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COLABORACIONES

La capital de Jalisco en manos de los Constitucionalistas (1ª parte)

Daniel R. Loweree Gutiérrez1

Se reproduce una serie de epístolas suscritas entre 1914 y 1915 por el señor presbítero don Daniel R. Loweree, dirigidas a su prelado don Francisco Orozco y Jiménez, a la sazón autoexiliado de su arquidiócesis debido al profundo anticlericalismo de los carrancistas, en razón a la efeméride centenaria de estos hechos y a la necesidad de contextualizarlos desde ángulos poco conocidos.2

1.    La toma de Guadalajara, el 8 de julio de 19143

Después de muchos amagos de tomar Guadalajara por las turbas de [Álvaro] Obregón4 y otros jefes, el general [José María] Mier,5 después de una mala resistencia entre La Venta y Tequila, abandonó Guadalajara en la madrugada del 8 de julio, saliendo rumbo a Puente Grande. Éste, en su salida, no avisó a muchos oficiales y jefes y aun abandonó una buena cantidad de rifles y mucho parque, que ya de día llevaron de los cuarteles a la Jefatura Política; varios testigos que lo vieron me dijeron [que] eran varios carros de armas y parque los recogidos. Lo que sí se llevó fue una fuerte cantidad de dinero de la que formaba parte importante lo que pocos días antes había robado al Banco de Jalisco.6 Este Mier hizo con torpeza su retirada, tanto que ese mismo día en la tarde fue cazado cerca de El Castillo,7 pequeña distancia para el tiempo que tuvo, y allí perdió dinero, elementos de guerra y la vida propia y de otros muchos.8

Esa misma mañana aparecieron fijas en las esquinas unas hojas invitando al pueblo al orden y a hacer una entusiasta recepción a las fuerzas Constitucionalistas, estando firmadas por el licenciado don Celedonio Padilla,9 don Octavio Lobato10 y otros dos o tres más, todos como miembros de la Junta Revolucionaria de Guadalajara.11 Ya se había dicho días antes que el licenciado Padilla era de la Junta12 pero no se creía que hubiera descendido tanto. Esa mañana estuvo la ciudad cuidada por un grupo de vecinos encabezados por don Ignacio Castellanos Tapia,13 que fue quien [la] recibió de Mier y a su vez [se la] entregó a Obregón.

            Cosa de las 9 a.m. llegó el primer grupo de constitucionalistas con un jefe de apellido Trujillo;14 habiéndose hecho cargo inmediatamente de la Penitenciaría del estado, no dejaron salir a ningún preso.

            Cerca de las 10 llegó en automóvil Obregón, acompañado de uno de los cónsules; le repicaron al entrar y le disgustó el sonido de las campanas; en el Palacio le recibió Castellanos, y lo presentó al pueblo en el balcón principal el licenciado Padilla. Obregón habló y según dijeron algunos que lo oyeron, dejó entrever algo de jacobinismo.15

            Cerca del mediodía y parte de la tarde llegó el grueso de las tropas, ocupando los cuarteles del Carmen, Capuchinas, Colorado, de la Gendarmería del Estado,16 de Artillería (que estaba junto a la Alameda), Colomitos, los mesones de Guadalupe, Progreso, San Rafael, la vecindad del Coloso, y no recuerdo qué otras fincas que tenían de cuarteles los federales en los últimos días; también los edificios del Liceo del Estado, Liceo de Niñas, Casa de Moneda, Escuela de Artes del Estado,17 Plaza de Toros del Progreso (allí alojaron yaquis), Escuela Industrial de Señoritas, Seminario Mayor (como después diré), casa de ejercicios de Analco (de ésta no estoy muy cierto), huerta del Colegio de las Damas, casas de habitación de don Jesús Larreátegui (esquina Palacio y López Cotilla), don Miguel Ahumada (calle de los Placeres), licenciado José María Corvera (contraesquina del Santuario), licenciado Pérez Verdía (avenida Vallarta, casa de estilo entre egipcio y art nouveau, una de los Gómez. La de [Manuel] Cuesta [Gallardo18 en la calle Tolsa no la pudieron tomar porque allí vivía el cónsul del Japón; la casa de López Portillo la tomó para sí Obregón.19

2.    Incautación del Seminario Conciliar

La toma del Seminario fue como a las 6 p.m. y nomás llegaron, dijeron al portero que iban por orden superior y que sólo ocuparían el primer piso unos días mientras seguían para México; inmediatamente se metieron a caballo y en el patio empezaron a desensillar. El P. Esparza creyó que de buena fe decían aquello, y tuvo una entrevista con los jefes; dos días después siguieron invadiendo la casa y después [Rafael] Buelna [Tenorio],20 el jefe de esas tropas, pidió la finca para Liceo. Sé que continúa de cuartel.

La pérdida de los libros de la biblioteca se debe casi por completo al P. [José María] Esparza.21 Varias veces supliqué al P. Esparza depositar en algunas casas de confianza algunas partidas de libros, diciéndole que en caso dado era muy difícil se perdieran todos estando repartidos, pero se opuso terminantemente.

El 4 de julio le llegó el temor de que en un tumulto se apoderaran del Seminario y por tanto destruyeran la biblioteca, determinó se cambiaran los libros al coro alto de la iglesia. Me opuse mucho a esta determinación, haciéndole ver que en caso de que se metieran al edificio con mala intención, era lo mismo un lugar que otro, y más que, como quedarían simplemente hacinados, menos se detendrían en destruirlos, pero él alegó que cómo se habían de atrever a cogérselos de la iglesia, y [el P. Martín] Quintero lo apoyó con el mismo argumento. En vista de eso, les dije que se parecían a la monjita del tiempo de Juárez, que esperaba llegara la cuaresma, en la que tenía que confesarse, y así dejaría de portarse mal, y aunque en esto tal vez yo le falté el respeto a mi superior, no pude aguantar que se tomara una solución tan importuna e inútil. El P. [Manuel Jerónimo] Yerena [y Camarena],22 el P. Agustín Ramírez [Barba],23 el P. [David] Galván24 y otros opinaban conmigo de que o distribuirlos en casas donde se pudiera tener confianza, o no moverlos. No obstante mi oposición, dispuso la traslación, y ese día empezó, habiendo colocado antes en el coro alto los suyos propios y los de Quintero. No pudieron terminar el cambio de los libros, así es que los soldados tomaron la casa con libros en la biblioteca y en el coro alto. También le supliqué me permitiera depositar algunos aparatos de física de los más caros en la casa del ingeniero Alberto Lancaster Jones, que me ofreció juntarlos a los suyos y cuidarlos, pero me lo negó enteramente. Los libros que tiraron de las ventanas fueron de los del coro alto, de los otros no sé qué harían. A última hora llevaron a la casa del P. [Rafael] Zepeda [Monraz] algunos vasos sagrados. El archivo lo salvó el P. Yerena llevándolo a su casa. La galería de retratos conseguí se mandara a alguna casa, pero temo a última hora no lo hayan hecho.25 Como yo traté de irme para México el 7 y aún salí en el tren, lo volvieron de Las Juntas26 pues ya los revolucionarios no dejaban pasar. Con motivo de mi viaje entregué todas las llaves, y por eso ya no supe lo que sacaron o dejaron en la biblioteca.27

