15 miércoles
Blanco
FERIA DE PASCUA
o SAN ISIDRO LABRADOR
MR pp. 714 y 921 [732 y 960] / Lecc. I p. 954
Nació cerca de Madrid. Fue labrador, trabajó la tierra de sol a sol
y murió en la pobreza. Nunca fue a la escuela, pero del contacto
íntimo y constante con Dios aprendió una gran serenidad de
carácter. Recibía a todos los pobres que se presentaban en su casa.
Murió a los 60 años (1130). Especialmente el mundo campesino le
tiene gran veneración.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 20, 2-3
De tu poder, Señor, se alegra el justo, se alegra en el triunfo que
le has dado. Le otorgaste lo que él tanto anhelaba. Aleluya.
ORACIÓN COLECTA
Señor, Dios nuestro, que en la humildad y sencillez de san Isidro
Labrador nos dejaste un ejemplo de vida oculta con Cristo en ti,
concédenos que el trabajo de cada día humanice nuestro mundo
y sea también una plegaria de alabanza a tu nombre. Por nuestro
Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del
Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
[Ahora los dejo en manos de Dios, que puede hacerlos crecer y
alcanzar la herencia prometida.]
Del libro de los Hechos de los Apóstoles 20, 28-38
En aquellos días, Pablo dijo a los presbíteros de la comunidad cristiana de Éfeso: "Miren por ustedes mismos y por todo el rebaño,
del que los constituyó pastores el Espíritu Santo, para apacentar a
la Iglesia que Dios adquirió con la sangre de su Hijo.
Yo sé que después de mi partida, se introducirán entre ustedes
lobos rapaces, que no tendrán piedad del rebaño y sé que, de
entre ustedes mismos, surgirán hombres que predicarán doctrinas
perversas y arrastrarán a los fieles detrás de sí. Por eso estén alerta.
Acuérdense que durante tres años, ni de día ni de noche he dejado de
aconsejar, con lágrimas en los ojos, a cada uno de ustedes.
Ahora los encomiendo a Dios y a su palabra salvadora, la cual
tiene fuerza para que todos los consagrados a Dios crezcan en el
espíritu y alcancen la herencia prometida. Yo no he codiciado ni
el oro ni la plata ni la ropa de nadie. Bien saben que cuanto he
necesitado para mí y para mis compañeros, lo he ganado con mis
manos. Siempre he mostrado que hay que trabajar así, para ayudar
como se debe a los necesitados, recordando las palabras del Señor
Jesús: 'Hay más felicidad en dar que en recibir".
Dicho esto, se arrodilló para orar con todos ellos. Todos se
pusieron a llorar y abrazaban y besaban a Pablo, afligidos, sobre
todo, porque les había dicho que no lo volverían a ver. Y todos lo
acompañaron hasta el barco. Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL del salmo 67, 29-30. 33-35a 35bc. 36c
R. Reyes de la tierra, canten al Señor. Aleluya.
Señor, despliega tu poder, reafirma lo que has hecho por
nosotros, desde Jerusalén, desde tu templo, a donde vienen los
reyes con sus dones. R.
Cántenle al Señor, reyes de la tierra, denle gloria al Señor que
recorre los cielos seculares, y que dice con voz como de trueno:
"Glorifiquen a Dios". R.
Sobre Israel su majestad se extiende y su poder, sobre las nubes.
Bendito sea nuestro Dios. R.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Cfr. Jn 17, 17
R. Aleluya, aleluya.
Tu palabra, Señor, es la verdad: santifícanos en la verdad. R.
Aleluya.
EVANGELIO
[Padre, que ellos sean uno, como nosotros.]
Del santo Evangelio según san Juan 17, 11b-19
En aquel tiempo, Jesús levantó los ojos al cielo y dijo: "Padre
santo, cuida en tu nombre a los que me has dado, para que
sean uno, como nosotros. Cuando estaba con ellos, yo cuidaba en
tu nombre a los que me diste; yo velaba por ellos y ninguno de
ellos se perdió, excepto el que tenía que perderse, para que se
cumpliera la Escritura.
Pero ahora voy a ti, y mientras estoy aún en el mundo, digo
estas cosas para que mi gozo llegue a su plenitud en ellos. Yo les he
entregado tu palabra y el mundo los odia, porque no son del mundo,
como yo tampoco soy del mundo. No te pido que los saques del
mundo, sino que los libres del mal. Ellos no son del mundo, como
tampoco yo soy del mundo.
Santifícalos en la verdad. Tu palabra es la verdad. Así como
tú me enviaste al mundo, así los envío yo también, al mundo. Yo
me santifico a mí mismo por ellos, para que también ellos sean
santificados en la verdad". Palabra del Señor.
REFLEXIÓN: La efusión del Espíritu será la decisiva
ratificación de los discípulos en la verdad. Esta singular
«consagración» dará al creyente acceso a la santidad
de Dios y a una alegría rebosante, capaz de sacarlos
victoriosos frente a los ataques del «mundo». Tales
acechanzas se contrapondrán a Cristo y a los suyos,
lo mismo que las tinieblas se contrastan con la luz.
Con la fuerza de la fe en Él –y con la vida nueva que
brota de su Espíritu– ellos serán finalmente capaces
de transformarlo todo, lo mismo dentro de sí que a su
alrededor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Por esta ofrenda que te presentamos, Señor, en la conmemoración
de san Isidro, concede a tus fieles los dones de la unidad y de la
paz. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Mt 16, 24
El que quiera venir conmigo, que renuncie a sí mismo, que tome
su cruz y que me siga, dice el Señor. Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Que los sacramentos recibidos, Señor, en la conmemoración de
san Isidro, santifiquen nuestras mentes y nuestros corazones, para
que merezcamos participar de la naturaleza divina. Por Jesucristo,
nuestro Señor.