19 miércoles
Verde / Blanco
Feria o
Misa de los Santos Ángeles
MR p. 1143 [1193] / Lecc. II p. 1017
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 102, 20
Bendigan al Señor todos sus ángeles, poderosos ejecutores de
sus órdenes, prontos a obedecer su palabra.
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, que con admirable armonía distribuyes las funciones
de los ángeles y de los hombres, concede, benigno, que aquellos
mismos que te asisten, sirviéndote siempre en el cielo, sean los que
protejan nuestra vida en la tierra. Por nuestro Señor Jesucristo, tu
Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es
Dios por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
[El creador del mundo les devolverá el alimento y la vida.]
Del segundo libro de los Macabeos 7, 1. 20-31
En aquellos días, arrestaron a siete hermanos junto con su madre.
El rey Antíoco Epifanes los hizo azotar para obligarlos a comer carne
de puerco, prohibida por la ley.
Muy digna de admiración y de glorioso recuerdo fue aquella
madre que, viendo morir a sus siete hijos en el espacio de un solo
día, lo soportó con entereza, porque tenían puesta su esperanza en
el Señor. Llena de generosos sentimientos y uniendo un temple viril
a la ternura femenina, animaba a cada uno de ellos en su lengua
materna, diciéndoles:
“Yo no sé cómo han aparecido ustedes en mi seno; no he sido yo
quien les ha dado el aliento y la vida, ni he unido yo los miembros que
componen su cuerpo. Ha sido Dios, creador del mundo, el mismo que
formó el género humano y creó cuanto existe. Por su misericordia,
él les dará de nuevo el aliento y la vida, ya que por obedecer sus
santas leyes, ustedes la sacrifican ahora”.
Antíoco pensó que la mujer lo estaba despreciando e insultando.
Aún quedaba con vida el más pequeño de los hermanos y Antíoco
trataba de ganárselo, no sólo con palabras, sino hasta con juramentos
le prometía hacerlo rico y feliz, con tal de que renegara de las
tradiciones de sus padres; lo haría su amigo y le daría un cargo.
Pero como el muchacho no le hacía el menor caso, el rey mandó
llamar a la madre y le pidió que convenciera a su hijo de que aceptara,
por su propio bien. El rey se lo pidió varias veces, y la madre aceptó.
Se acercó entonces a su hijo, y burlándose del cruel tirano, le dijo
en su lengua materna: “Hijo mío, ten compasión de mí, que te llevé
en mi seno nueve meses, te amamanté tres años y te he criado y
educado hasta la edad que tienes. Te ruego, hijo mío, que mires el
cielo y la tierra, y te fijes en todo lo que hay en ellos; así sabrás que
Dios lo ha hecho todo de la nada y que en la misma forma ha hecho
a los hombres. Así, pues, no le tengas miedo al verdugo, sigue el
buen ejemplo de tus hermanos y acepta la muerte, para que, por la
misericordia de Dios, te vuelva yo a encontrar con ellos”.
Cuando la madre terminó de hablar, el muchacho dijo a los
verdugos: “¿Qué esperan? No voy a obedecer la orden del rey; yo
obedezco los mandamientos de la ley dada a nuestros padres por medio
de Moisés. Y tú, rey, que eres el causante de tantas desgracias para
los hebreos, no escaparás de las manos de Dios” Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL del salmo 16
R. Escóndeme, Señor, bajo la sombra de tus alas.
Señor, hazme justicia y a mi clamor atiende; presta oído a mi
súplica, pues mis labios no mienten. R.
Mis pies en tus caminos se mantuvieron firmes, no tembló mi
pisada. A ti mi voz elevo, pues sé que me respondes. Atiéndeme,
Dios mío, y escucha mis palabras. R.
Protégeme, Señor, como a las niñas de tus ojos, bajo la sombra
de tus alas escóndeme, pues yo, por serte fiel, contemplaré tu rostro
y al despertarme, espero saciarme de tu vista. R.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Cfr Jn 15, 16
R. Aleluya, aleluya.
Yo los he elegido del mundo, dice el Señor, para que vayan y
den fruto y su fruto permanezca. R. Aleluya.
