Documentos Diocesanos

II Sínodo Diocesano para la Nueva Evangelización

Nueva Evangelización

16- El Papa Juan Pablo II en su discurso a los obispos del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), el 9 de Marzo de 1983, en Puerto Príncipe, Haití, haciendo alusión a la celebración de los quinientos años de evangelización en América Latina, les decía: "La conmemoración del medio milenio de evangelización tendría su significación plena si es un compromiso... no de re-evangelización, pero sí de una Evangelización Nueva: nueva en su ardor, en sus métodos, en su expresión (OR, 20 de Marzo de 1983).

Lo que no es

17- La Nueva Evangelización, no significa que debamos realizar tareas evangelizadoras que antes nunca se habían realizado. No se trata de juzgar inútiles los métodos de evangelización que la Iglesia ha usado a lo largo de su historia. No consiste sólo en saber insertarse en los ambientes sociales del poder económico, político y cultural, para que se dé allí un lugar a la Iglesia, y hasta cierto punto tome parte en el mundo de la competencia. No es evangelizar con el fin de volver a una nueva situación de cristiandad donde la Iglesia, como institución, pudiera tener liderazgo en la conducción de toda la vida social. Tampoco es simplemente re-evangelizar en el sentido de remediar carencias o de promover ciertas reformas para que la Iglesia recupere la influencia y el prestigio allí donde, por el secularismo, el indiferentismo y la invasión de sectas, lo va perdiendo.

18- "La Nueva Evangelización no consiste en un ‘nuevo Evangelio’ que surgiría siempre de nosotros mismos... Tampoco consiste en rescatar del Evangelio todo aquello que parece difícilmente asimilable para la mentalidad de hoy... La Nueva Evangelización no nace del deseo de agradar a los hombres o de buscar su favor, sino de la responsabilidad para con el don que Dios nos ha hecho en Cristo" (SD, "Discurso inaugural", 6).

En qué consiste

19- Evangelizar significa para la Iglesia llevar la Buena Nueva a todos los ambientes de la humanidad y, con su influjo, transformar desde dentro y renovar a la misma humanidad... Convertir, al mismo tiempo, la conciencia personal y colectiva de los hombres... Transformar, con la fuerza del Evangelio, los criterios de juicio, los valores determinantes, los puntos de interés y las líneas de pensamiento... Evangelizar constituye, en efecto, la dicha y vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda" (EN, 14.18-19).

20- El Papa Juan Pablo II, en su visita a Santo Domingo, decía que estamos convocados a una Nueva Evangelización que despliegue con más vigor el potencial de santidad, un gran impulso misionero, una creatividad catequética, una manifestación fecunda de colegialidad y comunión, un combate evangélico de dignificación del hombre (OR, 21 de Octubre de 1984). En su visita a Perú, decía: "La Nueva Evangelización ha de prestar gran atención a la dignidad de la persona humana, a sus derechos y justas aspiraciones" (OR, 2 de Febrero de 1985).

21- El mismo Sumo Pontífice, al inaugurar la IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, decía: "La Nueva Evangelización tiene la certeza de que en Cristo hay una inescrutable riqueza que no agota ninguna cultura ni ninguna época, a la cual podemos acudir siempre los hombres para enriquecernos... La novedad no afecta al contenido del mensaje evangélico que es inmutable, pues Cristo es ‘el mismo ayer, hoy y siempre’... Evangelizar es anunciar a una persona, que es Cristo" (SD, "Discurso inaugural", 6-7).

Características de la Nueva Evangelización

22- El Papa Juan Pablo II ha dicho que la evangelización en nuestro tiempo ha de ser nueva en su ardor, nueva en sus métodos, nueva en su expresión. Son tres características para que la acción evangelizadora sea capaz de aportar la novedad del Evangelio a los hombres de hoy.

