Madre Catalina de Jesús María,

cofundadora moral del monasterio tapatío de las descalzas

A modo de epílogo del año jubilar celebrado en el templo tapatío de Santa Teresa,

que concedió el Arzobispo de Guadalajara hasta el 12 de marzo del 2023

como muestra de gratitud a Dios por el cd aniversario

de la excepcional canonización que hubo en tal fecha de 1622

a favor de San Isidro Labrador, San Ignacio de Loyola, San Francisco Xavier,

Santa Teresa de Jesús y San Felipe Neri, se trascribe el acta de defunción de

Catalina Rendón que, al lado de María de Linares, se avecindó en Guadalajara

para darle pie y vida al monasterio de las descalzas

que lleva el título de esta reformadora,

labor en la que tuvieron que invertirse los largos años

que van de 1617 a 1695.[1]

[Al margen: Madre Catalina de Jesús María]

En seis días del mes de julio de mil seiscientos y cincuenta y cuatro años falleció la Madre Catalina de Jesús María, beata de Santa Teresa de Jesús y una de las fundadoras del Convento que se había de fundar en esta ciudad, de religiosas de la misma orden. Era natural de la ciudad de Jerez de la Frontera, en los reinos de Castilla, hija legítima de Juan Rendón y de María García. Testó y hizo codicilio ante Hernando Enríquez, escribano público y del Cabildo de esta ciudad, en diez de este dicho mes y año. Mandóse enterrar en el convento de San Francisco, con misa de cuerpo presente y por heredera su alma, distribuyéndose el remanente de sus bienes en misas y sufragios a voluntad de sus albaceas, que fueron Gonzalo y Miguel Fernández Pacheco, Benito Navarro y Fray Juan de Lira, de la orden de San Francisco. Mandó asimismo que en caso de no tener efecto la dicha fundación, se fundase sobre unas casas que les dio para ella el Chantre [Juan] Tinoco, un legado de misas a favor de dicho convento, dejando a quien también dejó dos albas y dos hábitos, con sus cíngulos.

Manuel Gallardo y Ochoa [rúbrica]