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Martín Casillas, maestro mayor de la catedral de Guadalajara: nuevos datos y consideraciones sobre su vida y obra en Nueva España 2ª parte Enrique Camacho Cárdenas[1]
En el marco del cuarto centenario de la dedicación de la catedral de Guadalajara se divulga un artículo que da nuevas luces para entender lo que implicó el proceso que hizo posible la construcción del monumento más relevante en términos culturales para el occidente, noroeste y norte de lo que hoy es México: la catedral de Guadalajara[2]
Dentro del ámbito religioso, varias noticias relacionan al arquitecto en la construcción de diversos templos conventuales de la ciudad. Tal es el caso del templo de San Agustín, que parece que estaba a cargo de un ayudante suyo. Por ése y otros motivos se acusó al arquitecto en 1609, subrayándose que se encargaba de otras obras de la ciudad y hacía un mal uso del dinero destinado a la obra catedralicia. Así, el 4 de abril de 1609, en una carta de Hernando de Velasco, tesorero, y de Rodrigo Ibarra Ateguren, contador, en la que se informó al rey de los novenos reales y su distribución, se trató ese asunto. Se señaló que el 28 de noviembre de 1608 la Real Audiencia había prestado a Casillas unos 4 000 pesos del último repartimiento que hizo el rey de la cantidad de 5 112 pesos 7 tomines para que prosiguiera la obra. Tal parece que la falta de confianza de la Audiencia hizo que se solicitara a México para valorar y tasar la obra catedralicia la presencia de Alonso Pérez de Castañeda, maestro de cantería, quien permaneció en la ciudad cincuenta días con el salario de ocho ducados de Castilla, e informó sobre esos asuntos al rey. Los autores del informe se lamentaron del esfuerzo que muchos pobres y viudas tenían que hacer para contribuir con sus aportaciones anuales a la construcción de la obra, mientras se continuaba ésta lentamente. De eso se responsabilizó a Martín Casillas, que fue acusado junto a sus hijos de hacer un mal uso de los 12 000 pesos anuales que se destinaban a la obra. Al parecer éstos se estaban usando “en galas y compras que hacen y demás de esto toma obras de la ciudad y últimamente la de la iglesia de San Agustín en cabeza de un criado suyo”.[3] Sin embargo, esa acusación no fue la única que recibió el maestro. Precisamente en otras ocasiones anteriores se tuvo que justificar por los mismos motivos, como queda reflejado en la mencionada documentación de 1602. En ese año se le acusó, entre otras cosas, de trabajar en otras obras y de utilizar mano de obra de la catedral para tales fines. Todo ello le obligó a afirmar que era cierto que había hecho una portada a Pedro Álvarez, que tenía que asentar, debido a que le había dado el dinero para ello. Asimismo, el fiscal real lo acusó por estar sometido bajo escritura y condiciones del remate a no hacer otra obra que la catedralicia. Casillas negó que tal dato figurara en las condiciones, haciendo una defensa a favor de su categoría y calidad como profesional. En ella puntualizó que la acusación implicaba el interés por despojarle junto a sus hijos de dichas oportunidades. Además, el artista señaló que contaba con un indio oficial, un negro y dos españoles a su servicio para afrontar obras de importancia que pudieran salir, sin necesidad de sacar personal de la obra de la catedral. Es de interés destacar las palabras que el arquitecto dedica a la defensa de su formación y autoridad profesional:
y no se entiende que yo me tengo de encargar de obrillas comunes sino de obra de calidad y cantidad y para eso aprendí yo mi arte con mucho trabajo y cuidado y las obras de cantidad mejores que las haga yo que las sé hacer que no quien no lo entienda y quererme quitar que yo no use mi oficio es ir contra lo que todos los maestros usan mayormente estando la obra a destajo.[4]
