Lectura del Día

Lecturas



6 de diciembre del 2025

6 sábado
Morado

FERIA
MR p. 135 [151] / Lecc. I p. 370

ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 79, 4. 2

Tú que habitas en lo alto, Señor, muéstranos tu rostro y nos salvaremos.

ORACIÓN COLECTA

Señor Dios, que, para liberar al género humano de la antigua condición de pecado, enviaste a este mundo a tu Unigénito, favorece con la gracia de tu celestial amor a quienes fervorosamente lo esperamos, para que alcancemos el premio de la verdadera libertad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

PRIMERA LECTURA

[El Señor se compadece de ti al oír el clamor de tu voz.]
Del libro del profeta Isaías 30, 19-21. 23-26
Esto dice el Señor Dios de Israel: “Pueblo de Sión, que habitas en Jerusalén, ya no volverás a llorar. El Señor misericordioso, al oír tus gemidos, se apiadará de ti y te responderá, apenas te oiga. Aunque te dé el pan de las adversidades y el agua de la congoja, ya no se esconderá el que te instruye; tus ojos lo verán. Con tus oídos oirás detrás de ti una voz que te dirá: ‘Este es el camino. Síguelo sin desviarte, ni a la derecha, ni a la izquierda’. El Señor mandará su lluvia para la semilla que siembres y el pan que producirá la tierra será abundante y sustancioso. Aquel día, tus ganados pastarán en dilatadas praderas. Los bueyes y los burros que trabajan el campo, comerán forraje sabroso, aventado con pala y bieldo. En todo monte elevado y toda colina alta, habrá arroyos y corrientes de agua el día de la gran matanza, cuando se derrumben las torres. El día en que el Señor vende las heridas de su pueblo y les sane las llagas de sus golpes, la luz de la luna será como la luz del sol; Será siete veces mayor, como si fueran siete días en uno”. Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL del salmo l46

R. Alabemos al Señor, nuestro Dios. Alabemos al Señor, nuestro Dios, porque es hermoso y justo el alabarlo. El Señor ha reconstruido a Jerusalén y a los dispersos de Israel los ha reunido. R. El Señor sana los corazones quebrantados y venda las heridas, tiende su mano a los humildes y humilla hasta el polvo a los malvados. R. Él puede contar el número de estrellas y llama a cada una por su nombre. Grande es nuestro Dios, todo lo puede; su sabiduría no tiene límites. R.

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Is 33, 22

R. Aleluya, aleluya.
El Señor es nuestro juez, nuestro legislador y nuestro rey; él vendrá a salvarnos. R. Aleluya.

EVANGELIO

[Al ver a la multitud se compadeció de ella.]
Del santo Evangelio según san Mateo 9, 35–10, 1. 6-8
En aquel tiempo, Jesús recorría todas las ciudades y los pueblos, enseñando en las sinagogas, predicando el Evangelio del Reino y curando toda enfermedad y dolencia. Al ver a las multitudes, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y desamparadas, como ovejas sin pastor. Entonces dijo a sus discípulos: “La cosecha es mucha y los trabajadores, pocos. Rueguen, por tanto, al dueño de la mies que envíe trabajadores a sus campos”. Después, llamando a sus doce discípulos, les dio poder para expulsar a los espíritus impuros y curar toda clase de enfermedades y dolencias. Les dijo: “Vayan en busca de las ovejas perdidas de la casa de Israel. Vayan y proclamen por el camino que ya se acerca el Reino de los cielos. Curen a los leprosos y demás enfermos; resuciten a los muertos y echen fuera a los demonios. Gratuitamente han recibido este poder; ejérzanlo, pues, gratuitamente”. Palabra del Señor.

REFLEXIÓN: Jesús muestra siempre un corazón compasivo y misericordioso. Al hacer partícipes de sus sus mismos poderes a los «Doce», los asocia a su misión como diligentes continuadores de su obra. Él, valiéndose de las expresivas imágenes de las «ovejas extenuadas» y de la «mies abundante» –y con la muy precisa consigna acerca del valor de la gratuidad– los instituye como los primeros evangelizadores. Ellos han de transmitir y testimoniar la alegre noticia de que Dios nos ama, de que nos ha adoptado como sus hijos y, en consecuencia, de que hemos de vivir como verdaderos hermanos.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Que este sacrificio, Señor, que te ofrecemos con devoción, nunca deje de realizarse, para que cumpla el designio que encierra tan santo misterio y obre eficazmente en nosotros tu salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Apoc 22, 12

Pronto vendré y traeré conmigo la recompensa, dice el Señor, y daré a cada uno según sus obras.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Imploramos, Señor, tu misericordia, para que estos divinos auxilios nos preparen, purificados de nuestros pecados, para celebrar las fiestas venideras. Por Jesucristo, nuestro Señor.


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