12 miércoles
Rojo
Memoria,
SAN JOSAFAT, Obispo y Mártir o SAN MARGARITO FLORES GARCÍA, Mártir Mexicano*
MR p. 832 [867] / Lecc. II p. 992
Nace en la Iglesia “Ortodoxa” (1580), pero muy pronto se une
a la Iglesia de Ucrania, ligada con Roma. En 1607, ordenado
como obispo de Polotz, se entrega sin reservas al servicio de
su pueblo. El éxito de sus trabajos apostólicos provoca toda
clase de contrariedades por parte de los enemigos de la Iglesia
católica. En Vitebsk, en el transcurso de una visita pastoral,
muere asesinado (1623).
ANTÍFONA DE ENTRADA
Los santos de Dios vivieron en el amor fraterno, por el mandato
del Señor y las leyes paternas, porque solamente uno fue su espíritu
y una su fe.
ORACIÓN COLECTA
Aviva, Señor, en tu Iglesia, el Espíritu que colmó a san Josafat
y lo llevó a ofrecer su vida por las ovejas, a fin de que, por su
intercesión, fortalecidos por el mismo Espíritu, no temamos dar la
vida por los hermanos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que
vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por
los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
[Escuchen, reyes, para que obtengan la sabiduría.]
Del libro de la Sabiduría 6, 1-11
Escuchen, reyes, y entiendan; aprendan, soberanos de todas las
naciones de la tierra; estén atentos, los que gobiernan a los pueblos
y están orgullosos del gran número de sus súbditos: El Señor les ha
dado a ustedes el poder; el Altísimo, la soberanía; él va a examinar
las obras de ustedes y a escudriñar sus intenciones.
Ustedes son ministros de su reino y no han gobernado rectamente,
ni han cumplido la ley, ni han vivido de acuerdo con la voluntad Dios. Él caerá sobre ustedes en forma terrible y repentina, porque un juicio
implacable espera a los que mandan. Al pequeño, por compasión
se le perdona, pero a los poderosos se les castigará severamente. El
Señor de todos ante nadie retrocede y no hay grandeza que lo asuste;
él hizo al grande y al pequeño y cuida de todos con igual solicitud;
pero un examen muy severo les espera a los poderosos.
A ustedes, pues, soberanos, se dirigen mis palabras, para que
aprendan a ser sabios y no pequen; porque los que cumplen fielmente
la voluntad del Señor serán reconocidos como justos, y los que
aprenden a cumplir su voluntad encontrarán defensa. Pongan, pues,
atención a mis palabras, búsquenlas con interés y ellas los instruirán.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL del salmo 81
R. Ven, Señor, y haz justicia.
Protejan al pobre y al huérfano, hagan justicia al humilde y al
necesitado, defiendan al desvalido y al pobre y líbrenlos de las
manos del malvado. R.
Yo declaro: “Aunque todos ustedes sean dioses e hijos del Altísimo,
morirán como cualquier hombre, caerán como cualquier príncipe”. R.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO 1 Tes 5, 18
R. Aleluya, aleluya.
Den gracias siempre, unidos a Cristo Jesús, pues esto es lo que
Dios quiere que ustedes hagan. R. Aleluya.
EVANGELIO
[¿No ha habido nadie, fuera de este extranjero, que volviera para
dar gloria a Dios?]
Del santo Evangelio según san Lucas 17, 11-19
En aquel tiempo, cuando Jesús iba de camino a Jerusalén, pasó
entre Samaria y Galilea. Estaba cerca de un pueblo, cuando le
salieron al encuentro diez leprosos, los cuales se detuvieron a lo lejos
y a gritos le decían: “¡Jesús, maestro, ten compasión de nosotros!”
Al verlos, Jesús les dijo: “Vayan a presentarse a los sacerdotes”.
Mientras iban de camino, quedaron limpios de la lepra.
Uno de ellos, al ver que estaba curado, regresó, alabando a Dios
en voz alta, se postró a los pies de Jesús y le dio las gracias. Ese era
un samaritano. Entonces dijo Jesús: “¿No eran diez los que quedaron
limpios? ¿Dónde están los otros nueve? ¿No ha habido nadie, fuera de
este extranjero, que volviera para dar gloria a Dios?” Después le dijo al
samaritano: “Levántate y vete. Tu fe te ha salvado”. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN: La curación de los diez leprosos confirma
lo raro que suele ser, en las habituales relaciones
humanas, la «gratitud». Y lo mismo podríamos decir
respecto al agradecimiento que deberíamos manifestar
ante los muchos beneficios divinos. Los nueve judíos
sanados olvidan este deber del debido reconocimiento. En
el anónimo samaritano que regresó a agradecer a Jesús,
podemos descubrir, en cambio, el tipo de hombre que
–espontáneo y gozoso al haber valorado el don recibido–
está más disponible a la «salvación realizada por la fe»
(Cfr. Gal 2, 19-20).
