Ha sido costumbre de las catedrales españolas, dedicar una iglesia especialmente como lugar para reservar la Eucaristía, razón por la cual a estas iglesias, anexas a las catedrales, se les llama “Sagrario”. El Sagrario de Guadalajara comenzó a construirse en 1808; es el segundo gran edificio neoclásico de la ciudad, tanto en su exterior como en su orden interior. Su fachada la remata un pórtico dórico, sobre el cual pueden verse las estatuas que representan la fe, al centro, y la esperanza y la caridad a uno y otro lado; su cúpula casi ovoide le da singular prestancia al conjunto.