Documentos Diocesanos

II Sínodo Diocesano para la Nueva Evangelización

Pastoral Social

I. Iluminación

89- Por pastoral social se entiende la acción evangelizadora y humanizadora de la Iglesia, realizada en los diferentes ambientes sociales, instituciones, estructuras e ideologías, a fin de que los hombres, movidos por el Espíritu Santo, se liberen de toda esclavitud de pecado individual y social, y transformen su comunidad mediante la práctica de la caridad y la justicia.

Pastoral Social y Nueva Evangelización

90- La pastoral social es parte integrante de la Nueva Evangelización, como lo ha venido proclamando el Papa Juan Pablo II en un sinnúmero de ocasiones. En sus dos últimas Encíclicas sociales afirma, por ejemplo, que la preocupación por lo social "forma parte de la misión evangelizadora de la Iglesia" (SRS, 41) y es también "parte esencial del mensaje cristiano" (CA, 5). Al inaugurar la IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, decía: "la Nueva Evangelización ha de dar una respuesta integral que fortalezca la fe católica en sus dimensiones individuales, familiares y sociales" (SD, "Discurso inaugural", 11). Para el Documento de Santo Domingo la promoción humana es una dimensión privilegiada de la Nueva Evangelización (SD, 158).

La práctica de la Pastoral Social

91- La práctica de la pastoral social remonta sus orígenes al Antiguo y al Nuevo Testamento. Viene luego explicitada en la doctrina de los Padres de la Iglesia, hasta llegar a las enseñanzas del reciente Magisterio social de la Iglesia.

Antiguo Testamento

92- En el Antiguo Testamento, ante situaciones de opresión, de esclavitudes y de injusticias que sufría el pueblo de Dios, es frecuente el mensaje de los profetas que presentan a Dios como quien está atento a los clamores de su pueblo (Ex 3, 7-10). Dios interviene mediante la voz de los profetas pidiendo que se practique la justicia y el derecho, que se atienda a los más pobres y marginados, como huérfanos, viudas, forasteros. El profeta Isaías, frente a la incoherencia entre las solemnes celebraciones de culto a Dios y una vida social llena de perversidades y crímenes, predica diciendo: "Den su derecho al oprimido y hagan justicia al huérfano y a la viuda" (Is 1, 17). Jeremías, en su visión profética, presenta al futuro Mesías como rey "justo y prudente" que guiará al pueblo "según la justicia y el derecho" (Jer 23, 5-6).

Nuevo Testamento

93- En el Nuevo Testamento, Jesucristo se manifiesta como guía, comparándose a un Buen Pastor, que conduce aquí en la tierra al nuevo pueblo de Dios hacia el Padre (Jn 10, 1-16). Él mismo es "el camino, la verdad y la vida" para este pueblo (Jn 14, 6). A sus discípulos les da el mandamiento nuevo del amor fraterno (Jn 13, 34), cuya máxima expresión está no sólo en dar cosas al prójimo necesitado, sino en dar la propia vida por los demás: "No hay amor más grande que éste: dar la vida por quienes se ama" (Jn 15, 13). Enseña que el Reino de Dios es para aquellos que por amor realizan la acción solidaria de compartir sus bienes y atenciones con los más pobres, carentes de alimento, vestido, salud y libertad (Mt 25, 34-36). Enseña que la justicia está sobre la ley misma (Mt 23, 23). A los discípulos les dice que "si su justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entrarán al Reino de Dios" (Mt 5, 20). Fue distintivo notable de la Iglesia primitiva el practicar una vida comunitaria, compartiendo sus bienes espirituales y materiales y preocupándose por atender a los más pobres (Hech 2, 42-46; 4, 32-35).