A raíz de tal acontecimiento, el maestro indicó no tener interés personal en obras conventuales y otras principales de la ciudad, pero insinuó que con anterioridad debió intervenir en El Carmen, en el convento de San Agustín, en la Compañía de Jesús y en San Francisco, pues si no hubiera sido por su intervención se hubiera derrumbado antes de finalizarse.[5] De mayor interés si cabe es su actitud ante el reproche y la acusación del personal de la Real Audiencia; manifestó el poco agradecimiento mostrado por su trabajo, ya que había realizado obras a su costa en la iglesia, pues “de una iglesia perdida y errada la he reparado y remediado en la forma que hoy se ve por tanto”.[6] Retomando su trabajo en la obra catedralicia, no se sabe con seguridad hasta qué año estuvo Martín Casillas al frente de ella. Las escasas cuentas de fábrica conservadas de ese periodo, o al menos desconocidas, dificultan aun más aproximarse a esa fecha. Durante los primeros años de la década de los 20 del siglo xvii, el maestro seguía en la obra, aunque su edad era avanzada. De hecho hay constancia de varios pagos que se le hacen entre 1620 y 1622 por su trabajo en el coro y parte del enlosado de la catedral.[7] Mientras tanto, a partir de 1631 aparece en las actas capitulares su hijo Francisco, que se encargó de continuar algunas de las obras iniciadas por su padre.[8] Entre 1622 y 1631 poco se sabe de su posible trabajo en el edificio, intuyéndose que siguió con la dirección de las obras. No obstante, de ser así tuvo que simultanearla con otras labores, ya que en 1627 se localiza de nuevo en la ciudad de México entre los ingenieros, arquitectos y canteros que dieron su opinión sobre el estado general de la compuerta de San Cristóbal y los ríos de Azcapotzalco y Tlalnepantla. Entre los comisionados para esa labor se encontraban Adrián Boot y Juan Gómez de Trasmonte, entre otros. Todos aparecen como maestros de arquitectura y cantería.[9] No se conoce si fue ese el motivo que lo sitúa de nuevo en México, o en qué año concreto se trasladó, pero lo cierto es que desde años antes se estaba pidiendo que el templo de Guadalajara se concluyera definitivamente de la mano de Casillas. Cuando aparece en México en 1627 entre los maestros que declararon, se puede entender que el trujillano ya se encontraba instalado en la capital novohispana. La última noticia que se tiene de la presencia de Casillas en la catedral de Guadalajara es en 1622, por lo que cabe la posibilidad de que se haya instalado temporalmente y con posterioridad a esa fecha en la ciudad de México. La constancia que se tiene de que Martín Casillas estaba en México en 1627 viene a romper ciertos argumentos que la historiografía había mantenido. Entre ellos está la afirmación de que, una vez instalado en la capital novogalaica, el arquitecto extremeño desarrolló su actividad profesional en la catedral hasta su fallecimiento. Sin embargo, lo realmente curioso es que ésa no fue la primera vez que abandonó la ciudad. De hecho, tal parece que la relación de Casillas con la capital de Nueva España continuó al paso de los años, como consta el 16 de septiembre de 1610, cuando se encontraba en la ciudad de México. Ese año aparece como “arquitecto de cantería” y vecino de Guadalajara.[10] Además, en 1611 aparece en Atlixco (Puebla) en relación con Francisco de las Casas, quien era dueño de unas fincas en dicho pueblo poblano.[11] Así, es posible pensar que el arquitecto pudo haber ejercido su cargo de maestro mayor de la catedral hasta finales de los años 20 del siglo xvii, aunque parece que su actividad como maestro mayor, antes y después de la dedicación del templo en 1618, le permitió ausentarse de la obra. Por la relevancia que presenta para la historia constructiva de la catedral de Guadalajara, la presencia de su hijo Francisco en la obra a partir de 1631 podría significar la no continuación de Martín Casillas en ella. La historiografía ha mencionado en varias ocasiones la figura de Francisco, haciendo referencia a que era hijo del maestro extremeño, y arquitecto de profesión como el padre.[12] Los datos sobre su actividad, hasta ahora inéditos, se limitan a su participación en el edificio de la catedral y en alguna obra de menor entidad bajo las órdenes de su padre. En relación con los aspectos biográficos, Tovar de Teresa fue quien documentó que nació en la ciudad de México el 22 de noviembre de 1584 y después se estableció en Guadalajara, donde murió hacia 1659.