3.    Secuestro de automóviles y persecución del presbítero Antonio Correa

El mismo día 8 empezó el robo de automóviles, siendo el primero el de Su Ilustrísima, que dejaron para uso de Obregón y Emilio Madero;28 a éste lo vieron andar en ese auto, en lo que se dice en términos vulgares “de parranda”. Casi no debe haber quedado automóvil en poder de sus dueños; también robaron muchos coches y caballos todavía más; en las casas donde sabían que había lo que querían, llegaban grupos armados más o menos grandes y se llevaban el automóvil o los caballos. Algunos caballos lograron recoger sus dueños, pero pocos automóviles, y coches creo ninguno.

            El día 8 empezó el novenario de Nuestra Señora de Zapopan en Catedral, y a su protección atribuimos el que no haya habido los horrores de sitio, atropello de familias, saqueo general, incendios, etcétera.

El mismo día 8 o el 9 empezaron a buscar con todo empeño al señor cura [Antonio] Correa,29 pero se ocultó a tiempo; cuando yo salí aún no lo encontraban, y tengo noticias que después tampoco, no sé si continuará oculto o se saldría disfrazado. Tomaron presos a los PP [Cosme] Cisneros, que duró bastante, y al P. [Juan Nepomuceno] Martín,30 para ver si decían dónde estaba el señor cura, a la familia la molestaron mucho y catearon minuciosamente toda la manzana del Santuario repetidas veces; si hubieran tomado al señor cura, poco les hubiera parecido fusilarlo.

            El día 9 salió por última vez El Regional;31 hizo recuerdo de las persecuciones que había sufrido del gobierno de Huerta, pero luego tuvo que esconderse [Guillermo] Enríquez Simoní,32 pues lo empezaban a perseguir y parece había ya orden de fusilarlo. También persiguieron a otros periodistas, menos a [Floriberto] Pichard, pero continuó cerrada La Gaceta, como lo habían hecho por orden de Huerta; uno de los perseguidos con mucha saña fue [Benjamín] Padilla,33 el director del Kaskabel,34 por felixista declarado, pero se escondió a tiempo; tomaron a [Narciso] Parga35 (estuvo como dos meses preso y más merecía), [¿Narciso?] Valenzuela el administrador de El Guerrillero36 (éste parece aún está preso), con este motivo se escondió el P. [Vicente María] Camacho,37 y no lo han tomado según parece, pero no tengo noticias de su paradero. No recuerdo cuál otro periodista cayó preso, pero sí se apoderaron de todas las imprentas de los periódicos. La de El Regional la dieron a los Abitia38 y allí empezaron a publicar el 5 de agosto México Libre, con el retrato de Obregón que les hizo Francisco Arrieta [y Vizcaíno],39 quien sigue trabajando en ese periódico, no obstante su carácter netamente jacobino. El taller del periódico Diario de Occidente40 lo dieron para publicar el Boletín Militar, que fue lo primero que empezó a salir. De El Regional siguieron usando el papel ya formado y aun las listas de suscriptores para el reparto, así fue como yo vi algunos; ya procuro enviarle alguno si puedo conseguirlos. Ya los encargué.

Desde el mismo día 8 empezaron a buscar a los oficiales federales y otros políticos, por lo cual hubo algunos cateos. El número de los fusilados en los tres primeros días los que menos es de doscientos, otros ponen 500 y 700 y aún más; algunos fusilados tan sin culpa como el chofer de Mier, que no era soldado, y otros así por el estilo.41

4.    Incautación de los colegios católicos

El día 9 se apoderaron del colegio de los PP jesuitas, y esa tarde del colegio de las Damas [del Sagrado Corazón]. Apenas tuvo tiempo el P. Flores (español) de sacar el Santísimo Sacramento. Los PP jesuitas tenían su colegio con bandera francesa y los soldados doblaron el asta y dejaron la bandera arrastrar por la azotea. La mayoría de los PP jesuitas se dispersaron por casas particulares, sólo quedaron el P. rector, el P. [Santiago] de Groot y no recuerdo de otro, con el hermano García, que es el sacristán de San Felipe [Neri], donde pudieron seguir celebrando hasta el 21. Las Damas [del Sagrado Corazón] se dispersaron también ese día. Pocos días después las religiosas de La Visitación hacían lo mismo; de las otras comunidades no sé cuándo lo hicieron; de las [carmelitas descalzas] de Santa Teresa oí decir que pensaban marchar a la Argentina. Las Siervas [de Jesús Sacramentado] continuaron en su casa; después del 5 de agosto no sé. Al [hospital] del Refugio42 trasladaron las mujeres que estaban enfermas en [el hospital de] Belén, en la Sala del Sagrado Corazón, o sea las de mal vivir, aunque dejaron allí a las MM; no sé después.43

            El 9 o el 10 nombraron presidente municipal a Octavio Lobato y luego empezó a dictar órdenes; prohibió los cohetes para evitar alarmas, pero sí se oían disparos a toda hora y alguna otra buena disposición relativa a cantinas, pero otras descabelladas.

            Desde la llegada de Obregón se disolvió el Congreso, tribunales y Ayuntamiento: pues no los reconocieron y procuraron buscar a los diputados católicos, pero ya estaban escondidos y parece no los han hallado o ya salieron de Guadalajara. Además de los diputados católicos, tuvieron que esconderse otros varios prominentes del Partido [Católico Mexicano] y aún agarraron a algunos y los tuvieron presos pero parece no fue mucho tiempo, entre éstos don José María Iguíniz.44

            Cuando entraron los soldados al Seminario, nos salimos, unos esa tarde y otros al día siguiente. En esos mismos días, por precaución, dejamos todos la capa; algunos la trajimos todavía el 9, pero ya se notaba la hostilidad.

            Desde que llegaron las fuerzas de Obregón, los soldados andaban todo el día en los tranvías, por supuesto sin pagar, y el 8 y parte del 9, además ebrios. Después les apretaron mucho. Andaban menos y no ebrios.

