2 domingo
Morado / Negro
CONMEMORACIÓN DE TODOS
LOS FIELES DIFUNTOS
MR pp. 824-827 [857-860] / Lecc. II, pp. 1149-1160
Orar por los difuntos es una de las tradiciones cristianas más
antiguas. Es muy explicable que, al día siguiente de celebrar a
todos aquellos que han llegado ya a la intimidad con Dios, nos
preocupemos por todos nuestros hermanos que han muerto con la
esperanza de resucitar y con una fe tan sólo conocida por Dios.
El sacerdote puede usar cualquiera
de los tres siguientes esquemas:
PRIMERA MISA
ANTÍFONA DE ENTRADA 1 Tes 4, 14; 1 Cor 15, 22
Así como Jesús murió y resucitó, de igual manera debemos creer
que, a los que mueren en Jesús, Dios los llevará con él. Y así como
en Adán todos mueren, así en Cristo todos volverán a la vida.
ORACIÓN COLECTA
Escucha, Señor, benignamente nuestras súplicas, y concédenos
que al proclamar nuestra fe en la resurrección de tu Hijo de entre
los muertos, se afiance también nuestra esperanza en la resurrección
de tus hijos difuntos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive
y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los
siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
[Los aceptó como un holocausto agradable]
Del libro de la Sabiduría 3, 1-9
Las almas de los justos están en las manos de Dios y no los
alcanzará ningún tormento. Los insensatos pensaban que los justos
habían muerto, que su salida de este mundo era una desgracia y su
salida de entre nosotros, una completa destrucción. Pero los justos
están en paz.
La gente pensaba que sus sufrimientos eran un castigo, pero
ellos esperaban confiadamente la inmortalidad. Después de breves
sufrimientos recibirán una abundante recompensa, pues Dios los
puso a prueba y los halló dignos de sí. Los probó como oro en el
crisol y los aceptó como un holocausto agradable.
En el día del juicio brillarán los justos como chispas que se
propagan en un cañaveral. Juzgarán a las naciones y dominarán a
los pueblos, y el Señor reinará eternamente sobre ellos.
Los que confían en el Señor comprenderán la verdad y los que
son fieles a su amor permanecerán a su lado, porque Dios ama a sus
elegidos y cuida de ellos. Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL del salmo 26
R. Espero ver la bondad del Señor.
El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién voy a tenerle miedo?
El Señor es la defensa de mi vida, ¿quién podrá hacernos temblar? R.
Lo único que pido, lo único que busco es vivir en la casa del
Señor toda mi vida, para disfrutar las bondades del Señor y estar
continuamente en su presencia. R.
Oye, Señor, mi voz y mis clamores y tenme compasión. El
corazón me dice que te busque y buscándote estoy. No rechaces
con cólera a tu siervo. R.
La bondad del Señor espero ver en esta vida. Ármate de valor y
fortaleza y en el Señor confía. R.
SEGUNDA LECTURA
[Estamos seguros de haber pasado de la muerte a la vida, porque
amamos a nuestros hermanos.]
De la primera carta del apóstol san Juan 3, 14-16
Hermanos: Nosotros estamos seguros de haber pasado de la muerte a
la vida, porque amamos a nuestros hermanos. El que no ama permanece
en la muerte. El que odia a su hermano es un homicida y bien saben
ustedes que ningún homicida tiene la vida eterna.
Conocemos lo que es el amor, en que Cristo dio su vida por
nosotros. Así también debemos nosotros dar la vida por nuestros
hermanos. Palabra de Dios.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Mt 25, 34
R. Aleluya, aleluya.
Vengan, benditos de mi Padre, dice el Señor; tomen posesión
del Reino preparado para ustedes desde la creación del mundo. R.
Aleluya.
EVANGELIO
[Vengan, benditos de mi Padre.]
Del santo Evangelio según san Mateo 25, 31-46
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Cuando venga el
Hijo del hombre, rodeado de su gloria, acompañado de todos sus
ángeles, se sentará en su trono de gloria. Entonces serán congregadas
ante él todas las naciones, y él apartará a los unos de los otros, como
aparta el pastor a las ovejas de los cabritos, y pondrá a las ovejas a
su derecha y a los cabritos a su izquierda.
