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Memoria de la visita pastoral a San Francisco Taqualoia Jirones del obispado de Guadalajara en 1679 (20ª parte)
A cargo del Departamento de Estudios Históricos de la Arquidiócesis[1]
Sigue la ruta que mediante las actas de una visita pastoral practicada en el último tercio del siglo XVII, nos ofrece datos importantes para reconocer el proceso de crecimiento en la fe entre los indios habitantes de la llanura costera del océano Pacífico y de la Sierra Madre Occidental del territorio de la Nueva Galicia
San Francisco Taquialoia[2]
El 12 de enero de 1679, de mañana, luego de pernoctar en el caserío de Santa Fe, el obispo don Juan Santiago de León Garabito y sus acompañantes, emprendieron el camino que los condujo, al cabo de una fatigosa marcha de cuarenta kilómetros[3] al puesto de El Corral, donde yantaron para seguir su marcha de inmediato, apeándose hacia las cinco de la tarde en San Francisco Taquialoia compuesto por cincuenta habitantes. El templo era de cañas embarradas de lodo, con cubierta de paja, “bastante indecente”. Sus bienes consistían en una escultura de la Virgen con el Niño Jesús, vestidos de raso, con coronas de plata; un tabernáculo de madera, forrado por fuera de tela verde, y por dentro de ormesí[4] azul que servía para el depósito del Santísimo, un Crucifijo de media vara,[5] una campana mediana y una caja para guardar estos objetos. En tan modesto recinto recibieron el sacramento de la confirmación cuarenta y nueve personas. Se da cuenta en el acta de los siguientes vecinos: Hernando, el gobernador, con su mujer, Juana, con dos hijos; Lorenzo, y su mujer, María; Lorenzo, casado con Luisa, con dos hijos; Diego, esposo de Juliana, con cuatro hijos; Agustín, consorte de Polonia, con tres hijos; Andrés, desposado con Juliana, con una hija; Pedro, cónyuge de Ana; Nicolás, esposo de Ana, con dos hijas; Jerónimo y su mujer, Polonia, con dos hijos, y Miguel, casado con Juliana. Además, cinco indias viudas: Antonia, madre de un hijo; Catalina Juana, con una hija doncella; María, Francisca, con un hijo pequeño, y Catalina, anciana. Catalogados como ‘indios sueltos’ estaban Sebastián, anciano; Juan, con un hijo; Nicolás, Antón, Luis y Felipe. A la mañana siguiente, después de decir la misa, los visitantes retomaron su itinerario, ahora con destino al pueblo de San Blas, “de nueva conversión en la sierra”. [1] Extracto del Libro primero de visitas, así particulares como generales, del ilustrísimo señor doctor don Juan de Santiago de León Garabito, que hizo en esta ciudad y obispado de la Nueva Galicia, siendo por la divina gracia y de la Santa Sede Apostólica obispo de dicho obispado, Nuevo Reino de León, Provincias del Nayarit, Coaguila y Californias, del Consejo de su Majestad, etcétera, mi señor, custodiado en el Archivo Histórico de la Arquidiócesis de Guadalajara, México, fojas de la 73 vuelta a la 74 frente. [2] No ha sido posible localizar el nombre actual de este poblado, si aún existe, sólo podemos aventurar que debió ubicarse entre los actuales municipio de Rosamorada y Xala, en Nayarit. [3] Nueve leguas. [4] Tela fuerte, de seda, que hace visos y aguas. [5] Poco más de 40 centímetros. |