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Mensaje de cuaresma del señor cardenal José Francisco Robles Ortega, arzobispo de Guadalajara, al presbiterio diocesano

 

 

 

El 26 de febrero del 2025, en la capilla del Seminario Menor diocesano el presbiterio de la arquidiócesis se reunió para escuchar el mensaje de cuaresma del arzobispo. Los sacerdotes comenzaron a llegar Desde las 10:30 horas, y a las 11:00 se tuvo el rezo de la hora intermedia. Posteriormente el cardenal Robles dirigió su mensaje:

 

Los saludo con mucho gusto, con mucha alegría y, de verdad, es un gozo verlos así reunidos en la presencia del Señor, del que nos miró con amor, del que nos eligió, que nos participó de su Espíritu para hacernos presencia viva suya en medio de su pueblo; no debemos olvidar esta realidad en nuestra vida. Y es un gusto verlos así reunidos como presbiterio y, sobre todo, un gusto prepararnos juntos al camino cuaresmal que culminará con la celebración de la Pascua. Es una invitación a cada uno en lo personal a recorrer este camino de preparación a la Pascua qué es la cuaresma; es una invitación muy personal a cada uno en su propia y muy particular realidad, un llamado a la conversión, en lo más propio de nuestra identidad, pero no debemos olvidar que junto con nosotros camina el pueblo de Dios, de tal manera que al iniciar este tiempo, sí, debemos revisarnos y debemos responder en lo personal y en lo particular, pero también debemos de pensar en el pueblo que se nos ha confiado: cómo vamos a ayudar, cómo vamos a procurar, que todos nuestros hermanos y hermanas que han sido elegidos por Dios en el sacramento del bautismo vivan a plenitud su dignidad de hijos de Dios.

De manera que este momento nos hace pensar en nosotros que queremos iniciar la santa cuaresma, pero también pensamos en el pueblo de Dios que se nos ha confiado: cómo le vamos a ayudar, cómo vamos a acompañar a nuestros hermanos y hermanas a vivir a plenitud este tiempo de conversión.

En un primer momento quiero hacer una sencilla mención y reflexión sobre el mensaje del Papa para la cuaresma, es muy sencillo, pero como él es, a la vez es profundo y a la vez es, como decimos coloquialmente, muy aterrizado: el Papa aterriza bien sus mensajes en la realidad que vivimos y en la realidad que formamos. El título del mensaje del Papa es muy sencillo, Caminemos juntos en la esperanza, así de sencillo y con este solo título el papa quiere envolver en primer lugar, el tema del año jubilar que estamos viviendo en toda la Iglesia. El Papa asume esta convocatoria que él hizo para vivir el Jubileo en toda la Iglesia universal bajo la inspiración de la virtud de la esperanza cristiana, y al mismo tiempo que él asume esa realidad que estamos viviendo eclesialmente, el año jubilar, también la asume la vertiente que él ha acentuado en su pontificado, que es la sinodalidad. La Iglesia es una comunidad sinodal, y al mismo tiempo que nos recuerdan esta vertiente en particular de su pontificado, o acentuado en su pontificado, nos reta a que nos revisemos en lo eclesial y a que nos revisemos en lo personal, cómo vivimos esta nota esencial de la Iglesia, cómo lo vivimos en lo particular y cómo lo vivimos en lo comunitario. Porque si no lo vivimos en lo personal y en lo eclesial pues la sinodalidad no dejará de ser una hermosa reflexión, una hermosa teología, pero nunca va a llegar a ser una realidad en nuestra vida personal y en nuestra vida eclesial. Entonces, el Papa toca esos dos temas: el año jubilar y la sinodalidad en la Iglesia, y los desarrolla en tres puntos.

El primero, caminemos, nos invita a caminar, a redescubrir nuestra condición de peregrino y el Papa lo hace partiendo de la experiencia del pueblo de Israel. En el Éxodo, Dios sacó a su pueblo de la esclavitud, lo condujo por el desierto, el pueblo fue caminando por el desierto hasta alcanzar la Tierra prometida. Esta realidad del pueblo elegido es nuestra realidad, el Papa quiere que en esta cuaresma tomemos conciencia de nuestra condición irrenunciable e inevitable de peregrinos. No vamos a quedarnos permanentemente en esta vida, en este mundo: vamos caminando. El camino es difícil, como fue difícil el camino del pueblo de Israel en el desierto y el camino de la vida es también difícil, pero es un camino que parte de una realidad de esclavitud, de sometimiento, a una realidad de libertad, y eso no lo debemos de perder de vista: el camino de la vida es difícil sí, pero tomemos en cuenta que podemos permanecer caminando esclavos, caminando sometidos a muchas clases de sujeciones, o caminamos libres hacia una mayor y plena libertad.

