La iglesia de La Merced perteneció al convento de frailes mercedarios; comenzó a construirse en 1721. Su conjunto conventual ha sido recientemente destruido aunque ya había sido expropiado desde la guerra liberal y destinado a diversos usos. Ostenta una fachada barroca limitada a la puerta, la hornacina y el ventanal, todo al uso plateresco. Su torro permanece inconclusa. El interior es neoclásico, los grandes óleos que pueden verse en los muros son obra de Rosalío González, pintor del siglo XX. Tiene diversas capillas que siguen el mismo orden.