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Dios clementísimo, derrama tu bendición sobre estos dones y
afiánzanos en la fe que san Josafat atestiguó con la efusión de su
sangre. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Mt 10, 39
Quien pierda su vida por mí, dice el Señor, la salvará para siempre.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Que la participación en esta mesa celestial, nos conceda, Señor,
el Espíritu de fortaleza y de paz, para que, siguiendo el ejemplo de
san Josafat, ofrezcamos gustosamente nuestra vida por el honor y
la unidad de la Iglesia. Por Jesucristo, nuestro Señor.
* SAN MARGARITO FLORES GARCÍA
MR p. 883 [922] / Lecc. II p. 992
ANTÍFONA DE ENTRADA
Este santo luchó hasta la muerte por la ley de Dios y no se
aterrorizó ante la amenaza de los impíos, pues estaba afianzado
sobre roca firme.
ORACIÓN COLECTA
Dios omnipotente y misericordioso, que hiciste a tu mártir san
Margarito Flores García superar los tormentos que padeció, concede
a quienes celebramos el día de su triunfo, que, con tu protección, nos
mantengamos invencibles ante las insidias del enemigo. Por nuestro
Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del
Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Que te sean aceptables, Señor, los dones que te presentamos en
la conmemoración de tu mártir san Margarito Flores García y que
agraden a tu majestad, del mismo modo que fue preciosa ante ti la
efusión de su sangre. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Mt 16, 24
El que quiera venir conmigo, que renuncie a sí mismo, que tome
su cruz y que me siga, dice el Señor.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Que el santo sacramento que recibimos, Señor, nos comunique
aquella fortaleza de espíritu que hizo a tu mártir san Margarito Flores
García fiel en tu servicio y victorioso en su pasión. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
Nació en Taxco de Alarcón, Gro., el 22 de febrero
de 1899. De humilde condición, ingresó al seminario
de Chilapa, mereciendo por su lucidez intelectual
numerosos diplomas y menciones honorificas. Presbítero
desde el 5 de abril de 1924, catedrático del seminario y
poco después, ministro de la parroquia de Chilpancingo,
se le recuerda serio sin ser adusto, atento y amable
con todos, siempre dispuesto a servir con humildad y
sacrificio. Rotas las relaciones entre el Estado mexicano
y la Iglesia católica, en 1926, fue trasladado a Tecalpulco.
A poco de llegar, tuvo que refugiarse en las montañas
en una travesía de muchas horas para salvar la vida.
Pernoctando en el campo, sin probar alimento, llegó a
la casa paterna, en Taxco.
En los primeros días de 1927 se trasladó a la Ciudad
de México. Allí se incorporó a las labores de la resistencia
pacífica de los católicos y a perfeccionar sus aptitudes
artísticas tomando un curso de pintura en la Academia
de san Carlos. En junio de ese año fue recluido en
los separos de la inspección general de policía, que se
encontraban a cargo del general Roberto Cruz. Durante
su estancia en ese lugar atendió espiritualmente a los
detenidos. En octubre regresó a Chilapa. La víspera
de su partida ofreció, durante la misa, su vida y su
sangre por México. En su diócesis lo hicieron vicario
sustituto de la parroquia de Atenango del Río, Gro.
De inmediato dispuso su partida. Pernoctó la primera
noche en Tulimán. Al día siguiente, el comisario de
ese lugar, J. Cruz Pineda, le proporcionó un guía
para que lo condujera a su destino. Apresado por un
destacamento del ejército federal, un capitán de apellido
Manzo, después de interrogarlo lo remitió a Tulimán. En
el trayecto lo dejaron en ropa interior, descalzo, atado
de las manos caminando a pie.
La mañana del 12 de noviembre de 1927el capitán
ordenó que a las once horas se ejecutara al reo. En el
improvisado paredón oró en silencio; uno de los soldados
le pidió perdón. El mártir contestó: “No sólo te perdono,
también te bendigo”. En pie, viendo de frente a sus
verdugos, se negó a que le vendaran los ojos, recibió
la mortal descarga. El cadáver fue abandonado en ese
lugar. En 1946, a instancias de la familia, los restos
fueron trasladados a la capilla del Señor de Ojeda, en
Taxco, donde reposan.




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