2 martes
Verde
Feria o
Misa para fomentar la concordia
MR p. 1064 [1110] / Lecc. II p. 510
ANTÍFONA DE ENTRADA Hech 4, 32-33
La multitud de los que habían creído tenía un solo corazón
y una sola alma. Con grandes muestras de poder, los Apóstoles
daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús y todos
gozaban de gran estimación entre el pueblo,
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, que enseñaste a tu Iglesia a cumplir todos tus
celestiales mandamientos, en señal de amor a ti mismo y al
prójimo, danos un espíritu de paz y de benevolencia, para que
tu familia entera se consagre a ti de todo corazón y alcance
la concordia por la pureza de intención. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del
Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
[El Señor ha hablado, ¿quién no profetizará?]
Del libro del profeta Amos 3, 1-8; 4, 11-12
Escuchen estas palabras que el Señor les dirige a ustedes,
hijos de Israel, y a todo el pueblo que hizo salir de Egipto:
"Sólo a ustedes los elegí entre todos los pueblos de la tierra,
por eso los castigaré con mayor rigor por todos sus crímenes.
¿Acaso podrán caminar dos juntos, si no están de acuerdo?
¿Acaso no ruge el león en la selva, cuando tiene ya su presa?
¿Lanza su rugido el cachorro de león desde su cueva, si no ha
cazado nada? ¿Cae el pájaro al suelo, sin que se le haya tendido
una trampa? ¿Se levanta del suelo la trampa, sin que haya
atrapado algo? ¿Se toca la trompeta en la ciudad, sin que se
alarme la gente? ¿Hay alguna desgracia en la ciudad, sin que el
Señor la mande? Ciertamente el Señor no hace nada sin revelar
antes su designio a sus profetas. Pues bien, ya ha rugido el león,
¿quién no tendrá miedo? El Señor Dios ha hablado, ¿quién no
profetizará?
Los he destruido a ustedes como a Sodoma y a Gomorra; han
quedado como un tizón sacado del incendio y no se han vuelto
a mí, dice el Señor.
Por eso te voy a tratar así, Israel, y porque así te voy a tratar,
prepárate, Israel, a comparecer ante tu Dios". Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL del salmo 5, 5-6. 7. 8
R. Enséñame, Señor, tu santidad.
Tú no eres, Señor, un Dios al que pudiera la maldad agradarle,
ni el malvado es tu huésped ni ante ti puede estar el arrogante. R.
Al malhechor detestas, y destruyes, Señor, al embustero;
aborreces al hombre sanguinario y a quien es traicionero. R.
Pero yo, por tu gran misericordia, entraré en tu casa y me
postraré en tu templo santo con reverencia de alma. R.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Sal 129, 5
R. Aleluya, aleluya.
Confío en el Señor, mi alma espera y confía en su palabra.
R. Aleluya.
EVANGELIO
[Dio una orden terminante a los vientos y al mar, y sobrevino
una gran calma.]
Del santo Evangelio según san Mateo 8, 23-27
En aquel tiempo, Jesús subió a una barca junto con sus
discípulos. De pronto se levantó en el mar una tempestad
tan fuerte, que las olas cubrían la barca; pero él estaba dormido.
Los discípulos lo despertaron, diciéndole: "Señor, ¡sálvanos,
que perecemos!"
Él les respondió: "¿Por qué tienen miedo, hombres de poca
fe?" Entonces se levantó, dio una orden terminante a los vientos
y al mar, y sobrevino una gran calma. Y aquellos hombres,
maravillados, decían: "¿Quién es éste, a quien hasta los vientos
y el mar obedecen?". Palabra del Señor.
REFLEXIÓN: Este episodio se vincula con el tema
del seguimiento: Jesús subió a una barca «junto
con sus discípulos». Efectivamente, en la barca de
la Iglesia nunca faltarán los momentos de prueba,
similares a los de esta tormenta en el lago. La súplica
desesperada de los apóstoles ante el acoso del viento
y de las olas, demuestra una fe incipiente: «Señor,
¡sálvanos, que perecemos!». Debido a nuestra fe
inmadura, también nosotros podríamos ponernos
nerviosos, pero Jesús por supuesto que no nos falla:
«Yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del
mundo» (Mt 28, 20).
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Señor Dios, que por medio de tus sacramentos y tus
mandamientos nos renuevas conforme a tu imagen, dirige,
compasivo, nuestros pasos por tus sendas, para que, en virtud
de este sacrificio que te ofrecemos, nos concedas el don de la
caridad que esperamos recibir de ti. Por Jesucristo, nuestro
Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Jn 17, 20-21
Padre, te pido por los que van a creer en mí, para que todos
sean uno en nosotros y el mundo crea que tú me has enviado,
dice el Señor.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Habiendo recibido el sacramento de la unidad, concede, Señor,
a quienes hemos convivido hoy en tu casa en santa concordia,
que poseamos aquella paz que hemos dado y conservemos la
que hemos recibido. Por Jesucristo, nuestro Señor.