24 sábado
Blanco
FERIA DE PASCUA
MR p. 376 [381] / Lecc. I p. 926
ANTÍFONA DE ENTRADA Col 2, 12
Ustedes, por el bautismo, han sido sepultados con Cristo, y
con él han sido resucitados, porque han creído en el poder de
Dios, que lo resucitó de entre los muertos. Aleluya.
ORACIÓN COLECTA
Dios todopoderoso y eterno, que te dignaste concedernos la vida
celestial haciéndonos renacer por el bautismo, te rogamos que,
puesto que al justificarnos nos hiciste capaces de la inmortalidad,
nos concedas también llegar, con tu ayuda, a la plenitud de tu
gloria. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina
contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos
de los siglos.
PRIMERA LECTURA
[¡Ven a Macedonia y ayúdanos!]
Del libro de los Hechos de los Apóstoles 16, 1-10
En aquellos días, Pablo fue a Derbe y luego a Listra. Había
allí un discípulo, llamado Timoteo, hijo de padre griego y de
madre judía cristiana. Timoteo gozaba de muy buena fama entre
los hermanos de Listra e Iconio. Pablo quiso llevarlo consigo y
lo circuncidó, en atención a los judíos de aquellas regiones, pues
todos sabían que su padre era pagano.
En todas las ciudades por donde iban pasando, daban a conocer
las decisiones tomadas por los apóstoles y los presbíteros de
Jerusalén, para que las pusieran en práctica. De esta manera las
comunidades cristianas se fortalecían en la fe y el número de
creyentes aumentaba cada día más.
Como el Espíritu Santo les había prohibido predicar la palabra
en la provincia de Asia, Pablo y Timoteo atravesaron Frigia y
Galacia. Al llegar a los límites de Misia, se propusieron ir a
Bitinia, pero el Espíritu de Jesús no se lo permitió. Entonces
atravesaron Misia y llegaron a Tróade. Por la noche, Pablo tuvo
una aparición: vio a un macedonio, que de pie ante él, le rogaba:
“¡Ven a Macedonia y ayúdanos!”
Después de esta visión, determinamos salir para Macedonia,
convencidos de que Dios nos llamaba a predicar allí el Evangelio.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL del salmo 99
R. El Señor es nuestro Dios y nosotros su pueblo. Aleluya.
Alabemos a Dios todos los hombres, sirvamos al Señor con
alegría y con júbilo entremos en su templo. R.
Reconozcamos que el Señor es Dios, que él fue quien nos hizo
y somos suyos, que somos su pueblo y su rebaño. R.
Porque el Señor es bueno, bendigámoslo, porque es eterna su
misericordia y su fidelidad nunca se acaba. R.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Col 3, 1
R. Aleluya, aleluya.
Si han resucitado con Cristo, busquen las cosas del cielo, donde
está Cristo, sentado a la derecha de Dios. R. Aleluya.
EVANGELIO
[Ustedes no son del mundo, pues, al elegirlos, yo los he
separado del mundo.]
Del santo Evangelio según san Juan 15, 18-21
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Si el mundo
los odia, sepan que me ha odiado a mí antes que a ustedes.
Si fueran del mundo, el mundo los amaría como cosa suya; pero
el mundo los odia porque no son del mundo, pues al elegirlos,
yo los he separado del mundo.
Acuérdense de lo que les dije: ‘El siervo no es superior a
su señor’. Si a mí me han perseguido, también a ustedes los
perseguirán, y el caso que han hecho de mis palabras lo harán de
las de ustedes. Todo esto se lo van a hacer por mi causa, pues no
conocen a aquel que me envió”. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN:
El término «mundo» es entendido
aquí en sentido negativo. Se trata del conjunto de
«todo» y de «todos» los que se oponen a Dios y a su
Enviado, Jesucristo. El tema central es la permanente
animadversión contra los discípulos, algo que no
ha de sorprenderlos. Ellos son y serán perseguidos
por no pertenecer al mundo, sino al Señor. Siempre
han de recordar que, antes de ellos, fue su divino
Maestro el perseguido. Lógicamente este mundo –
que no conoce ni reconoce a Dios– tampoco estará
dispuesto a aceptar de buen grado a sus enviados.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Señor, con bondad, estas ofrendas de tu familia santa,
para que, con la ayuda de tu protección, conserve los dones
recibidos y llegue a poseer los eternos. Por Jesucristo, nuestro
Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Jn 17, 20-21
Padre, te ruego por ellos, para que sean uno en nosotros y el
mundo pueda creer que tú me has enviado, dice el Señor. Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Protege, Señor, con amor constante a quienes has salvado,
para que, una vez redimidos por la pasión de tu Hijo, se llenen
ahora de alegría por su resurrección. Él, que vive y reina por los
siglos de los siglos.