3 viernes
Verde
Feria o
Misa por los que padecen hambre “A”
MR p. 1092 [1137] / Lecc. II p. 857
ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 73, 20. 19
Acuérdate, Señor, de tu alianza y no olvides para siempre la vida
de tus pobres.
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, que, en tu bondad y omnipotencia, cuidas de tus
creaturas, concédenos un amor eficaz hacia los hermanos que carecen
de alimentos, para que, desterrada el hambre, puedan servirte con
un corazón libre y tranquilo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios
por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
[Hemos pecado contra el Señor y no le hemos hecho caso.]
Del libro del profeta Baruc 1, 15-22
“Reconocemos que el Señor, Dios nuestro, es justo, y todos nosotros
los habitantes de Judea y de Jerusalén, nuestros reyes y príncipes,
nuestros sacerdotes, profetas y padres, nos sentimos hoy llenos de
vergüenza, porque hemos pecado contra el Señor y no le hemos hecho
caso; lo hemos desobedecido y no hemos escuchado su voz ni hemos
cumplido los mandamientos que él nos dio.
Desde el día en que el Señor sacó de Egipto a nuestros padres
hasta el día de hoy, no hemos obedecido al Señor, nuestro Dios, y
nos hemos obstinado en no escuchar su voz.
Por eso han caído ahora sobre nosotros las desgracias y la
maldición que el Señor anunció por medio de Moisés, su siervo, el
día en que sacó de Egipto a nuestros padres, para darnos una tierra
que mana leche y miel.
No hemos escuchado la voz del Señor, nuestro Dios, conforme
a las palabras de los profetas que nos ha enviado y todos nosotros,
siguiendo las inclinaciones de nuestro perverso corazón, hemos
adorado a dioses extraños y hemos hecho lo que el Señor, nuestro
Dios, reprueba”. Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL del salmo 78
R. Sálvanos, Señor, y perdona nuestros pecados.
Dios mío, los paganos han invadido tu propiedad, han profanado
tu santo templo, y han convertido a Jerusalén en ruinas. R.
Han echado los cadáveres de tus siervos a las aves de rapiña, y
la carne de tus fieles a los animales feroces. R.
Hemos sido el escarnio de nuestros vecinos, la irrisión y la burla
de los que nos rodean. ¿Hasta cuándo, Señor, vas a estar enojado y
arderá como fuego tu ira? R.
No recuerdes, Señor, contra nosotros las culpas de nuestros
padres. Que tu amor venga pronto a socorrernos, porque estamos
totalmente abatidos. R.
Para que sepan quién eres, socórrenos, Dios y salvador nuestro.
Para que sepan quién eres, sálvanos y perdona nuestros pecados. R.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Cfr. Sal 94, 8
R. Aleluya, aleluya.
Hagámosle caso al Señor, que nos dice: “No endurezcan su
corazón”. R. Aleluya.
EVANGELIO
[El que me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado.]
Del santo Evangelio según san Lucas 10, 13-16
En aquel tiempo, Jesús dijo: “¡Ay de ti, ciudad de Corozaín!
¡Ay de ti, ciudad de Betsaida! Porque si en las ciudades
de Tiro y de Sidón se hubieran realizado los prodigios que se
han hecho en ustedes, hace mucho tiempo que hubieran hecho
penitencia, cubiertas de sayal y de ceniza. Por eso el día del
juicio será menos severo para Tiro y Sidón que para ustedes. Y
tú, Cafarnaúm, ¿crees que serás encumbrada hasta el cielo? No.
Serás precipitada en el abismo”.
Luego, Jesús dijo a sus discípulos: “El que los escucha a ustedes,
a mí me escucha; el que los rechaza a ustedes, a mí me rechaza y
el que me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado”. Palabra
del Señor.
REFLEXIÓN: El pasaje está estrechamente ligado
al precedente, del envío de los setenta y dos discípulos
(Cfr. Lc 10, 1-12). Jesús habla aquí a la manera de un
grande e iluminado “vidente” cuyas palabras remiten
a un futuro juicio divino. La ruina anunciada en
torno a la suerte de las ciudades endurecidas en su
incredulidad da testimonio de ello. La cerrazón frente a
sus enviados es rechazo y desprecio del Padre y de su
Mesías. Escuchar o rechazar a Jesús –hecho cercano
en los «suyos», que lo hacen presente– equivale a decidir
nada menos que la propia salvación o condenación.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Mira, Señor, la ofrenda que de tus mismos excelentes dones te
presentamos, para que la abundancia de vida divina y la unidad en
el amor que ella significa, nos impulse a compartir equitativamente
lo nuestro y a cumplir con el deber de la mutua fraternidad. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Mt 11, 28
Vengan a mí, todos los que están fatigados y agobiados por la
carga, y yo les daré alivio, dice el Señor.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Dios, Padre todopoderoso, te suplicamos que el pan vivo, bajado
del cielo, nos fortalezca para que ayudemos a nuestros hermanos que
padecen hambre y necesidad. Por Jesucristo, nuestro Señor.