La iglesia perteneció al monasterio de monjas agustinas, expropiado por el gobierno liberal; comenzó a construirse en 1720. Tiene la iglesia dos magníficas fachadas barrocas, casi churriguerescas, indiscutiblemente forman parte de las mejores fachadas de México en el arte barroco. Predomina en ambas el orden corintio salomónico y la exuberancia de la decoración vegetal; distribuida en dos cuerpos, en los cuales el portón y la ventana superior lucen entre columnas pareadas. En los frisos de los entablamentos aparecen escudos de la cas de Austria. La exquisita decoración alcanza los marcos de los ventanales, y en los lienzos superiores, entre las portadas, se abre espacio a nuevos motivos decorativos.
De especial interés son sus gárgolas en forma de águilas, y en la esquina, la estatua de San Cristóbal, sobre un pedestal de múltiples molduras.
El interior es de planta basilical, de una sola nave, siguiendo el orden neoclásico, y conserva sus dos coros.