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Libro de Visita de Fray Antonio Alcalde, 1776.

27ª parte

 

 

Aunque la bonanza del Real de Minas aquí descrito

no alcanzó la grandeza del de Bolaños,

su valor para la economía y la cultura del Cañón de Juchipila

si fue perdurable.[1]

 

 

Visita al Real de Minas del Mezquital[2]

 

En el pueblo de Tlaltenango en veinte y siete de abril de mil setecientos setenta y seis años: ante Su Señoría Ilustrísima y Reverendísima el Señor Maestro don Fray Antonio Alcalde del Sagrado Orden de Predicadores, Obispo de Guadalajara, Nuevo Reino de la Galicia y de León, del Consejo de Su Majestad, etcétera, mi Señor; estando en su actual y general visita, compareció don Francisco Xavier Verdeja, Notario Público del Real y Minas //[3] de San Juan del Mezquital, en virtud de haber representado por carta el bachiller don Bartolomé Ramos, Cura y Vicario Juez Eclesiástico substituto de dicho Real, hallándose justamente impedido de comparecer personalmente por causa de no tener a quien encomendar su administración y hallarse actualmente muy enferma aquella feligresía; y haber mandado Su Señoría Ilustrísima remitiese los documentos necesarios, dándole por excusado de comparecer; y el expresado Notario Público haciendo exhibición de su título de tal, presentó los libros parroquiales del referido Curato, en que constan asentadas las partidas de los que se bautizan, casan y entierran en aquella Iglesia parroquial, y reconocidos por menor, se proveyeron los autos que tuvo Su Señoría Ilustrísima por convenientes, // [4] mandando que en el cuerpo de las citadas partidas se exprese el nombre del ministro que asiste al matrimonio, entierro o bautismo, y que a cada una se ponga su propia fecha de día, mes y año, sin referirse a la de las antecedentes, y en lo demás se continúe el orden observado.

Presentó un testimonio de los Aranceles de Real de Minas y otro de las Constituciones Sinodales de este Obispado, e igualmente el libro de Gobierno en que se copian los edictos, cartas pastorales y demás despachos superiores, lo cual dio por visitado y mandó que sacándose copia del expresado Arancel, autorizada en debida forma, se ponga en la Iglesia parroquial para que lo vean todos sus feligreses //[5] y sepan lo que han de contribuirle por razón de sus obvenciones.

 

Padrón [al margen]

 

Asimismo presentó el Padrón de sus feligreses de confesión y comunión, que componen el número de 542 personas; y mandó Su Señoría Ilustrísima que quedándose con una copia del padrón que formare en cada un año, remita el original a la Secretaría de Cámara y Gobierno de Su Señoría Ilustrísima, como se previene en la décima de las Constituciones Sinodales, con su certificación de si cumplieron o no los que debieron con el precepto anual de la Iglesia.

Juntamente presentó un cuaderno en que ha asentado las obvenciones correspondientes a la fábrica de aquella Iglesia parroquial, por expresar hallarse en la Secretaría de Gobierno de la ciudad de Guadalajara así los libros de ella como los de las cofradías; y reconocido el referido cuaderno, consta haber //[6] recibido 154 pesos, 2 reales, y de gasto 100 pesos, ½ real, por lo que resulta alcanzado en 54 pesos, 1½ reales, y rebajados 45 pesos, 4 reales, que se deben por varios individuos, quedan en su poder 8 pesos, 5½, reales cuyas cuentas aprobó Su Señoría Ilustrísima y mandó que de ellos se haga cargo en la primera partida de sus siguientes cuentas, solicitando el cobro de lo que se está debiendo a la expresada fábrica, para el mayor culto de su Iglesia.

Presentó igualmente el inventario de las alhajas y ornamentos de la Iglesia parroquial, del cual consta tener los necesarios para celebrar con decencia los Divinos oficios; e igualmente una lista de las escrituras de legados y dotaciones fundadas a favor de la referida Iglesia parroquial, que componen el principal de un mil trescientos y treinta pesos; y los pliegos e informaciones matrimoniales //[7] de los españoles, mestizos, mulatos y demás castas, las cuales reconocidas, mandó Su Señoría Ilustrísima que en lo de adelante se haga individual expresión del tiempo que tienen de conocimiento de los pretendientes en las declaraciones de los testigos; y en cuanto a los viudos, en no declarando de vista a lo menos dos de los testigos, no se proceda a la celebración del matrimonio hasta que se justifique la viudez con la partida de entierro del marido o la mujer.

Igualmente mandó se observe lo mandado en los autos de visita de los Ilustrísimos Señores sus predecesores en cuanto a que se administre el viático en el rural a los enfermos de fuera de la cabecera, sin que sea necesario que lo pidan cuando llamaren, y sobre que no se permita a ningún eclesiástico decir misa en enramada; y que así el actual Vicario como sus sucesores recauden la limosna correspondiente a las misas de //[8] cuarta funeral de testamentos, y lo que colectare lo remita a manos de Su Señoría Ilustrísima; y mandó que para la obediencia y cumplimiento de lo mandado en este auto se ponga testimonio de él en el libro de bautismos. Y así lo proveyó, mandó y firmó.

 

Fray Antonio, Obispo de Guadalajara [rúbrica]

 



[1] Archivo Histórico de la Arquidiócesis de Guadalajara, Sección Gobierno, Serie Visitas Pastorales, ff. 287v-303r, aquí señaladas cada una con //, caja 6. La versión paleográfica es del licenciado en Historia Antonio Gutiérrez Cruz.

[2] Hoy en día Mezquital del Oro es un municipio y su cabecera al sur de Zacatecas de 483 km² de superficie con un vecindario de unas 2 500 almas. La fundó Francisco Gutiérrez Mendoza, dueño de la hacienda del Mezquital, en 1732; sus yacimientos metalúrgicos le valieron el sobrenombre y el rango de Real de Minas de San Juan del Mezquital. De su subsuelo se sigue extrayendo oro y plata.

[3] F. 287v.

[4] F. 288r.

[5] F. 288v.

[6] F. 289r.

[7] F. 289v.

[8] F. 290r.





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