Entonces dirá el rey a los de su derecha: ‘Vengan, benditos de
mi Padre; tomen posesión del Reino preparado para ustedes desde
la creación del mundo; porque estuve hambriento y me dieron de
comer, sediento y me dieron de beber, era forastero y me hospedaron,
estuve desnudo y me vistieron, enfermo y me visitaron, encarcelado y
fueron a verme’. Los justos le contestarán entonces: ‘Señor, ¿cuándo
te vimos hambriento y te dimos de comer, sediento y te dimos de
beber? ¿Cuándo te vimos de forastero y te hospedamos, o desnudo
y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o encarcelado y te fuimos
a ver?’ Y el rey les dirá: ‘Yo les aseguro que, cuando lo hicieron
con el más insignificante de mis hermanos, conmigo lo hicieron’.
Entonces dirá también a los de la izquierda: ‘Apártense de mí,
malditos; vayan al fuego eterno, preparado para el diablo y sus
ángeles; porque estuve hambriento y no me dieron de comer, sediento
y no me dieron de beber, era forastero y no me hospedaron, estuve
desnudo y no me vistieron, enfermo y encarcelado y no me visitaron’.
Entonces ellos le responderán: ‘Señor, ¿cuándo te vimos
hambriento o sediento, de forastero o desnudo, enfermo o encarcelado
y no te asistimos?’ Y él les replicará: ‘Yo les aseguro que, cuando
no lo hicieron con uno de aquellos más insignificantes, tampoco lo
hicieron conmigo’. Entonces irán éstos al castigo eterno y los justos
a la vida eterna”. Palabra del Señor.
Se dice Credo.
ORACIÓN DE LOS FIELES:
Oremos confiadamente al Padre de la misericordia
y pidámosle el descanso eterno de nuestros hermanos
que han muerto en el Señor:
1. Para que Cristo, que con su muerte destruyó la
muerte y con su gloriosa resurrección dio la vida al
mundo entero, conceda el lugar de la luz y la felicidad
eternas a nuestros hermanos difuntos, roguemos al
Señor.
2. Para que les perdone todas las faltas que cometieron
de pensamiento, palabra, obra y omisión, roguemos al
Señor.
3. Para que el único que no cometió pecado se
compadezca de la debilidad de los que eran frágiles y
pecadores, roguemos al Señor.
4. Para que el Señor santifique a su Iglesia, llene el
mundo de bienes y se compadezca de los que sufren,
roguemos al Señor.
A ti, Señor, que tienes el trono en el cielo, elevamos
nuestros ojos; escucha nuestra oración y ten piedad de
tus siervos que, mientras vivían en el mundo, confiaron
en tu misericordia. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio I-V de difuntos, pp. 548-552 [549-553].
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Acepta, Señor, los dones que te ofrecemos en este sacramento
de amor que nos une a Cristo, tu Hijo, y recibe a nuestros hermanos
difuntos en la gloria de tu Reino. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Jn 11, 25-26
Yo soy la resurrección y la vida, dice el Señor. El que cree en
mí, aunque haya muerto, vivirá; y todo aquel que está vivo y cree
en mí, no morirá para siempre.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Te rogamos, Señor, que tus fieles difuntos, por quienes hemos
celebrado este sacrificio pascual, lleguen a la morada de la luz y de
la paz. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Puede utilizarse la fórmula de bendición solemne, p. 605 [613].
SEGUNDA MISA
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. 4 Esd 2, 34. 35
Dales, Señor, el descanso eterno y brille para ellos la luz perpetua.
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, gloria de los fieles y vida de los justos, que nos has
redimido por la muerte y resurrección de tu Hijo, acoge con bondad a
tus fieles difuntos, que creyeron en el misterio de nuestra resurrección,
y concédeles alcanzar los gozos de la eterna bienaventuranza. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
[El Señor destruirá la muerte para siempre.]
Del libro del profeta Isaías 25, 6. 7-9
En aquel día, el Señor del universo preparará sobre este monte
un festín con platillos suculentos para todos los pueblos. Él arrancará en este monte el velo que cubre el rostro de todos
los pueblos, el paño que oscurece a todas las naciones. Destruirá la
muerte para siempre; el Señor Dios enjugará las lágrimas de todos
los rostros y borrará de toda la tierra la afrenta de su pueblo. Así lo
ha dicho el Señor.
En aquel día se dirá: “Aquí está nuestro Dios, de quien
esperábamos que nos salvara; alegrémonos y gocemos con la
salvación que nos trae”. Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL del salmo 129
R. Señor, escucha mi oración.
Desde el abismo de mis pecados clamo a ti; Señor, escucha mi
clamor; que estén atentos tus oídos a mi voz suplicante. R.