            El 11 apareció un decreto de Obregón imponiendo un préstamo al estado. Me parece que el total fue de cinco millones. El lunes 13 empezaron las cuotizaciones,45 señalando a la caja del arzobispado una fuerte suma; no sé cuánto, pues los datos que tuve fueron vagos, pero variando de cincuenta mil a quinientos mil. Mi maestro [Manuel] Alvarado [y Sánchez Aldana46 estuvo oculto esos días.

            El 16 que terminó el novenario de Nuestra Señora de Zapopan en la Catedral; Lobato ya no permitió su traslación, ni oculta, a la iglesia donde tocaba el turno, y hubo que dejarla en la Catedral.

            Como para esta fecha ya se habían adueñado del Seminario y allí habría puesto su cuartel el llamado general [Rafael] Buelna, uno de los jefes principales; es un muchacho de buena familia de Mazatlán, tendrá a lo sumo 25 años, antiguo estudiante del Liceo de Varones. En los mismos días avisaron al portero del arzobispado que al siguiente día entregara la casa, parece que no pudieron encontrar al doctor Alvarado los que cuidaban el arzobispado, y no sé si no encontraban tampoco al P. [Miguel] Cano [Gutiérrez],47 el caso es que avisaron al señor [Antonio] Gordillo,48 y él dijo que como lo habían quitado del gobierno de la arquidiócesis, nada disponía; después vi sacar algunas cosas, entre otras el sillón del trono y algunos muebles del departamento del señor arzobispo; el caso es que de las oficinas quedó mucho. Quienes anduvieron con empeño procurando se salvara lo que se pudiera fueron las señoras Orendain, que viven en la esquina de Alcalde y Juan Manuel, y creo allí guardaron algunas cosas. Trataban de quemar el archivo, pero alguien se acercó al gobernador y le dijo era mejor lo mandara revisar por persona competente y formar buen acopio de datos para la historia de las iniquidades del clero, y así no lo quemaron, pero sí empezaron a registrar, formando desde luego la lista de profesores y empleados de gobierno que habían hecho la contraprotesta, y empezaron las destituciones. Para convertir el arzobispado en cuartel, desocuparon el cuartel del Carmen.49

5.    Acciones anticlericales emprendidas en Guadalajara por Manuel M. Diéguez

Creo los días después de la llegada de Obregón llegó el bandido Diéguez50 nombrado gobernador, llevando por secretario un tal [Manuel] Aguirre Berlanga,51 del Saltillo, ultrajacobino. El Diéguez, según fama, es más jacobino que Obregón; es primo segundo o tercero del P. [Manuel] Diéguez,52 y lleva su mismo nombre, pero cuando alguien le habló del padre, dijo no lo reconocía, aunque sabía eran de la misma familia.

            Cerca del día 12 se fue Obregón para Colima y fue derrotado cerca de Manzanillo por las fuerzas que guarnecían a Colima, junto con las que guarnecían Manzanillo. Dejó una guarnición en Colima, expulsó de allí al cónsul alemán y volvió a Guadalajara y siguió para México. Inter, habían procurado reclutar gente en Guadalajara, y aunque el pueblo en general no los recibió con mucha confianza y continuaba apartado, no faltaron algunos que se les unieran y más por la necesidad, pues el quehacer escaseaba mucho, y por tener qué comer se enganchaban. Dejó Obregón regular guarnición en Guadalajara de tropas de su confianza y se llevó las recién reclutadas, mandándolas a las órdenes de [José Lucio] Blanco [Fuentes53 y [Benjamín] Hill54 antes del 21, antes de irse él.

            El 18, en la fiesta a Juárez, hablaron Miguel Medina Hermosillo,55 me parece que frente al monigote en el jardín de Escobedo,56 y en la velada doña Atala [Apodaca];57 también otros hablaron, tanto en el [Teatro] Degollado como en [el Jardín de] Escobedo, y al descubrir los nombres de “avenida Madero” a la calle de los Placeres y de Belisario Domínguez a la Porfirio Díaz (junto a los Trojes de Oblatos), la vieja Atala se desató en verdaderas blasfemias, y en atacar al clero con toda saña, pidiendo su exterminio. Al terminar la aplaudieron mucho y la abrazaron en señal de aprecio en público Diéguez, Buelna y no recuerdo quién otro. Más que pavo quedaría la chinampa con tanto agasajo.

6.    Aprehensión del clero residente en Guadalajara

Esto pasó el sábado 18 por la noche y el martes 21 en la mañana firmó Diéguez la orden de prisión para todo el clero; yo lo supe al mediodía, y me escondí luego; a la hora de coro empezaron a tomar presos; de los primeros fueron los PP [Bernardo L.] Quintero y Gabino de Alba, que estaban en el atrio de La Merced. En la Catedral al terminar el coro tomaron a los señores [Luis] Silva [y Álvarez Tostado], Velasco, [Faustino] Rosales y [Martiniano] Gutiérrez, el señor [Manuel] Azpeitia [y Palomar] se les escapó; los PP Manuel Ortiz, Ignacio González y no recuerdo quiénes otros, también uno de los sacristanes seglares, don Margarito Durán. Al señor Alvarado no sé dónde lo aprehendieron; de otros que estuvieron presos me acuerdo: PP [Miguel] Cano, [Gerardo] Decorme,58 de Groot (rector y encargado de la iglesia de S. Felipe, y también el hermano García), P. [Manuel] Escanes, [Cipriano] Íñiguez, señores curas de San Pedro y Zapopan, id. [José] Rosas, me parece id. [Ruperto] Ibarra, PP Uriarte, [José] Vizcarra y creo otro zapopano, PP Miguel y otros dos o tres juaninos, P. Eduardo Huerta (el otro P. [J. Refugio] Huerta logró esconderse). Al señor Gordillo lo sacaron de su casa entre dos apoyándolo, lo llevaron preso al cuartel (me parece el de la casa de Corvera), pero al otro día lo soltaron llevándolo a su casa en automóvil. Al señor Villalobos lo vieron tan mal que sólo le pusieron guardia. De los demás canónigos a ninguno tomaron, aunque sí los buscaron. Al padre [Antonio] Flores Castillón,59 tomaron sólo al hijo,60 pues como a él le gritaron sus hijos “papá”, los soldados no lo reconocieron como sacerdote y lo dejaron sin aprehender. En la mañana siguiente todavía aprehendieron muchos que no sabían y fueron a las iglesias a decir misa. A muchos los denunció el P. Eustolio Vargas, que como un mes antes que llegaran Obregón y su gente se le dejó de ver y volvió con ellos. Me dijeron algunas gentes lo habían visto de uniforme, y oí decir era “coronel o mayor”; después tuvo también que ocultarse, porque se le voltearon los constitucionalistas. Un hermano de Vargas entregó con un falso recado del cónsul francés a los PP [Enrique] Tavernier y otros dos jesuitas. El 22 o 23 denunció uno al ilustrísimo señor [Ignacio] Placencia [y Moreira61 y recibió $10 de gratificación, la ordinaria eran $5, y si el denunciante o aprehensor era soldado de ellos, tenía ascenso. También estuvo preso el P. [fray Luis del Refugio de] Palacio. Total, más de cien. Todos rigurosamente incomunicados.62