Los Padres de la Iglesia

94- Del siglo II al siglo VI de nuestra era cristiana fueron notables los así llamados Padres de la Iglesia, por su enseñanza social y su compromiso de evangelizar a los pobres, atendiéndolos en sus necesidades espirituales y materiales, denunciando las opresiones que sobre ellos ejercían los poderosos, anunciando e impulsando la práctica de la justicia y de la caridad, como exigencias del Evangelio. La mayoría de ellos fueron obispos, preocupados por mantener una clara transparencia evangélica de las verdades reveladas y por ayudar a los más necesitados. He aquí algunos ejemplos:

95- En el documento más primitivo de la Iglesia llamado Didaché (La doctrina de los Doce Apóstoles), del siglo II, se lee: "No rechazarás al necesitado, sino que tendrás todo en común con tu hermano y de nada dirás que es tuyo propio; pues si comparten en los bienes inmortales, ¿cuánto más en los mortales?" (4, 8).

96- En el siglo III escribía San Cipriano: "Peca mucho en la Iglesia quien reserva sus riquezas y no comunica su patrimonio a los pobres" (Las buenas obras XVIII, ML, 4, 625 ss).

97- En el siglo IV predicaba San Basilio: "Del hambriento es el pan que tú retienes; del que va desnudo es el manto que tú guardas en el ropero; del descalzo es el calzado que en tu casa se pudre" (Homilía Destruiré mis graneros, MG, 31, 276-277).

98- En el siglo V decía San Agustín: "Si dieses lo que es tuyo, sería generosidad. Pero como das lo que es de Él (de Jesús presente en los pobres) es una simple restitución" (ML, 39, 1353).

99- En el siglo VI, San Gregorio Magno Papa escribía: "Quienes no dan de lo que han recibido son cómplices de la muerte de sus prójimos que mueren de pobreza, al retener el socorro. Cuando damos lo necesario al indigente, le devolvemos lo suyo, no le comunicamos lo nuestro; más bien pagamos una deuda de justicia que cumplir una obra de misericordia" (Regla Pastoral, Parte III, cap. XXI. ML, 77-78).

Edad Media, Renacimiento, Tiempo Moderno

100- Del siglo VII al IX no encontramos enseñanzas explícitas como en el tiempo de los santos Padres, pero la Iglesia principalmente a través de los monasterios y los obispos realizó una obra caritativa y humanizadora; también durante ese período, ayudaba a los que padecían por las invasiones de los bárbaros y fue humanizando a los mismos bárbaros. Después la Iglesia continuó levantando su voz y dando testimonio con obras concretas a favor de los pobres y de la justicia, a lo largo de la Edad Media, del Renacimiento, del Tiempo Moderno, hasta nuestros días.

101- En la Edad Media, a partir del siglo X, aparecen pensadores teólogos que aportan luces para la enseñanza social de la Iglesia y para la práctica de la pastoral social. El más significativo de ellos es Santo Tomás de Aquino (1225-1274) quien elabora un cuerpo doctrinal sobre la justicia, como virtud social, clasificándola en justicia conmutativa, distributiva y legal; sobre la caridad, como virtud teologal que exige poner al servicio de los pobres los bienes superfluos; sobre la propiedad privada de bienes, señalando que su administración debe orientarse al servicio de los demás, y su uso debe ser sobrio y moderado (STh, IIa IIae, q 57-59).

102- En la época del Renacimiento, a partir del siglo XVI, se dan varios fenómenos de cambio como el mercantilismo con la libertad de mercado; el descubrimiento, conquista y evangelización de América; el retorno a los clásicos griegos y latinos; el protestantismo, etc. Aparecen grandes teólogos moralistas y juristas que tratan de esclarecer los fundamentos de la dignidad y derechos de la persona humana. Sobresale el jurista dominico Francisco de Vitoria (+ 1546) quien, en su escrito De indiis (1537), establece los derechos naturales del ser humano en defensa de los indios de América. En ese tiempo el Papa Paulo III (1534-1549) dicta sentencia de excomunión para quienes esclavicen a los indios. Surgen grandes santos dedicados a los pobres, como San Juan de Dios (+1550), San Vicente de Paul (+ 1660) y entre nosotros, los primeros evangelizadores, Fray Toribio de Benavente Motolinía, Vasco de Quiroga y otros.

