12 martes
Blanco / Azul
Solemnidad,
NUESTRA SEÑORA DE GUADALUPE,
PATRONA DE AMÉRICA
MR p. 850 [886] / Lecc. I p. 978
Era el mes de diciembre de 1531, diez años solamente después
de conquistada Tenochtitlan por los españoles, cuando la
santísima Virgen se apareció al indígena Juan Diego en el cerro
del Tepeyac. Lo nombró su embajador ante el obispo, fray Juan
de Zumárraga, para que le construyeran un templo. La prueba
de que las palabras de Juan Diego eran ciertas fueron las rosas
que llevó en su tilma y la preciosa imagen que apareció dibujada
en ella. La santísima Virgen es nuestra Madre. Toda la historia
de Juan Diego y de las apariciones de la Virgen están fundadas
en una constante y sólida tradición.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Apoc 12, 1
Una gran señal apareció en el cielo: una mujer vestida de sol,
con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre
su cabeza.
Se dice Gloria.
ORACIÓN COLECTA
Dios, Padre de misericordia, que has puesto a este pueblo
tuyo bajo la especial protección de la siempre Virgen María de
Guadalupe, Madre de tu Hijo, concédenos, por su intercesión,
profundizar en nuestra fe y buscar el progreso de nuestra patria
por caminos de justicia y de paz. Por nuestro Señor Jesucristo,
tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo
y es Dios por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
[He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo.]
Del libro del profeta Isaías 7, 10-14
En aquellos tiempos, el Señor le habló a Ajaz diciendo: "Pide
al Señor, tu Dios, una señal de abajo, en lo profundo, o de arriba,
en lo alto". Contesto Ajaz: "No la pediré. No tentare al Señor".
Entonces dijo Isaías: "Oye, pues, casa de David: ¿No
satisfechos con cansar a los hombres, quieren cansar también a
mi Dios? Pues bien, el Señor mismo les dará por eso una señal:
He aquí que virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrán
el nombre de Emmanuel, que quiere decir Dios-con-nosotros".
Palabra de Dios.
O bien:
[Yo soy la madre del amor. Vengan a mí, los que me aman.]
Del libro del Eclesiástico (Sirácide) 24, 23-31
Yo soy como una vid de fragantes hojas y mis flores son producto
de gloria y de riqueza. Yo soy la madre del amor, del temor, del
conocimiento y de la santa esperanza. En mí está toda la gracia del
camino y de la verdad, toda esperanza de vida y de virtud.
Vengan a mí, ustedes, los que me aman y aliméntense de mis
frutos. Porque mis palabras son más dulces que la miel y mi
heredad, mejor que los panales.
Los que me coman seguirán teniendo hambre de mí, los que me
beban seguirán teniendo sed de mí; los que me escuchan no tendrán
de qué avergonzarse y los que se dejan guiar por mí no pecarán.
Los que me honran tendrán una vida eterna. Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL del salmo 66, 2-3. 5. 7-8.
R. Que te alaben, Señor, todos los pueblos.
Ten piedad de nosotros y bendícenos; vuelve, Señor, tus ojos
a nosotros. Que conozca la tierra tu bondad y los pueblos tu obra
salvadora. R.
Las naciones con júbilo te canten, porque juzgas al mundo
con justicia; con equidad tú juzgas a los pueblos y riges en la
tierra a las naciones. R.
Que te alaben, Señor, todos los pueblos, que los pueblos
te aclamen todos juntos. Que nos bendiga Dios y que le rinda
honor el mundo entero. R.
SEGUNDA LECTURA
[Dios envió a su Hijo, nacido de una mujer.]
De la carta del apóstol san Pablo a los gálatas 4, 4-7
Hermanos: Al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios
a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la ley, para rescatar
a los que estábamos bajo la ley, a fin de hacernos hijos suyos.
Puesto que ya son ustedes hijos, Dios envió a sus corazones
el Espíritu de su Hijo, que clama: "¡Abbá!", es decir, ¡Padre!
Así que ya no eres siervo, sino hijo; y siendo hijo, eres también
heredero por voluntad de Dios. Palabra de Dios.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Lc 1, 47
R. Aleluya, aleluya.
Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se llena de júbilo en
Dios, mi salvador. R. Aleluya.