Muchas familias católicas se ocuparon de mandar cama y alimentos no sólo a los padres conocidos, sino que procuraron que a ninguno faltara. Todas las iglesias quedaron con guardia, y aun de algunas se posesionaron de ellas, como de la Catedral y el Santuario, y luego comenzaron a saquearlas, en la Catedral haciendo excavaciones, dizque para encontrar las armas, pero en realidad buscando qué robar. Como yo ya no volví a ver estas iglesias las noticias que tengo son de oídas, y me refirieron que hasta a caballo entraban los soldados a la Catedral y los vieron con sus mujeres tocando guitarra y bebiendo y durmiendo. Trataron de quemar la imagen de Nuestra Señora de Zapopan, pero contaban que uno propuso rifarla para saber si era huertista o carrancista, y que salió carrancista, y que por eso no la quemaron; después una joven penetró a la Catedral y se la sacó, y estaba en una casa por Santa Teresa. Después supe estaba en casa de una familia conocida, de cuyo nombre no me puedo acordar.

7.    Saqueo y profanación de templos en Guadalajara

De lo primero que sacaron de la Catedral fue el cuadro de la Purísima, creyendo era la original de Murillo, y la metieron a Palacio. Un novicio de la Compañía que estuvo en Guadalajara en septiembre y pasó por aquí rumbo a California me dijo entró a la Catedral y vio ornamentos destrozados, recogió un pedazo de cáliz, y que todo maltratado. No me supo dar más explicaciones.

            Del Santuario vieron sacar candelabros y otras cosas. En la Universidad63 también supe hubo robos.

            Como violentamente fue ejecutada la orden de aprehensión en muchas iglesias, no hubo modo de consumir, y para evitar más profanaciones fueron varias señoritas con el gobernador, entre ellas Teresa Cuesta, a pedir les permitieran entrar a las iglesias para recoger las sagradas formas, y les recibió con muy mal modo y las trató con verdaderos insultos, con el lenguaje propio de lo que es el “lépero”. Aguantaron no obstante los insultos y por fin lograron el permiso de entrar a las iglesias. En la Catedral las encontraron tiradas en el suelo, y creo que también en la Universidad. De otra iglesia el mismo 21 un caballero recogió el copón y lo llevó a lugar seguro.64

            No sé cómo explicar que los capellanes de Belén continuaron dos días más celebrando en su iglesia sin ser molestados, y creo no llegaron a estar presos. La misa del hospital de Belén quedó suspendida días antes. Al cambiar director y subdirector, el nuevo subdirector, el médico [Jesús] Delgadillo Araujo,65 fue quien la prohibió, y además mandó cerrar la comunicación de la iglesia con el hospital; el nuevo director es don Fernando Banda. Me parece que los PP no llegaron a estar presos.

            También continuó celebrándose, pero con muchas precauciones, en algunos oratorios privados y en la casa del Calvario que, tal vez junto con Belén, fueron las únicas partes donde quedó el Sagrado Depósito, pues en todas partes, a lo menos por precaución, habían consumido. En San José [de Gracia], me parece, me dijo el P. [Manuel] Diéguez alcanzó a consumir antes de esconderse; algunos otros lograron hacer lo mismo. No recuerdo exactamente lo que me dijo el señor cura de San Pedro,66 pero me parece que le permitieron consumir y lo mismo al P. [Eduardo] Huerta en el Santuario, antes de llevarlos presos. En San Felipe [Neri] lo hizo el hermano García, y en La Merced, apenas alcanzó a disponer a don... no recuerdo su nombre (un antiguo empleado del P. [Juan José] Anguiano) que lo hiciera.

Muchos nos escondimos, y algunos luego emprendieron la salida de Guadalajara, tal vez el primero fue el P. Miguel Pérez Rubio,67 que en la noche del 21 al 22 salió disfrazado de lechero rumbo a Tepatitlán. Supe que poco después salió el P. [José María] Cornejo,68 bien pintado de la cara y en bicicleta, rumbo a Jalos[totitlán], donde estaba sin novedad a fines de agosto. El P. León Cortés no sé cómo escapó que lo tomaran en Catedral. No volví a saber de él.

            De los del Seminario: al P. Esparza lo vi por última vez el domingo 19 en la noche, cuando iba en busca del señor Alvarado, cuyo domicilio de ese día había logrado averiguar; iba a pedirle licencia general para los del Seminario de poderse ir a donde pudieran y de dejarse crecer la barba, en vista de que la persecución estaba encima. Me dijo que él pensaba marchar a su tierra. No supe si habló por fin con el señor Alvarado. Durante la primera persecución y aun después parece que estaba escondido en Guadalajara. Después no sé de él. El P. Quintero, cuando lo soltaron, quedó en Guadalajara y allí estaba a mediados de octubre. Allí mismo está el P. Cano y el P. José [del Refugio] Huerta. El P. Pascual Dávalos, en los días de las prisiones, estuvo escondido en Guadalajara, y parece que a mediados de agosto se fue a Zapotlán: es el único que me ha escrito y sólo una fecha, octubre 28. El P. Galván estuvo saliendo a dar misa a oratorios en los días más difíciles, yendo con vestido claro y en bicicleta, y no lo tomaron. También salió a celebrar en oratorios el P. [Rafael] Ramos Chávez, usando vestido claro, y así fue a asistir a una enferma en la casa de un revolucionario, haciéndose pasar por el médico. De los demás no volví a saber de ellos.

Pasados algunos días de tener incomunicados a los padres presos (cerca de cinco días), les quitaron la incomunicación y como a los ocho o nueve días los empezaron a dar libres, pero dejándoles la ciudad por cárcel y con obligación de presentarse periódicamente a la comandancia militar. Antes de salir de la penitenciaría un pseudotribunal hacía un remedo de juicio, reduciéndose ordinariamente a estas tres preguntas: ¿conoce al cura Correa? ¿Es su amigo íntimo? ¿Qué noticia o participación tiene del complot por él fraguado? Algunos tuvieron un interrogatorio más largo, y de éstos al señor [Luis] Silva [Álvarez Tostado] más de una hora: después salieron elogios de este señor en los periódicos de Diéguez.