Nueva en su ardor

23- Esta característica se refiere directamente a los agentes de pastoral, a los evangelizadores: obispos, presbíteros, religiosos, religiosas y laicos comprometidos. A ellos la Nueva Evangelización les exige una espiritualidad renovada que sea más evangélica; es decir, más llena de oración, más llena de generosidad y libertad interior, más llena de ardor e impulso misionero, más cercana al pueblo, más comprometida sobre todo con los pobres, viviendo un estilo de vida de más sencillez y sobriedad. No puede darse la Nueva Evangelización sin evangelizadores nuevos, sin una renovada espiritualidad. Esta característica de una nueva espiritualidad en los evangelizadores es condición indispensable, sin la cual no es posible la Nueva Evangelización. La base de toda acción evangelizadora es la santidad personal. Quien desea ofrecer a sus hermanos la vida nueva de Dios mediante la evangelización, él mismo debe llevarla en su corazón. La coherencia de vida en los agentes de pastoral es indispensable para la Nueva Evangelización.

24- La Nueva Evangelización requiere de agentes de pastoral en proceso continuo de renovación espiritual. La Nueva Evangelización exige hombres y mujeres con gran capacidad de silencio y desierto; de oración y de contemplación; de saber acoger, como María, la Palabra de Dios en la pobreza y de saber comunicarla con una gran sencillez, fruto de la fidelidad. Las mismas celebraciones litúrgicas deben ser fuente de espiritualidad renovada, ya que la liturgia es el camino privilegiado para la evangelización.

Nueva en sus métodos

25- Esta característica, se refiere a los modos, a las formas, a los caminos que hay que seguir para llevar a los hombres de hoy el mensaje del Evangelio. Se trata de métodos que faciliten la comunicación del anuncio y el testimonio cristiano, no sólo a grupos de católicos organizados o fervorosos que se reúnen en o alrededor de los templos, sino también a las personas pertenecientes a los diferentes ambientes familiares, sociales, educativos, laborales, políticos y culturales. También a los que se han cansado de la práctica católica o a los que se han alejado de su fe.

26- La Nueva Evangelización requiere nuevos métodos de trabajo pastoral que partan de un objetivo y maduro análisis de la realidad, para así descubrir -a la luz de la Palabra de Dios y del Magisterio de la Iglesia- las acciones evangelizadoras que debemos emprender, para hacer presente el Reino de Dios en nuestras circunstancias concretas. Se trata de métodos evangelizadores bien probados, dentro de la amplia gama de la experiencia eclesial, tales como, por ejemplo, aquellos donde se combinen los pasos del ver-juzgar-actuar, o algunos otros equivalentes. Estos métodos han de ser asumidos, en primer lugar, para ayudarnos a detectar las dimensiones del pecado personal y social que impiden la ulterior creatividad y fecundidad de nuestros esfuerzos apostólicos y misioneros.

Nueva en su expresión

27- Esta característica se refiere a las expresiones o manifestaciones visibles de la acción evangelizadora. La evangelización será nueva en su expresión cuando los evangelizadores se propongan realizar los hechos de la vida nueva de Dios, como son los hechos de la conversión, de la práctica de la oración y de los sacramentos, del compartir comunitario, de la convivencia fraterna, de la promoción de la libertad, de la justicia social y de las obras de caridad, siempre teniendo muy en cuenta las circunstancias y condiciones de los destinatarios, sobre todo, sus expresiones culturales. Hay que ser especialmente cuidadosos de las legítimas costumbres y tradiciones de nuestro pueblo. Gran parte de sus expresiones de religiosidad popular son de gran valor, no sólo en lo estrictamente religioso, sino también en lo cultural. Hay que ser muy sensibles y respetuosos de la fe de nuestro pueblo, sin por eso rehuir a nuestra responsabilidad de invitarlos a superar ciertas desviaciones -fruto de la ignorancia, de la irreflexión o de simples atavismos- que no son acordes con el Plan de Dios, que nos hizo a su imagen y semejanza (Gén 1, 26), y que impiden la asimilación en nuestras actitudes personales y comunitarias de los valores del Evangelio.

