Documentos Diocesanos

Boletín Eclesiástico

2009
2010
2011
2012
2013
2014
2015
2016
2017
2018
2019
2020
2021
2022
2023
2024

Volver Atrás

“Usa tu corazón para conectar”.

Del corazón de Fray Antonio Alcalde, el legado para Jalisco.

Mensaje en el Día Mundial del Corazón 2021

 

María Emilia González Colmenares

Tomás de Híjar Ornelas

+ José Francisco Card. Robles Ortega

 

La mañana del 29 de septiembre del 2021

desde el coro del monasterio de las Monjas Clarisas Capuchinas

de la Inmaculada Concepción de Guadalajara,

y ante el pleno de esa comunidad e invitados especiales,

el Secretario de Salud de Jalisco, Fernando Petersen,

pronunció el mensaje por el Día Mundial del Corazón.

Antes y después de él hicieron uso de la palabra

el Arzobispo de Guadalajara, la Priora del monasterio  

y el cronista de la Arquidiócesis en el orden que sigue a continuación.

 

 

[Salutación de bienvenida de la priora del monasterio de las Clarisas Capuchinas de la Inmaculada Concepción de Guadalajara, Sor María Emilia González Colmenares]

 

Muy respetables representantes de las autoridades civiles y eclesiásticas de Jalisco, paz y bien:

Doy la bienvenida a todos ustedes a la casa de una comunidad que tuteló cuanto pudo Fray Antonio Alcalde, y lo sigue haciendo, pues quiso dejarnos en prenda su corazón al tiempo que por causas naturales dejó de latir el 7 de agosto de 1792, el cual resguardamos aquí, en el coro, nuestro lugar cotidiano de plegaria.

La presencia institucional de ustedes en el Día Mundial del Corazón, una fecha tan señalada para la salud pública de la humanidad entera, junto con la divisa acuñada para esta edición 2021: “Utiliza el corazón para conectarte”, enfatiza la relevancia grandísima que nos pide la salud de este órgano, toda vez que sin el amor a uno mismo no podemos sentirnos amados ni amar a los demás.

Nos honra la presencia de ustedes en este lugar, justificada por el motivo que lo hacen, en pos de las huellas de un bienhechor de la humanidad que determinó dejarnos aquí su corazón compasivo.

Pero adviertan algo: éste sigue latiendo, al cabo de 229 años del deceso de este Siervo de Dios, en sus obras de misericordia.

Y ese recuerdo y compromiso nos dejará la presencia de ustedes aquí, algo insólito, casi portentoso, como un milagro.

Deseo de nuevo a todos y todas ustedes paz y bien.

 

***

[Mensaje en torno a Fray Antonio Alcalde del postulador de su causa de canonización]

 

Reverenda Madre Priora, señor Secretario General, señor Secretario de Salud, señor Arzobispo: gracias por recibirnos en este lugar de recogimiento y plegaria hidratado con la savia de un varón que siempre hizo el bien sin esperar a cambio otra cosa que la la satisfacción del deber cumplido.

Irrumpimos brevemente en esta clausura para contemplar con gratitud, admiración y respeto el corazón de quien amparó este cenobio con 25 mil pesos de su tiempo, unos 50 millones del nuestro. Con ello se puso fin a la obra material de esta casa y caudales mínimos para el sustento de una comunidad sin rentas.

También nos congrega aquí la incertidumbre causada por la pandemia de covid-19 en lo que ésta agudiza las de por sí copiosas enfermedades cardiovasculares, pero también la urgencia de alentar el mejor remedio para ellas practicando en la dieta y en los hábitos una vida limpia y ordenada.

Pues bien, precisamente por eso hoy estamos aquí, ya que ¿quién mejor que el Obispo Alcalde para darnos testimonio de todo esto? Por primera vez se escuchará en público lo que les comparto ahora mismo:

·      De los 37 mitrados que han gobernado a lo largo de casi 500 años la diócesis de Guadalajara, Fray Antonio es el que arribó a ella con más años a cuestas: 70.

·      Paradójicamente, también ha sido más longevo de todos, y rebasó la edad nonagenaria gozando de salud mental;

·      es más, su gobierno episcopal de poco más de dos décadas ha sido el cuarto más largo de la historia por acá.