8.    Discreta reapertura del culto y renovada persecución del clero

Conforme fueron saliendo los padres que estaban presos, se abrieron algunas iglesias; desde el 30 y de las primeras misas fueron las del P. Cano, señor cura [Lorenzo] Altamirano, y no recuerdo quiénes otros; en Santa Teresa el 30 o 31. En San José también empezaron las misas, y los señores canónigos que habían estado presos empezaron a celebrar allí su coro hasta el 2 por la tarde, que fue la última vez que supe rezaran en coro.

            Creyendo que ya había calmado la persecución, empezaron a salir algunos de los escondidos, entre otros los PP. Diéguez y [Toribio de la] Garza Cantú. Viendo que éstos estaban a la vista en sus iglesias sin ser molestados, salí el domingo 2 a dar misa de 5 en San José, pero allí supe que seguían aprehendiendo, y luego que celebré me volví a mi escondite. En esta salida hablé con los PP. Diéguez y Quintero. Parecía que sólo buscaban a los que antes no habían caído, pero después ya no se supo si había distinción. No recuerdo si el domingo 2 o el 3 al estar celebrando fueron a coger al P. Garza; apenas consiguió que le permitieran terminar. A los PP. de Zamora que andaban disfrazados los delataron y tomaron en la calle el sábado 1º en la tarde. Con estas nuevas prisiones y otras que no recuerdo volvió a renacer la intranquilidad, y aumentó al saber las nuevas peticiones clerófobas de doña Atala en un discurso del domingo 2, en que mucho blasfemó de la Confesión y Comunión. Mayor fue el temor cuando se supo que el Diéguez prometió a los masones acabar con el clero: se supo que les dijo que mandaría a todos a las Islas Marías, a trabajar, para que vieran que no era lo mismo que comer de flojos; que dejaría tres o cuatro de los más viejos que pronto se irían muriendo, y así se acabaría la raza.

El día 4, por diversos conductos, supe que próximamente se procedería a la reaprehensión de los padres que habían salido de Escobedo y seguían buscando a los otros, para lo cual harían un cateo general y castigarían fuertemente a las familias que tuvieran ocultos sacerdotes. En vista de esto, el P. Ramos Chávez y yo nos resolvimos a salir de Guadalajara y vinimos al extranjero. Parece que en esos mismos días otros salieron de Guadalajara para distintos rumbos. Nuestro plan fue salirnos en tren, porque partiendo de día y en lugar concurrido menos se sospechaba la fuga y menos temíamos la vigilancia. Saldríamos en tren hasta Ocotlán; de allí, en vapor a La Palma y a caballo a Sahuayo, con la familia.

            Nos iríamos luego y allí esperar que estuviera al corriente el tren del norte. Al resolverme a partir, mandé buscar a mi Maestro Alvarado para pedirle licencias, y aunque una persona de mucha y antigua amistad con él se ocupó de esto, no pudo encontrarlo. Como vimos las cosas urgidas, y más porque se dijo tal vez suspenderían los trenes, que sólo corrían cada tercer día, por tener que ocupar las máquinas en la conducción de tropas a México, nos resolvimos a partir el día siguiente 5 de agosto a las 8 hrs.

            Antes de referir mi viaje y lo que vi o supe en el camino, diré algo que me falta de Guadalajara.

            De los últimos establecimientos de que hicieron cuartel, cuando ya había disminuido la tropa en Guadalajara por haber marchado para México una parte, fue la Escuela de Artes del Espíritu Santo. En el colegio de los Maristas no llegué a ver tropa. No sé después.

9.    Educación pública laicizante y confiscaciones

Antes del 1º de agosto empezó el cambio de personal de instrucción pública, empezando por destituir al profesor Martínez y al director de la escuela donde trabajaba. Quitaron de director al ingeniero Lucio […] y pusieron al […] que a lo impío une lo inmoral (dizque es casado en Sudamérica y tiene como mujer a su hermana, y me consta que una tía que los crió trató de evitar este crimen); nombraron subdirector de instrucción a don Aurelio Ortega, directora del Liceo de Niñas a la hermana de doña Atala, quitaron a profesor Osorio de inspector de escuelas, a la Atala la nombraron visitadora e inspectora general de instrucción primaria.

            No contentos con los ascensos de la Atala, la traían en todo; v. gr., presidió la comisión de impíos que fue a dar las gracias a Diéguez de “haber salvado la sociedad” cuando la prisión del clero; también la hicieron participante de sus robos, y para esto le regalaron la casa de[l coronel Miguel] Ahumada, que había sido ocupada por un jefe y alguna tropa; también le regalaron automóvil. Querían que fuera el del señor arzobispo, pero parece que ya se lo habían llevado los jefes que salieron rumbo a México; me parece que le dieron uno de los de Cuesta.

            Todas las escuelas tenían un letrero de focos con la frase atribuida al traidor Juárez. En el local del Banco de Londres y México abrieron una oficina de confiscación. Un comerciante García Fuentes, pariente de los Madero, fue obsequiado con otra casa. Lobato, como presidente municipal (sin haber otros munícipes), no sólo fungía de jefe político, que suprimieron el nombre, sino de juez, pues no había, más que los llamados militares.

Estando en León leí en México Libre un decreto del bandido Diéguez en que declaraba que podían continuar los colegios particulares, pero siendo de enseñanza neutra y del todo sujetos al reglamento y visitas de los oficiales. Después dio otros decretos. También allí leí en el mismo periódico que varios cambios de profesores de leyes y medicina me acuerdo de las destituciones: del licenciado Arreola sustituido por el licenciado Martínez Sotomayor; del licenciado Coronado, sustituido por Aguirre Berlanga; al licenciado Miguel Campos Kunhardt para director de la Escuela de Leyes y no recuerdo qué otro abogado católico. Destituyeron a los médicos [Miguel] Mendoza López, [Pascual M.] Toral y los demás católicos.69



1 Hijo de Santiago Loweree y de Rosa Gutiérrez, nació en Guadalajara en 1877. Presbítero de este clero (1903), fue bibliotecario, ecónomo y maestro en el Seminario Conciliar. En tiempos de persecución religiosa fue enviado a Roma, en cuya Universidad Gregoriana se doctoró en derecho canónico en 1927. Formó parte del Cabildo Eclesiástico, del que fue secretario y archivero de la Curia. Publicó algunos textos de carácter histórico. Murió el 9 de agosto de 1964.