El Papa dice: no podemos recordar el éxodo bíblico sin pensar en tanto y hermanas que hoy huyen de situaciones de miseria y de violencia buscando una vida mejor para ellos y sus seres queridos[1]. Fíjense cómo el Papa, de una realidad teológica bíblica, el Éxodo, inmediatamente nos invita a aterrizar en una realidad que vivimos en un momento histórico y dramático que viven tantos hermanos que tienen que emigrar, salir de su tierra para buscar mejores condiciones de vida en lo personal y en lo familiar. El Papa dice, y esta realidad nos sugiere ya a nosotros peregrinos una llamada a la conversión, porque todos somos peregrinos en la vida, y el Papa aterriza esta propuesta, esta reflexión, con preguntas muy concretas, se las digo: ¿cómo me dejo interpelar por esta condición? Yo cómo me dejo interpelar por mi condición de peregrino… ¿estoy realmente en camino o un poco paralizado, estático con miedo y falta de esperanza, o a lo mejor estoy satisfecho en mi zona de confort? Entonces es bueno recordar al pueblo elegido, peregrino por el desierto, pero esto tiene implicaciones en mi vida: cómo me dejo interpelar por mi condición de peregrino, estoy paralizado estoy estático, con miedo con falta de esperanza o satisfecho en mi zona de confort. Otra pregunta, ¿busco caminos de liberación de las situaciones de pecado y falta de dignidad?, busco caminos de liberación o permanezco en mi situación de pecado y falta de dignidad… Sería un buen ejercicio cuaresmal confrontarse con la realidad concreta de algún migrante que nos encontremos y con el que entremos en diálogo, sería, dice el Papa, muy pedagógico muy fructuoso para nuestra vida que hiciéramos la experiencia de encontrarnos con un peregrino, migrante, que busca mejores condiciones y su libertad, y que escuchemos de él cuáles son sus anhelos, cuáles son sus ilusiones, cuáles son las dificultades que encuentra, qué ha hecho para enfrentarlas y para superarlas. Eso nos inspiraría a nosotros en nuestra condición de peregrinos, para hacer efectivo el camino de nuestra peregrinación por esta vida. Ahí está el primer punto que nos sugiere el Papa, caminemos.

Y luego el Papa pasa al tema de la sinodalidad. Juntos, caminemos juntos, los cristianos estamos llamados a hacer camino juntos, nunca como viajeros solitarios. El caminar juntos significa ser artesanos de unidad partiendo de la dignidad común de hijos de Dios (cf. Ga 3,26-28). Significa caminar codo a codo, sin pisotear o dominar al otro, sin albergar envidia o hipocresía, sin dejar que nadie se quede atrás o se sienta excluido. Volvemos a la pedagogía del Papa. Sí, la sinodalidad es un es elemento teológico, es el Espíritu que nos invita y nos impulsa a todos los discípulos de Cristo a caminar juntos, pero el Papa inmediatamente aterriza [con las actitudes mencionadas]: significa caminar codo con codo, sin pisotear o dominar al otro, sin albergar envidias o hipocresías, y sin dejar que nadie se quede atrás o se sienta excluido. Aquí está un filón de revisión de nuestra vida sacerdotal, en nuestra vida de servidores de la comunidad: cuánto nos esforzamos como artesanos de la unidad por incluir a nuestros hermanos y hermanas que se nos han confiado, que están bajo nuestro cuidado pastoral, o qué tanto, por ese falso concepto que tenemos en nuestra dignidad sacerdotal, vicio clericalismo, cuántas veces por ese clericalismo no sólo no tomamos en cuenta nuestros hermanos, sino que hasta los pisoteamos en sus derechos y a veces en su dignidad o los vamos a excluyendo en el camino; [así] no estamos siendo artesanos de unidad y no estamos haciendo caminar a los que se nos han confiado codo con codo. En esta cuaresma, dice el Papa, Dios nos pide que comprobemos si en nuestra vida, en nuestras familias, en los lugares donde trabajamos, en las comunidades parroquiales o religiosas somos capaces de caminar con los demás, de escuchar, de vencer la tentación de encerrarnos en nuestra autorreferencialidad, ocupándonos solamente de nuestras necesidades. Preguntémonos ante el Señor ¿somos capaces de trabajar juntos, – [recordemos la referencia al] párrafo que se nos leyó al inicio– como obispos, como presbíteros, como consagrados, como consagradas, como laicos? ¿somos capaces de hacer el camino de seguimiento del Señor juntos codo con codo?

Ahí está pues otro punto, otro elemento de revisión puntual y muy concreto que nos sugiere el Papa en esta cuaresma para revisarnos y para ayudar a nuestros hermanos fieles a que se revisen.

Y el tercer punto (ya dijimos caminar juntos), en la esperanza. Y aquí el Papa toma de lleno el tema del año jubilar que él convocó y que estamos viviendo. La esperanza que no defrauda, ese es el mensaje central del de la bula, como recordaba el papa Benedicto XVI, citando a san Pablo en Spe Salvi: ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni presente, ni futuro, ni potencias, ni altura, ni profundidad, ni criatura alguna podrá apartarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús Señor Nuestro (Rm 8,38-39); Jesús nuestro amor y nuestra esperanza, ha resucitado. El camino cuaresmal desemboca precisamente en esta realidad de fe y en esta experiencia de fe. Nada ni nadie nos puede separar del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo muerto y resucitado por nosotros, si hacemos el camino cuaresmal para llegar a este punto a esta meta y experimentar la de redescubrirla y experimentarla como una realidad que me toca, que me toca y que me cimbra, eso ya es una gracia enorme porque la esperanza será el motor, será la fuerza, que nos mantenga caminando juntos en el camino de la vida. La muerte ha sido transformada en victoria y en esto radica la fe y la esperanza de los cristianos, en la resurrección de Cristo.