EVANGELIO
[¿Por qué no pusiste mi dinero en el banco?]
Del santo Evangelio según san Lucas 19, 11-28
En aquel tiempo, como ya se acercaba Jesús a Jerusalén y la
gente pensaba que el Reino de Dios iba a manifestarse de un
momento a otro, él les dijo esta parábola:
“Había un hombre de la nobleza que se fue a un país lejano para
ser nombrado rey y volver como tal. Antes de irse, mandó llamar
a diez empleados suyos, les entregó una moneda de mucho valor a
cada uno y les dijo: ‘Inviertan este dinero mientras regreso’.
Pero sus compatriotas lo aborrecían y enviaron detrás de él a unos
delegados que dijeran: ‘No queremos que éste sea nuestro rey’.
Pero fue nombrado rey, y cuando regresó a su país, mandó llamar
a los empleados a quienes había entregado el dinero, para saber
cuánto había ganado cada uno.
Se presentó el primero y le dijo: ‘Señor, tu moneda ha producido otras diez monedas’. Él le contestó: ‘Muy bien. Eres un buen
empleado. Puesto que has sido fiel en una cosa pequeña, serás
gobernador de diez ciudades’.
Se presentó el segundo y le dijo: ‘Señor, tu moneda ha producido
otras cinco monedas’. Y el señor le respondió: ‘Tú serás gobernador
de cinco ciudades’.
Se presentó el tercero y le dijo: ‘Señor, aquí está tu moneda.
La he tenido guardada en un pañuelo, pues te tuve miedo, porque
eres un hombre exigente, que reclama lo que no ha invertido y
cosecha lo que no ha sembrado’. El señor le contestó: ‘Eres un
mal empleado. Por tu propia boca te condeno. Tú sabías que yo
soy un hombre exigente, que reclamo lo que no he invertido y
que cosecho lo que no he sembrado, ¿por qué, pues, no pusiste
mi dinero en el banco para que yo, al volver, lo hubiera recobrado
con intereses?’
Después les dijo a los presentes: ‘Quítenle a éste la moneda y
dénsela al que tiene diez’. Le respondieron: ‘Señor, ya tiene diez monedas’. Él les dijo: ‘Les aseguro que a todo el que tenga se le dará
con abundancia, y al que no tenga, aun lo que tiene se le quitará. En
cuanto a mis enemigos, que no querían tenerme como rey, tráiganlos
aquí y mátenlos en mi presencia’ “.
Dicho esto, Jesús prosiguió su camino hacia Jerusalén al frente
de sus discípulos. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN: La parábola de las «onzas de oro» –
aquí traducidas como “monedas de mucho valor”–
corresponde, en esencia, a la parábola de los «talentos»
en la versión de san Mateo (25, 14-30), sólo que aquí
san Lucas la retoma con gran libertad. Lo que en el
fondo Jesús nos quiere enseña es que nuestra seguridad
no ha de fincarse tanto en el “conservar”, cuanto en
el “arriesgar” y en el “multiplicar”. Quien se contente
con simplemente custodiar intacto el propio patrimonio
espiritual acabará por perderlo, de cara a un Señor, lo
mismo extremadamente misericordioso que exigente.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Te ofrecemos, Señor, este sacrificio de alabanza, llevado ante
tu soberana presencia por ministerio de los ángeles, y te pedimos
humildemente que lo recibas complacido y hagas que nos sirva para
nuestra salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Sal 137, 1
Te cantaré, Señor, delante de tus ángeles.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Que nos fortalezca, Señor, el pan celestial con que nos has
alimentado, para que caminemos seguros por la senda de la salvación
bajo la fiel custodia de los ángeles. Por Jesucristo, nuestro Señor.




Informes Parroquiales
Informes Especiales