2 El R. P. Jesús Gómez Fregoso, S.I., encontró en el archivo de la Casa de Ejercicios de la Compañía de Jesús en Puente Grande, Jalisco el original del documento y facilitó esta versión mecanoescrita, capturada para las páginas de este Boletín por la Mtra. María Palomar Verea. El documento original está depositado en la Biblioteca de la Universidad Jesuítica ITESO de Guadalajara.

3 Los subtítulos no pertenecen al original.

4 Para facilitar la intelección de este documento, se incluirán entre corchetes los nombres de las personas que se citan sólo por su apellido, y cuando sea necesario y posible, se incluirán algunos datos biográficos de los mismos.

5 José María de la Soledad Platón Mier Santos (1847 - 1914), abogado y militar mexicano neoleonés, sobrino nieto de fray Servando Teresa de Mier, fue gobernador de Nuevo León tras la renuncia de Bernardo Reyes. Siendo Gobernador y comandante militar de Jalisco, fue muerto en combate por los carrancistas en la estación El Castillo, en las goteras de Guadalajara.

6 Robo al Banco de Jalisco: El día 3 de julio en la mañana mandó Mier un recado al gerente exigiéndole lo que faltaba al banco de entregar del empréstito que asignó Huerta a todos los bancos, y la mandó pagar con billetes de mil pesos; no le gustó esto a Mier, y mandó decir que quería metálico; contestó el gerente que no tenía obligación de dar metálico ni forma especial de pago. Entonces mandó un regimiento como de (600) seiscientos hombres rodear el edificio y los jefes penetraron y con las armas en la mano exigieron al gerente entregara las existencias en metálico, y dijo que no podía entregarlas, que si abusando de la fuerza se las llevaban, él levantaría un acta para constancia. Entonces penetraron a la caja y se llevaron lo que quisieron, tanto metálico como billetes, mucho más de lo que tocaba de empréstito, y enseguida cerró sus puertas el banco. Se llevaron cerca de un millón, la mayor parte robado (nota del autor).

7 Estación del ferrocarril de la ruta México – Guadalajara, comarcana de esta ciudad, al sur y situada en la superficie de la hacienda de ese nombre, propiedad de Francisco Martínez Negrete y Ortiz de Rosas.

8 Al ver Obregón la huida de Mier, destacó a Lucio Blanco con una fuerza de caballería, que fue quien cogió a Mier (nota del autor). El episodio narrado lo documenta Silviano Hernández en Acciones bélicas en tierras de Jalisco, Guadalajara, Secretaría de Cultura, 2003, p. 75.

9 En su calidad de Presidente de la Junta Revolucionaria de Guadalajara. Fue abogado y notario público, militante del catolicismo social, simpatizante del reyismo, militó en el Partido Católico Nacional y fue Presidente del Partido Democrático Independiente. Participó en el Congreso Eucarístico Nacional de 1906. Contendió por el Partido Antirreeleccionista, en 1912, a la titularidad de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

10 Comerciante adverso al catolicismo social. Militó en las huestes del liberalismo anticlerical. Fue poco después de este suceso, Presidente Municipal de Guadalajara. Murió ajusticiado.

11 Esta Comisión había sido creada poco antes a instancias de Álvaro Obregón, de forma por demás precipitada, para conservar un hilo institucional frente al Gobierno. Cf. Rafael Torres Sánchez, Revolución y vida cotidiana. Guadalajara 1914-1934, México, CONACULTA, 2004, p. 169.

12 A mediados de junio (el día de Corpus) oí decir que don Celedonio era de la junta revolucionaria y candidato de ésta para gobernador. Otro de la junta el doctor Gregorio Rubio, que se fue de Guadalajara y volvió con uniforme de jefe el día que entraron (Nota del autor).

13 Rico propietario, dueño de la hacienda de Huáscato, en el municipio de Degollado, Jalisco. Su hermano Luis fue Presidente Municipal de Guadalajara.

14 Jesús Trujillo, subordinado de Manuel M. Diéguez a mediados de 1914, bloqueó el camino real de Colima a cualquier posible apoyo del Ejército Federal que usara esa ruta a la altura de Zacoalco.

15 A mediados de junio (el día de Corpus) oí decir que don Celedonio era de la junta revolucionaria y candidato de ésta para gobernador. Otro de la Junta, el doctor Gregorio Rubio, que se fue de Guadalajara y volvió con uniforme de jefe el día que entraron (nota del autor).

16 Parece que uno de los jefes de la gendarmería se pasó a las fuerzas de Obregón; dispersaron a los músicos, pero Obregón los juntó y así tuvo su banda, a la que puso por nombre “Estado Mayor” (nota del autor).

17 Al salir Mier, dispersaron los alumnos de la Escuela de Artes del Estado y abandonaron la finca. Como las fuerzas de Obregón venían escasas de cornetas y tambores, cogieron a varios muchachos de los de esa escuela y se los llevaron para cornetas y tambores (nota del autor).

18 Industrioso tapatío (1873), ingeniero (1894), terrateniente, amigo personal de Porfirio Díaz, cubrió, en 1911, un breve interinato de la gubernatura del Estado.

19 La lista general de los edificios que ocuparon tanto como cuartel propiamente como para los jefes, llevando o no a ellos un cuerpo de tropa, según recuerdo son los siguientes: Arzobispado, Seminario, Colegio de los Jesuitas, Colegio y huerta de las Damas del Sagrado Corazón, Parte del colegio de la Luz, Escuela de Artes del Espíritu Santo, Casa de Ejercicios de Analco (aunque dudo algo). Tengo alguna idea de que también los conventos de Zapopan y Visitación, parte de la casa de las Siervas, aunque luego la dejaron; Liceo del Estado con la escuela de la espalda, Liceo de Niñas (toda la manzana), antiguo local del correo a medio componer, Escuela de Artes del Estado, escuela oficial de niñas (esquina de San Felipe y Belén), Escuela Industrial de Señoritas con el local anexo de la Escuela de Leyes (aunque dudo algo), Casa de Moneda, cuartel general (esquina Santa Mónica y Santa Teresa); cuarteles del Carmen, Capuchinas, Colorado, Artillería (antigua Cruz Blanca, junto a la Alameda), Gendarmería, Colomitos, Medrano, Catalán, Vecindad del Coloso, Plaza de Toros del Progreso, Mesones de Guadalupe, San Rafael, Progreso, Nevado; otros locales que tenían los federales, uno en la calle de Santa Teresa cerca de la calle Tolsa, otro frente al hospital de San Camilo, otro en la avenida Porfirio Díaz cerca del hospital de Juaninos; un mesón por Mexicaltzingo cuyo nombre no recuerdo. Casas del licenciado José María Corvera (contraesquina del Santuario), de Ahumada (calle de los Placeres), otra frente a la cochera de la casa anterior, otra frente al templo Expiatorio (me contaron, pero dudo), del licenciado Antonio Pérez Verdía (avenida Vallarta, casa estilo egipcio-art nouveau), de don Jesús Larreátegui (esquina Palacio y López Cotilla), una de los Gómez (me parece la de don Luis), de López Portillo, de doña Dolores Somellera viuda de Orendain, la del general Tolentino y otras tanto en Guadalajara como en San Pedro y Zapopan (nota del autor).

