5 miércoles
Verde / Blanco
Feria o
Misa de San José
MR p. 1146 [1197] / Lecc. II p. 968
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Lc 12, 42
Este es el siervo fiel y prudente a quien el Señor puso al frente
de su familia.
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, que en tu inefable providencia te dignaste elegir a
san José como esposo de la santísima Madre de tu Hijo, concédenos
que merezcamos tener como intercesor en el cielo a quien veneramos
como protector en la tierra. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios
por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
[El cumplimiento pleno de la ley consiste en amar.]
De la carta del apóstol san Pablo a los romanos 13, 8-10
Hermanos: No tengan con nadie otra deuda que la del amor
mutuo, porque el que ama al prójimo, ha cumplido ya toda la
ley. En efecto, los mandamientos que ordenan: “No cometerás
adulterio, no robarás, no matarás, no darás falso testimonio, no
codiciarás” y todos los otros, se resumen en éste: “Amarás a tu
prójimo como a ti mismo”, pues quien ama a su prójimo no le causa
daño a nadie. Así pues, el cumplimiento pleno de la ley consiste
en amar. Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL del salmo 111
R. Dichosos los que temen al Señor.
Dichosos los que temen al Señor y aman de corazón sus
mandamientos; poderosos serán sus descendientes: Dios bendice
a los hijos de los buenos. R.
Quien es justo, clemente y compasivo, como una luz en las
tinieblas brilla. Quienes compadecidos prestan y llevan su negocio
honradamente jamás se desviarán. R.
Al pobre dan limosna, obran siempre conforme a la justicia; su
frente se alzará llena de gloria. R.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO 1 Pe 4, 14
R. Aleluya, aleluya.
Dichosos ustedes, si los injurian por ser cristianos, porque el
Espíritu de Dios descansa en ustedes. R. Aleluya.
EVANGELIO
[El que no renuncia a todos sus bienes no puede ser mi discípulo.]
Del santo Evangelio según san Lucas 14, 25-33
En aquel tiempo, caminaba con Jesús una gran muchedumbre
y él, volviéndose a sus discípulos, les dijo:
“Si alguno quiere seguirme y no me prefiere a su
padre y a su
madre, a su esposa y a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas,
más aún, a sí mismo, no puede ser mi discípulo. Y el que no carga
su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo.
Porque, ¿quién de ustedes, si quiere construir una torre, no se pone
primero a calcular el costo, para ver si tiene con qué terminarla? No
sea que, después de haber echado los cimientos, no pueda acabarla y
todos los que se enteren comiencen a burlarse de él, diciendo: ‘Este
hombre comenzó a construir y no pudo terminar’.
¿O qué rey que va a combatir a otro rey, no se pone primero a
considerar si será capaz de salir con diez mil soldados al encuentro del
que viene contra él con veinte mil? Porque si no, cuando el otro esté aún
lejos, le enviará una embajada para proponerle las condiciones de paz.
Así pues, cualquiera de ustedes que no renuncie a todos sus
bienes, no puede ser mi discípulo”. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN: Vivir a lo cristiano no es precisamente
anclarse en la mediocridad o contentarse con llevar
una descolorida existencia, regida por la “ley del
menor esfuerzo”. Seguir a Jesús es tomar la cruz,
comprometiéndose a «renunciar», a «construir» y a «luchar»,
con radical y sabio realismo. Si humanamente podemos
decir que el timonel interior de todas las virtudes es
la prudencia, desde el punto de vista evangélico lo es
el amor. Un amor que es capaz de sustituir el cálculo
con la audacia, al grado de renunciar a toda posesión
e incluso al afecto por los seres más queridos.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Al prepararnos a ofrecerte, Padre santo, este sacrificio de alabanza,
te suplicamos que para cumplir la misión que nos has confiado nos
tierra, haciendo las veces de padre, a tu Unigénito. Él, que vive y
reina por los siglos de los siglos.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Mt 25, 21
Alégrate, siervo bueno y fiel. Entra a compartir el gozo de tu Señor.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Renovados con este sacramento que da vida, te rogamos, Señor, que
nos concedas vivir para ti en justicia y santidad, a ejemplo y por intercesión
de san José, el varón justo y obediente que contribuyó con sus servicios
a la realización de tus grandes misterios. Por Jesucristo, nuestro Señor.




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