Así se conoce aún hoy día el edificio que se construyó a partir de 1891, para sede del Seminario Conciliar de Guadalajara, mismo que fue expropiado por el gobierno de la Revolución en 1914, y posteriormente asignado al ejército, como hasta la fecha. Se trata de un soberbio conjunto hecho según los cánones neoclásicos de fines del siglo XIX. La parte central de su fachada principal es de tres pisos, destacando la portada con sus logias superiores, todo sobre esbeltas columnas. El claustro interior es completo; sobresale en el conjunto la belleza del mobiliario de su biblioteca.