6 sábado
Blanco
OCTAVA DE PASCUA
MR p. 346 [352] / Lecc. I p. 869
ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 104, 43
El Señor liberó a su pueblo y lo llenó de alegría; al pueblo
elegido lo colmó de júbilo. Aleluya.
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que, con la abundancia de tu gracia, no cesas
de aumentar en todos los pueblos el número de los que creen en
ti, mira propicio a tus elegidos y haz que, renacidos ya por el
sacramento del bautismo, queden un día revestidos de gozosa
inmortalidad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y
reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los
siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
[No podemos callar lo que hemos visto y oído.]
Del libro de los Hechos de los Apóstoles 4, 13-21
En aquellos días, los sumos sacerdotes, los ancianos y los
escribas, se quedaron sorprendidos al ver el aplomo con que
Pedro y Juan hablaban, pues sabían que eran hombres del
pueblo sin ninguna instrucción. Ya los habían reconocido
como pertenecientes al grupo que andaba con Jesús, pero no
se atrevían a refutarlos, porque ahí estaba de pie, entre ellos, el
hombre paralítico que había sido curado.
Por consiguiente, les mandaron que salieran del sanedrín,
y ellos comenzaron a deliberar entre sí: “¿Qué vamos a hacer
con estos hombres? Han hecho un milagro evidente, que todo
Jerusalén conoce y que no podemos negar; pero a fin de que todo
esto no se divulgue más entre el pueblo, hay que prohibirles con
amenazas hablar en nombre de Jesús”.
Entonces mandaron llamar a Pedro y a Juan y les ordenaron
que por ningún motivo hablaran ni enseñaran en nombre de
Jesús. Ellos replicaron: “Digan ustedes mismos si es justo
delante de Dios obedecerlos a ustedes antes que a Dios. Nosotros
no podemos dejar de contar lo que hemos visto y oído”.
Los miembros del sanedrín repitieron las amenazas y los
soltaron, porque no encontraron la manera de castigarlos, ya que el
pueblo entero glorificaba a Dios por lo sucedido. Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL del salmo 117, 1 14-15. 16ab-18. 19-21
R. La diestra del Señor ha hecho maravillas. Aleluya.
Te damos gracias, Señor, porque eres bueno, porque tu
misericordia es eterna. El Señor es mi fuerza y mi alegría; en el
Señor está mi salvación. Escuchemos el canto de victoria que
sale de la casa de los justos: R.
“La diestra del Señor es poderosa, la diestra del Señor es
nuestro orgullo”. No moriré, continuaré viviendo para contar lo
que el Señor ha hecho. Me castigó, me castigó el Señor, pero no
me abandonó a la muerte. R.
Ábranme las puertas del templo, que quiero entrar a dar
gracias a Dios. Esta es la puerta del Señor y por ella entrarán los
que le viven fieles. Te doy gracias, Señor, pues me escuchaste y
fuiste para mí la salvación. R.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Sal 117, 24
R. Aleluya, aleluya.
Este es el día del triunfo del Señor, día de júbilo y de gozo.
R. Aleluya.
EVANGELIO
[Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio.]
Del santo Evangelio según san Marcos 16, 9-15
Habiendo resucitado al amanecer del primer día de la
semana, Jesús se apareció primero a María Magdalena, de
la que había arrojado siete demonios. Ella fue a llevar la noticia
a los discípulos, los cuales estaban llorando, agobiados por la
tristeza; pero cuando la oyeron decir que estaba vivo y que lo
había visto, no le creyeron.
Después de esto, se apareció en otra forma a dos discípulos,
que iban de camino hacia una aldea. También ellos fueron a
anunciarlo a los demás; pero tampoco a ellos les creyeron.
Por último, se apareció Jesús a los Once, cuando estaban a la
mesa, y les echó en cara su incredulidad y dureza de corazón,
porque no les habían creído a los que lo habían visto resucitado.
Jesús les dijo entonces: “Vayan por todo el mundo y prediquen
el Evangelio a toda creatura”. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN: Durante esta semana hemos
repasado las sucesivas apariciones de Jesús, relatadas
según los diversos evangelistas. Sus narraciones
no siempre y no en todo coinciden e incluso en
algunos aspectos parecen hasta “contradecirse”.
Lo importante aquí es que descubramos que su
principal intención no es la de hacer historia exacta,
crónica fiel o reportaje detallado. No obstante, ellas
se fundan en datos objetivos –interpretados a la luz
de la Pascua– y no son mera creación literaria de tipo
subjetivo. Lo más fundamental es transmitirnos un
hecho: «El sepulcro está vacío» y «Él ha resucitado»,
como lo había prometido.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Concédenos, Señor, vivir siempre llenos de gratitud por estos
misterios pascuales que celebramos, para que, continuamente
renovados por su acción, se conviertan para nosotros en causa
de eterna felicidad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Gal 3, 27
Todos ustedes que han sido bautizados en Cristo, se han
revestido de Cristo. Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Dirige, Señor, tu mirada compasiva sobre tu pueblo, al que
te has dignado renovar con estos misterios de vida eterna, y
concédele llegar un día a la gloria incorruptible de la resurrección.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
SECUENCIA:
Ofrezcan los cristianos
ofrendas de alabanza
a gloria de la Víctima
propicia de la Pascua.
Cordero sin pecado,
que a las ovejas salva,
a Dios y a los culpables
unió con nueva alianza.
Lucharon vida y muerte
en singular batalla,
y, muerto el que es la vida,
triunfante se levanta.
“¿Qué has visto de camino,
María, en la mañana?”
“A mi Señor glorioso,
la tumba abandonada,
los ángeles testigos,
sudarios y mortaja.
¡Resucitó de veras
mi amor y mi esperanza!
Venid a Galilea,
allí el Señor aguarda;
allí veréis los suyos
la gloria de la Pascua”.
Primicia de los muertos,
sabemos por tu gracia
que estás resucitado;
la muerte en ti no manda.
Rey vencedor, apiádate
de la miseria humana
y da a tus fieles parte
en tu victoria santa.