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Vida y legado del padre fundador de Jalisco,

Prisciliano Sánchez

Juan Enrique Ibarra Pedroza[1]

 

 

Que todavía dentro de la efeméride bicentenaria del establecimiento

de la primera entidad federativa de la República Mexicana

se reconozca como padre fundador de Jalisco

a un hijo del Seminario Conciliar de Guadalajara,

lo destaca el discurso leído durante la conmemoración del

ccxli aniversario del natalicio de Prisciliano Sánchez,

en la Rotonda de las y los Jaliscienses Ilustres,

la mañana del 4 de enero del 2024.[2]

 

 

 

 

[Advertencia obligada]

 

En el marco de la conmemoración de Jalisco, 200 años, libre y soberano, representantes estatales, municipales y de la academia rindieron un homenaje a Prisciliano Sánchez, por su 241 aniversario de natalicio. El homenaje fue encabezado por el secretario general Enrique Ibarra Pedroza y el presidente interino de Guadalajara, Francisco Ramírez Salcido. Durante su intervención, el secretario general destacó el recordatorio de que las y los jaliscienses habremos de mantener vigente el legado que dejó el padre del federalismo.

[…]

Por su parte, el presidente interino de Guadalajara dijo: “Hoy estamos aquí reunidos para conmemorar 241 años del natalicio de un destacado promotor del federalismo mexicano y figura fundamental en la historia de Jalisco, el gran Prisciliano Sánchez, considerado uno de los fundadores del Estado Libre y Soberano de Jalisco y padre del federalismo mexicano. Hace menos de un año develamos la escultura que lo inmortaliza junto a otras y otros jaliscienses ilustres, precisamente en el marco de las celebraciones por el bicentenario de Jalisco. Esta monumental representación simboliza no sólo su impacto histórico, sino su presencia continua en el imaginario colectivo, recordándonos la trascendencia de los ideales por los que luchó a lo largo de toda su vida”.

Acudieron a la rotonda representantes de dos poderes de Jalisco, el ejecutivo y el judicial, además de Marco Antonio Cuevas Contreras, biógrafo de Prisciliano Sánchez, y los miembros del Consejo General de la Comisión Interinstitucional para la Conmemoración del Bicentenario del Nacimiento del Estado Libre y Soberano de Jalisco.[3]

 

***

 

Muy buenos días. Es un honor para el de la voz ser partícipe, en representación del gobernador Enrique Alfaro y de mis compañeras y compañeros del equipo que él encabeza, en el primer acto oficial de este nuevo año, en una ceremonia que conmemora la vida y el legado del padre fundador de Jalisco, Prisciliano Sánchez, en el ccxli aniversario de su nacimiento, por que por primera ocasión nos encontramos en la Rotonda de las y los Jaliscienses Ilustres en esta memorable fecha.

Inmortalizar la efigie de Prisciliano Sánchez en esta plaza pública fue un acto de justicia histórica, que demuestra el reconocimiento del pueblo jalisciense a su fundador.

Nos hemos congregado representantes de los tres poderes públicos del estado, del gobierno de la ciudad de Guadalajara, de la Universidad de Guadalajara, de instituciones académicas, como El Colegio de Jalisco y la Sociedad de Geografía y Estadística, representaciones y dirigencias de organizaciones obreras y patronales, así como integrantes de la comunidad cultural, artística e intelectual, para rendirte honores a ti, Prisciliano Sánchez. Dada tu generosidad, te pedimos que nos permitas hablarte en segunda persona, de forma cercana, como lo hacen los hijos agradecidos a un padre benévolo, para honrar con gratitud tu vida y conmemorar tu legado.

 

***

 

Como te habrás dado cuenta, Prisciliano, el año 2023 tuvo el distintivo de que en Jalisco celebramos los 200 años de nuestro nacimiento como el primer estado libre y soberano de México, hecho del que tú fuiste el artífice.

Dentro de esos festejos, el gobernador Enrique Alfaro impulsó, junto con los poderes públicos, la iniciativa para que el Congreso aprobara instalar tu estatua en esta rotonda, que alberga para la memoria colectiva los nombres de quienes le han dado rumbo y sentido al Jalisco por el que luchaste hace dos siglos.

Tu ingreso a la Rotonda abre la puerta a una comprensión más detallada de tu historia personal y de tu obra como fundador de nuestro estado y del federalismo mexicano. Es un incentivo para despertar el interés sobre cómo el joven que en la orfandad salió de Ahuacatlán al seminario de Sayula, luego al convento de san Francisco, para estudiar finalmente en el Seminario Tridentino del Señor de San José en Guadalajara, espacio que hoy alberga el Museo Regional de ese nombre, donde fuiste alumno destacado de Jesús y Esteban Huerta, de Francisco Severo Maldonado, Juan Cayetano Gómez de Portugal, entre otros, quienes influyeron en tu visión liberal y en la consolidación de tu lucidez intelectual, ejes que definieron tu excelencia como implementador y administrador público.