Si conservaras el recuerdo de las culpas, ¿quién habría, Señor,
que se salvara? Pero de ti procede el perdón, por eso con amor te
veneramos. R.
Confío en el Señor, mi alma espera y confía en su palabra; mi
alma aguarda al Señor, mucho más que a la aurora el centinela. R.
Como aguarda a la aurora el centinela, aguarda Israel al Señor,
porque del Señor viene la misericordia y la abundancia de la
redención, y él redimirá a su pueblo de todas sus iniquidades. R.
SEGUNDA LECTURA
[Estaremos con el Señor para siempre.]
De la primera carta del apóstol san Pablo a los tesalonicenses
4, 13-14. 17-18
Hermanos: No queremos que ignoren lo que pasa con los difuntos,
para que no vivan tristes, como los que no tienen esperanza. Pues,
si creemos que Jesús murió y resucitó, de igual manera debemos
creer que, a los que murieron en Jesús, Dios los llevará con él, y así
estaremos siempre con el Señor.
Consuélense, pues, unos a otros, con estas palabras. Palabra de Dios.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Jn 3, 16
R. Aleluya, aleluya.
Tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único, para
que todo el que crea en él tenga vida eterna. R. Aleluya.
EVANGELIO
[El que coma de este pan vivirá para siempre y yo lo resucitaré el
último día.]
Del santo Evangelio según san Juan 6, 51-58
En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: “Yo soy el pan vivo
que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para
siempre. Y el pan que yo les voy a dar es mi carne, para que el
mundo tenga vida”.
Entonces los judíos se pusieron a discutir entre sí: “¿Cómo puede
éste darnos a comer su carne?” Jesús les dijo: “Yo les aseguro: Si no
comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no podrán
tener vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene
vida eterna y yo lo resucitaré el último día.
Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El
que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en él.
Como el Padre, que me ha enviado, posee la vida y yo vivo por él,
así también el que me come vivirá por mí.
Este es el pan que ha bajado del cielo; no es como el maná que
comieron sus padres, pues murieron. El que come de este pan, vivirá
para siempre”. Palabra del Señor.
Se dice Credo.
ORACIÓN DE LOS FIELES [Como en el primer esquema]
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Por este sacrificio, Dios todopoderoso y eterno, te rogamos que
laves de sus pecados en la sangre de Cristo a tus fieles difuntos,
para que, a los que purificaste en el agua del bautismo, no dejes
de purificarlos con la misericordia de tu amor. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
Prefacio I-V de difuntos, pp. 548-552 [549-553].
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. 4 Esd 2, 35. 34
Brille, Señor, para nuestros hermanos difuntos la luz perpetua
y vivan para siempre en compañía de tus santos, ya que eres
misericordioso.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Habiendo recibido el sacramento de tu Unigénito, que se inmoló
por nosotros y resucitó glorioso, te pedimos humildemente, Señor,
por tus fieles difuntos, para que, ya purificados por este sacrificio
pascual, alcancen la gloria de la futura resurrección. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
Puede utilizarse la fórmula de bendición solemne, p. 605 [613].
TERCERA MISA
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Rom 8, 11
El Padre, que resucitó a Jesús de entre los muertos, también
dará vida a nuestros cuerpos mortales, por obra de su Espíritu, que
habita en nosotros.
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, tú que quisiste que tu Hijo único venciera la muerte
y entrara victorioso en el cielo, concede a tus fieles difuntos que,
venciendo también la muerte, puedan contemplarte a ti, creador y
redentor, por toda la eternidad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios
por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
[Obró con gran rectitud y nobleza, pensando en la resurrección.]
Del segundo libro de los Macabeos 12, 43-46
En aquellos días, Judas Macabeo, jefe de Israel, hizo una colecta
y recogió dos mil dracmas de plata, que envió a Jerusalén para que
ofrecieran un sacrificio de expiación por los pecados de los que
habían muerto en la batalla.
Obró con gran rectitud y nobleza, pensando en la resurrección,
pues si no hubiera esperado la resurrección de sus compañeros, habría
sido completamente inútil orar por los muertos. Pero él consideraba
que, a los que habían muerto piadosamente, les estaba reservada una
magnífica recompensa.
