Documentos Diocesanos
Plan de Pastoral
VI Plan de Pastoral (En línea)
(Version HTML para consulta en línea)
INTRODUCCIÓN
Momento de gracia
8. La Iglesia diocesana de Guadalajara vive un momento
especial de gracia, como don inestimable de
la salvación obrada por Dios en su Hijo Jesucristo
bajo la acción del Espíritu Santo, en el “hoy” de su
larga historia. Nuestro Obispo, el Emmo. Sr. Cardenal
Don José Francisco Robles Ortega, después
de consultar al Pueblo de Dios por medio de la
Asamblea Diocesana de Pastoral, ha determinado
emprender un camino común, de forma participativa,
que nos lleve a la vivencia del Reino de Dios por
medio de la Nueva Evangelización, que en América
Latina se concreta en la Misión Continental.
9. El inicio del VI Plan Orgánico Diocesano de Pastoral
se enmarca en el caminar pastoral de nuestra
Diócesis, especialmente en el gozo del Año Jubilar
por el ciento cincuenta aniversario de la erección
de la Iglesia de Guadalajara como Sede Metropolitana.
El presente plan pretende impulsar la Nueva
Evangelización, no rompiendo con el pasado, sino
dando un paso más hacia adelante en el único proyecto
salvífico de Dios que, desde hace ya más de
465 años, se está gestando en nuestras tierras. No
se abandonan los pasos anteriores, sino que se asumen,
con la responsabilidad histórica de ser herederos
y transmisores fieles del tesoro de la fe, en
el desafiante momento que estamos viviendo, por
el cambio de paradigmas culturales. La planeación
participativa mira el tiempo como historia de salvación,
para evitar que caigamos en ansiedades o
activismos y que demos pasos sin rumbo; continúa
un proceso que genera un dinamismo nuevo y vivificante
en la Iglesia y en la sociedad, lo que nos
lleva a tener una actitud de alegre paciencia (Cf
EG 222-225) y a elaborar, en espíritu de comunión
y participación, una planeación que nos conduzca
a una pastoral participativa de impulso misionero,
orgánica y de conjunto.
Primerear: generar una nueva cultura
10. Cobra conciencia, además, la responsabilidad
histórica de la Iglesia, cuando la cultura occidental
moderna, que nació bajo las luces de la Enciclopedia,
se desquebraja y se están gestando nuevos
paradigmas culturales. En los momentos de crisis
cultural, en el recorrer de la historia milenaria de la
Iglesia, el cristianismo ha favorecido el nacimiento
de una nueva cultura, fundada en el Evangelio de
la Vida y manifestada concretamente en el humanismo
integral, que abarca a todos los hombres y
a todo el hombre. Este desafío histórico exige de
la Iglesia, ante todo, «primerear», como gusta decir
al Papa Francisco, es decir, «adelantarse, tomar la
iniciativa sin miedo, salir al encuentro, buscar a los
lejanos y llegar a los cruces del camino» (EG 24);
este primerear se refleja en acciones bien pensadas,
en comunión y participación eclesial, y encamina
das, todas ellas, a lograr el objetivo común de hacer
germinar el Reino de la gracia, de la vida, de la paz y
del amor; con un objetivo y líneas comunes podremos
garantizar que no se bifurquen las fuerzas, se
hagan esfuerzos paralelos o se caiga en activismos
estériles.
Necesidad de método y metodología
11. La acción pastoral siempre es obra del Espíritu
del Señor, porque sólo Él puede suscitar, profundizar
y testimoniar la fe en el corazón de cada
hombre, objetivo último de la pastoral. «En toda
la vida de la Iglesia debe manifestarse siempre que
la iniciativa es de Dios» (EG 12), pero, en cuanto
acción encargada a nuestras débiles manos, se ha
de proveer de los medios y las técnicas humanas
que faciliten la acción de Dios en los hombres y
puedan ofrecer mayor eficacia en la evangelización
de nuestra sociedad. La planeación no es, ni nunca
lo será, una actividad supletoria de la gracia, sino
que por la fe viene exigida en cuanto que la gracia
supone, eleva y perfecciona la naturaleza. No son
dos caminos paralelos, sino que se trata de unir el
esfuerzo humano a la acción del Espíritu, por medio
de la metodología pastoral, a fin de facilitar,
coordinar, impulsar y evaluar el trabajo que Cristo
ha encomendado a la Iglesia. El trabajo que supone
la planeación, por otra parte, es ya una acción
evangelizadora y una implícita confesión de fe en el
Dios de la historia, que se hace presente en medio
de nosotros para hacernos partícipes de su Reino y
nos pide una pertinente respuesta aquí y ahora.
Metodología participativa
12. El Sr. Cardenal José Francisco, en comunión
con la CELAM en Aparecida (n.19), ha elegido la
metodología pastoral participativa, que se inspira
en el método teológico-pastoral: Ver con los ojos
del Padre, Juzgar con los criterios del Hijo y Actuar
eclesialmente bajo el impulso del Espíritu Santo. El
Papa Francisco pide a los obispos, en esta misma
dirección, que procuren «la maduración de los mecanismos
de participación que propone el Código
de Derecho Canónico y otras formas de diálogo
pastoral, con el deseo de escuchar a todos y no sólo
a algunos que le acaricien los oídos. Pero el objetivo
de estos procesos participativos no será principalmente
la organización eclesial, sino el sueño
misionero de llegar a todos» (EG 31). Además, esta
metodología manifiesta de forma significativa, el
misterio de la Iglesia como comunión y participación,
reconoce el lugar que corresponde a los laicos
y permite que todas las fuerzas vivas de la Iglesia
se sientan involucradas y se empeñen en la consecución
del proyecto pastoral común. Al participar
se asume.
13. El VI Plan Orgánico Diocesano de Pastoral es
fruto de todo el Pueblo de Dios y no se limita a las
presentes líneas. Por una parte supone la participación
de todos y de todas las instancias, pues la
Iglesia se ha expresado en las asambleas de las distintas
instancias pastorales que enviaron oportunamente
sus aportaciones a la Asamblea Diocesana
de Pastoral, en la cual, en espíritu de comunión y
participación, se ha llegado, con fidelidad y responsabilidad,
a asumir las prioridades diocesanas, a la
elaboración del objetivo común y a la definición
de las líneas comunes de acción. Por otra parte, un
plan pastoral es la acción misma evangelizadora de
la Iglesia de forma orgánica y de conjunto, más allá
de un libro, que, en todo caso, debe expresar por
escrito la acción in fieri, es decir, que ya se está realizando
y no sólo la que se realizará en un futuro.