Exigencias de la Nueva Evangelización

28- Aunque el Evangelio siempre es el mismo -por ser Cristo el mismo ayer, hoy y siempre- sin embargo, para que la evangelización sea operante en cada sociedad, en cada generación y en cada cultura, ha de adaptarse y concretizarse, y esto implica un mínimo de exigencias.

Ha de ser nueva por su mayor extensión, intensidad e impulso misionero

29- Toca a la Nueva Evangelización, hacer más efectivo el mandato misionero de Jesús: "Vayan y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos" (Mt 28, 19). Lo ha de hacer preocupándose por extender el anuncio del Reino hacia lugares, ambientes y grupos de personas geográficamente más alejados y que han tenido menos oportunidad de conocer a Cristo; acercándose a los que están bautizados con un acompañamiento catequético más intenso -a tiempo y a destiempo- a fin de que vivan una continuada conversión y experiencia de Dios. En esta situación, el problema no es cómo convertir para bautizar, sino cómo convertir a los ya bautizados. Esto exige intensificar, como prioridades, la pastoral de las familias y de los jóvenes, lo mismo que la atención a los más pobres y marginados.

Ha de ser nueva por una mayor calidad liberadora y transformadora

30- El Papa Pablo VI nos dice que el "núcleo de la Buena Nueva de Jesús es la liberación de todo lo que oprime al hombre, sobre todo la liberación del pecado". Luego añade que "evangelizar significa llevar la Buena Nueva a todos para transformar desde dentro y renovar a la misma humanidad". Por eso aclara que "lo que importa es evangelizar no de una manera decorativa, como con un barniz superficial, sino de manera vital y en profundidad" (EN, 9.18.20). La calidad de la Nueva Evangelización está en ofrecer no sólo una doctrina, sino lo más auténtico del Evangelio, que es la fuerza del Espíritu de Jesús que libera al hombre del pecado, renovando su vida interior e impulsándolo a transformar las situaciones sociales, económicas y políticas de su ambiente, conforme a los valores del Reino de Dios.

Ha de ser nueva por una mayor preocupación en formar comunidades eclesiales con amplia participación de los laicos

31- Nos dice el Papa Juan Pablo II, en la Exhortación apos- tólica sobre los fieles laicos: "Sólo una Nueva Evangelización puede asegurar el crecimiento de una fe límpida y profunda... Los fieles laicos están plenamente implicados en esta tarea... Esta Nueva Evangelización está destinada a la formación de comunidades eclesiales maduras... Los fieles laicos tienen su parte que cumplir en la formación de tales comunidades eclesiales" (CL, 34). En ese mismo documento, a fin de que las parroquias se renueven y sean verdaderas comunidades cristianas, el Papa pide a los obispos que favorezcan dos cosas: "La participación de los laicos en las responsabilidades pastorales y las pequeñas comunidades eclesiales de base, también llamadas comunidades vivas" (CL, 26). Así pues, la pastoral de comunidades eclesiales y la integración de los laicos en las responsabilidades de la Iglesia son exigencias apremiantes de la Nueva Evangelización.

Ha de ser nueva por una opción más clara por los pobres

32- En 1979, al terminar la III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, los obispos reunidos en Puebla, México, en su Mensaje a los pueblos, decían: "Invitamos a todos, sin distinción de clases, a aceptar y asumir la causa de los pobres como si estuviesen aceptando y asumiendo la causa misma de Cristo". Cinco años más tarde, el Papa Juan Pablo II en Santo Domingo hacía de esa invitación un compromiso: "En este momento solemne, deseo reafirmar que el Papa, la Iglesia y su jerarquía quieren seguir presentes en la causa del pobre, de su dignidad, de su elevación, de sus derechos como persona, de su aspiración a la justicia social" (OR, 21 de Octubre de 1984). En su segunda visita a México, el Papa Juan Pablo II reafirma la opción por los pobres: "Quiero reafirmar que sigue estando en el corazón de la Iglesia la opción por los pobres, la cual, sin ser exclusiva, sí es signo inequívoco de su fidelidad a Cristo... No podemos vivir y dormir tranquilos mientras miles de hermanos nuestros carecen de lo más indispensable para llevar una vida humana digna" (OR, 13 de Mayo de 1990).

