11 miércoles
Morado / Blanco
FERIA
o SAN DÁMASO I, Papa
MR pp. 849 y 894 [885 y 933] / Lecc. I p. 378
Fue Papa de 366 a 384. Es célebre por su fervor en promover el
culto a los mártires de Roma. Restauró los antiguos cementerios,
consignó en las inscripciones los recuerdos de las grandes persecuciones, con lo cual impulsó definitivamente el culto de esos
santos. Además, por petición del Papa Dámaso, san Jerónimo
tradujo la Biblia al latín.
ANTÍFONA DE ENTRADA
El Señor lo eligió sumo sacerdote, le abrió sus tesoros y
derramó sobre él toda clase de bendiciones.
ORACIÓN COLECTA
Concédenos, Señor, celebrar siempre los méritos de tus
mártires a ejemplo del Papa san Dámaso, que tanto los amó y
veneró. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina
contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos
de los siglos.
PRIMERA LECTURA
[El Señor da vigor al fatigado.]
Del libro de profeta Isaías 40, 25-31
“¿Con quién me van a comparar, que pueda igualarse a
mí?”, dice el Dios de Israel. Alcen los ojos a lo alto y díganme
quién ha creado todos aquellos astros. Él es quien cuenta y despliega su ejército de estrellas y a cada una la llama por su nombre;
tanta es su omnipotencia y tan grande su vigor, que ninguna de
ellas desoye su llamado.
¿Por qué dices tú, Jacob, y lo repites tú, Israel: “Mi suerte
se le oculta al Señor y mi causa no le preocupa a mi Dios”? ¿Es
que no lo has oído? Desde siempre el Señor es Dios, creador aun
de los últimos rincones de la tierra. Él no se cansa ni se fatiga y
su inteligencia es insondable.
Él da vigor al fatigado y al que no tiene fuerzas, energía.
Hasta los jóvenes se cansan y se rinden, los más valientes tropiezan y caen; pero aquellos que ponen su esperanza en el Señor,
renuevan sus fuerzas; les nacen alas como de águila, corren y no
se cansan, caminan y no se fatigan. Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL del salmo 102
R. Bendice al Señor, alma mía.
Bendice al Señor, alma mía, que todo mi ser bendiga su
santo nombre. Bendice al Señor, alma mía, y no te olvides de
sus beneficios. R.
Él perdona tus pecados y cura tus enfermedades; él rescata
tu vida del sepulcro y te colma de amor y de ternura. R.
El Señor es compasivo y misericordioso, lento para enojarse y generoso para perdonar. No nos trata como merecen nuestras
culpas, ni nos paga según nuestros pecados. R.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
R. Aleluya, aleluya.
Ya viene el Señor para salvar a su pueblo. Dichosos los
que estén preparados para salir a su encuentro. R. Aleluya.
EVANGELIO
[Vengan a mí, todos los que están fatigados.]
Del Evangelio según san Mateo 11, 28-30
En aquel tiempo, Jesús dijo: “Vengan a mí, todos los que
están fatigados y agobiados por la carga, y yo los aliviaré. Tomen mi yugo sobre ustedes y aprendan de mí, que soy manso y
humilde de corazón, y encontrarán descanso, porque mi yugo es
suave y mi carga, ligera”. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN: Los misterios del Reino, rechazados por los engreídos letrados, son revelados a los
«pequeños», es decir, a quienes los reciben con sencillez
de corazón. Jesús invita –sobre todo con su ejemplo
de mansedumbre y de bondad– a un «descanso» que
sólo Él puede dar. Cuando se ama de verdad resultan
fáciles y llevaderas muchas cosas que, sin este amor,
serían no sólo difíciles sino incluso insoportables. El
que ama no siente la ley de Cristo como un «yugo»,
como una simple obligación gravosa, porque bajo la guía
del Espíritu la asumirá libremente como su gozo y su fortaleza.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Señor, este sacrificio que, para tu gloria, tu pueblo
ofrece en honor de san Dámaso, y concédenos alcanzar la eterna
salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Jn 10, 11
El buen Pastor da la vida por sus ovejas.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor, Dios nuestro, los sacramentos que hemos recibido fortalezcan en nosotros el fuego de la caridad que encendió
con ímpetu a san Dámaso y lo llevó a entregarse siempre por tu
Iglesia. Por Jesucristo, nuestro Señor.