5 viernes
Morado
FERIA,
MR p. 134 [150] / Lecc. I p. 367
ANTÍFONA DE ENTRADA
El Señor vendrá con esplendor a visitar a su pueblo, para traerle
la paz y la vida eterna.
ORACIÓN COLECTA
Extiende, Señor Jesucristo, tu poder y ven, para que merezcamos
que con tu protección nos libres y nos salves de los peligros que nos
amenazan a causa de nuestros pecados. Tú que vives y reinas con
el Padre en la unidad del Espíritu Santo y eres Dios por los siglos
de los siglos.
PRIMERA LECTURA
[En aquel día los ojos de los ciegos se abrirán.]
Del libro del profeta Isaías 29, 17-24
Esto dice el Señor: “¿Acaso no está el Líbano a punto de
convertirse en un vergel y el vergel en un bosque?
Aquel día los sordos oirán las palabras de un libro; los ojos de
los ciegos verán sin tinieblas ni oscuridad; los oprimidos volverán
a alegrarse en el Señor y los pobres se gozarán en el Santo de
Israel; porque ya no habrá opresores y los altaneros habrán sido
exterminados. Serán aniquilados los que traman iniquidades, los
que con sus palabras echan la culpa a los demás, los que tratan de
enredar a los jueces y sin razón alguna hunden al justo”.
Esto dice a la casa de Jacob el Señor que rescató a Abraham: “Ya
no se avergonzará Jacob, ya no se demudará su rostro, porque al ver
mis acciones en medio de los suyos, santificará mi nombre, santificará
al Santo de Jacob y temerá al Dios de Israel. Los extraviados de
espíritu entrarán en razón y los inconformes aceptarán la enseñanza”.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL del salmo 26
R. El Señor es mi luz y mi salvación.
El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién voy a tenerle miedo?
El Señor es la defensa de mi vida, ¿quién podrá hacerme temblar? R.
Lo único que pido, lo único que busco es vivir en la casa del
Señor toda mi vida, para disfrutar las bondades del Señor y estar
continuamente en su presencia. R.
La bondad del Señor espero ver en esta misma vida. Ármate de
valor y fortaleza y en el Señor confía. R.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
Ya viene el Señor, nuestro Dios, con todo su poder para iluminar
los ojos de sus hijos. R. Aleluya.
EVANGELIO
[Quedaron curados dos ciegos que creyeron en Jesús.]
Del santo Evangelio según san Mateo 9, 27-31
Cuando Jesús salía de Cafarnaúm, lo siguieron dos ciegos,
que gritaban: “¡Hijo de David, compadécete de nosotros!”
Al entrar Jesús en la casa, se le acercaron los ciegos y Jesús les
preguntó: “¿Creen que puedo hacerlo?” Ellos le contestaron: “Sí,
Señor”. Entonces les tocó los ojos, diciendo: “Que se haga en ustedes
conforme a su fe”. Y se les abrieron los ojos. Jesús les advirtió
severamente: “Que nadie lo sepa”. Pero ellos, al salir, divulgaron
su fama por toda la región. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN: Dios promete la salvación a los
humildes y condena a los que traman iniquidades. Al
salir al encuentro del Mesías, nuestros males podrán
ser curados y no quedaremos decepcionados. Los que
tienen puesta en Él su confianza, tendrán motivos de
sobra para alegrarse. Los dos ciegos se dirigen a Jesús
con fe dándole el título mesiánico de «Hijo de David».
El Salvador responde devolviéndoles la vista, uno de
los prodigios que habrían de anunciar la venida del
Reino (Cfr. Is 61, 1-2; Lc 4, 18). La fe genuina honra
grandemente al Señor. Quien la posee disfrutará de los
beneficios de su amor misericordioso.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Que te sean agradables, Señor, nuestras humildes súplicas y
ofrendas, y puesto que no tenemos merecimientos en qué apoyarnos,
socórranos el poderoso auxilio de tu benevolencia. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Flp 3, 20-21
Esperamos como salvador a Jesucristo, el Señor; él transformará
nuestro cuerpo frágil en cuerpo glorioso como el suyo.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Saciados por el alimento que nutre nuestro espíritu, te rogamos,
Señor, que, por nuestra participación en estos misterios, nos enseñes
a valorar sabiamente las cosas de la tierra y a poner nuestro corazón
en las del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor.




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