33- El compromiso evangelizador, liberador y transformador con los pobres, es elemento esencial de lo nuevo del Evangelio; es signo de una auténtica evangelización, ya que es signo de la unción que Jesús recibió del Espíritu Santo para llevar la Buena Nueva a los pobres y la liberación a los cautivos (Lc 4, 16-18). Así pues, nota distintiva y característica de la Nueva Evangelización es la opción por los pobres y los que sufren. Por esta razón, el Documento de Santo Domingo propone esta línea pastoral: "Asumir con decisión la opción evangélica y preferencial por los pobres, siguiendo el ejemplo y las palabras de Jesús, con plena confianza en Dios, austeridad de vida y participación de bienes" (SD, 180).

Ha de ser nueva por un mayor compromiso con la dignificación del hombre, los derechos humanos y la justicia social

34- A los obispos de Perú, el Papa Juan Pablo II les dijo: "La Nueva Evangelización ha de prestar atención a la dignidad de la persona humana, a sus derechos y justas aspiraciones" (OR, 2 de Febrero de 1985). Posteriormente, en su visita a Uruguay, amplió más esta enseñanza diciendo que "la Nueva Evangelización, impulsada por el mandamiento del amor, hará brotar la deseada promoción de la justicia y el desarrollo en su sentido más pleno, así como la justa distribución de la riqueza y el respeto de la dignidad de la persona" (OR, 22 de Mayo de 1988). El Documento de Puebla considera "a la enseñanza y promoción de la justicia social, de la dignidad y derechos humanos como parte integrante de la evangelización" (DP, 355.827.1254). Esto significa que la acción evangelizadora, sin este anuncio y este complemento de la promoción humana, sería incompleta, quedaría mutilada. De aquí que una de las exigencias de la Nueva Evangelización es preocuparse también por la dimensión social del Evangelio, por la dignificación de las personas y por la justicia social.

Ha de ser nueva asumiendo los valores de la propia cultura para la realización del hombre nuevo y de la sociedad nueva

35- Para que la evangelización pueda realmente transformar el corazón del hombre y de la sociedad, ha de tocar los mismos valores e intereses que configuran la mentalidad y la cultura de los pueblos. Lo repetimos con el Papa Pablo VI: "Lo que importa es evangelizar, no como barniz superficial sino de manera vital, la cultura y las culturas del hombre" (EN, 20). En la medida en que la evangelización favorezca la conversión de las personas a Cristo en el ámbito de sus intereses y valores culturales, se irán formando hombres nuevos, cristianos capaces de construir una sociedad nueva.

36- En esta perspectiva, el Papa Juan Pablo II enseña: "Cristo es el hombre nuevo, el hombre perfecto... El cristiano está llamado a ser hombre nuevo en el modo de pensar, nuevo en el modo de sentir, nuevo en el modo de comportarse... Ser hombres nuevos interiormente es el presupuesto indispensable para construir una relación nueva con los otros" (OR, 10 de Junio de 1984).

37 -Nuestro caminar sinodal -y sobre todo postsinodal- ha de impulsarnos a esta apasionante aventura de ponernos, con todo lo que somos y tenemos, al servicio del Reino, conscientes de que estamos llamados, como Iglesia diocesana, a ser la "ciudad colocada sobre el monte" (Mt 17, 1ss), para poder irradiar, con entusiasmo y transparencia, la luz de Cristo. Los grandes compromisos y exigencias que esta tarea implica, -lo mismo que nuestras incontables limitaciones humanas y las dificultades que seguramente no faltarán- no deben hacernos olvidar nunca la firme promesa del Señor de estar, "todos los días hasta el fin de los tiempos" (Mt 28, 20), presente en medio de nosotros.


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