13 sábado
Verde / Blanco
Feria
o SAN ENRIQUE, Emperador
MR pp. 748 y 921 [772 y 960] / Lecc. II p. 554
Nació en 973, fue coronado como emperador de Occidente en
Roma el año 1014 y murió en 1024. Lo sepultaron en la catedral
de Bamberg, fundada por él. Él y su esposa Cunegunda vivieron
una vida casi monástica. No descuidó sus deberes de emperador
y se empeñó activamente en la reforma de la Iglesia en Alemania
y en Italia.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 20, 2-3
De tu poder, Señor, se alegra el justo, se alegra en el triunfo
que le has dado. Le otorgaste lo que él tanto anhelaba.
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que con la abundancia de tu gracia ayudaste a
san Enrique a pasar admirablemente del cuidado del gobierno
temporal a las realidades del cielo, concédenos, por su
intercesión, en medio de la inestabilidad de este mundo, que
avancemos hacia ti con un corazón puro. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del
Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
[Soy un hombre de labios impuros, y he visto con mis ojos al
Señor de los ejércitos.]
Del libro del profeta Isaías 6, 1-8
El año de la muerte del rey Ozías, vi al Señor, sentado sobre
un trono muy alto y magnífico. La orla de su manto llenaba el
templo. Había dos serafines junto a él, con seis alas cada uno:
con un par se cubrían el rostro; con otro, se cubrían los pies, y
con el otro, volaban. Y se gritaban el uno al otro:
"Santo, santo, santo es el Señor, Dios de los ejércitos; su
gloria llena toda la tierra".
Temblaban las puertas al clamor de su voz y el templo se
llenaba de humo. Entonces exclamé: "¡Ay de mí!, estoy perdido,
porque soy un hombre de labios impuros, que habito en medio
de un pueblo de labios impuros, porque he visto con mis ojos al
rey y Señor de los ejércitos".
Después voló hacia mí uno de los serafines. Llevaba en la
mano una brasa, que había tomado del altar con unas tenazas.
Con la brasa me tocó la boca, diciéndome: "Mira: Esto ha
tocado tus labios. Tu iniquidad ha sido quitada y tus pecados
están perdonados".
Escuché entonces la voz del Señor que decía: "¿A quién
enviaré? ¿Quién irá de parte mía?" Yo le respondí: "Aquí estoy,
Señor, envíame". Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL del salmo 92, 1ab. lc-2. 5
R. Señor, tú eres nuestro rey.
Tú eres, Señor, el rey de todos los reyes. Estás revestido de
poder y majestad. R.
Tú mantienes el orbe y no vacila. Eres eterno, y para siempre
está firme tu trono. R.
Muy dignas de confianza son tus leyes y desde hoy y para
siempre, Señor, la santidad adorna tu templo. R.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO 1 Pe 4, 14
R. Aleluya, aleluya.
Dichosos ustedes, si los injurian por ser cristianos, porque el
Espíritu de Dios descansa en ustedes. R. Aleluya.
EVANGELIO
[No tengan miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden
matar el alma.]
Del santo Evangelio según san Mateo 10, 24-33
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus apóstoles: "El discípulo
no es más que el maestro, ni el criado más que su señor. Le
basta al discípulo ser como su maestro y al criado ser como su
señor. Si al señor de la casa lo han llamado Satanás, ¡qué no
dirán de sus servidores!
No teman a los hombres. No hay nada oculto que no llegue
a descubrirse; no hay nada secreto que no llegue a saberse. Lo
que les digo de noche, repítanlo en pleno día, y lo que les digo
al oído, pregónenlo desde las azoteas.
No tengan miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden
matar el alma. Teman, más bien, a quien puede arrojar al lugar
de castigo el alma y el cuerpo.
¿No es verdad que se venden dos pajarillos por una moneda?
Sin embargo, ni uno solo de ellos cae por tierra si no lo permite
el Padre. En cuanto a ustedes, hasta los cabellos de su cabeza
están contados. Por lo tanto, no tengan miedo, porque ustedes
valen mucho más que todos los pájaros del mundo.
A quien me reconozca delante de los hombres, yo también
lo reconoceré ante mi Padre, que está en los cielos; pero al que
me niegue delante de los hombres, yo también lo negaré ante mi
Padre, que está en los cielos". Palabra del Señor.
REFLEXIÓN: El discípulo de Cristo –al estar
dispuesto a compartir hasta las últimas consecuencias
el destino de su Señor– tiene ya asegurado el éxito y
será reconocido un día por Él frente a su Padre del
cielo, que cuida hasta de los seres aparentemente
más insignificantes, como son los pajarillos del
campo. Hasta por tres veces los invita Jesús aquí
a «no tener miedo». Audacia y valentía deben ser
las actitudes de sus seguidores, que han de estar
dispuestos a no temer la contradicción, el ridículo,
la persecución y –en última instancia– ni siquiera la
misma muerte.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Por esta ofrenda que te presentamos, Señor, en la
conmemoración de san Enrique, concede a tus fieles los dones
de la unidad y de la paz. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Mt 16, 24
El que quiera venir conmigo, que renuncie a sí mismo, que
tome su cruz y que me siga, dice el Señor.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Que los sacramentos recibidos, Señor, en la conmemoración
de san Enrique, santifiquen nuestras mentes y nuestros corazones,
para que merezcamos participar de la naturaleza divina. Por
Jesucristo, nuestro Señor.