17 miércoles
Blanco
FERIA DE PASCUA
MR p. 359 [364] / Lecc. I p. 890
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 70, 8. 23
Mi boca, Señor, se llene de alabanzas, para que pueda
cantarte; y así mis labios se llenarán de júbilo. Aleluya.
ORACIÓN COLECTA
Muéstrate propicio, Señor, con tu familia santa y protégela
benignamente, de manera que a quienes concediste la gracia
de la fe, les otorgues también la participación eterna en la
resurrección de tu Unigénito. Él, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
[Al pasar de un lugar a otro, iban difundiendo el Evangelio.]
Del libro de los Hechos de los Apóstoles 8, 1-8
El mismo día de la muerte de Esteban, se desató una violenta
persecución contra la comunidad cristiana de Jerusalén, y todos,
menos los apóstoles, se dispersaron por Judea y por Samaria.
Unos hombres piadosos sepultaron a Esteban e hicieron gran
duelo por él. Entre tanto, Saulo hacía estragos en la Iglesia:
entraba en las casas para llevarse a hombres y mujeres y meterlos
en la cárcel.
Los que se habían dispersado, al pasar de un lugar a otro, iban
difundiendo el Evangelio. Felipe bajó a la ciudad de Samaria
y predicaba ahí a Cristo. La multitud escuchaba con atención
lo que decía Felipe, porque habían oído hablar de los milagros
que hacía y los estaban viendo: de muchos poseídos salían los
espíritus inmundos, lanzando gritos, y muchos paralíticos y
lisiados quedaban curados. Esto despertó gran alegría en aquella
ciudad. Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL del salmo 65, 1-3a. 4-5. 6-7a
R. Las obras del Señor son admirables. Aleluya.
Que aclame al Señor toda la tierra. Celebremos su gloria y su
poder, cantemos un himno de alabanza, digamos al Señor: “Tu
obra es admirable”. R.
Que se postre ante ti la tierra entera y celebre con cánticos tu
nombre. Admiremos las obras del Señor, los prodigios que ha
hecho por los hombres. R.
Él transformó el mar Rojo en tierra firme y los hizo cruzar el
Jordán a pie enjuto. Llenémonos por eso de gozo y gratitud: el
Señor es eterno y poderoso. R.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Cfr. Jn 6, 40
R. Aleluya, aleluya.
El que cree en mí tiene vida eterna, dice el Señor, y yo lo
resucitaré en el último día. R. Aleluya.
EVANGELIO
[La voluntad de mi Padre consiste en que todo el que vea al Hijo
y crea en él, tenga vida eterna.]
Del santo Evangelio según san Juan 6, 35-40
En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: “Yo soy el pan de
la vida. El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree
en mí nunca tendrá sed. Pero como ya les he dicho: me han visto
y no creen. Todo aquel que me da el Padre viene hacia mí; y al
que viene a mí yo no lo echaré fuera, porque he bajado del cielo,
no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.
Y la voluntad del que me envió es que yo no pierda nada de
lo que él me ha dado, sino que lo resucite en el último día. La
voluntad de mi Padre consiste en que todo el que vea al Hijo y
crea en él, tenga vida eterna y yo lo resucite en el último día”.
Palabra del Señor.
REFLEXIÓN: Con este pasaje del «discurso del
Pan de vida» –que hay que entender en sentido literal
y no meramente “figurado”– se subraya la voluntad
redentora de nuestro Padre del cielo. Y ésta se realiza a
través de la «persona» y de la «misión» de Jesús. Por eso
el Señor, que no quiere la muerte del pecador sino que
se convierta y viva (Cfr. Ez 33, 11), envió a su Hijo al
mundo no para condenar al hombre, sino para salvarlo
(Cfr. Jn 3, 17; 1 Tim 2, 4). De aquí se desprende que,
en lo que toca a esta salvación realizada por Cristo, no
pueda haber monopolios ni clases privilegiadas.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Concédenos, Señor, vivir siempre llenos de gratitud por estos
misterios pascuales que celebramos, para que, continuamente
renovados por su acción, se conviertan para nosotros en causa
de eterna felicidad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN
Resucitó el Señor y nos iluminó a nosotros, los redimidos
con su Sangre. Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor y Dios nuestro, escucha nuestras oraciones, para que
la participación en los sacramentos de nuestra redención nos
ayude en la vida presente y nos alcance las alegrías eternas. Por
Jesucristo, nuestro Señor.