22 miércoles
Blanco
Fiesta,
ANIVERSARIO DE LA DEDICACIÓN DE LA CATEDRAL,
En el año de 1716
MR 863 [902] / Lecc. II p. 1135
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Apoc 21, 2
Vi que descendía del cielo, desde donde está Dios, la ciudad
santa, la nueva Jerusalén, engalanada como una novia, que va a
desposarse con su prometido.
Se dice Gloria.
ORACIÓN COLECTA
Señor, tú que, con piedras vivas y escogidas, preparas una morada
eterna para tu divinidad, derrama con abundancia sobre tu Iglesia
la gracia que le has otorgado, para que tu pueblo fiel avance sin
cesar en la construcción de la Jerusalén celestial. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu
Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
[Ustedes son el templo de Dios.]
De la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 3,
9-11. 16-17
Hermanos: Ustedes son la casa que Dios edifica. Yo, por mi
parte, correspondiendo al don que Dios me ha concedido, como
un buen arquitecto, he puesto los cimientos; pero es otro quien
construye sobre ellos. Que cada uno se fije cómo va construyendo.
Desde luego el único cimiento válido es Jesucristo, y nadie puede
poner otro distinto.
¿No saben acaso ustedes que son el templo de Dios y que el
Espíritu de Dios habita en ustedes? Quien destruye el templo de
Dios, será destruido por Dios, porque el templo de Dios es santo y
ustedes son ese templo. Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL del salmo 45
R. Un río alegra a la ciudad de Dios.
Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza, quien en todo peligro
nos socorre. Por eso no tememos, aunque tiemble, y aunque al fondo
del mar caigan los montes. R.
Un río alegra a la ciudad de Dios, su morada el Altísimo hace
santa. Teniendo a Dios, Jerusalén no teme, porque Dios la protege
desde el alba. R.
Con nosotros está Dios, el Señor; es el Dios de Israel nuestra
defensa. Vengan a ver las cosas sorprendentes que ha hecho el Señor
sobre la tierra. R.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO 2 Crón 7, 16
R. Aleluya, aleluya.
He elegido y santificado este lugar, dice el Señor, para que siempre
habite ahí mi nombre. R. Aleluya.
EVANGELIO
[Jesús hablaba del templo de su cuerpo.]
Del santo Evangelio según san Juan 2, 13-22
Cuando se acercaba la Pascua de los judíos, Jesús llegó a
Jerusalén y encontró en el templo a los vendedores de bueyes,
ovejas y palomas, y a los cambistas con sus mesas. Entonces hizo
un látigo de cordeles y los echó del templo, con todo y sus ovejas
y bueyes; a los cambistas les volcó las mesas y les tiró al suelo las
monedas; y a los que vendían palomas les dijo: “Quiten todo de aquí
y no conviertan en un mercado la casa de mi Padre”.
En ese momento, sus discípulos se acordaron de lo que estaba
escrito: El celo de tu casa me devora.
Después intervinieron los judíos para preguntarle: “¿Qué señal
nos das de que tienes autoridad para actuar así?” Jesús les respondió:
“Destruyan este templo y en tres días lo reconstruiré”. Replicaron
los judíos: “Cuarenta y seis años se ha llevado la construcción del
templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?”
Pero él hablaba del templo de su cuerpo. Por eso, cuando resucitó
Jesús de entre los muertos, se acordaron sus discípulos de que había
dicho aquello y creyeron en la Escritura y en las palabras que Jesús
había dicho. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN: • En todas las civilizaciones aparece el
templo como lugar de encuentro del hombre con Dios.
Cada religión tiene sus lugares sagrados, donde la
presencia de Dios se hace más tangible y el contacto con
Él más asequible. Los textos de la fiesta de la Dedicación
de una iglesia nos ofrecen la oportunidad de reflexionar
sobre el sentido más profundo del templo, en sentido
cristiano. Las lecturas, en su conjunto, nos ofrecen estos
temas: Jesús, el verdadero «Templo». Nosotros, «templos
vivos» del Espíritu Santo, edificados sobre Cristo, el
sólido cimiento. No corromper el culto, no convertir en
mercado la casa del Padre. El agua viva, que mana
del templo de Dios, es símbolo del bautismo, y de un
nuevo estilo de vida… • Todos estos textos nos invitan
a pasar del templo de piedra al templo espiritual, que
somos los creyentes. El edificio no es propiamente la
casa de Dios sino la casa de la Iglesia, de la comunidad
cristiana. Nuestros edificios de piedra serán tanto más
«casa de Dios» cuanto más sean «casa de los hombres» (Mt
18, 20)… Los judíos amaban su templo con verdadera
devoción. Estaban orgullosos de su esplendor y de
su grandeza. Todo ello no fue obstáculo para que el
santuario se hubiera prostituido, algo que llevó a Jesús
a una actitud francamente airada. A los cristianos nos
puede ocurrir lo mismo. Dios puede ver, en ocasiones,
algo semejante a lo que contempló su Hijo en el templo
de Jerusalén: adoradores sin «espíritu» y sin «verdad»
(Cfr. Jn 4, 23).
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS Cfr. 1 Pe 2, 5
Recibe, Señor, los dones que te presentamos y concédenos que
podamos obtener en este lugar el fruto de tus sacramentos y el
cumplimiento de nuestros deseos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio p 864 [903]
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Mt 21, 13; Lc 11, 10
Mi casa es casa de oración: en ella quien pide, recibe; quien
busca, encuentra, y al que toca se le abre.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor Dios, que has querido darnos en tu Iglesia un signo
visible de la Jerusalén del cielo, concédenos que, mediante la
participación en este sacramento, nos transformes en templo de
tu gracia y nos concedas entrar en la morada de tu gloria. Por
Jesucristo, nuestro Señor.