103- En el Tiempo Moderno, a partir del siglo XVIII, nuevos fenómenos y acontecimientos como la Ilustración, la Masonería, la Revolución Francesa, la Revolución Industrial bajo la guía del liberalismo; los conflictos entre la Iglesia y el Estado, entre la fe y la ciencia; el socialismo marxista, etc., concientizaron a varios obispos, presbíteros y laicos, quienes buscaron dar respuestas pastorales a los problemas de injusticia social que afectaban, sobre todo a los obreros. Tales fueron los obispos Manuel Ketteler (+ 1877) de Alemania; el cardenal Manning (+ 1891) de Inglaterra; el cardenal Gibbons (+ 1921) de Estados Unidos; el presbítero Adolfo Kolping de Alemania y los padres Liberatore y Taparelli de Italia. El Papa León XIII fundó en 1882 la Unión de Friburgo, que era un grupo de cristianos estudiosos y prácticos sociales, con la encomienda de elaborar principios doctrinales y criterios de acción para responder a la gran cuestión social de la clase obrera. Estos esfuerzos fueron los antecedentes inmediatos de la primera Encíclica social Rerum novarum (1891).

Doctrina social de la Iglesia

104- A partir del Papa León XIII, la Iglesia católica ha venido desarrollando en forma sistemática su Magisterio o Doctrina social, mediante Encíclicas u otro tipo de documentos. He aquí los principales:

105- León XIII: Encíclica Rerum novarum (De las cosas nuevas), 15 de Mayo de 1891: sobre la situación de injusticia de los obreros.

106- Pío XI: Encíclica Quadragessimo anno (En el 40 aniversario), 15 de Mayo de 1931: sobre la restauración del orden social.

107-lPío XII: Radiomensaje La Solennità (La Solemnidad), Junio de 1941: sobre las funciones del Estado.

108- Juan XXIII: Encíclica Mater et magistra (Madre y maestra), 15 de Mayo de 1961: sobre la necesidad de equilibrar los sectores del desarrollo económico. Encíclica Pacem in terris (Paz en la tierra), 11 de Abril de 1963: sobre la paz y los derechos humanos.

109- Pablo VI: Encíclica Populorum progressio (Desarrollo de los pueblos), 26 de Marzo de 1967: sobre la promoción del desarrollo integral de las personas y de los pueblos. Carta apostólica Octagesima adveniens (En el 80 aniversario), 14 de Mayo de 1971: sobre las ideologías y el compromiso político del cristiano. Ambas inspiradas en la doctrina conciliar y, sobre todo, en la Constitución pastoral del Concilio Vaticano II sobre la Iglesia en el mundo actual, Gaudium et Spes (Gozo y esperanza), del 7 de Diciembre de 1965.

110- Juan Pablo II: Encíclica Laborem exercens (Ejerciendo el trabajo), 14 de Septiembre de 1981: sobre la dignificación del trabajo humano. Encíclica Sollicitudo rei socialis (La preocupación social), 30 de Diciembre de 1987. Sobre el desarrollo solidario de los pueblos. Encíclica Centesimus annus (En el centésimo aniversario), 1º de Mayo de 1991: sobre la necesidad de crear un nuevo orden económico, político y social.

111- La enseñanza de estos documentos sociales de la Iglesia se llama Magisterio social porque es propuesta por el Papa, quien tiene en la Iglesia la misión y autoridad de enseñar el camino de la fe y de guiar el comportamiento moral de los hombres. Se llama también Doctrina social de la Iglesia, porque se presentan estas enseñanzas en forma sistemática y ordenada. El Documento de Santo Domingo la define así: "La Doctrina social de la Iglesia es la enseñanza del Magisterio en materia social y contiene principios, criterios y orientaciones para la acción de los creyentes en la tarea de transformar el mundo según el proyecto de Dios" (SD, 158).

112- Después del Concilio Vaticano II, el Magisterio social de la Iglesia es también ofrecido por los obispos: ya reunidos en Conferencias continentales, como en América Latina; ya reunidos en la propia Conferencia nacional; ya individualmente para su propia diócesis. La pastoral social, como acción evangelizadora, debe transformar no sólo los corazones sino también los ambientes sociales, económicos y políticos; ha de cambiar las situaciones de pecado en situaciones de Reino de Dios; ha de asumir, como iluminación esencial, la Palabra de Dios y la Doctrina social de la Iglesia, sin mezclarla con los postulados de alguna ideología.