20 Sinaloense (1890-1924). Jefe Político del territorio de Nayarit en 1914, murió en combate durante la toma de Morelia, mientras tomaba parte de la rebelión delahuertista.

21 Presbítero (1907) del clero de Guadalajara (1884-1951). Subprefecto del Seminario Conciliar en 1913 y desde octubre de ese año, rector. Luego de la confiscación de la Casa Central se refugió en la diócesis de Saltillo, donde fungió como párroco de Piedras Negras hasta 1919. Retomó la rectoría del Seminario Conciliar. Arcediano (1924) y deán (1937).

22 1886-1973. Murió siendo obispo emérito de Huejutla.

23 Siervo de Dios (1881-1967), fundador de la Congregación de las Siervas del Señor de la Misericordia.

24 Tapatío, martirizado el 30 de enero de 1915. Se le canonizó en el año 2000.

25 Desmontados de sus marcos y enrrollados, la galería sobrevivió al saqueo. Actualmente se exhibe en la Biblioteca del Seminario Mayor de Guadalajara (2014) y consta de retratos de los superiores y exalumnos del Seminario de Guadalajara promovidos al episcopado entre los siglos xviii y xix.

26 Estación del ferrocarril, hoy desaparecida, en el municipio de Tlaquepaque aledaña a Guadalajara.

27 En el original, todo este párrafo aparece como nota, pero por su extensión y contenido se decidió subirlo al cuerpo del texto (n. del e.).

28 (1880-1967) Hermano de Francisco Ignacio, militó en las filas villistas. Por reconocer el gobierno de la Convención de Aguascalientes, se exilió a los Estados Unidos por varios años. Murió siendo con el grado de General de División.

29 Tapatío, (1876-1962), presbítero del clero de Guadalajara (1898), sirvió como Vicario en la Parroquia de Tequila y el Santuario de Guadalupe; fue rector del Santuario de San José de Gracia y Asistente Eclesiástico de los Operarios Guadalupanos, Asociación creada en 1909, a la cual pertenecieron los más destacados líderes del catolicismo social en Jalisco, como Nicolás Leaño o Alfredo Morfín Silva. Siendo párroco del Santuario de Guadalupe, promovió la Sociedad de Obreros Católicos de la Sagrada Familia y Nuestra Señora de Guadalupe, de la que formaron parte miles de hombres y mujeres. A partir de 1914 y por un lapso de cinco años, vivió recluido en una modesta vivienda de la Calle de Guillermo Prieto, ocupándose en actividades artesanales y artísticas. Ya prescritas las acciones legales en su contra, fue nombrado Canónigo Penitenciario y Secretario de Cámara y Gobierno de la Curia Arzobispal, en 1919. Murió siendo deán del Cabildo Eclesiástico.

30 Presbítero del clero de Guadalajara (1872-1969), murió siendo Abad de la Colegiata de San Juan de los Lagos.

31 Periódico católico establecido en Guadalajara (1909-1919) gracias al mecenazgo y respaldo del arzobispo José de Jesús Ortiz y Rodríguez. Lo dirigió Eduardo J. Correa (1874-1964), primo del presbítero Antonio Correa y Guillermo Enríquez Simoní.

32 Periodista zacatecano (Fresnillo, 1891- Ciudad de México, 1981). Enorme defensor de la libertad de prensa, fustigó, a riesgo de su vida, los gobiernos de Victoriano Huerta, Venustiano Carranza y Álvaro Obregón, sufrió cárcel, persecución y exilio. Fue director de El Regional. En los años 30 fue gerente y director general de Excélsior. Es autor de la obra La libertad de prensa en México, una mentira rosa, México, B. Costa-Amyc, 1967.

33 Oriundo de Colima, fue ex alumno del Seminario de Guadalajara.

34 Era el seudónimo de Padilla y también de la publicación satírica que él fundó en 1906 y que se publicó hasta 1915.

35 Polemista tapatío (1880-1930), publicó Chin-Chun-Chan, diario popular, y el periódico de espectáculos Gil Blas. Fue crítico teatral y cronista taurino.

36 Semanario fundado en Guadalajara a principios de 1913 por el presbítero Amado López.

37 Tapatío (1886-1943), presbítero del clero de Guadalajara (1909), poeta, muy comprometido con el catolicismo social. Obispo de Tabasco (1930), nunca pudo tomar posesión de su sede.

38 Jesús H. Abitia (Chihuahua, 1881 - Ciudad de México, 1960), fotógrafo y distribuidor de la Eastman Kodak Company, se adhirió a la Revolución Mexicana como fotógrafo y documentalista, al lado de Enrique Rosas y Salvador Toscano.

39 Fotograbador que trabajó en Guadalajara y estuvo al frente del mejor taller de grabado e impresión de Jalisco, en la casa industrial La Parisiense.

40 Órgano del Partido Liberal, circuló entre 1912 y 1914.

41 Guillermo Enríquez Simoní estuvo escondido en Guadalajara hasta el 1º de septiembre que salió en bicicleta hasta Zoquipan, y allí vestido de arriero y junto con otros de confianza, arreando burros por San Cristóbal de la Barranca hasta Colotlán, allí cambió traje, siempre disfrazado, y pasó a Santa María del Oro, donde descansó varios días, y continuó su viaje disfrazado hasta Zacatecas, donde también se detuvo varios días. De allí se vino por ferrocarril y llegó a ésta a principios de octubre. Al principio me dijo que iba a trabajar en un periódico de ésta, y el día 3 de noviembre, que fue el último día que le he visto, me dijo ya estaba en el periódico.

42 Nosocomio inaugurado en San Pedro Tlaquepaque en 1893, gracias a las gestiones del religioso exclaustrado fray Luis Argüello, OFM, y la generosidad de doña Francisca Martínez Negrete. Se confió al cuidado de las Hermanas Josefinas, ocupaba toda una manzana y contaba también con una casa de ejercicios.

43 Cf. Revista Católica, semanario en español, publicado en Las Vegas, California, por miembros de la Compañía de Jesús, (octubre 18 de 1914, p. 500).