EVANGELIO
[Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre.]
Del santo Evangelio según san Lucas 1, 39-48
En aquellos días, María se encaminó presurosa a un pueblo
de las montañas de Judea, y entrando en la casa de Zacarías,
saludó a Isabel. En cuanto ésta oyó el saludo de María, la
creatura saltó en su seno.
Entonces Isabel quedó llena del Espíritu Santo, y levantando
la voz, exclamó: "¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto
de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor
venga a verme? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño
saltó de gozo en mi seno. Dichosa tú, que has creído, porque se
cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del Señor".
Entonces dijo María: "Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu
se llena de júbilo en Dios mi salvador, porque puso sus ojos en
la humildad de su esclava". Palabra del Señor.
Se dice Credo.
ORACIÓN DE LOS FIELES:
Elevemos nuestras plegarias a nuestro Padre
del cielo, confiados en la poderosa intercesión de
nuestra Señora de Guadalupe –Madre de Dios y
Madre nuestra– especial protectora y abogada de
nuestros pueblos de México y de América.
A cada invocación responderemos:
Madre de Jesús y Madre nuestra, intercede por nosotros.
1. Oremos por la santa Iglesia de Dios, para
que la gracia de este santo tiempo de Adviento la
haga crecer más y más en la fe, reavive su alegre
esperanza por la próxima venida del Salvador y la
lleve a irradiar un amor misericordioso a todos los
hombres. Roguemos al Señor.
2. Oremos por nuestras familias, para que,
bendecidas por el Sacramento del Matrimonio, sean
comunidades de amor y de vida que sepan transmitir
–especialmente a nuestros niños y jóvenes– los
fundamentales valores humanos y cristianos y, de
esta manera, puedan llegar a ser la esperanza de la
sociedad y de la Iglesia. Roguemos al Señor.
3. Oremos por todos los que sufren –especialmente
por los enfermos, los ancianos, los desocupados, los
emigrantes, los refugiados, los que viven en pobreza
y marginación o son víctimas de la violencia y de la
droga– para que sean oportunamente sostenidos por
nuestra cristiana solidaridad. Roguemos al Señor.
4. Oremos por los que estamos aquí reunidos para
celebrar esta Eucaristía –al honrar a nuestra Señora
en su advocación de Guadalupe– para que, por su
intercesión, lleguemos a ser auténticos discípulosmisioneros y testigos creíbles del Señor Resucitado.
Roguemos al Señor.
Escucha, Dios de misericordia, las oraciones que
elevamos confiadamente hasta Ti por mediación de
nuestra Patrona, la Virgen del Tepeyac. Danos lo que
Tú sabes que necesitamos y concédenos también
aquello que no sabemos o no nos atrevemos a pedir.
Por Cristo nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Acepta, Señor, los dones que te presentamos en esta solemnidad
de nuestra Señora de Guadalupe, y haz que este sacrificio nos dé
fuerza para cumplir tus mandamientos, como verdaderos hijos de
la Virgen María. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO: La Virgen María, signo materno del amor de Dios.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios
todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Porque en tu inmensa bondad has querido que la Madre de tu
Hijo, bajo el título de Guadalupe, fuera especial Madre nuestra,
refugio y Señora, presencia viva en la historia de este pueblo tuyo.
Ella, mensajera de tu verdad y signo materno de tu amor,
nos brindó compasión, auxilio y defensa, y hoy nos invita
a reconciliarnos contigo y entre nosotros, y a proclamar el
Evangelio de tu Hijo, para hacer que florezcan en nuestras
tierras la fraternidad y la paz.
Por eso, con todos los ángeles y los santos, te alabamos,
proclamando sin cesar: Santo, Santo, Santo…
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Sal 147, 20
No ha hecho nada semejante con ningún otro pueblo; a
ninguno le ha manifestado tan claramente su amor.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Que el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, que hemos recibido en
este sacramento nos ayuden, Señor, por intercesión de nuestra
santísima Madre de Guadalupe, a reconocernos y a amarnos
todos como verdaderos hermanos. Por Jesucristo, nuestro Señor.