11 sábado
Morado
FERIA DE CUARESMA
MR p. 215 [227] / Lecc. I p. 734
ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 144, 8-9
El Señor es compasivo y misericordioso, lento para enojarse
y generoso para perdonar. Bueno es el Señor para con todos y su
amor se extiende a todas sus creaturas.
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, que gracias a tus celestiales remedios, nos haces
participar, ya desde este mundo, de los bienes eternos, dirige
nuestra vida presente para que, conducidos por ti, lleguemos a la
luz en que tú habitas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que
vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por
los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
[Arrojará a lo hondo del mar nuestros delitos.]
Del libro del profeta Miqueas 7, 14-15. 18-20
Señor, Dios nuestro, pastorea a tu pueblo con tu cayado, a las
ovejas de tu heredad, que permanecen aisladas en la maleza, en
medio de campos feraces. Pastarán en Basán y en Galaad, como en
los días de antaño, como cuando salimos de Egipto y nos mostrabas
tus prodigios.
¿Qué dios hay como tú, que quitas la iniquidad y pasas por alto
la rebeldía de los sobrevivientes de Israel? No mantendrás por
siempre tu cólera, pues te complaces en ser misericordioso.
Volverás a compadecerte de nosotros, aplastarás con tus pies
nuestras iniquidades, arrojarás a lo hondo del mar nuestros delitos.
Serás fiel con Jacob y compasivo con Abraham, como juraste a
nuestros padres en tiempos remotos, Señor, Dios nuestro. Palabra
de Dios.
SALMO RESPONSORIAL del salmo 102, 1-3. 3-4. 9-10. 11-12
R. El Señor es compasivo y misericordioso.
Bendice al Señor, alma mía, que todo mi ser bendiga su santo
nombre. Bendice al Señor, alma mía, y no te olvides de sus
beneficios. R.
El Señor perdona tus pecados y cura tus enfermedades; él
rescata tu vida del sepulcro y te colma de amor y de ternura. R.
El Señor no estará siempre enojado, ni durará para siempre su
rencor. No nos trata como merecen nuestras culpas, ni nos paga
según nuestros pecados. R.
Como desde la tierra hasta el cielo, así es de grande su
misericordia; como dista el oriente del ocaso, así aleja de nosotros
nuestros delitos. R.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Lc 15, 18
R. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Me levantaré, volveré a mi padre y le diré: “Padre, he pecado
contra el cielo y contra ti”. R. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
EVANGELIO
[Tu hermano estaba muerto y ha vuelto a la vida.]
Del santo Evangelio según san Lucas 15, 1-3. 11-32
En aquel tiempo, se acercaban a Jesús los publícanos y los
pecadores para escucharlo. Por lo cual los fariseos y los
escribas murmuraban entre sí: “Este recibe a los pecadores y come
con ellos”.
Jesús les dijo entonces esta parábola: “Un hombre tenía dos
hijos, y el menor de ellos le dijo a su padre: ‘Padre, dame la parte
de la herencia que me toca’. Y él les repartió los bienes.
No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo,
se fue a un país lejano y allá derrochó su fortuna, viviendo de
una manera disoluta. Después de malgastarlo todo, sobrevino en
aquella región una gran hambre y él empezó a padecer necesidad.
Entonces fue a pedirle trabajo a un habitante de aquel país, el cual
lo mandó a sus campos a cuidar cerdos. Tenía ganas de hartarse
con las bellotas que comían los cerdos, pero no lo dejaban que se
las comiera.
Se puso entonces a reflexionar y se dijo: ‘¡Cuántos trabajadores en
casa de mi padre tienen pan de sobra, y yo, aquí, me estoy muriendo
de hambre! Me levantaré, volveré a mi padre y le diré: Padre, he
pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo.
Recíbeme como a uno de tus trabajadores’.
Enseguida se puso en camino hacia la casa de su padre. Estaba
todavía lejos, cuando su padre lo vio y se enterneció profundamente.
Corrió hacia él, y echándole los brazos al cuello, lo cubrió de besos.
El muchacho le dijo: ‘Padre, he pecado contra el cielo y contra ti;
ya no merezco llamarme hijo tuyo’.
Pero el padre les dijo a sus criados: ‘¡Pronto!, traigan la túnica
más rica y vístansela; pónganle un anillo en el dedo y sandalias en
los pies; traigan el becerro gordo y mátenlo. Comamos y hagamos
una fiesta, porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida,
estaba perdido y lo hemos encontrado’. Y empezó el banquete.
El hijo mayor estaba en el campo y al volver, cuando se acercó
a la casa, oyó la música y los cantos. Entonces llamó a uno de los
criados y le preguntó qué pasaba. Este le contestó: ‘Tu hermano ha
regresado y tu padre mandó matar el becerro gordo, por haberlo
recobrado sano y salvo’. El hermano mayor se enojó y no quería
entrar.
Salió entonces el padre y le rogó que entrara; pero él replicó:
‘¡Hace tanto tiempo que te sirvo, sin desobedecer jamás una orden
tuya, y tú no me has dado nunca ni un cabrito para comérmelo con
mis amigos! Pero eso sí, viene ese hijo tuyo, que despilfarró tus
bienes con malas mujeres, y tú mandas matar el becerro gordo’.
El padre repuso: ‘Hijo, tú siempre estás conmigo y todo lo mío
es tuyo. Pero era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este
hermano tuyo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y
lo hemos encontrado’ ”. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN: La parábola del «hijo pródigo» –o, mejor,
del «padre misericordioso»– revela la magnanimidad
de Dios hacia todos sus hijos. Indica, además, las
etapas de un buen retorno a la casa paterna: “se
pone a reflexionar”, “se levanta” e “invoca el perdón”.
El Padre acoge con amor al hijo ingrato que se ha
alejado de Él y perdona a quien le ha dado transitoria
e irreflexivamente la espalda. Un abierto contraste
con el insensible y supuestamente muy “cumplido”
hermano mayor, incapaz de hacer fiesta por el que
«estaba perdido y ha vuelto a la vida».
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Por la celebración de estos sacramentos, concédenos, Señor, el
fruto de nuestra redención, para que nos aparte siempre de todo
humano desorden y nos encamine hacia los bienes de nuestra
salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Lc 15, 32
Alégrate, hijo mío, porque tu hermano estaba muerto y ha vuelto
a la vida; estaba perdido y lo hemos encontrado.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Que la santa recepción de tu sacramento, Señor, penetre hasta lo
más íntimo de nuestro corazón y nos comunique su fuerza divina.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE EL PUEBLO
Dios y Padre nuestro, que tu oído misericordioso esté abierto a
la oración de quienes te suplican, y, para que reciban lo que desean,
concédeles pedir lo que te agrada. Por Jesucristo, nuestro Señor.