3 miércoles
Rojo
Fiesta,
SANTO TOMÁS, Apóstol
MR p. 743 [767] / Lecc. II p. 1091
Durante la pasión y resurrección del Señor, Tomás revela toda
su personalidad. En la Última Cena, Tomás hace una pregunta,
quizá en tono áspero, y obtiene esta respuesta de Jesús: "Yo
soy el camino, la verdad y la vida". Inicialmente Tomás no
creyó que el Señor se les hubiera aparecido a sus compañeros,
resucitado, pero cuando el Señor se le aparece y lo invita a
poner sus dedos y sus manos en sus heridas cicatrizadas, Tomás
cae exclamando: "¡Señor mío y Dios mío!".
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 117, 28. 21
Tú eres mi Dios, y yo confiaré en ti, tú eres mi Dios, te alabaré
y te daré gracias; pondré en ti mi confianza, porque tú eres mi
salvador.
Se dice Gloria.
ORACIÓN COLECTA
Concédenos, Dios todopoderoso, alegrarnos por la festividad
del apóstol santo Tomás, para que siempre nos ayude con su
protección y para que, creyendo, tengamos vida en el nombre
de aquel a quien él mismo reconoció como Señor, Jesucristo, tu
Hijo. El, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo
y es Dios por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
[Ustedes han sido edificados sobre el cimiento de los apóstoles.]
De la carta del apóstol san Pablo a los efesios 2, 19-22
Hermanos: Ya no son ustedes extranjeros ni advenedizos; son
conciudadanos de los santos y pertenecen a la familia de Dios,
porque han sido edificados sobre el cimiento de los apóstoles y
de los profetas, siendo Cristo Jesús la piedra angular.
Sobre Cristo, todo el edificio se va levantando bien
estructurado, para formar el templo santo en el Señor, y unidos
a él también ustedes se van incorporando al edificio, por medio
del Espíritu Santo, para ser morada de Dios. Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL del salmo 116, 1.2
R. Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio.
Que alaben al Señor todas las naciones, que lo aclamen todos
los pueblos. R.
Porque grande es su amor hacia nosotros y su fidelidad dura
por siempre. R.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Cfr. Jn 20, 29
R. Aleluya, aleluya.
Tomás, tú crees porque me has visto, dice el Señor; dichosos
los que creen sin haber visto. R. Aleluya.
EVANGELIO
[¡Señor mío y Dios mío!]
Del santo Evangelio según san Juan 20, 24-29
Tomás, uno de los Doce, a quien llamaban el Gemelo, no
estaba con ellos cuando vino Jesús, y los otros discípulos le
decían: "Hemos visto al Señor". Pero él les contestó: "Si no veo en
sus manos la señal de los clavos y si no meto mi dedo en los agujeros
de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré".
Ocho días después, estaban reunidos los discípulos a puerta
cerrada y Tomás estaba con ellos. Jesús se presentó de nuevo en
medio de ellos y les dijo: "La paz esté con ustedes". Luego le
dijo a Tomás: "Aquí están mis manos; acerca tu dedo. Trae acá
tu mano; métela en mi costado y no sigas dudando, sino cree".
Tomás le respondió: "¡Señor mío y Dios mío!" Jesús añadió:
"Tú crees porque me has visto; dichosos los que creen sin haber
visto". Palabra del Señor.
REFLEXIÓN: • Tomás en arameo significa
“gemelo” y es por esto que san Juan –que lo retrata
como prototipo de la incredulidad en la Resurrección
de Jesús– lo llama por el nombre griego “dídimo”
(Jn 11, 16; 20, 24). Pues bien, a los ocho días de
la resurrección, cuando ya estaba Tomás presente,
Jesús, que antes les había trasmitido sus poderes
mediante el don del Espíritu Santo y les había enviado
a evangelizar, hoy les habla de la «bienaventuranza
de la fe». La vida del apóstol Tomás es un largo
itinerario que parte del realismo humano y llega
al conocimiento en el Espíritu. • Tomás, modelo
de fe absoluta, fincada en el amor, encarna la
actitud muy humana y muy de siempre: el “deseo
de comprobación”. Y es así como de los labios del
antes incrédulo, brota la más alta confesión de fe
en Cristo que leemos en todo el Nuevo Testamento:
«¡Señor mío y Dios mío!» (Jn 20, 28), pronunciada
para nosotros “los dichosos”, que lo aceptamos sin
haberlo conocido personalmente. No se conocen las
circunstancias de su obra apostólica después de
Pentecostés. Parece que haya cruzado las fronteras
del Imperio Romano hacia Persia y la India.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Al conmemorar la confesión de fe del apóstol santo Tomás,
te ofrecemos, Señor, este sacrificio de alabanza, para darte así
el culto que mereces, y te pedimos humildemente que cuides
en nosotros los dones que de ti hemos recibido. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
Prefacio I o II de los Apóstoles, MR pp. 531-532 [532-533].
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Jn 20, 27
Acerca tu mano, toca los agujeros que dejaron los clavos y no
seas incrédulo, sino creyente.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Dios nuestro, en este sacramento hemos recibido
verdaderamente el Cuerpo de tu Unigénito; concédenos que lo
reconozcamos por la fe como Dios y Señor nuestro, y también
lo confesemos con las obras y con la vida, a ejemplo del apóstol
Tomás. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Puede utilizarse la fórmula de bendición solemne, p. 602 [610].