del
árbol de la vida en el paraíso. Por Jesucristo, nuestro Señor.