113- La ideología es "una visión de los distintos aspectos de la vida, desde el ángulo de un grupo determinado de la sociedad" (DP, 535). Por lo tanto, la ideología es parcial: responde a los intereses particulares de unos, marginando u oponiéndose a otros; tiende a absolutizarse y a "instrumentar personas e instituciones" para sus fines (DP, 536). El Evangelio y la Doctrina social de la Iglesia deben ser luz y fuerza transformadora para todos los hombres de cualquier ideología y sistema social. Deben, por eso, colocarse en un nivel diferente y superior al de las ideologías para poder cuestionarlas y discernirlas sin identificarse con ellas. "Ni el Evangelio, ni la Doctrina social, que de él proviene, son ideologías" (DP, 540). El Evangelio y la Doctrina social de la Iglesia son la fuente y la base fundamental de donde la pastoral social debe sacar los principios de reflexión, los criterios de juicio y las directrices de acción, para emprender las tareas específicas que le competen (OA, 4; LC, 72).

Tareas específicas de la Pastoral Social

114- Las tareas específicas de la pastoral social son acciones evangelizadoras y humanizadoras que responden a necesidades específicas de las personas, de las comunidades, de los pueblos. Se distinguen tres clases de acciones específicas: acciones de asistencia social; acciones de promoción humana; acciones de concientización para la conversión o cambio de mentalidad. A la pastoral social se le clasifica de asistencial, promocional o concientizadora, dependiendo del tipo de acciones que promueva.

115- Acciones de asistencia social: son acciones destinadas a remediar necesidades inmediatas y concretas (hambre, enfermedad, etc.) que padece alguien en particular (individuo, familia, comunidad), mediante la organización de recursos adecuados (alimento, medicina, ropa, etc.).

116- Acciones de promoción humana: son acciones orientadas a capacitar a las personas y a los grupos para que sean sujetos de su propio desarrollo y puedan valerse por sí mismos para hacer frente a sus necesidades materiales, espirituales y sociales, mediante recursos no sólo materiales sino, sobre todo, humanos y educativos. Por ejemplo: capacitación laboral, alfabetización, aprendizaje técnico, alimenticio, etc.

117- Acciones de concientización: son acciones orientadas a crear en las personas conciencia del compromiso social que tienen para actuar en los diversos campos de la vida familiar, social, económica, política y cultural, conforme a los valores del Evangelio y a los criterios de la Doctrina social de la Iglesia. Por ejemplo: análisis de la realidad social; cursos de Doctrina social de la Iglesia: organización de vecinos para los servicios públicos, cooperativas, agrupaciones en pro de los derechos humanos y laborales; talleres para el compromiso cívico-político, etc.

118- Todas estas acciones de pastoral social deben realizarse en el marco de una opción por los pobres. Hay que "robustecer el conocimiento, difusión y práctica de la Doctrina social de la Iglesia... impulsar una pastoral social que parta de la opción evangélica preferencial por los pobres, actuando en los frentes del anuncio, la denuncia y el testimonio" (DP, 200). La opción preferencial por los pobres requiere que nuestra Iglesia se haga cada vez más "Iglesia de los pobres" (SRS, 42), haciendo suyo el estilo de vida de Jesús que "siendo rico se hizo pobre, para que ustedes llegaran a ser ricos por medio de su pobreza" (2 Cor 8-9). Esto lleva a compromisos concretos, tales como el uso de los bienes, que debe ser guiado por el principio del saber compartir y del ser solidarios. Recordemos que hay muchos géneros de pobres, en sentido material, espiritual, relacional y cultural, pero en el caso de la marginación e indigencia material, es necesario que "sean antes que nada cumplidas las obligaciones de justicia, de manera que no suceda que se ofrezca como regalo de caridad aquello que ya era debido en justicia"; se buscará, además, que "se eliminen no solamente los efectos, sino sobre todo las causas de los males" (AA, 8). Así llegarán a ser los pobres artífices de su propio desarrollo.

Agentes de la Pastoral Social

119- Las tareas de la pastoral social, como una dimensión específica de la acción evangelizadora, son responsabilidad de todos los miembros de una determinada comunidad eclesial. Son responsables los obispos, los presbíteros, los religiosos y religiosas y los laicos: cada quien según el propio estado de vida que guarda dentro de la Iglesia.