Como lo dijo en este mismo tenor hace cinco días el maestro Marco Antonio Cuevas, aquí presente, en la conmemoración de tu aniversario luctuoso en el santuario de Nuestra Señora de las Mercedes, donde tenemos noticias seguras que descansan tus restos mortales desde el 27 de noviembre de 1847, hoy extendemos un sentido homenaje para recordarte como diputado constituyente nacional de 1822 y por tu invaluable aportación en favor del federalismo: cuando el 28 de julio de hace dos siglos diste a conocer El pacto federal de Anáhuac, obra cumbre de tu pensamiento federalista que el insigne ideólogo Jesús Reyes-Heroles calificó como un “documento políticamente magistral”.

Tus posicionamientos políticos, caracterizados por la probidad, el amor a la patria y una extraordinaria instrucción que definieron tu perfil como servidor público, fueron siempre en favor de la defensa de la autonomía de los estados y del respeto entre los niveles de gobierno, con el fin de lograr mayor libertad para los individuos que habitan nuestro país.

También te recordamos como diputado constituyente de Jalisco en nuestro nacimiento, donde delineaste y fuiste artífice de nuestra primera Constitución Política, impregnando el sello del federalismo, la descentralización de responsabilidades del gobierno estatal y municipal, y la autonomía de las funciones de los tres poderes.

Nuestra deuda contigo, por haber puesto en marcha las instituciones públicas que dieron vida a nuestro estado, habrá de ser perpetua, pues te ocupaste, además, por destinar recursos al Hospital de Belén, el que 30 años atrás la generosidad de Alcalde había otorgado a la humanidad doliente; fondeaste con recursos a los afectados por la peste de la cólera y de forma muy destacada creaste el primer reglamento de educación. Prisciliano Sánchez es el fundador de nuestro sistema educativo público. En él instituiste, entre mucho, debates y polémicas sobre que la educación debería de ser para todos y tendría que ser pública, gratuita y uniforme, este último concepto sin sectarismo por cuestiones de orden religioso, principios que hoy son la esencia del Artículo 3º Constitucional.

Una lección que hemos aprendido es que, desde entonces como ahora, los retos de la sociedad se encuentran fundamentalmente en la seguridad, en la salud, la educación y en la administración de la justicia.

Uno de tus más grandes aciertos fue establecer una profunda reforma judicial que permitió la creación de los mecanismos de justicia alternativa para Jalisco, creaste la figura de los abogados para los pobres, lo que hoy son los defensores de oficio; y a pesar de la opinión pública de tu época, marcaste y diseñaste los límites entre los estados y los asuntos civiles y religiosos, el mundo espiritual y el mundo secular.

Esta última decisión, que quedó plasmada en el Artículo Séptimo de la Constitución, terminó por extraviar el destino de tus restos mortales. Cuando al fallecer por una infección causada por la mala atención de un padrastro en un dedo de tu mano derecha, mientras apenas transcurría el segundo año de tu gobierno, tus restos primero fueron depositados, según tu voluntad, en el camposanto para los pobres, que era el Panteón de Belén; posteriormente fueron llevados al recinto del Congreso del Estado, en Palacio de Gobierno, y después, ante el riesgo de que fueran exhumados por grupos religiosos radicales, fueron retirados y depositados en un sitio indeterminado de la iglesia de la Merced.

Hoy, aquí congregados, rememoramos tu papel en nuestra sociedad desde el sitio en que debiste estar y pertenecer desde el primer momento. Con este sencillo homenaje queremos reconocer tu vida. Nuestra voz agradecida busca hacer eco de lo dicho para ti, por dos de los más grandes e insignes abogados jaliscienses y de México ¿Qué dijeron de ti, Prisciliano?

Me refiero en primer lugar a Mariano Otero, quien escribió en su descripción de Guadalajara de 1842 que ningún jalisciense dejará de recordar con orgullo los nombres de quienes propiciaron el nacimiento de Jalisco y del federalismo de la república. Y escribió Mariano Otero: “el más grande de todos ellos fue Prisciliano Sánchez, ya pertenece a la historia, y cuando ha sido perseguido por la calumnia e insultado por el odio impío que ultraja los restos de los muertos, no puedo pasar en silencio el nombre de Prisciliano Sánchez”. Y continúa Otero, diciendo de ti que “con su inteligencia, sin los recursos de la intriga ni el favor del poder […] luchó ventajosamente en las discusiones de los congresos […] que con el poder del talento se hizo presente en la nueva vida social que comenzaba […] y que después de un corto período de administración concretó magníficos planes”.

