5 domingo
Verde
XXVII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
MR 439 [437] / Lecc. II p. 280. LH Semana III del Salterio.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Est 4, 17
En tu voluntad, Señor, está puesto el universo, y no hay quien
pueda resistirse a ella. Tú hiciste todo, el cielo y la tierra, y todo lo
que está bajo el firmamento; tú eres Señor del universo.
Se dice Gloria.
ORACIÓN COLECTA
Dios todopoderoso y eterno, que en la superabundancia de tu
amor sobrepasas los méritos y aun los deseos de los que te suplican,
derrama sobre nosotros tu misericordia para que libres nuestra
conciencia de toda inquietud y nos concedas aun aquello que no
nos atrevemos a pedir. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que
vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por
los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
[El justo vivirá por su fe.]
Del libro del profeta Habacuc 1, 2-3; 2, 2-4
¿Hasta cuándo, Señor, pediré auxilio, sin que me escuches, y
denunciaré a gritos la violencia que reina, sin que vengas a salvarme?
¿Por qué me dejas ver la injusticia y te quedas mirando la opresión?
Ante mí no hay más que asaltos y violencias, y surgen rebeliones
y desórdenes.
El Señor me respondió y me dijo: “Escribe la visión que te
he manifestado, ponla clara en tablillas para que se pueda leer
de corrido. Es todavía una visión de algo lejano, pero que viene
corriendo y no fallará; si se tarda, espéralo, pues llegará sin falta.
El malvado sucumbirá sin remedio; el justo, en cambio, vivirá por
su fe”. Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL del salmo 94
R. Señor, que no seamos sordos a tu voz.
Vengan, lancemos vivas al Señor, aclamemos al Dios que nos
salva. Acerquémonos a él, llenos de júbilo, y démosle gracias. R.
Vengan, y puestos de rodillas, adoremos y bendigamos al Señor,
que nos hizo, pues él es nuestro Dios y nosotros, su pueblo; él es
nuestro pastor y nosotros, sus ovejas. R.
Hagámosle caso al Señor, que nos dice: “No endurezcan su
corazón, como el día de la rebelión en el desierto, cuando sus padres
dudaron de mí, aunque habían visto mis obras”. R.
SEGUNDA LECTURA
[No te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor.]
De la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo 1, 6-8. 13-14
Querido hermano: Te recomiendo que reavives el don de Dios que
recibiste cuando te impuse las manos. Porque el Señor no nos ha dado
un espíritu de temor, sino de fortaleza, de amor y de moderación.
No te avergüences, pues, de dar testimonio de nuestro Señor, ni
te avergüences de mí, que estoy preso por su causa. Al contrario,
comparte conmigo los sufrimientos por la predicación del Evangelio,
sostenido por la fuerza de Dios. Conforma tu predicación a la sólida
doctrina que recibiste de mí acerca de la fe y el amor que tienen su
fundamento en Cristo Jesús. Guarda este tesoro con la ayuda del
Espíritu Santo, que habita en nosotros. Palabra de Dios.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO 1 Pe 1, 25
R. Aleluya, aleluya.
La palabra de Dios permanece para siempre. Y ésa es la palabra
que se les ha anunciado. R. Aleluya.
EVANGELIO
[¡Si ustedes tuvieran fe...!]
Del santo Evangelio según san Lucas 17, 5-10
En aquel tiempo, los apóstoles dijeron al Señor: “Auméntanos
la fe”. El Señor les contestó: “Si tuvieran fe, aunque fuera tan
pequeña como una semilla de mostaza, podrían decir a ese árbol
frondoso: ‘Arráncate de raíz y plántate en el mar’, y los obedecería.
¿Quién de ustedes, si tiene un siervo que labra la tierra o pastorea
los rebaños, le dice cuando éste regresa del campo: ‘Entra enseguida
y ponte a comer’? ¿No le dirá más bien: ‘Prepárame de comer y
disponte a servirme, para que yo coma y beba; después comerás y
beberás tú’? ¿Tendrá acaso que mostrarse agradecido con el siervo,
porque éste cumplió con su obligación?
Así también ustedes, cuando hayan cumplido todo lo que se les
mandó, digan: ‘No somos más que siervos, sólo hemos hecho lo
que teníamos que hacer’ “. Palabra del Señor.
Se dice Credo.
ORACIÓN DE LOS FIELES:
Elevemos nuestra plegaria al Señor con aquella
confianza filial que el Espíritu Santo suscita en nuestros
corazones:
1. Para que la Iglesia –mediante la santidad de sus
fieles y el celo de sus ministros– anuncie a todos los
hombres la salvación de Dios, roguemos al Señor.
2. Para que el Señor ayude a los gobernantes, a fin
de que se logre en todas las naciones la paz, el progreso
y la libertad religiosa, roguemos al Señor.
3. Para que las naciones que sufren a causa de las
guerras vean alejarse de sus pueblos la violencia, la
destrucción y las lágrimas, roguemos al Señor.
4. Para que el Señor ilumine los ojos de nuestro
corazón, a fin de que sepamos descubrir la esperanza
a la que nos ha llamado, roguemos al Señor.
Dios todopoderoso, siempre dispuesto a escuchar
las oraciones de los que tienen fe como un grano de
mostaza, danos un corazón humilde para que –después
de haber contribuido al crecimiento de tu Reino–
reconozcamos que sólo hemos hecho lo que teníamos
que hacer y proclamemos así las maravillas de tu amor.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Acepta, Señor, el sacrificio que tú mismo nos mandaste
ofrecer, y, por estos sagrados misterios, que celebramos en
cumplimiento de nuestro servicio, dígnate llevar a cabo en
nosotros la santificación que proviene de tu redención. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Lam 3, 25
Bueno es el Señor con los que en él confían, con aquellos que
lo buscan.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Dios omnipotente, saciados con este alimento y bebida celestiales,
concédenos ser transformados en aquel a quien hemos recibido en
este sacramento. Por Jesucristo, nuestro Señor.
* SAN TRANQUILINO UBIARCO ROBLES
Nació en Zapotlán el Grande, Jal. (Diócesis de Ciudad
Guzmán), el 8 de julio de 1899. Vicario con funciones
de párroco en Tepatitlán, Jal. (Diócesis de San Juan
de los Lagos). Fue uno de los infatigables y abnegados
misioneros en los tiempos difíciles de la persecución.
Nada le detenía para ir, lleno de caridad, a administrar
los sacramentos y a sostener la vida cristiana de los
fieles celebrando la Eucaristía en casas particulares.
A principios del mes de octubre de 1928 fue a
Guadalajara a comprar lo necesario para el Sacrificio
Eucarístico. Alguien le hizo ver que su campo pastoral
estaba enclavado en la zona de mayor peligro: «Ya me voy
a mi parroquia; a ver qué puedo hacer y si me toca morir
por Dios, ¡Bendito sea!». Cuando una noche preparada
la celebración de la Eucaristía y la bendición de un
matrimonio, fue hecho prisionero y condenado a morir
ahorcado en un árbol de la alameda, a las afueras de
la ciudad.
Con entereza cristiana bendijo la soga, instrumento
de su martirio, y a un soldado que se negó a participar
en el crimen, le dijo, repitiendo las palabras del Maestro.
«Hoy estarás conmigo en el paraíso». Era la madrugada
del día 5 de octubre de 1928.
http://www.vatican.va/news_services/liturgy/saints/ns_lit_doc_20000521_ubiarco-robles_sp.html
ACTIVIDAD DIOCESANA
Visita al Santuario de los Mártires:
Decanatos de Ameca.