2 miércoles
Morado
FERIA DE CUARESMA
o Conmemoración de SAN FRANCISCO
DE PAULA, Ermitaño
MR pp. 230 y 695 [243 y 714] / Lecc. I p. 766
Nació en Calabria (provincia italiana), en 1416. Desde muy joven escuchó el
llamado de Dios para que se dedicara a la vida de ermitano, y se fue a vivir en
una cueva. Pero lo siguió toda una multitud de personas, que acamparon cerca de
su cueva. Este fue el origen de la Orden de los mínimos (1493). Francisco murió
en Francia, a donde el rey Luis XI lo había llamado.
ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 68, 14
Ahora, Señor, que estás dispuesto a escucharme, respóndeme, Dios mío, por tu
amor; que tu fidelidad me ayude.
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, tú que enalteces a los humildes, y elevaste a san Francisco de Paula
a la gloria de tus santos, concédenos que por sus méritos y ejemplo, consigamos
felizmente la recompensa prometida a los humildes. Por nuestro Señor Jesucristo,
tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los
siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
[Te constituí como alianza para el pueblo, para restaurar la tierra.]
Del libro del profeta Isaías 49, 8-15
Esto dice el Señor: “En el tiempo de la misericordia te escuché, en el día de la
salvación te auxilié. Yo te formé y te he destinado para que seas alianza del pueblo:
para restaurar la tierra, para volver a ocupar los hogares destruidos, para decir a los
prisioneros: ‘Salgan’, y a los que están en tinieblas: ‘Vengan a la luz’.
Pastarán de regreso a lo largo de todos los caminos, hallarán pasto hasta en las
dunas del desierto. No sufrirán hambre ni sed, no los afligirá el sol ni el calor,
porque el que tiene piedad de ellos los conducirá a los manantiales. Convertiré en
caminos todas las montañas y pondrán terraplén a mis calzadas.
Miren: éstos vienen de lejos; aquéllos, del norte y el poniente, y aquéllos otros,
de la tierra de Senim.
Griten de alegría, cielos; regocíjate, tierra; rompan a cantar, montañas, porque el
Señor consuela a su pueblo y tiene misericordia de los desamparados. Sión había
dicho: ‘El Señor me ha abandonado, el Señor me tiene en el olvido’. ¿Puede acaso
una madre olvidarse de su creatura hasta dejar de enternecerse por el hijo de sus
entrañas? Aunque hubiera una madre que se olvidara, yo nunca me olvidaré de ti”,
dice el Señor todopoderoso. Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL del salmo 144
R. El Señor es compasivo y misericordioso.
El Señor es compasivo y misericordioso, lento para enojarse y generoso para
perdonar. Bueno es el Señor para con todos y su amor se extiende a todas sus
creaturas. R.
El Señor es siempre fiel a sus palabras y bondadoso en todas sus acciones. Da
su apoyo el Señor al que tropieza y al agobiado alivia. R.
Siempre es justo el Señor en sus designios y están llenas de amor todas sus
obras. No está lejos de aquellos que lo buscan; muy cerca está el Señor, de quien
lo invoca. R.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Jn 11, 25. 26
R. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Yo soy la resurrección y la vida, dice el Señor; el que cree en mí, aunque haya
muerto, vivirá. R. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
EVANGELIO
[Como el Padre resucita a los muertos y les da vida, así el Hijo da la vida a quien
él quiere dársela.]
Del santo Evangelio según san Juan 5, 17-30
En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos (que lo perseguían por hacer curaciones
en sábado): “Mi Padre trabaja siempre y yo también trabajo”. Por eso los judíos
buscaban con mayor empeño darle muerte, ya que no sólo violaba el sábado, sino
que llamaba Padre suyo a Dios, igualándose así con Dios.
Entonces Jesús les habló en estos términos: “Yo les aseguro: El Hijo no puede
hacer nada por su cuenta y sólo hace lo que le ve hacer al Padre; lo que hace el
Padre también lo hace el Hijo. El Padre ama al Hijo y le manifiesta todo lo que
hace; le manifestará obras todavía mayores que éstas, para asombro de ustedes.
Así como el Padre resucita a los muertos y les da la vida, así también el Hijo da la
vida a quien él quiere dársela. El Padre no juzga a nadie, porque todo juicio se lo
ha dado al Hijo, para que todos honren al Hijo, como honran al Padre. El que no
honra al Hijo tampoco honra al Padre.
Yo les aseguro que, quien escucha mi palabra y cree en el que me envió, tiene
vida eterna y no será condenado en el juicio, porque ya pasó de la muerte a la vida.
Les aseguro que viene la hora, y ya está aquí, en que los muertos oirán la voz del
Hijo de Dios, y los que la hayan oído vivirán. Pues así como el Padre tiene la vida
en sí mismo, también le ha dado al Hijo tener la vida en sí mismo; y le ha dado el
poder de juzgar, porque es el Hijo del hombre.
No se asombren de esto, porque viene la hora en que todos los que yacen en la
tumba oirán mi voz y resucitarán: los que hicieron el bien para la vida; los que
hicieron el mal, para la condenación. Yo nada puedo hacer por mí mismo. Según lo
que oigo, juzgo; y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad
del que me envió”. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN: Los obstinados adversarios de Jesús lo acusan
de transgresor del reposo sabático, como lo hemos venido viendo
anteriormente. Le recriminan, además, de osar «igualarse con Dios».
Jesús responde revelándoles su íntima e indisoluble unidad con
el Padre en las obras que hace y en el poder de juzgar a todos los
hombres. Reconocer a Jesús como Hijo de Dios era ciertamente algo
difícil para los judíos. Una tal adhesión hubiera requerido tener en
cuenta las obras que probaban su divinidad, lo mismo que renunciar
a unos razonamientos meramente humanos.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Te rogamos, Señor, que la fuerza de este sacrificio nos purifique de nuestra antigua
condición pecadora y nos haga crecer en vida nueva y salvación. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Jn 3, 17
Dios no envió a su Hijo para condenar al mundo, sino para que el mundo se
salvara por él.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Al recibir tus celestiales dones, te rogamos, Señor, no permitas que sea causa
de condenación lo que en tu providencia diste a tus fieles como salvación. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE EL PUEBLO
Que defienda a tus siervos, Señor, la protección de tu bondad, para que, haciendo
el bien en este mundo, puedan llegar hasta ti, que eres el sumo bien. Por Jesucristo,
nuestro Señor.