29 miércoles
Verde / Blanco
Feria o
Misa de San José
MR p. 1146 [1197] / Lecc. I p. 540
ANTÍFONA DE ENTRADA Lc 12, 42
Este es el siervo fiel y prudente a quien el Señor puso
al frente de su familia.
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, que en tu inefable providencia te dignaste
elegir a san José como esposo de la santísima Madre de tu
Hijo, concédenos que merezcamos tener como intercesor en
el cielo a quien veneramos como protector en la tierra. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de
los siglos.
PRIMERA LECTURA
[Cristo hizo perfectos para siempre a los que ha santificado.]
De la carta a los hebreos 10, 11-18
Hermanos: En la antigua alianza los sacerdotes
ofrecían en el templo, diariamente y de pie, los mismos
sacrificios, que no podían perdonar los pecados. Cristo, en
cambio, ofreció un solo sacrificio por los pecados y se sentó
para siempre a la derecha de Dios; no le queda sino aguardar
a que sus enemigos sean puestos bajo sus pies. Así, con
una sola ofrenda, hizo perfectos para siempre a los que ha
santificado.
Lo mismo atestigua el Espíritu Santo, que dice en un
pasaje de la Escritura: La alianza que yo estableceré con
ellos, cuando lleguen esos días, palabra del Señor, es ésta:
Voy a poner mi ley en lo más profundo de su mente y voy
a grabarla en sus corazones. Y prosigue después: Yo les
perdonaré sus culpas y olvidaré para siempre sus pecados.
Ahora bien, cuando los pecados han sido perdonados, ya no
hacen falta más ofrendas por ellos. Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL del salmo 109, 1. 2. 3. 4
R. Tú eres sacerdote para siempre.
Esto ha dicho el Señor a mi Señor: “Siéntate a mi
derecha; yo haré de tus contrarios el estrado donde pongas
los pies”. R.
Extenderá el Señor desde Sión tu cetro poderoso y tú
dominarás al enemigo. R.
Es tuyo el señorío; el día en que naciste, en los montes
sagrados, te consagró el Señor antes del alba. R.
Juró el Señor y no ha de retractarse: “Tú eres sacerdote
para siempre, como Melquisedec”. R.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
R. Aleluya, aleluya.
La semilla es la palabra de Dios y el sembrador es
Cristo; todo aquel que lo encuentra vivirá para siempre. R.
Aleluya.
EVANGELIO
[Salió el sembrador a sembrar.]
Del santo Evangelio según san Marcos 4, 1-20
En aquel tiempo, Jesús se puso a enseñar otra vez
junto al lago, y se reunió una muchedumbre tan grande, que
Jesús tuvo que subir en una barca; ahí se sentó, mientras la
gente estaba en tierra, junto a la orilla. Les estuvo enseñando
muchas cosas con parábolas y les decía:
“Escuchen. Salió el sembrador a sembrar. Cuando
iba sembrando, unos granos cayeron en la vereda; vinieron
los pájaros y se los comieron. Otros cayeron en terreno
pedregoso, donde apenas había tierra; como la tierra no era
profunda, las plantas brotaron enseguida; pero cuando salió
el sol, se quemaron, y por falta de raíz, se secaron. Otros
granos cayeron entre espinas; las espinas crecieron, ahogaron
las plantas y no las dejaron madurar. Finalmente, los otros
granos cayeron en tierra buena; las plantas fueron brotando
y creciendo y produjeron el treinta, el sesenta o el ciento por
uno”. Y añadió Jesús: “El que tenga oídos para oír, que oiga”.
Cuando se quedaron solos, sus acompañantes y los
Doce le preguntaron qué quería decir la parábola. Entonces
Jesús les dijo: “A ustedes se les ha confiado el secreto del
Reino de Dios; en cambio, a los que están fuera, todo les
queda oscuro; así, por más que miren, no verán; por más
que oigan, no entenderán; a menos que se arrepientan y
sean perdonados”.
Y les dijo a continuación: “Si no entienden esta
parábola, ¿cómo van a comprender todas las demás? ‘El
sembrador’ siembra la palabra.
‘Los granos de la vereda’ son aquellos en quienes se
siembra la palabra, pero cuando la acaban de escuchar, viene
Satanás y se lleva la palabra sembrada en ellos.
‘Los que reciben la semilla en terreno pedregoso’,
son los que, al escuchar la palabra, de momento la reciben
con alegría; pero no tienen raíces, son inconstantes, y en
cuanto surge un problema o una contrariedad por causa de
la palabra, se dan por vencidos.
‘Los que reciben la semilla entre espinas’ son los
que escuchan la palabra; pero por las preocupaciones de
esta vida, la seducción de las riquezas y el deseo de todo lo
demás, que los invade, ahogan la palabra y la hacen estéril.
Por fin, ‘los que reciben la semilla en tierra buena’
son aquellos que escuchan la palabra, la aceptan y dan una
cosecha: unos, de treinta; otros, de sesenta; y otros, de ciento
por uno”. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN: San Marcos nos presenta una colección de cinco parábolas, la primera de
las cuales es la del «sembrador». Ésta encuentra
una explicación inmediata por parte del mismo
Jesús. Él prevé diversas reacciones ante la
Palabra de Dios, según el tipo de «terreno» y de acuerdo al mucho o poco empeño en cultivar tan
preciosa «semilla». Luego –y evocando a Isaías 6, 9-10– parece hacer un sereno balance sobre el
resultado de su predicación, al exhortar a los
suyos a no perder la confianza. Efectivamente:
el Reino de Dios tendrá, al final de cuentas, un
éxito insospechado.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Al prepararnos a ofrecerte, Padre santo, este sacrificio
de alabanza, te suplicamos que para cumplir la misión que
nos has confiado nos ayude la intercesión de san José, a quien
concediste cuidar en la tierra, haciendo las veces de padre, a
tu Unigénito. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Mt
25, 21
Alégrate, siervo bueno y fiel. Entra a compartir el
gozo de tu Señor.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Renovados con este sacramento que da vida, te
rogamos, Señor, que nos concedas vivir para ti en justicia y
santidad, a ejemplo y por intercesión de san José, el varón
justo y obediente que contribuyó con sus servicios a la
realización de tus grandes misterios. Por Jesucristo, nuestro
Señor.