Y cómo olvidar lo que Ignacio Luis Vallarta hizo en tu memoria, pues emitió un decreto para que se colocara una litografía tuya en todos los salones de sesiones de los ayuntamientos y de las principales oficinas de gobierno del estado y en el recinto del Congreso –que ocupó el lugar de la capilla del Palacio de Gobierno–, e impulsó el decreto para que tu nombre estuviera en letras de oro. Has de saber, Prisciliano, que hoy esos dos grandes juristas, hijos predilectos de tu pueblo de Jalisco, defensores de la soberanía, de los derechos humanos y del juicio de amparo, son quienes custodian la escalinata del pleno en la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

En el mismo sentido, el gobernador Enrique Alfaro y los poderes públicos de Jalisco han destacado con justicia tu papel en la construcción de nuestros valores, y al impulsar una agenda federalista necesaria para nuestra vida local y nacional, muestran que tus afanes no fueron estériles con el paso de los siglos. A propósito del federalismo, Prisciliano, este año, el próximo 31 de enero, se conmemora el bicentenario de la firma del acta de la constitución nacional y de la república federal de 1824.

Tener presente tu ejemplo desde el sentido cívico es importante para comprender el origen de nuestros valores y el cauce de nuestra historia. Por ello, quiero subrayar y felicitar el trabajo que ha realizado el biógrafo, junto con Luis Pérez Verdía, —los dos mejores biógrafos de Prisciliano Sánchez—, que está aquí presente: el maestro Marco Antonio Cuevas, que es autor de esa espléndida obra fundamental para la recuperación de tu vida y tu legado, que cuenta, además, con un espléndido prólogo del jurista Arturo Zamora.

Por otro lado, tu ejemplo para quienes nos desempeñamos en el quehacer es una brújula y motivación para cumplir con nuestras responsabilidades, poniendo en ello todas nuestras capacidades, trabajo, honestidad, transparencia y conservando el temple en los momentos más complejos.

A once meses de terminar la presente administración, el trabajo del gobernador Enrique Alfaro ha demostrado que las instituciones y acuerdos que promoviste hace 200 años, como la defensa del federalismo, la laicidad pública, la educación gratuita, la salud pública, la eficiencia administrativa, los mecanismos democráticos y republicanos que nos han permitido desarrollarnos pacíficamente a lo largo del tiempo, son más importantes y necesario que nunca.

Hoy te recordamos, Prisciliano Sánchez, más allá de la frialdad del mármol y del bronce. La memoria en torno a ti se constituye de la inspiración de tu ideario sobre el federalismo como el “invento feliz de la política”, que era lo que tú decías acerca de esa forma de gobierno. Además, por la nobleza de tu corazón, por concebir con ferviente patriotismo una casa común que permite a los individuos desarrollarse en libertad, y por el ejemplo de tu carácter, para concretar tu lucha contra el autoritarismo y el centralismo que atenta contra la autonomía de los estados.

Tu ejemplo vive en el espíritu federalista de las y los jaliscienses, ese que es fundamental para el reconocimiento de nuestra pluralidad cultural y que, como dijo el doctor Guillermo de la Peña, también aquí presente, al desvelarse tu estatua el pasado 16 de junio, significa ese federalismo multicultural y plural, “un fuerte componente ético y se vincula al liberalismo social, en cuanto ambos coinciden en el respeto de la dignidad y la autonomía de las personas”. Así lo definió en su discurso en dicho acto el doctor Guillermo de la Peña.

Como sociedad, las y los jaliscienses habremos de mantener vigente tu legado desde la vivencia de tu ejemplo; y como hijos orgullosos de una herencia imperecedera, te recordaremos siempre con respeto y gratitud, como los hijos deben de tener siempre en su memoria la generosidad y mantener la gratitud a sus padres. Muchas gracias.



[1] Abogado y político (Tototlán, 1952), tiene maestría en Derecho Electoral. Editorialista y autor de varios libros, fue alcalde interino de Guadalajara y a la sazón es secretario general de Gobierno de Jalisco (2018).

[2] Este Boletín agradece al autor de este discurso su disposición inmediata a cederlo para que se publicara en estas páginas.

[3] Este texto introductorio se toma de la reseña que El Colegio de Jalisco hizo del acto en su sitio web el mismo día en que se pronunció el discurso.



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