24 domingo
Morado
IV DOMINGO DE ADVIENTO
MR p. 149 [165] / Lecc. I p. 134. LH IV Semana del Salterio.
ANTÍFONA DE ENTRADA Is 45, 8
Cielos, destilen el rocío; nubes, lluevan la salvación; que la
tierra se abra, y germine el Salvador.
No se dice Gloria.
ORACIÓN COLECTA
Te pedimos, Señor, que infundas tu gracia en nuestros
corazones, para que, habiendo conocido, por el anuncio del
ángel, la encarnación de tu Hijo, lleguemos, por medio de su
pasión y de su cruz, a la gloria de la resurrección. Por nuestro
Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad
del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
[El reino de David permanecerá para siempre en presencia
del Señor.]
Del segundo libro de Samuel 7, 1-5. 8-12. 14. 16
Tan pronto como el rey David se instaló en su palacio y el Señor
le concedió descansar de todos los enemigos que lo rodeaban, el
rey dijo al profeta Natán: "¿Te has dado cuenta de que yo vivo en
una mansión de cedro, mientras el arca de Dios sigue alojada en
una tienda de campaña?" Natán le respondió: "Anda y haz todo lo
que te dicte el corazón, porque el Señor está contigo".
Aquella misma noche habló el Señor a Natán y le dijo: "Ve
y dile a mi siervo David que el Señor le manda decir esto:
'¿Piensas que vas a ser tú el que me construya una casa para que
yo habite en ella? Yo te saqué de los apriscos y de andar tras las
ovejas, para que fueras el jefe de mi pueblo, Israel. Yo estaré
contigo en todo lo que emprendas, acabaré con tus enemigos y
te haré tan famoso como los hombres más famosos de la tierra.
Le asignaré un lugar a mi pueblo, Israel; lo plantaré allí para
que habite en su propia tierra. Vivirá tranquilo y sus enemigos
ya no lo oprimirán más, como lo han venido haciendo desde
los tiempos en que establecí jueces para gobernar a mi pueblo,
Israel. Y a ti, David, te haré descansar de todos tus enemigos.
Además, yo, el Señor, te hago saber que te daré una dinastía;
y cuando tus días se hayan cumplido y descanses para siempre
con tus padres, engrandeceré a tu hijo, sangre de tu sangre, y
consolidaré su reino. Yo seré para él un padre y él será para mí
un hijo. Tu casa y tu reino permanecerán para siempre ante mí,
y tu trono será estable eternamente' ". Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL del salmo 88, 2-3. 4-5. 27 y 29
R. Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor.
Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor y daré a
conocer que su fidelidad es eterna, pues el Señor ha dicho: "Mi
amor es para siempre y mi lealtad, más firme que los cielos. R.
Un juramento hice a David, mi servidor, una alianza pacté
con mi elegido: 'Consolidaré tu dinastía para siempre y afianzaré
tu trono eternamente'. R.
El me podrá decir: 'Tú eres mi padre, el Dios que me protege
y que me salva'. Yo jamás le retiraré mi amor, ni violaré el
juramento que le hice". R.
SEGUNDA LECTURA
[Se ha revelado el misterio oculto durante siglos.]
De la carta del apóstol san Pablo a los romanos 16, 25-27
Hermanos: A aquel que puede darles fuerzas para cumplir
el Evangelio que yo he proclamado, predicando a Cristo,
conforme a la revelación del misterio, mantenido en secreto
durante siglos, y que ahora, en cumplimiento del designio eterno
de Dios, ha quedado manifestado por las Sagradas Escrituras,
para atraer a todas las naciones a la obediencia de la fe, al Dios
único, infinitamente sabio, démosle gloria, por Jesucristo, para
siempre. Amén. Palabra de Dios.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Lc 1, 38
R. Aleluya, aleluya.
Yo soy la esclava del Señor; que se cumpla en mí lo que me
has dicho. R. Aleluya.
EVANGELIO
[Concebirás y darás a luz un hijo.]
Del santo Evangelio según san Lucas 1, 26-38
En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a
una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen
desposada con un varón de la estirpe de David, llamado José. La
virgen se llamaba María.
Entró el ángel a donde ella estaba y le dijo: "Alégrate, llena de
gracia, el Señor está contigo". Al oír estas palabras, ella se preocupó
mucho y se preguntaba qué querría decir semejante saludo.
El ángel le dijo: "No temas, María, porque has hallado gracia
ante Dios. Vas a concebir y a dar a luz un hijo y le pondrás por
nombre Jesús. Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo;
el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, y él reinará
sobre la casa de Jacob por los siglos y su reinado no tendrá fin".
María le dijo entonces al ángel: "¿Cómo podrá ser esto,
puesto que yo permanezco virgen?" El ángel le contestó: "El
Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te
cubrirá con su sombra. Por eso, el Santo, que va a nacer de ti,
será llamado Hijo de Dios.
Ahí tienes a tu parienta Isabel, que a pesar de su vejez, ha
concebido un hijo y ya va en el sexto mes la que llamaban estéril,
porque no hay nada imposible para Dios". María contestó: "Yo
soy la esclava del Señor; cúmplase en mí lo que me has dicho".
Y el ángel se retiró de su presencia. Palabra del Señor.
Se dice Credo.
ORACIÓN DE LOS FIELES:
Pidamos el auxilio del Señor, para que –apiadado
del pobre y del oprimido– venga a salvar al mundo
de sus males:
1. Para que todos los fieles se dispongan a recibir
a Cristo como lo recibió María y como ella conserven
sus palabras en el corazón, roguemos al Señor.
2. Para que aquellos hermanos que han
abandonado las prácticas cristianas –pero que
acudirán, sin embargo, a la iglesia en las próximas
fiestas de Navidad– descubran la buena noticia
del Evangelio, no como rayo fugaz, sino como luz
permanente que ilumina y alegra toda su vida,
roguemos al Señor.
3. Para que las fiestas del nacimiento del Señor
alejen las tinieblas de quienes viven sumergidos
en dudas e incertidumbres y colmen los deseos
de quienes se sienten descorazonados y tristes,
roguemos al Señor.
4. Para que el nacimiento de Cristo nos ayude a
renunciar a los deseos mundanos y a vivir sobria y
honradamente, esperando la aparición definitiva del
Señor, roguemos al Señor.
Dios de bondad, que eliges a los humildes
para llevar a término tus designios de salvación,
escucha nuestras plegarias y concede a tu Iglesia
los dones del Espíritu Santo, para que –a imitación
de María– pueda alegrarse como madre feliz de una
descendencia santa e incorruptible. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Que santifique, Señor, estos dones, colocados en tu altar, el
mismo Espíritu Santo que fecundó con su poder el seno de la
bienaventurada Virgen María. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio II o IV de Adviento, pp. 485 o 487 [486 o 488].
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Is 7, 14
Miren: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo, a quien le
pondrá el nombre de Emmanuel.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Habiendo recibido esta prenda de redención eterna, te
rogamos, Dios todopoderoso, que, cuanto más se acerca el día de
la festividad que nos trae la salvación, con tanto mayor fervor nos
apresuremos a celebrar dignamente el misterio del nacimiento de
tu Hijo. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Puede utilizarse la fórmula de bendición solemne, p. 591 [598].