24 sábado
Blanco / Rojo
FERIA DE PASCUA
o SAN FIDEL DE SIGMARINGA,
Presbítero y Mártir
MR pp. 699 y 888 [718 y 927] / Lecc. I p. 897
Fue abogado y entró en la Orden de los Capuchinos, en Friburgo
de Brisgovia. Era un religioso lleno de amor al prójimo y un notable predicador popular, por lo cual fue designado por la Congregación de la Propagación de la Fe para predicar una misión entre los
protestantes de Suiza. Al poco tiempo fue asesinado (1578-1622).
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. 4 Esd 2, 35
Una luz eterna, Señor, brillará para tus santos y vivirán para
siempre. Aleluya.
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que te dignaste coronar con la palma del martirio a
san Fidel de Sigmaringa, inflamado en tu amor para propagar la fe,
concédenos, por su intercesión, que, arraigados en la caridad y unidos a él, merezcamos experimentar el poder de la resurrección de
Cristo. El, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo
y es Dios por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
[La comunidad cristiana crecía, animada por el Espíritu Santo.]
Del libro de los Hechos de los Apóstoles 9, 31-42
En aquellos días, las comunidades cristianas gozaban de paz en
toda Judea, Galilea y Samaría, con lo cual se iban consolidando,
progresaban en la fidelidad a Dios y se multiplicaban, animadas por
el Espíritu Santo.
Pedro recorría toda la región y una vez fue a visitar a los fieles que vivían en Lida. Ahí encontró a un hombre, llamado Eneas,
que tenía ya ocho años de estar en cama, paralítico. Pedro le dijo:
“Eneas, Jesucristo te da la salud. Levántate y tiende tu cama”. Eneas
se levantó inmediatamente; y todos los habitantes de Lida y de la
llanura de Sarón que lo vieron, se convirtieron al Señor.
Había en Jafa, entre los discípulos, una mujer llamada Tabitá
(que significa “gacela”), la cual hacía infinidad de obras buenas y
repartía limosnas. En aquellos días cayó enferma y murió. Lavaron
su cadáver y lo tendieron en una habitación del segundo piso. Como
Lida está cerca de Jafa, los discípulos, sabiendo que Pedro estaba
allá, enviaron dos hombres para suplicarle que fuera a Jafa sin tardar. Pedro fue con ellos. Tan pronto como llegó, lo condujeron a la
habitación del segundo piso. Allí lo rodearon todas las viudas, llorando y mostrándole las túnicas y los vestidos que Tabitá les había
hecho, cuando aún vivía.
Pedro mandó salir a todos, se postró de rodillas y se puso a orar;
luego, dirigiéndose a la muerta, dijo: “Tabitá, levántate”. Ella abrió
los ojos y al ver a Pedro, se incorporó. Él la tomó de la mano y la
levantó; llamó a los fieles y a las viudas y se la entregó viva. Esto se
supo por toda Jafa y muchos creyeron en el Señor. Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL del salmo 115, 12-13. 14-15. 16-17
R. ¿Cómo le pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?
Aleluya.
¿Cómo le pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho? Levantaré
el cáliz de salvación e invocaré el nombre del Señor.
Cumpliré mis promesas al Señor ante todo su pueblo. A los ojos de
Dios es muy penoso que mueran sus amigos. R.
De la muerte, Señor, me has librado, a mí, tu esclavo e hijo de tu
esclava. Te ofreceré con gratitud un sacrificio e invocaré tu nombre.
R.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Cfr. Jn 6, 63. 68
R. Aleluya, aleluya.
Tus palabras, Señor, son espíritu y vida. Tú tienes palabras de
vida eterna. R. Aleluya.
EVANGELIO
[Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna.]
Del santo Evangelio según san Juan 6, 60-69
En aquel tiempo, muchos discípulos de Jesús dijeron al oír sus
palabras: “Este modo de hablar es intolerable, ¿quién puede
admitir eso?”
Dándose cuenta Jesús de que sus discípulos murmuraban, les
dijo: “¿Esto los escandaliza? ¿Qué sería si vieran al Hijo del hombre
subir a donde estaba antes? El Espíritu es quien da la vida; la carne
para nada aprovecha. Las palabras que les he dicho son espíritu y
vida, y a pesar de esto, algunos de ustedes no creen”. (En efecto,
Jesús sabía desde el principio quiénes no creían y quién lo habría de
traicionar). Después añadió: “Por eso les he dicho que nadie puede
venir a mí, si el Padre no se lo concede”.
Desde entonces, muchos de sus discípulos se echaron para atrás
y ya no querían andar con él. Entonces Jesús les dijo a los Doce:
“¿También ustedes quieren dejarme?” Simón Pedro le respondió:
“Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna; y nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios”. Palabra del
Señor.
REFLEXIÓN: • Teniendo como nuevo centro de irradiación a Antioquía, se nos presenta ahora la convincente acción evangelizadora del apóstol Pedro. En Lida él cura a un
paralítico llamado Eneas y luego, en Jafa, devuelve a la vida
a la muy caritativa de Tabitá. Como sucedía con los prodigios
realizados por Jesús, aquí también la fe es una condición
absolutamente indispensable para la obtención del milagro.
Estos dos prodigios –junto con la entusiasmante predicación
del Evangelio– inducen a muchos a creer firmemente en el
Señor y, en consecuencia, a pedir el bautismo... • Entre los
que seguían a Jesús muchos «se echaron para atrás», incapaces de “comprender” su intolerable discurso sobre el «pan de
vida». Afortunadamente –y gracias a la oportuna e iluminada
intervención de Pedro– los Doce le fueron, finalmente, fieles.
Efectivamente resulta muy “duro” aceptar a un Jesús que
nos pone como insoslayable imperativo el comer su carne y
el beber su sangre. Este mensaje de nuestro divino Maestro
sigue siendo todo un reto también en nuestros días. Reiterémosle a Él nuestra plena adhesión con las palabras de Pedro:
«Señor, ¿a quién iremos?» (Jn 6, 68).
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Señor, el sacrificio de reconciliación y alabanza que
ofrecemos a tu majestad en la conmemoración del santo mártir Fidel, para que nos lleve a obtener el perdón y nos haga permanecer
en continua acción de gracias. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Jn 12, 24-25
Si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda infecundo;
pero, si muere, da fruto abundante. Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Al celebrar con alegría esta festividad y habiendo recibido tus
dones celestiales, te pedimos, Señor, que concedas, a quienes en
este divino banquete proclamamos la muerte de tu Hijo, que podamos participar, con los santos mártires, de su resurrección y de su
gloria. Por Jesucristo, nuestro Señor.
• Aniversario del inicio del ministerio petrino
(Abril 24 2005) de S. S. Benedicto XVI.