Lectura del Día

Lecturas



24 de mayo del 2025

24 sábado
Blanco

FERIA DE PASCUA
MR p. 376 [381] / Lecc. I p. 926

ANTÍFONA DE ENTRADA Col 2, 12

Ustedes, por el bautismo, han sido sepultados con Cristo, y con él han sido resucitados, porque han creído en el poder de Dios, que lo resucitó de entre los muertos. Aleluya.

ORACIÓN COLECTA

Dios todopoderoso y eterno, que te dignaste concedernos la vida celestial haciéndonos renacer por el bautismo, te rogamos que, puesto que al justificarnos nos hiciste capaces de la inmortalidad, nos concedas también llegar, con tu ayuda, a la plenitud de tu gloria. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

PRIMERA LECTURA

[¡Ven a Macedonia y ayúdanos!]
Del libro de los Hechos de los Apóstoles 16, 1-10
En aquellos días, Pablo fue a Derbe y luego a Listra. Había allí un discípulo, llamado Timoteo, hijo de padre griego y de madre judía cristiana. Timoteo gozaba de muy buena fama entre los hermanos de Listra e Iconio. Pablo quiso llevarlo consigo y lo circuncidó, en atención a los judíos de aquellas regiones, pues todos sabían que su padre era pagano.

En todas las ciudades por donde iban pasando, daban a conocer las decisiones tomadas por los apóstoles y los presbíteros de Jerusalén, para que las pusieran en práctica. De esta manera las comunidades cristianas se fortalecían en la fe y el número de creyentes aumentaba cada día más.

Como el Espíritu Santo les había prohibido predicar la palabra en la provincia de Asia, Pablo y Timoteo atravesaron Frigia y Galacia. Al llegar a los límites de Misia, se propusieron ir a Bitinia, pero el Espíritu de Jesús no se lo permitió. Entonces atravesaron Misia y llegaron a Tróade. Por la noche, Pablo tuvo una aparición: vio a un macedonio, que de pie ante él, le rogaba: “¡Ven a Macedonia y ayúdanos!”

Después de esta visión, determinamos salir para Macedonia, convencidos de que Dios nos llamaba a predicar allí el Evangelio. Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL del salmo 99

R. El Señor es nuestro Dios y nosotros su pueblo. Aleluya.
Alabemos a Dios todos los hombres, sirvamos al Señor con alegría y con júbilo entremos en su templo. R.

Reconozcamos que el Señor es Dios, que él fue quien nos hizo y somos suyos, que somos su pueblo y su rebaño. R.

Porque el Señor es bueno, bendigámoslo, porque es eterna su misericordia y su fidelidad nunca se acaba. R.

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Col 3, 1

R. Aleluya, aleluya.
Si han resucitado con Cristo, busquen las cosas del cielo, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios. R. Aleluya.

EVANGELIO

[Ustedes no son del mundo, pues, al elegirlos, yo los he separado del mundo.]
Del santo Evangelio según san Juan 15, 18-21
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Si el mundo los odia, sepan que me ha odiado a mí antes que a ustedes. Si fueran del mundo, el mundo los amaría como cosa suya; pero el mundo los odia porque no son del mundo, pues al elegirlos, yo los he separado del mundo.

Acuérdense de lo que les dije: ‘El siervo no es superior a su señor’. Si a mí me han perseguido, también a ustedes los perseguirán, y el caso que han hecho de mis palabras lo harán de las de ustedes. Todo esto se lo van a hacer por mi causa, pues no conocen a aquel que me envió”. Palabra del Señor.

REFLEXIÓN:

El término «mundo» es entendido aquí en sentido negativo. Se trata del conjunto de «todo» y de «todos» los que se oponen a Dios y a su Enviado, Jesucristo. El tema central es la permanente animadversión contra los discípulos, algo que no ha de sorprenderlos. Ellos son y serán perseguidos por no pertenecer al mundo, sino al Señor. Siempre han de recordar que, antes de ellos, fue su divino Maestro el perseguido. Lógicamente este mundo – que no conoce ni reconoce a Dios– tampoco estará dispuesto a aceptar de buen grado a sus enviados.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Recibe, Señor, con bondad, estas ofrendas de tu familia santa, para que, con la ayuda de tu protección, conserve los dones recibidos y llegue a poseer los eternos. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Jn 17, 20-21

Padre, te ruego por ellos, para que sean uno en nosotros y el mundo pueda creer que tú me has enviado, dice el Señor. Aleluya.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Protege, Señor, con amor constante a quienes has salvado, para que, una vez redimidos por la pasión de tu Hijo, se llenen ahora de alegría por su resurrección. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.


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