·      Como administrador, fue el Obispo que más recursos recibió de la porción del tributo civil que la Iglesia administraba, el diezmo, y gracias al saneamiento de estos recursos tuvo a su disposición unos 3 000 millones de nuestros pesos.

·      No obstante ello, jamás se apartó de un estilo de vida de pobreza extrema, al grado que redujo el gasto corriente de su palacio a un peso diario, observó una dieta frugal vegetariana y limitó al máximo el consumo de alimentos.

·      Su tren de vida lo sostuvo al mínimo, prescindió de servidumbre y durante 30 años sólo requirió de la asistencia de un fraile lego y de un confesor-administrador de todas sus confianzas, dominicos como él, con los que viajó al Nuevo Mundo desde que fue obispo de Yucatán (1763).

·      Además de vivir tantos años, nunca perdió el juicio, alcanzó un rango superlativo de hombría de bien y, ante problemas gravísimos, mantuvo el buen sentido de la realidad y del humor.

·      La falta de vivienda, el desempleo, la ignorancia, causas de pobreza y carestía agudizadas por la pérdida de cosechas un año, y como cauda de ello, la hambruna y la peste, le impulsaron a forjar las dos obras con las que coronó sus servicios en Guadalajara, a la edad de 91 años: la educación superior pública y gratuita desde la Real Universidad que él hizo posible y la atención integral de la salud desde el hospital más grande que hubo en América.

En pos de las huellas de alguien que “no vino ser servido sino a servir y dar la vida por sus hermanos” estamos aquí, pues nos consta que puso en práctica el mejor de los remedios para la salud del corazón: un estilo de vida alejado de todo boato, frivolidad y complacencia mundana; pobre hasta más allá del tiempo, pues pidió sepultura para sus despojos humanos no en su Catedral sino en el templo de un barrio periférico de obreros, dejándonos aquí, en el monasterio femenino más pobre, su corazón.

Parafraseando a San Pablo, de Fray Antonio Alcalde, podemos decir “que siendo rico se hizo pobre por nosotros, para enriquecernos con su pobreza” (2ª Cor. 8, 9), pues no nació en un hogar carente de patrimonio, se educó en las mejores aulas de su época y se pulió en la docencia; también, tuvo ante sí, y lo supo aquilatar y defender, el don de abrazar la pobreza en su sentido genuino, limitando sus necesidades a las costumbres más austeras, las de un depauperado.

Pero como es fácil dar consuelo de palabra o desprendernos de lo que sobra, teniendo, como sí los tenemos, datos abundantes para estar seguros que Fray Antonio Alcalde fue un caso excepcional de transparencia y gestión pública integral, al inmenso caudal que aplicó a la consecución del bien común añadamos como nota esencial y distintiva de su legado que todo cuanto hizo lo impulsó una compasión que no se amilanaba ante los desafíos más imperiosos y graves, gracias a que él mismo procuró sentir en su propia carne la paz y la serenidad, el hambre y los padecimientos, para alegrarse con los que están alegres y llorar con los que lloran (Rm. 12, 15).

Ha llegada la hora de reconocer el tesoro supremo de humanidad que nos dejó como legado este Evangelio vivo que fue el Obispo Alcalde, y aquí mismo, ante la reliquia de la parte más simbólica, delicada y sensible de su cuerpo, su corazón, y la comunidad femenina a la que él lo confió porque aquí se practica la pobreza por amor al reino de los cielos, aprendamos de él a utilizar el corazón para conectarnos, desde la austeridad y la compasión, con el uso más propio que podemos darle a este órgano, el de dignificar a los desamparados.

 

***

 

[Mensaje del señor Arzobispo]

 

Reverenda Madre Priora, señor Secretario de Gobierno, señor Secretario de Salud:

 

Según la suprema síntesis que del sentido de la vida nos dejó Jesucristo, el secreto de él se condensa en el postulado “amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente, y al prójimo como a ti mismo” (Lc. 10, 27).

Ahora bien ¿cómo puede el amor al prójimo convertirse en la terapia más eficaz para resolver los malestares cardiovasculares y procurar la más sana de las formas de vida? Ello es posible, creemos los aquí reunidos, si se unen como fuente de salud el corazón y el amor.

