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Alonso de Arellano, ¿indigno de ser recordado?

Francisco Mellén Blanco[1]

 

 

Se dedican en esta ficha datos esenciales en torno a un capitán y marino

oscuro para la historia, pero no para un suceso que a la mala unió,

desde las costas del reino de la Nueva Galicia, la Barra de la Navidad.

Realizó la proeza de abrir la ruta de Occidente

al Lejano Oriente, Japón, las Molucas y la India

por los caminos de tierra de la Nueva España.

 

 

 

 

Alonso de Arellano, que vivió y murió en el siglo xvi, capitán del patache San Lucas, buque de cuarenta toneladas y una tripulación de veinte hombres que, con destino a las islas Filipinas, zarpó del Puerto de la Navidad el 21 de noviembre de 1564 con rumbo Oeste hasta el 1º de diciembre, contra las indicaciones de Miguel López de Legazpi, se separó del resto de la flota con tal de ser los primeros en llegar a las Filipinas.

En su travesía avistaron, el 5 de enero de 1565, una treintena de islas en los 10º 15’ de latitud Norte, correspondiente al grupo de las Likiep, del archipiélago de las Marshall. Dos días más tarde descubrieron unas pequeñas islas habitadas, que bautizaron con el nombre de Dos Vecinos, por dos chozas que divisaron. Al siguiente día vieron una isla con abundante vegetación y poblada de gente barbuda, que salió en canoas al encuentro del patache. La denominaron Nadadores por demostrar sus habitantes la habilidad para zambullirse. Esta isla probablemente corresponde a la actual isla Lib, también de las Marshall.

El día 15 de enero la embarcación sufrió un ligero percance al fondear en un bajío, que denominaron Mira Como Vas, en los 8º 10’ de latitud Norte, hoy conocido por Minto, próximo a la isla de Oroluk.

Dos días después vieron otra isla que nombraron Huruasa, del grupo de Truk, en las Carolinas, donde numerosas canoas de isleños armados les hicieron continuar viaje sin tomar provisiones. En el atolón de Pulap, formado por tres islitas, al ir a repostar víveres los naturales asaltaron el patache y capturaron a dos españoles.

El 30 de enero, después de avistar otras islas de las Carolinas occidentales, arribaron a la isla filipina de Mindanao y fondearon en el puerto de Davao. Allí consiguieron alimentos e hicieron comercio con sus habitantes. El 4 de marzo partieron con destino a las islas de Bohol, Negros, Cebú, Mactán y Samar, y ya en pleno océano y con escasos víveres retornaron al virreinato de Nueva España.

Posiblemente, Arellano o su piloto tuvieron noticias de la navegación de regreso expuesta por Urdaneta en México antes de la partida de la flota de Legazpi.

Arellano navegó rumbo al Norte hasta una latitud de los 31º, para después, debido a los vientos y al frío, ir bajando en latitud hasta los 27º hasta llegar a las costas de California el 17 de julio. Los siguientes días una fuerte tormenta les desarboló la nave, hasta que por fin, el 9 de agosto de 1565, fondearon en el puerto mexicano de la Navidad, con la tripulación enferma de escorbuto y después de un viaje de ciento nueve días desde las Filipinas. Fueron los primeros europeos que cruzaron el Pacífico de occidente a oriente, adelantándose en dos meses al tornaviaje de Andrés de Urdaneta.

La sospecha de deslealtad de Arellano a Legazpi quedó manifiesta en la Corte española con la llegada de Urdaneta. El Real Consejo de Indias ordenó apresar a Arellano y fue enviado a Nueva España para que desde allí fuese enviado a Filipinas y juzgado por Legazpi.

En México estuvo retenido y viajó a Filipinas una vez fallecido Legazpi. Allí permaneció un par de años, pero al no tener relación alguna y estar mal visto por otros exploradores que sabían de su viaje, regresó a Nueva España en 1579, donde se perdió la pista de su vida.

 

 

 

Bibliografía

 

·      G. de San Agustín, Conquista de las Islas Filipinas, Madrid, 1698.

·      M. Fernández de Navarrete, Biblioteca Marítima española, Madrid, Viuda de Calero, 1851, 2 ts.

·      Colección de documentos inéditos relativos al descubrimiento, conquista y colonización de las posesiones españolas en América y Oceanía, sacados en su mayor parte del Real Archivo de Indias, t. xvii, Madrid, Imprenta de M. Bernaldo de Quirós, 1864-1884.

·      F. de Uncilla, Urdaneta y la conquista de Filipinas. Estudio histórico, San Sebastián, Imprenta de la Provincia, 1907.

·      P. Chaunu, Les Philippines et le Pacifique des Ibériques (xvi, xvii, xviii siècles), Paris, Ecole Pratique des Hautes Études-Centre de Recherches Historiques, 1960.

·      A. Sharp, The discovery of the Pacific Island, Oxford, Clarendon Press, 1960.

·      J. I. Rubio Mané, “La expedición de Miguel López de Legazpi a Filipinas”, en Boletín del Archivo General de la Nación (México), t. v, n.º 544 (1964).

·      E. Cárdenas de la Peña, Urdaneta y el tornaviaje, México, 1965.

·      L. Muro, La expedición Legazpi-Urdaneta a las Filipinas (1557-1564), México, SepSetentas, 1975.

·      Mª L. Díaz-Trechuelo, “Las expediciones al área de la Especiería”, en L. Suárez Fernández et al. (dirs.), Historia general de España y América, t. vii, Madrid, Rialp, 1982.

·      A. Landín Carrasco y L. Sánchez Masiá, “El viaje redondo de Alonso de Arellano”, en Descubrimientos españoles en el Mar del Sur, t. ii, cap. xii, Madrid, Banco Español de Crédito, 1991.

·      A. Landín Carrasco, España en el mar. Padrón de descubridores, Madrid, Naval, 1992.



[1] Investigador académico y vicepresidente de la Asociación Española de Estudios del Pacífico, es el más erudito conocedor de las expediciones marítimas al Pacífico central y sur.



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