16 martes
Morado
FERIA,
MR p. 145 [161] / Lecc. I p. 390
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Zac 14, 5. 7
Vendrá el Señor, mi Dios, y con él, todos sus santos; y brillará
en aquel día una gran luz.
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, que por gracia de tu Unigénito nos convertiste en una
nueva creatura, contempla benignamente la obra de tu misericordia
y, por la venida de tu Hijo, purifícanos de toda mancha de pecado.
Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es
Dios por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
[Se promete a todos los pobres la salvación por medio del Mesías.]
Del libro del profeta Sofonías 3, 1-2. 9-13
¡Ay de la ciudad rebelde y contaminada, de la ciudad potente y
opresora! No ha escuchado la voz, ni ha aceptado la corrección. No
ha confiado en el Señor, ni se ha vuelto hacia su Dios.
Pero hacia el fin daré otra vez a los pueblos labios puros, para
que todos invoquen el nombre del Señor y lo sirvan todos bajo
el mismo yugo.
Desde más allá de los ríos de Etiopía, hasta las últimas regiones
del norte, los que me sirven me traerán ofrendas.
Aquel día no sentirás ya vergüenza de haberme sido infiel, porque
entonces yo quitaré de en medio de ti a los orgullosos y engreídos,
y tú no volverás a ensoberbecerte en mi monte santo.
Aquel día, dice el Señor, yo dejaré en medio de ti, pueblo mío,
un puñado de gente pobre y humilde. Este resto de Israel confiará
en el nombre del Señor.
No cometerá maldades ni dirá mentiras; no se hallará en su boca
una lengua embustera. Permanecerán tranquilos y descansarán sin
que nadie los moleste”. Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL del salmo 33
R. El Señor escucha el clamor de los pobres.
Bendeciré al Señor a todas horas, no cesará mi boca de alabarlo.
Yo me siento orgulloso del Señor, que se alegre su pueblo al
escucharlo. R.
Confía en el Señor y saltarás de gusto, jamás te sentirás
decepcionado, porque el Señor escucha el clamor de los pobres y
los libra de todas sus angustias. R.
En contra del malvado está el Señor, para borrar de la tierra su
recuerdo. Escucha, en cambio, al hombre justo y lo libra de todas
sus congojas. R.
El Señor no está lejos de sus fieles y levanta a las almas
abatidas. Salva el Señor la vida de sus siervos; no morirán quienes
en él esperan. R.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
R. Aleluya, aleluya.
Ven, Señor, no te tardes; ven a perdonar los delitos de tu pueblo.
R. Aleluya.
EVANGELIO
[Vino Juan y los pecadores sí le creyeron.]
Del santo Evangelio según san Mateo 21, 28-32
En aquel tiempo, Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los
ancianos del pueblo: “¿Qué opinan de esto? Un hombre que
tenía dos hijos fue a ver al primero y le ordenó: ‘Hijo, ve a trabajar
hoy en la viña’. Él le contestó: ‘Ya voy, señor’, pero no fue. El padre
se dirigió al segundo y le dijo lo mismo. Este le respondió: ‘No
quiero ir’, pero se arrepintió y fue. ¿Cuál de los dos hizo la voluntad
del padre?” Ellos le respondieron: “El segundo”.
Entonces Jesús les dijo: “Yo les aseguro que los publicanos y las
prostitutas se les han adelantado en el camino del Reino de Dios.
Porque vino a ustedes Juan, predicó el camino de la justicia y no le
creyeron; en cambio, los publicanos y las prostitutas sí le creyeron;
ustedes, ni siquiera después de haber visto, se han arrepentido ni
han creído en él”. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN: Sofonías es aquí precursor de lo que
luego Jesús nos dirá a propósito de los «pobres», según
el espíritu de las Bienaventuranzas. Al subrayar que
el pueblo elegido era el depositario de las antiguas
promesas, hoy se nos narra la desconcertante parábola
de los dos hijos enviados por su Padre a la viña. ¿En cuál
de los dos nos vemos más reflejados? Probablemente en
ambos. Con frecuencia –y a diferencia de Cristo– damos
un «sí» y practicamos un «no» (Cfr. 2 Cor 1, 19). Ante
Dios cuentan más las obras que las palabras, y son los
«sencillos» los que mejor suelen responderle.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Que te sean agradables, Señor, nuestras humildes súplicas y
ofrendas, y puesto que no tenemos merecimientos en qué apoyarnos,
socórranos el poderoso auxilio de tu benevolencia. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. 2 Tim 4, 8
El Señor, justo juez, dará la corona merecida a todos los que
esperan con amor su venida gloriosa.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Saciados por el alimento que nutre nuestro espíritu, te rogamos,
Señor, que, por nuestra participación en estos misterios, nos enseñes
a valorar sabiamente las cosas de la tierra y a poner nuestro corazón
en las del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor.




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