Y como en torno a ello nos asiste el ejemplo que nos dejó uno de mis antecesores, el que mejor comprendió que el arte del buen vivir consiste en hacer el bien siendo compasivo y misericordioso, para poder entrar a las periferias existenciales y transformarlas desde dentro en factores de bienestar y regeneración social, veamos cómo, para decirlo con una frase del Papa Francisco, Fray Antonio Alcalde tenía “en el corazón el bien común” (ft 63), es decir, “un corazón abierto que hacía suyos los dramas de los demás” (ft 83).

En efecto, datos cabales tenemos de cómo eso fue lo que le permitió reconocer al mismo Cristo en cada hermano abandonado o excluido al grado de dejarnos un legado que seguimos aprovechando más en sus frutos que en sus efectos, por lo que se impone, y a eso se debe que hoy estemos aquí, reconocer cómo se puede ‘utilizar el corazón para conectarnos’.

Si de presentar al corazón y al amor como fuente de salud se trata, la respuesta que dio el Señor al escriba que le interpeló acerca del primer mandamiento de la ley,  y a instancia suya le dio la respuesta que ya cité al comienzo de mi participación no tiene desperdicio: “Has respondido bien; pero ahora practícalo y vivirás”.

Valiéndonos de ella y de lo propuesto este año 2021 para el Día Mundial del Corazón, “utiliza tu corazón para conectar”, consideramos que el legado para Jalisco desde el corazón de Fray Antonio Alcalde es en estos momentos:

·      Tomar consciencia de la importancia de nuestra salud y la de nuestros seres queridos desde una posición abierta a la fraternidad y a la unión común.

·      Concientizar al mundo acerca de las enfermedades cardiovasculares.

·      Hacer de ello más que una campaña temporal un postulado permanente para revertir tantos hábitos de vida perniciosos que hemos adoptado en la vorágine del hedonismo materialista.

·      Dedicar fondos públicos para organizar mesas informativas, charlas, carreras y jornadas de prevención cardiovascular a favor de un estilo de vida saludable, basado en una adecuada alimentación y actividad física.

·      “Empoderar”, como se dice ahora, a la población a tomar una posición responsable y capaz de tomar el control respecto a dicho estilo implica compartir los conocimientos y capacidades esenciales para sostener una vida saludable y erradicar problemas de salud como los que provocan los contaminantes del aire y del agua, el exceso de calorías, la obesidad, la diabetes y el tabaquismo.

Impelidos a esperar contra toda esperanza, atisbamos por otro lado la aurora de una fraternidad universal en la que incide la “salud digital” a través de lo apenas insinuado: foros, desde plataformas que nunca calculamos tener y ya están aquí, para mejorar la conciencia, la prevención y el manejo de las enfermedades cardiovasculares.

De modo que, hoy como nunca, “utilizar el corazón para conectarnos” consiste en abrir caminos a una vida saludable para el corazón y conectarlo con todos los demás por medio de un uso compasivo y atento al resto del mundo y su calidad de vida equivale a reducir los factores de riesgo asociados con las enfermedades cardiovasculares. Propongámonos como meta echar a andar, con el respaldo de todas las instituciones públicas y privadas, acciones a favor de una alimentación saludable, la actividad física y la exclusión del consumo de sustancias dañinas, tales como la sal en exceso y el tabaco.

Desde el Plan Mundial de Prevención y Control de Enfermedades No Transmisibles, los profesionales de la salud en Jalisco tienen ante sí la tarea de ofrecer recursos “para mejorar el control y prevención de la hipertensión desde la atención primaria, y una aplicación para dispositivos móviles que ayuda a estimar el riesgo cardiovascular”, no menos que el modelo de vida sobrio y congruente que nos dejó Fray Antonio Alcalde, gracias al cual pudo organizar, incluso en la ancianidad extrema, el futuro de Jalisco con recursos tan buenos que aún los seguimos aprovechando.

Muchas gracias.



Aviso de privacidad | Condiciones Generales
Tels. 33 3614-5504, 33 3055-8000 Fax: 33 3658-2300
© 2024 Arquidiócesis de Guadalajara / Todos los derechos reservados.
Alfredo R. Plascencia 995, Chapultepec Country, C.P. 44620 Guadalajara, Jalisco