Señor, con tu Sangre has rescatado a hombres de toda raza,
lengua, pueblo y nación, y has hecho de nosotros un reino de
sacerdotes para Dios. Aleluya.
ORACIÓN COLECTA
Escucha, Señor, nuestras súplicas, y haz que el efecto
santificador que prometió tu Palabra se cumpla en todas partes por
la predicación evangélica y que, conforme a lo que anunció, el
testimonio de tu verdad lleve a plenitud nuestra adopción filial.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en
la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
[Muchos de esta ciudad pertenecen a mi pueblo.]
Del libro de los Hechos de los Apóstoles 18, 9-18
En aquellos días, Pablo tuvo una visión nocturna en Corinto, en
la que le dijo el Señor: "No tengas miedo. Habla y no calles, porque
yo estoy contigo y nadie pondrá la mano sobre ti para perjudicarte.
Muchos de esta ciudad pertenecen a mi pueblo". Por eso Pablo se
quedó allí un año y medio, explicándoles la palabra de Dios.
Pero cuando Galión era procónsul de Acaya, los judíos, de
común acuerdo, se abalanzaron contra Pablo y lo llevaron hasta el
tribunal, donde dijeron: "Este hombre trata de convencer a la gente
de que den a Dios un culto contrario a la ley". Iba Pablo a tomar
la palabra para responder, cuando Galión dijo a los judíos: "Si se
tratara de un crimen o de un delito grave, yo los escucharía, como
es razón; pero si la disputa es acerca de palabras o de nombres o
de su ley, arréglense ustedes". Y los echó del tribunal. Entonces se
apoderaron de Sostenes, jefe de la sinagoga, y lo golpearon delante
del tribunal, sin que Galión se preocupara en lo más mínimo.
Pablo se quedó en Corinto todavía algún tiempo. Después se
despidió de los hermanos y se embarcó para Siria, con Priscila y
Aquila. En Céncreas se rapó la cabeza para cumplir una promesa
que había hecho. Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL del salmo 46, 2-3. 4-5. 6-7
R. Dios es el rey del universo. Aleluya.
Aplaudan, pueblos todos; aclamen al Señor, de gozo llenos, que
el Señor, el Altísimo, es terrible y de toda la tierra, rey supremo. R.
Fue él quien nos puso por encima de todas las naciones y los
pueblos, al elegirnos como herencia suya, orgullo de Jacob, su
predilecto. R.
Entre voces de júbilo y trompetas, Dios, el Señor, asciende hasta
su trono. Cantemos en honor de nuestro Dios, al rey honremos y
cantemos todos. R.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Cfr. Lc 24, 46. 26
R. Aleluya, aleluya.
Cristo tenía que morir y resucitar de entre los muertos, para
entrar así en su gloria. R. Aleluya.
EVANGELIO
[Nadie podrá quitarles su alegría.]
Del santo Evangelio según san Juan 16, 20-23a
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Les aseguro que
ustedes llorarán y se entristecerán, mientras el mundo se alegrará.
Ustedes estarán tristes, pero su tristeza se transformará en alegría.
Cuando una mujer va a dar a luz, se angustia, porque le ha
llegado la hora; pero una vez que ha dado a luz, ya no se acuerda
de su angustia, por la alegría de haber traído un hombre al mundo.
Así también ahora ustedes están tristes, pero yo los volveré a ver,
se alegrará su corazón y nadie podrá quitarles su alegría. Aquel día
no me preguntarán nada". Palabra del Señor.
REFLEXIÓN: Ante la inminente partida del Señor, a los
discípulos se les asegura que «su tristeza se transformará
en alegría». Será por eso un regocijo que surja triunfante
del dolor. Para expresarlo en forma más convincente,
Jesús se sirve de una sencilla comparación, sacada de la
experiencia del nacimiento de un ser humano. La muerte
de Cristo –«Hombre Nuevo»–. supuso el doloroso parto de
una renovada humanidad. En esa vida reside el gozo que
nadie podrá arrebatar a los suyos, ya que es el Espíritu
quien les reafirmará la conciencia de su adopción filial.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Señor, con bondad, estas ofrendas de tu familia santa, para
que, con la ayuda de tu protección, conserve los dones recibidos y
llegue a poseer los eternos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Rom 4, 25
Cristo fue condenado a muerte por nuestros pecados, y resucitó
para nuestra justificación. Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Protege, Señor, con amor constante a quienes has salvado, para que,
una vez redimidos por la pasión de tu Hijo, se llenen ahora de alegría por
su resurrección. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.