13 martes
Blanco / Azul
FERIA DE PASCUA
o NUESTRA SEÑORA DE FÁTIMA
MR pp. 712 y 876 [731 y 916] / Lecc. I p. 903
El 13 de mayo de 1917, en Cova de Iría, Portugal, tuvo lugar la
primera aparición de la santísima Virgen a tres pastorcitos: Lucía,
de diez años, Francisco, de ocho, y Jacinta, de siete. El 13 de
mayo de 2000, el Papa Juan Pablo II declaró beatos a Jacinta y
Francisco durante su viaje al santuario de las apariciones. En este
día contemplamos a la que, en el orden de la gracia, es nuestra
Madre clementísima, quien suscita en muchos fieles la oración
por los pecadores y la profunda conversión de los corazones.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 29, 12
Cambiaste mi llanto en gozo, Señor, y me vestiste de fiesta.
Aleluya.
ORACIÓN COLECTA
Dios y Padre nuestro, que nos diste a la Madre de tu Hijo como
Madre nuestra, concédenos que, perseverando en la penitencia
y en la oración en favor de la salvación del mundo, podamos
promover cada vez con más eficacia el reinado de Cristo, Hijo
tuyo y Señor nuestro. Él, que vive y reina contigo en la unidad
del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
[Comenzaron a predicar a los griegos el Evangelio del Señor Jesús.]
Del libro de los Hechos de los Apóstoles 11, 19-26
En aquellos días, algunos de los que se habían dispersado,
huyendo de la persecución desatada después de la muerte
de Esteban, llegaron hasta Fenicia, Chipre y Antioquía; pero
predicaban el Evangelio solamente a los judíos. Sin embargo,
hubo entre ellos algunos chipriotas y cirenenses, que al llegar
a Antioquía, comenzaron a dirigirse también a los griegos y a
predicarles el Evangelio del Señor Jesús. Y como la mano del
Señor estaba con ellos, muchos se convirtieron y abrazaron la fe.
Cuando llegaron estas noticias a la comunidad cristiana de
Jerusalén, Bernabé fue enviado a Antioquía. Llegó Bernabé, y
viendo la acción de la gracia de Dios, se alegró mucho; y como
era hombre bueno, lleno del Espíritu Santo y de fe, exhortó a todos
a que, firmes en su propósito, permanecieran fieles al Señor. Así
se ganó para el Señor una gran muchedumbre.
Entonces Bernabé partió hacia Tarso, en busca de Saulo; y
cuando lo encontró, lo llevó consigo a Antioquía. Ambos vivieron
durante todo un año en esa comunidad y enseñaron a mucha
gente. Allí, en Antioquía, fue donde por primera vez los discípulos
recibieron el nombre de “cristianos”. Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL del salmo 86
R. Alaben al Señor todos los pueblos. Aleluya.
Jerusalén gloriosa, el Señor ha puesto en ti su templo. Tú eres
más querida para Dios que todos los santuarios de Israel. R.
De ti, Jerusalén, ciudad del Señor, se dirán maravillas. Egipto
y Babilonia adorarán al Señor; los filisteos, con Tiro y Etiopía,
serán como tus hijos. R.
Y de ti, Jerusalén, afirmarán: “Todos los pueblos han nacido
en ti y el Altísimo es tu fortaleza”. R.
El Señor registrará en el libro de la vida a cada pueblo,
convertido en ciudadano tuyo; y todos los pueblos te cantarán,
bailando: “Tú eres la fuente de nuestra salvación”. R.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Jn 10, 27
R Aleluya, aleluya.
Mis ovejas escuchan mi voz, dice el Señor; yo las conozco y
ellas me siguen. R. Aleluya.
EVANGELIO
[El Padre y yo somos uno.]
Del santo Evangelio según san Juan 10, 22-30
Por aquellos días, se celebraba en Jerusalén la fiesta de la
dedicación del templo. Era invierno. Jesús se paseaba por
el templo, bajo el pórtico de Salomón. Entonces lo rodearon
los judíos y le preguntaron: “¿Hasta cuándo nos vas a tener en
suspenso? Si tú eres el Mesías, dínoslo claramente”.
Jesús les respondió: “Ya se lo he dicho y no me creen. Las
obras que hago en nombre de mi Padre dan testimonio de mí,
pero ustedes no creen, porque no son de mis ovejas. Mis ovejas
escuchan mi voz; yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy
la vida eterna y no perecerán jamás; nadie las arrebatará de mi
mano. Me las ha dado mi Padre, y él es superior a todos, y nadie
puede arrebatarlas de la mano del Padre. El Padre y yo somos
uno”. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN: Jesús se encuentra en Jerusalén
para la fiesta de la “Dedicación”, en la que se
recordaba la nueva consagración del templo. Ésta
fue realizada en su momento por Judas Macabeo,
tras haber sido profanado por el culto de los paganos,
ahora afortunadamente vencidos. Invitado a decir
abiertamente si Él es el Mesías, Jesús los exhorta
entonces a creer en el elocuente testimonio que de sí
mismo dan, sobre todo, sus obras. Ellos, sin embargo,
no quieren “pertenecerle”, ni entrar en comunión con
Él. Tampoco reconocen su voz, pues no son «ovejas»
de su rebaño.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Padre santo, la ofrenda de nuestra humildad que, llenos
de alegría, te presentamos al celebrar la conmemoración de la
santísima Virgen María y concédenos que, asociados al sacrificio
de Cristo, recibamos el consuelo en la vida presente y los gozos
de la salvación eterna. Él, que vive y reina por los siglos de los
siglos.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN
Alégrate, Virgen Madre, porque Cristo ha resucitado del
sepulcro. Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Fortalecidos con los sacramentos pascuales, te rogamos,
Señor, que quienes celebramos la memoria de la Madre de tu
Hijo, manifestemos la vida de Jesús en nuestra carne mortal. Por
Jesucristo, nuestro Señor.