10 domingo
Morado
II DOMINGO DE ADVIENTO
MR p. 136 [152] / Lecc. I p. 128. LH Semana II del Salterio.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Is 30, 19. 30
Pueblo de Sión, mira que el Señor va a venir para salvar a
todas las naciones y dejará oír la majestad de su voz para alegría
de tu corazón.
No se dice Gloria.
ORACIÓN COLECTA
Dios omnipotente y misericordioso, haz que ninguna
ocupación terrena sirva de obstáculo a quienes van presurosos
al encuentro de tu Hijo, antes bien, que el aprendizaje de la
sabiduría celestial, nos lleve a gozar de su presencia. Él, que
vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios
por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
[Preparen el camino del Señor.]
Del libro del profeta Isaías 40, 1-5. 9-11
“Consuelen, consuelen a mi pueblo, dice nuestro Dios.
Hablen al corazón de Jerusalén y díganle a gritos que ya terminó
el tiempo de su servidumbre y que ya ha satisfecho por sus
iniquidades, porque ya ha recibido de manos del Señor castigo
doble por todos sus pecados".
Una voz clama: "Preparen el camino del Señor en el desierto,
construyan en el páramo una calzada para nuestro Dios. Que
todo valle se eleve, que todo monte y colina se rebajen; que
lo torcido se enderece y lo escabroso se allane. Entonces se
revelará la gloria del Señor y todos los hombres la verán". Así
ha hablado la boca del Señor.
Sube a lo alto del monte, mensajero de buenas nuevas para
Sión; alza con fuerza la voz, tú que anuncias noticias alegres a
Jerusalén. Alza la voz y no temas; anuncia a los ciudadanos de
Judá: "Aquí está su Dios. Aquí llega el Señor, lleno de poder,
el que con su brazo lo domina todo. El premio de su victoria lo
acompaña y sus trofeos lo anteceden.
Como pastor apacentará su rebaño; llevará en sus brazos a
los corderitos recién nacidos y atenderá solícito a sus madres".
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL del salmo 84, 9ab-10. 11-12. 13-14
R. Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos al Salvador.
Escucharé las palabras del Señor, palabras de paz para su
pueblo santo. Está ya cerca nuestra salvación y la gloria del
Señor habitará en la tierra. R.
La misericordia y la verdad se encontraron, la justicia y la paz se
besaron, la fidelidad brotó en la tierra y la justicia vino del cielo. R.
Cuando el Señor nos muestre su bondad, nuestra tierra
producirá su fruto. La justicia le abrirá camino al Señor e irá
siguiendo sus pisadas. R.
SEGUNDA LECTURA
[Esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva.]
De la segunda carta del apóstol san Pedro 3, 8-14
Queridos hermanos: No olviden que para el Señor, un día es
como mil años y mil años, como un día. No es que el Señor se
tarde, como algunos suponen, en cumplir su promesa, sino que
les tiene a ustedes mucha paciencia, pues no quiere que nadie
perezca, sino que todos se arrepientan.
El día del Señor llegará como los ladrones. Entonces los cielos
desaparecerán con gran estrépito, los elementos serán destruidos
por el fuego y perecerá la tierra con todo lo que hay en ella.
Puesto que todo va a ser destruido, piensen con cuánta
santidad y entrega deben vivir ustedes esperando y apresurando
el advenimiento del día del Señor, cuando desaparecerán los
cielos, consumidos por el fuego, y se derretirán los elementos.
Pero nosotros confiamos en la promesa del Señor y esperamos
un cielo nuevo y una tierra nueva, en que habite la justicia. Por
tanto, queridos hermanos, apoyados en esta esperanza, pongan
todo su empeño en que el Señor los halle en paz con él, sin
mancha ni reproche. Palabra de Dios.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Cfr. Lc 3, 4. 6
R. Aleluya, aleluya.
Preparen el camino del Señor, hagan rectos sus senderos, y
todos los hombres verán al Salvador. R. Aleluya.
EVANGELIO
[Enderecen los senderos del Señor.]
Del Santo Evangelio según san Marcos 1, 1-8
Este es el principio del Evangelio de Jesucristo, Hijo de
Dios. En el libro del profeta Isaías está escrito: He aquí que
yo envío a mi mensajero delante de ti, a preparar tu camino. Voz
del que clama en el desierto: "Preparen el camino del Señor,
enderecen sus senderos".
En cumplimiento de esto, apareció en el desierto Juan el
Bautista predicando un bautismo de arrepentimiento, para el
perdón de los pecados. A él acudían de toda la comarca de Judea
y muchos habitantes de Jerusalén; reconocían sus pecados y él
los bautizaba en el Jordán.
Juan usaba un vestido de pelo de camello, ceñido con un
cinturón de cuero y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre.
Proclamaba: "Ya viene detrás de mí uno que es más poderoso que
yo, uno ante quien no merezco ni siquiera inclinarme para desatarle
la correa de sus sandalias. Yo los he bautizado a ustedes con agua,
pero él los bautizará con el Espíritu Santo". Palabra del Señor.
Se dice Credo.
ORACIÓN DE LOS FIELES:
Salgamos al encuentro del Señor, que se acerca a
nosotros y presentémosle confiados nuestra plegaria:
1. Para que la Iglesia viva alegre, sin inquietarse por
nada, y, –llena de esperanza– crea que el Señor está
cerca de ella, roguemos al Señor.
2. Para que nuestro tiempo –con la ayuda de Dios–
goce de seguridad, de alegría y de paz, roguemos al
Señor.
3. Para que –con su venida– el Señor, conforte los
corazones abatidos y fortalezca las rodillas que se
doblan, roguemos al Señor.
4. Para que creamos firmemente en los dones que
Dios nos promete y –ayudados por la gracia divina– nos
dispongamos a recibir los auxilios que Él nos envía,
roguemos al Señor.
Dios de todo consuelo, que has prometido a los
hombres, peregrinos en el tiempo, un cielo nuevo y
una tierra nueva, escucha nuestras súplicas, para que
–inmaculados e irreprochables– lleguemos al día de la
gloriosa manifestación de nuestro Señor Jesucristo. Él,
que vive y reina por los siglos de los siglos.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Que te sean agradables, Señor, nuestras humildes súplicas
y ofrendas, y puesto que no tenemos merecimientos en qué
apoyarnos, socórranos el poderoso auxilio de tu benevolencia.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio de Adviento I o III, pp. 484 o 486 [485 o 487].
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Bar 5, 5; 4, 36
Levántate, Jerusalén, sube a lo alto, para que contemples la
alegría que te viene de Dios.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Saciados por el alimento que nutre nuestro espíritu, te
rogamos, Señor, que, por nuestra participación en estos misterios,
nos enseñes a valorar sabiamente las cosas de la tierra y a poner
nuestro corazón en las del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Puede utilizarse la fórmula de bendición solemne, p. 591 [598].
ACTIVIDAD DIOCESANA
Santuario de los Mártires:
Decanato de Guadalupe Chapalita.