44 Impresor y encuadernador tapatío (1854-1919), fundó y dirigió el semanario Jalisco ilustrado (1891-1893), primera publicación con láminas en esta entidad.

45 Cuotas forzosas impuestas a la población civil por los revolucionarios.

46 Vicario General y Gobernador de la Mitra (1853-1932). Bajo su cargo estuvo el gobierno eclesiástico de Guadalajara entre 1914 y 32, en ausencia del arzobispo Francisco Orozco y Jiménez.

47 Tapatío (1866-1924), presbítero desde 1891, profesor del Seminario, párroco, inspector de escuelas católicas, secretario y gobernador substituto de la Mitra, canónigo penitenciario, maestrescuelas y arcediano del Cabildo Eclesiástico.

48 Profesor de Teología en el Seminario Conciliar, canónigo magistral, chantre, rector del Seminario (1900), deán del Cabildo Eclesiástico de Guadalajara desde 1912.

49 Con motivo de las contraprotestas, el bandido Diéguez dio un decreto en agosto que quedaban éstas rigurosamente prohibidas, aunque fueran del todo privadas, castigando con multa me parece de 500 pesos. Este disparate lo leí en México Libre, espero conseguir varios de estos periódicos para rectificar (nota del autor).

50 Al llegar el Diéguez, se cogió para su uso la casa de doña Dolores Somellera viuda de Orendain, que está en los altos de donde provisionalmente instalaron los telégrafos federales desde los temblores; el automóvil no sé quién lo salvaría.

51 (1887-1953), militó en el Partido Potosino Antireeleccionista. Llegó a ser Gobernador de Coahuila y Presidente Municipal de Piedras Negras. Se unió al Plan de Guadalupe; acompañó a Carranza a Sonora; fue diputado por Coahuila en el Congreso Constituyente de Querétaro y Secretario de Gobernación de Carranza. Fue gobernador de Jalisco.

52 Presbítero del clero de Guadalajara nacido en esta capital (1873). Rector del Santuario de San José de Gracia y director hasta su muerte (1955) de las Congregaciones Marianas establecidas en ese santuario. Le fue concedido el título de prelado de honor de su Santidad.

53 Caudillo oriundo de Coahuila (1879-1922), descrito por un contemporáneo como “pendenciero, terrible, mala cabeza, sediento de aventura”, murió en Nuevo Laredo, a punto de ser arrestado por disposición de Obregón.

54 General de División (1874-1920), oriundo de Sonora, desconoció a Carranza. Murió siendo Ministro de Guerra de Álvaro Obregón. Se presume que fue envenenado.

55 Abogado tapatío, destacado orador, cercano al reyismo y a los grupos de intelectuales. En 1915 fungía como Secretario de Gobierno de Aguascalentes.

56 Alude a la escultura de Benito Juárez hecho por el afamado artista Jesús F. Contreras, la cual se instaló inicialmente frente al jardín de la Penitenciaría del Estado (conocida simplemente por Escobedo, en recuerdo del gobernador que la mandó construir) y que hoy se encuentra en la explanada del parque del Agua Azul de la capital de Jalisco.

57 Atala Apodaca Anaya (1884-1977), maestra normalista, oradora y conferenciante del movimiento carrancista, al lado de Manuel M. Diéguez. De ideología liberal y anticlerical, asistió sin representación al Congreso de Querétaro de 1916. Ocupó el cargo de directora de Educación Federal en el estado de 1946 a 1954. La Secretaría de la Defensa la reconoció como precursora y veterana de la revolución. En fechas recientes (2013) se colocó su nombre en letras doradas en la Sala de Cabildos del Ayuntamiento de Guadalajara.

58 Último rector del Instituto San José de los Jesuitas de Guadalajara.

59 Oriundo de Compostela, Nayarit (1836), habiendo cursado los estudios eclesiásticos, se tituló de abogado y a tal oficio dedicó la mayor parte de su vida. Se ordenó presbítero ya viudo (1901) y terminó sus días en calidad de vicario parroquial de su hijo.

60 Rafael Flores Elizalde (1875-1944), párroco de La Santísima Trinidad de Guadalajara.

61 Oriundo de Zapopan (1864), se ordenó presbítero para el clero de Guadalajara (1890). Fue consagrado obispo de Tehuantepec (1907). Después lo fue de Zacatecas (1922), donde murió (1951).

62 Además de los anteriores, me acuerdo tomaron presos a los PP José Mª Araiza, Cisneros, un padre de los que habían ido del Saltillo, Juan Trujillo, diácono Juan Cuevas. El mismo día de la prisión de los padres pusieron presos a muchos del Partido Católico. Uno de los que con más saña tomaron fue el licenciado [Manuel F.] Chávez. La víspera le habían hecho una delicada operación en el hígado, y así en su cama lo llevaron a una inmunda celdilla de Escobedo, no obstante las protestas de los médicos, que manifestaban el grave peligro que corría su vida. Después lo llevaron al Hospital Militar, y hasta después de varios días pudo volver a su casa. No recuerdo los nombres de los demás presos que supe en esos días. También tomaron a varios de los principales de la Sociedad de Obreros del señor Cura Correa. Entre éstos a los médicos de la sociedad ésa, no recuerdo si a todos. Así es que el número de presos fue grande y el de escondidos lo mismo (nota del autor).

63 Así se conocía por entonces al templo de Santo Tomás de Aquino, confiscado y en parte destruido por orden de Diéguez.

64 Cf. Revista Católica, octubre 11 de 1914, pág. 487 (nota del autor).

65 Oriundo de Lagos de Moreno (1874), fue unos pocos días rector de la Universidad de Guadalajara (1927). Murió siendo director honorario del Hospital Civil, en 1953.

66 Cuando salió de Escobedo estuvo de visita donde yo estuve escondido (nota del autor).

67 Tapatío (1863), presbítero del clero de Guadalajara (1896), siendo vicario parroquial en Tepatitlán bautizó al beato Anacleto González Flores. Se hizo hacendado en la región de Los Altos, dedicándose casi exclusivamente a la agricultura. A mediados de 1914 encabezó un movimiento beligerante en aquella comarca. Afiliado al villismo, su popularidad le causó la antipatía del cabecilla del mismo bando Julián Medina, Gobernador villista de Jalisco en diciembre de 1914, el cual lo hizo fusilar en el cementerio de Poncitlán, el 30 de diciembre de 1914, al lado del miliciano Antonio Delgadillo.

68 Presbítero del clero de Guadalajara, oriundo de Jalostotitlán, maestro de teología, muy afamado orador, canónigo magistral. Creó en la Ciudad de México la fábrica de órganos Cor-mex.

69 En el original, este párrafo aparece como nota al pie de página.



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