Los laicos

120- Toca a los laicos, de una manera prioritaria, desempeñar las tareas de la pastoral social, por ser los actores directos de las actividades temporales: familiares, económicas, políticas y culturales. Así lo enseña el Concilio Vaticano II: "A los laicos pertenece por propia vocación buscar el Reino de Dios, tratando y ordenando según Dios los asuntos temporales... A ellos muy en especial corresponde iluminar y organizar todos los asuntos temporales a los que están estrechamente vinculados, de tal manera que se realicen según el espíritu de Jesucristo" (LG, 31).

121- Por lo tanto, son los laicos quienes deben hacer llegar a los diferentes ambientes sociales y a las diversas actividades temporales las exigencias evangélicas de la pastoral social. A ellos toca insertar el mensaje evangélico en las organizaciones temporales y realizar en ellas la justicia, la verdad, la paz, la libertad: "El Concilio exhorta a los cristianos... a cumplir con fidelidad sus deberes temporales guiados por el espíritu del Evangelio... El cristiano que falta a sus obligaciones temporales, falta a sus deberes para con el prójimo y para con Dios... A la conciencia bien formada del laico toca lograr que la ley divina quede grabada en la ciudad terrena" (GS, 43).

122- De aquí surge la urgente necesidad de capacitar a "laicos que sobresalgan en el campo de la educación, de la política, de los medios de comunicación social, de la cultura y del trabajo... (formándolos) según la Doctrina social de la Iglesia en orden... al servicio efectivo a la comunidad" (SD, 99.193).

Los obispos y presbíteros

123- Los obispos y los presbíteros, y a ellos se equiparan los religiosos y las religiosas a este respecto, tienen la misión de formar las comunidades eclesiales en unidad y comunión; por esta razón, para facilitar su misión, no deben asumir liderazgos sociales ni políticos. Sin embargo, su aportación a la pastoral social es indispensable, pues tienen el deber de iluminar el compromiso social de los laicos cristianos, de animarlos, de acompañarlos, de educarlos para la práctica de la caridad y la justicia. "Los obispos prediquen juntamente con sus sacerdotes el mensaje de Cristo, de tal manera que toda la actividad temporal de los fieles quede como inundada por la luz del Evangelio" (GS, 43). Es tarea suya hacer que la "predicación, catequesis y liturgia, tengan en cuenta la dimensión social y comunitaria del cristianismo, formando hombres comprometidos en la construcción de un mundo de paz" (DM, "Paz", 24).

124- En el amplio y articulado servicio de la caridad, desarrollado ayer y hoy por nuestra Iglesia, hemos de reconocer la valiosa contribución de numerosos institutos religiosos de varones y mujeres, surgidos bajo el impulso de un específico carisma al servicio de los más necesitados y expresado en el cuidado de los enfermos, de los ancianos, de los minusválidos, de los huérfanos, de las madres solteras, de los encarcelados, de los niños de la calle... En una sociedad tan compleja como la nuestra, su generosidad y su creatividad han de seguir orientándose a formas nuevas, de acuerdo a las nuevas necesidades de acciones caritativas, lo mismo que de otras de índole educativo, cultural y social.

125- La Iglesia, como el Buen Samaritano (Lc 10, 29-37), ha de ejercitar este servicio -esta diakonía- de la promoción humana, sin separarla de la caridad en sentido evangélico -el agape, la cáritas- que brota de la comunión con Dios; de esta forma no será un servicio circunstancial o disminuido al simple nivel de una filantropía humana. La formación y sensibilización permanente para ejercitar este Evangelio de la caridad, ha de ser sostenido por instituciones como la Cáritas diocesana (y organismos similares de voluntariado con sentido cristiano), la cual -a distintos niveles- siempre tendrá una acción de ejemplaridad y de avanzada al servicio de los últimos...

II. DesafIos de la realidad

126- El desconocimiento y poco aprecio de la Doctrina social de la Iglesia, y la no equilibrada integración de la pastoral social con la pastoral profética y litúrgica.