Es, por tanto, esta tercera llamada a la conversión, la de la esperanza, la de la confianza en Dios y en su gran promesa, y la vida eterna. Y aquí sugiere el Papa otras preguntas también muy concretas: ¿poseo la convicción de que Dios perdona mis pecados, o me comporto como si pudiera salvarme solo? ¿De veras estoy convencido que Dios puede aniquilar, extinguir mi pecado y darme la salvación? ¿o creo yo que el camino de la salvación lo puedo recorrer yo solo y puedo alcanzarla yo solo? ¿Anhelo la salvación e invoco la ayuda de Dios para recibirla? ¿me acuerdo yo de pedirle a Dios la gracia, el regalo de la salvación? ¿O inconsciente o semi inconscientemente digo al fin y al cabo yo resuelvo mi salvación? ¿Vivo concretamente la esperanza que me ayuda a leer los acontecimientos de la historia y me impulsa al compromiso por la justicia, la fraternidad y el cuidado de la casa común, actuando de manera que nadie quede atrás? 

Ahí está hermanos, la propuesta que nos hace el Papa para caminar este camino de preparación a la Pascua. Caminemos, somos peregrinos, pero no aisladamente. Caminemos juntos codo con codo trabajando por la unidad, incluyendo a todos, sin excluir a nadie y en la esperanza que no defrauda, y que está puesta en Cristo muerto y resucitado por nosotros. Hasta aquí mi reflexión sobre el tema que el papa nos propone para esta próxima cuaresma.

 

Avisos a parte:

El señor arzobispo invitó a los presbíteros a la prudencia y moderación, para evitar situaciones que pongan en riesgo la dignidad moral o la integridad física del sacerdote: no andar en la calle a altas horas de la noche, sobriedad en las reuniones y prever que éstas terminen no muy tarde.

Monseñor Ramón Salazar Estrada expresó sus condolencias a monseñor Engelberto Polino Sánchez por el fallecimiento de su madre.

·      Además, anunció que se tendrá un curso básico para vicarios y decanos (27, 28 y 29 de mayo), para dar a conocer los trabajos realizados en el pasado Sínodo de la Sinodalidad, con la finalidad de que posteriormente se comparta esta formación por vicarías.

·      El miércoles 12 de marzo habrá una reunión de los padres animadores de la formación permanente y coordinadores de generación, a las 10:00 en la casa de ejercicios.

·      El miércoles 26 de marzo, a las 11:00, en la casa de ejercicios, habrá un encuentro con los sacerdotes jubilados. Si en el decanato hubiera algún sacerdote jubilado hay que invitarlo, y mejor aún, llevarlo y regresarlo, lo que será un buen encuentro fraternal para ellos.

·      Se pide que en las reuniones de presbiterio, sólo estén presentes presbíteros, y que los laicos sólo estén presentes en los momentos que deban intervenir, si fuera el caso.

El presbítero José Manuel Juanpedro Delgado anunció que los libros de catequesis ya están completos, y sus derechos de autor pertenecen a la arquidiócesis.

El presbítero Adrián Ramos Ruelas, ecónomo del Seminario de Guadalajara, invitó al presbiterio a colaborar con el seminario en la próxima colecta, y agradeció todos los apoyos recibidos. La colecta urbana será el 2 de marzo y la foránea el 23 de marzo. El gasto anual del seminario es de alrededor de 85 millones de pesos.

El presbítero Carlos Javier Diaz Vega, integrante de la Comisión interdisciplinar para prevenir el abuso contra menores, anunció la realización de un primer congreso de prevención de abusos, en el que participarán expertos de otras comisiones similares de Latinoamérica, que se realizará los días 29, 30 y 31 de mayo en el auditorio de la UNIVA, y está dirigido a sacerdotes, seglares, catequistas, sacristanes, secretarias, colegios, etc.

El presbítero Fernando Ramos Torres anunció la celebración del día de la familia, afuera del templo de San José de Gracia, el domingo 2 de marzo a las 10:00.

El presbítero Luis Eliodoro Salcedo Morales anunció un curso propedéutico para sacerdotes sobre la metodología de la doctora Emma Limón, el 9 de abril.

El señor Iván Ruiz, funcionario del municipio de Zapopan, invitó a los sacerdotes a pedir ayuda al municipio para coordinar las procesiones de semana santa.

Para finalizar el encuentro, el arzobispo invitó al presbiterio a rezar por la salud del papa Francisco, y enseguida dio la bendición. Se felicitó al cardenal por su próximo cumpleaños el 2 de marzo.

 

 

 

 



[1] Las cursivas están tomadas del Mensaje del Santo Padre Francisco para la cuaresma 2025, Caminemos juntos en la esperanza, Roma, San Juan de Letrán, 6 de febrero de 2025.





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