11 sábado
Blanco
FERIA DE PASCUA
MR p. 390 [391] / Lecc. I p. 947
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. 1 Pe 2, 9
Pueblo redimido por Dios, anuncia las maravillas del Señor,
que te llamó de las tinieblas a su luz admirable. Aleluya.
ORACION COLECTA
Infunde siempre, Señor, en nuestro corazón el deseo de abundar
en buenas obras, para que, tendiendo sin cesar a lo que es más
perfecto, nos esforcemos en vivir en plenitud el misterio pascual.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en
la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
[El judío Apolo demostró, por medio de la Escritura, que Jesús es el Mesías.]
Del libro de los Hechos de los Apóstoles 18, 23-28
En aquellos días, después de haber estado en Antioquía algún
tiempo, emprendió Pablo otro viaje y recorrió Galacia y Frigia,
confirmando en la fe a los discípulos.
Un judío, natural de Alejandría, llamado Apolo, hombre elocuente
y muy versado en las Escrituras, había ido a Éfeso. Aquel hombre
estaba instruido en la doctrina del Señor, y siendo de ferviente espíritu,
disertaba y enseñaba con exactitud lo concerniente a Jesús, aunque no
conocía más que el bautismo de Juan.
Apolo comenzó a hablar valientemente en la sinagoga.
Cuando lo oyeron Priscila y Aquila, lo tomaron por su cuenta y
le explicaron con mayor exactitud la doctrina del Señor. Como él
deseaba pasar a Grecia, los hermanos lo animaron y escribieron a
los discípulos de allá para que lo recibieran bien. Cuando llegó,
contribuyó mucho, con la ayuda de la gracia, al provecho de los
creyentes, pues refutaba vigorosamente en público a los judíos,
demostrando, por medio de las Escrituras, que Jesús era el Mesías.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL del salmo 46, 2-3. 8-9. 10
R. Dios es el rey del universo. Aleluya.
Aplaudan, pueblos todos; aclamen al Señor, de gozo llenos, que
el Señor, el Altísimo, es terrible y de toda la tierra, rey supremo. R.
Porque Dios es el rey del universo, cantemos el mejor de
nuestros cantos. Reina Dios sobre todas las naciones desde su
trono santo. R.
Los jefes de los pueblos se han reunido con el pueblo de Dios,
Dios de Abraham, porque de Dios son los grandes de la tierra. Por
encima de todo Dios está. R.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Cfr. Jn 16, 28
R. Aleluya, aleluya.
Salí del Padre y vine al mundo, ahora dejo el mundo y vuelvo al
Padre, dice el Señor. R. Aleluya.
EVANGELIO
[El Padre mismo los ama, porque ustedes me han amado y han
creído que salí del Padre.]
Del santo Evangelio según san Juan 16, 23b-28
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Yo les aseguro:
cuanto pidan al Padre en mi nombre, se lo concederá. Hasta
ahora no han pedido nada en mi nombre. Pidan y recibirán, para
que su alegría sea completa.
Les he dicho estas cosas en parábolas; pero se acerca la hora en
que ya no les hablaré en parábolas, sino que les hablaré del Padre
abiertamente. En aquel día pedirán en mi nombre, y no les digo que
rogaré por ustedes al Padre, pues el Padre mismo los ama, porque
ustedes me han amado y han creído que salí del Padre. Yo salí del
Padre y vine al mundo; ahora dejo el mundo y vuelvo al Padre".
Palabra del Señor.
REFLEXIÓN: El evangelio expone algunas
consecuencias de la «intimidad» y de la «comunión» de
vida con el divino Maestro. Jesús asegura a los suyos
el cumplimiento de las peticiones hechas al Padre en
su nombre. Es obvio que con esta alegría «completa»
se trata de ir al encuentro, en forma prioritaria, de las
necesidades relacionadas con la «vida en el Espíritu».
Tal alegría se fundamenta, en última instancia, en el
reconocimiento de Jesús como revelador del Padre,
que hace nacer a los creyentes a una vida nueva y los
vuelve conscientes de su condición de hijos de Dios.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Santifica, Señor, por tu piedad, estos dones y al recibir en
oblación este sacrificio espiritual, conviértenos para ti en una
perenne ofrenda. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Jn 17, 24
Padre, quiero que donde yo esté, estén también conmigo los que
tú me has dado, para que contemplen la gloria que me diste, dice
el Señor. Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Al recibir, Señor, el don de estos sagrados misterios, te
suplicamos humildemente que lo que tu Hijo nos mandó celebrar
en memoria suya, nos aproveche para crecer en nuestra caridad
fraterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
11 sábado
Blanco
Solemnidad,
LA ASCENCIÓN DEL SEÑOR
MR p. 383 [386] / Lecc. I p. 936
Misa de la Vigilia
Esta Misa se dice en la tarde del día que precede a la solemnidad,
ya sea antes o después de las primeras Vísperas de la Ascensión.
ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 67, 33. 35
Canten a Dios, reinos de la tierra, toquen para el Señor, que
asciende sobre los cielos; su majestad y su poder resplandecen
sobre las nubes. Aleluya.
Se dice Gloria.
ORACIÓN COLECTA
Dios eterno, cuyo Hijo subió hoy al cielo en presencia de
sus Apóstoles, te pedimos nos concedas que él, de acuerdo a su
promesa, permanezca siempre con nosotros en la tierra, y nos
permita vivir con él en el cielo. Él, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
Se dice Credo.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Dios nuestro, cuyo Unigénito, nuestro mediador, vive para
siempre y está sentado a tu derecha para interceder por nosotros,
concédenos acercarnos llenos de confianza al trono de la gracia y
obtener así tu misericordia. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio I o II de la Ascensión, pp. 504-505 [505-506]. Si se usa el
Canon Romano, se dice Reunidos en comunión, p. 558 [560]. En
las otras Plegarias eucarísticas también se dicen las partes propias
para esta Misa.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Heb 10, 12
Cristo ofreció un solo sacrificio por el pecado, y se sentó para
siempre a la derecha de Dios. Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Te pedimos, Señor, que los dones que hemos recibido de tu altar,
enciendan en nuestros corazones el deseo de la patria celeste, para
que, siguiendo las huellas de nuestro Salvador, tendamos siempre
a la meta a donde nos ha precedido. Él, que vive y reina por los
siglos de los siglos.
Puede utilizarse la fórmula de bendición solemne, p. 596 [603-
604].