31 viernes
Blanco
Memoria,
SAN JUAN BOSCO, Presbítero
MR pp. 671 y 900 [686 y 939] / Lecc. I p. 549
En Turín, Italia, siendo sacerdote, dedicó toda su vida a los
jóvenes del pueblo, aunque sus aspiraciones se extendieron
más allá de esa región italiana. Fundó la congregación de los
salesianos y la de María Auxiliadora, que se pondrían al servicio
de la juventud del mundo entero (1815-1888).
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 131, 9
Que tus sacerdotes, Señor, se revistan de justicia, y tus
fieles se llenen de júbilo.
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que suscitaste a san Juan Bosco, presbítero,
como padre y maestro de la juventud, concédenos que, inflamados
por un amor semejante al suyo, busquemos el bien de las almas
y vivamos entregados a tu servicio. Por nuestro Señor Jesucristo,
tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo
y es Dios por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
[Ustedes han soportado grandes luchas. No pierdan, pues, la
confianza.]
De la carta a los hebreos 10, 32-39
Hermanos: Recuerden aquellos primeros días en que,
recién iluminados por el bautismo, tuvieron ustedes que afrontar
duros y dolorosos combates. Unas veces fueron expuestos
públicamente a los insultos y tormentos. Otras, compartieron
los sufrimientos de los hermanos que eran maltratados, se
compadecieron de los que estaban en la cárcel y aceptaron con
alegría que los despojaran de sus propios bienes, sabiendo ustedes
que están en posesión de otros, mejores y perdurables.
Por lo tanto no pierdan la confianza, pues la recompensa
es grande. Lo que ahora necesitan es la perseverancia, para que,
cumpliendo la voluntad de Dios, alcancen lo prometido.
Atiendan a lo que dice la Escritura: Pronto, muy pronto,
el que ha de venir vendrá y no tardará; y mi justo, si permanece
fiel, vivirá; pero si desconfía, dejará de agradarme. Ahora bien,
nosotros no somos de los que desconfían y perecen, sino hombres
de fe, destinados a salvarnos. Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL del salmo 36
R. La salvación del justo es el Señor
Pon tu esperanza en Dios, practica el bien y vivirás
tranquilo en esta tierra. Busca en él tu alegría y te dará el Señor
cuanto deseas. R.
Pon tu vida en las manos del Señor, en él confía, y hará que
tu virtud y tus derechos brillen igual que el sol de mediodía. R.
Porque aprueba el camino de los justos, asegura el Señor
todos sus pasos; no quedarán por tierra cuando caigan, porque
el Señor los tiene de su mano. R.
La salvación del justo es el Señor; en la tribulación él es
su amparo. A quien en él confía, Dios lo salva de los hombres
malvados. R.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Cfr. Mt 11, 25
R. Aleluya, aleluya.
Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque
has revelado los misterios del Reino a la gente sencilla. R. Aleluya.
EVANGELIO
[El hombre siembra su campo, y sin que él sepa cómo, la semilla
germina y crece.]
Del santo Evangelio según san Marcos 4, 26-34
En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: “El Reino de
Dios se parece a lo que sucede cuando un hombre siembra la
semilla en la tierra; que pasan las noches y los días, y sin que
él sepa cómo, la semilla germina y crece; y la tierra, por si sola,
va produciendo el fruto: primero los tallos, luego las espigas y
después los granos en las espigas. Y cuando ya están maduros
los granos, el hombre echa mano de la hoz, pues ha llegado el
tiempo de cosecha”.
Les dijo también: “¿Con qué compararemos el reino de
Dios? ¿Con qué parábola lo podremos representar? Es como una
semilla de mostaza que, cuando se siembra, es la más pequeña
de las semillas; pero una vez sembrada, crece y se convierte
en el mayor de los arbustos y echa ramas tan grandes, que los
pájaros pueden anidar a su sombra”.
Y con otras muchas parábolas semejantes les estuvo
exponiendo su mensaje, de acuerdo con lo que ellos podían
entender. Y no les hablaba sino en parábolas; pero a sus discípulos
les explicaba todo en privado. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN: La parábola de la semilla que
crece por sí misma –exclusiva de san Marcos– junto
con la del granito de mostaza ponen en evidencia
que el Reino de Dios tiene una íntima fuerza interior.
Este dinamismo madurador ha de ser humilde y
gozosamente reconocido por cada uno de nosotros.
En los orígenes de nuestra salvación no es un proyecto
nuestro lo que más cuenta, sino la insondable e
imprescindible «gracia de Dios», que normalmente
alcanza sus metas valiéndose de medios pobres y,
por lo mismo, absolutamente insuficientes.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Contempla, Señor, los dones que presentamos en tu altar
en la conmemoración de san Juan Bosco, y del mismo modo
que, por estos santos misterios, le diste a él la gloria, concédenos
también a nosotros tu perdón. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Mt 24, 46-47
Dichoso el servidor a quien su amo, al volver, lo encuentre
cumpliendo con su deber; yo les aseguro que le confiará todos
sus bienes.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Que esta mesa celestial, Dios todopoderoso, robustezca
y aumente el vigor espiritual de todos los que celebramos la
festividad de san Juan Bosco, para que conservemos íntegro el
don de la fe y caminemos por el sendero de la salvación que él
nos señaló. Por Jesucristo, nuestro Señor.