En efecto, orar por los difuntos para que se vean libres de sus
pecados es una acción santa y conveniente. Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL del salmo 102
R. El Señor es compasivo y misericordioso.
El Señor es compasivo y misericordioso, lento para enojarse y
generoso para perdonar. No nos trata como merecen nuestras culpas,
ni nos paga según nuestros pecados. R.
Como un padre es compasivo con sus hijos, así es compasivo el
Señor con quien lo ama, pues bien sabe él de lo que estamos hechos
y de que somos barro, no se olvida. R.
La vida del hombre es como la hierba, brota como una flor
silvestre: tan pronto la azota el viento, deja de existir y nadie vuelve
a saber nada de ella. R.
El amor del Señor a quien lo teme es un amor eterno, y entre
aquellos que cumplen con su alianza, pasa de hijos a nietos su
justicia. R.
SEGUNDA LECTURA
[En Cristo, todos volverán a la vida.]
De la primera carta del apóstol san Pablo a los corintios 15,
20-24. 25-28
Hermanos: Cristo resucitó, y resucitó como la primicia de todos
los muertos. Porque si por un hombre vino la muerte, también por
un hombre vendrá la resurrección de los muertos.
En efecto, así como en Adán todos mueren, así en Cristo todos
volverán a la vida; pero cada uno en su orden: primero Cristo, como
primicia; después, a la hora de su advenimiento, los que son de Cristo.
Enseguida será la consumación, cuando Cristo entregue el Reino
a su Padre. Porque él tiene que reinar hasta que el Padre ponga bajo
sus pies a todos sus enemigos. El último de los enemigos en ser
aniquilado, será la muerte. Es claro que cuando la Escritura dice:
Todo lo sometió el Padre a los pies de Cristo, no incluye a Dios,
que es quien le sometió a Cristo todas las cosas.
Al final, cuando todo se le haya sometido, Cristo mismo
se someterá al Padre, y así Dios será todo en todas las cosas.
Palabra de Dios.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Jn 11, 25. 26
R. Aleluya, aleluya.
Yo soy la resurrección y la vida, dice el Señor; el que cree en mí,
aunque haya muerto, vivirá. R. Aleluya.
EVANGELIO
[Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.]
Del santo Evangelio según san Lucas 23, 44-46. 50. 52-53; 24, 1-6
Era casi el mediodía, cuando las tinieblas invadieron toda la
región y se oscureció el sol hasta las tres de la tarde. El velo del
templo se rasgó a la mitad. Jesús, clamando con voz potente, dijo:
“¡Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu!” Y dicho esto, expiró.
Un hombre llamado José, consejero del sanedrín, hombre bueno
y justo, se presentó ante Pilato para pedirle el cuerpo de Jesús. Lo
bajó de la cruz, lo envolvió en una sábana y lo colocó en un sepulcro
excavado en la roca, donde no habían puesto a nadie todavía.
El primer día después del sábado, muy de mañana, llegaron las
mujeres al sepulcro, llevando los perfumes que habían preparado.
Encontraron que la piedra ya había sido retirada del sepulcro y
entraron, pero no hallaron el cuerpo del Señor Jesús.
Estando ellas todas desconcertadas por esto, se les presentaron
dos varones con vestidos resplandecientes. Como ellas se llenaron
de miedo e inclinaron el rostro a tierra, los varones les dijeron:
“¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo? No está aquí;
ha resucitado”. Palabra del Señor.
Se dice Credo.
ORACIÓN DE LOS FIELES [Como en el primer esquema]
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Señor, con bondad la ofrenda que te presentamos
por todos tus siervos que descansan en Cristo, para que, por este
admirable sacrificio, libres de los lazos de la muerte, alcancen la
vida eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio I-V de difuntos, pp. 548-552 [549-553].
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Flp 3, 20-21
Esperamos como Salvador a nuestro Señor Jesucristo, el cual
transformará nuestro cuerpo frágil en cuerpo glorioso como el suyo.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Habiendo recibido este santo sacrificio, te pedimos, Señor, que
derrames con abundancia tu misericordia sobre tus siervos difuntos,
y a quienes diste la gracia del bautismo, concédeles la plenitud de
los gozos eternos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Puede utilizarse la fórmula de bendición solemne, p. 605 [613].
ACTIVIDAD DIOCESANA
Santuario de los Mártires:
Decanato de San Isidro.




Informes Parroquiales
Informes Especiales