127- La poca preocupación por la formación sistemática de los laicos a fin de que asuman, como protagonistas, la responsabilidad de ser fermento transformador de la sociedad.

128- Hace falta la presencia evangelizadora de un número significativo de cristianos laicos en los campos de la educación y cultura, de la política, de la economía, de los sindicatos, de los ambientes obrero y campesino.

129- La separación entre actuación y creencia frente a la gravedad de los problemas sociales que se dan en nuestro ambiente socio-cultural y contradicen nuestro ser de cristianos.

130- Lograr que la pastoral social sea no sólo asistencial sino también promotora y concientizadora de las personas.

131- La sensibilización de los sacerdotes, de los religiosos y de las religiosas ante los problemas sociales que padecemos.

132- Mantener de verdad la opción preferencial y evangélica por los pobres en el proceso pastoral de la diócesis.

III. Líneas pastorales

133- Promover la difusión de la Doctrina social de la Iglesia referente a la política, a la economía, a la cultura, a los derechos humanos y su aplicación a la realidad de la diócesis a través de medios eficaces.

134- Impulsar la capacitación y la formación de equipos de sacerdotes, religiosos y laicos que tengan carisma para atender problemas sociales urgentes, como drogadicción, alcoholismo, prostitución, emigrantes, indigentes, niños de la calle, empleadas domésticas, enfermos de sida, etc.

135- Promover la formación de los campesinos, obreros, profesionistas y empresarios en los principios, criterios y orientaciones de la Doctrina social de la Iglesia.

136- Que en los materiales de catequesis haya contenidos de la Doctrina social de la Iglesia para responder mejor al Evangelio de la caridad y las exigencias de la Nueva Evangelización.

137- Insistir, a través de la organización de la pastoral social tanto diocesana como parroquial, en la importancia de defender y mejorar la vida, proponiendo medios concretos; que en todas las parroquias se organice la asistencia y promoción para los necesitados.

138- Que la pastoral social de la diócesis tenga en cuenta los proyectos de servicio social y voluntariado de instituciones gubernamentales y privadas, tales como el DIF y la Cruz Roja.

139- Ofrecer talleres y cursos de formación social cristiana para los diferentes agentes, con una metodología seria, y no ligada a modas o ideologías.

140- Potenciar las secciones de la pastoral social: Cáritas, pastoral penitenciaria, pastoral del trabajo, pastoral de los derechos humanos y crear nuevas, cuando las necesidades lo requieran.

IV. Disposiciones

26 Los pastores ayudarán con iniciativas concretas y bien programadas a despertar y avivar, en los fieles laicos, la dimensión social de la caridad. Los impulsarán a interesarse -en el ámbito de sus propias competencias culturales, profesionales, económicas y políticas- por el bien común, de acuerdo a su conciencia cristiana, iluminada por las enseñanzas sociales de la Iglesia.

27- Se cuidará que, dentro de los cursos de formación permanente para el presbiterio, se tome muy en cuenta la actualización en los temas básicos de la pastoral social y la profundización en la Doctrina social de la Iglesia.

28- El Magisterio social ha de ser considerado como elemento insustituible en todo itinerario de catequesis y de enseñanza religiosa católica, particularmente en las escuelas e institutos diocesanos en donde se da formación bíblica, teológica o pastoral a los agentes más comprometidos con las tareas y ministerios fundamentales de la Iglesia.

29- Todas las comunidades, movimientos y organismos de la diócesis deben tener obras sociales de asistencia y promoción, privilegiando la organización de Cáritas. Todas las parroquias, han de tener, junto con otros equipos, el equipo específico de pastoral social.

30- Se promoverá la formación de especialistas en la Doctrina social de la Iglesia, para que atiendan la pastoral social en sus áreas fundamentales. Se elaborarán directorios, folletos, videos y material orientador para impulsar la pastoral social en los distintos ambientes y niveles de nuestra realidad diocesana.

31- Se dotará a la comisión diocesana de pastoral social de recursos humanos y económicos suficientes de manera que pueda impulsar diversas iniciativas que ayuden a despertar el compromiso por la promoción humana integral, como parte de la tarea evangelizadora de nuestra comunidad diocesana.


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