[13] Aproximadamente con nueve años de edad tuvo que llegar a Guadalajara con motivo del trabajo que estaba desempeñando en la catedral de la ciudad su padre, quien debió trasladarse supuestamente con toda la familia. La primera noticia que ahora se conoce sobre la labor de Francisco como arquitecto en la ciudad novogalaica la menciona su padre en 1602, en la documentación sobre las condiciones del remate de la obra catedralicia. Cuando Martín Casillas fue acusado de usar empleados de ésta para llevar a cabo otros encargos personales, el maestro habló de una portada que se estaba realizando. Ésta la habían labrado su hijo y ayudantes y la estaban asentando, “porque no solamente lo sabe mi hijo labrar, pero es el mejor tracista que hay en esta ciudad y así no tengo necesidad yo de la gente de la obra”.[14] Las palabras de Casillas indican que su hijo trabajó bajo sus órdenes antes de pasar a la obra de la catedral. Tal parece que a la edad de dieciocho años Francisco destacaba como tracista en la ciudad. Con probabilidad Francisco Casillas sucedió a su padre en el cargo de maestro mayor de la obra, si bien en 1631 se menciona solamente como maestro de arquitectura. Sin embargo, será años más tarde cuando aparezca como maestro mayor de ella. Su labor en la catedral se reduce, por ahora y según la documentación consultada, a dos momentos concretos. En 1631 se hizo cargo de la obra del tabernáculo del altar mayor,[15] y en 1636 se localiza trabajando en el campanario de una de las torres.[16] Los datos no son suficientes para concretar el tiempo que estuvo en la obra, y es posible que permaneciera hasta poco antes de su fallecimiento. Para reforzar esa idea se podría tener en cuenta la poca actividad que parece se desarrolló en el edificio desde los años 30 hasta los 70, y el desconocimiento sobre posibles intervenciones de otros artistas en la obra hasta después de su muerte. En cualquier caso, aunque con los pocos datos que hay sobre su vida y obra no se puede profundizar en su personalidad como arquitecto, habría que suponer que Francisco obtuvo trabajos de cierta importancia. La calificación que su padre le dio como “el mejor tracista” de la ciudad a principios del siglo xvii y la relevancia de Martín Casillas como maestro mayor de la catedral tuvieron que influir para que la sociedad neogallega depositara su confianza en él a la hora de encargarle ciertos proyectos arquitectónicos. Un último dato en relación con Francisco es la constancia de una libranza de 40 pesos que se dio el 19 de noviembre de 1631 a Martín Casillas de Cabrera, regidor de la ciudad y hermano de Francisco, con motivo de un auto de 21 de octubre de ese año. En él se pedía al regidor, a Francisco Casillas de Cabrera, como arquitecto y alarife, y a Francisco González, carpintero y albañil, que fueran hasta las fuentes del Camino Real de México que iba a Atotonilco con la intención de inspeccionarlas y ver los reparos que eran necesarios.[17] En torno a los detalles personales del maestro Martín Casillas se señalan algunos de ellos, que conducen a nuevas interpretaciones. Hijo de Pedro Martín Casillas y Mari Sánchez, el maestro vivió en Guadalajara en una casa situada en la Plaza Real.[18] Concretamente ésta se localizaba en la mitad sur de la manzana, donde ahora se encuentra el Palacio del Gobierno.[19] En los documentos relativos al juicio en contra de Pedro Cuéllar y Martín Casillas por unos bienes que debían a la sucesión de Pedro Ramírez aparece una información hecha por el padre Escobar acerca del maestro mayor de la catedral de Guadalajara, en la que manifiesta haberlo conocido.[20] En ellos se difiere sobre el lugar de su nacimiento y se asegura que murió en México. Según el padre, el arquitecto era natural de Almendralejo, en Extremadura, y murió en el año de 1627 en la ciudad de México, donde se le había llamado para concluir la catedral, aproximadamente a los setenta años de edad.[21] No obstante, sobre la supuesta participación en la catedral de México durante ese periodo no se tienen noticias. Por otro lado, Escobar enumeró a los herederos del maestro, que fueron el licenciado Rodrigo Casillas, presbítero beneficiario que fue de Topia y San Andrés; Martín Casillas el tuerto, regidor de la ciudad; Mariana de Cabrera, que se casó con Lázaro Domínguez, natural de los Lagos, y en segundo matrimonio con Diego Sánchez Caballero, alcalde honorario de la ciudad; el licenciado Domingo Casillas; Inés de Cabrera, mujer que fue de Diego de Unzueta; María de Cabrera, mujer que fue de Diego Navarro, vecino de La Barca; y Francisco Casillas, arquitecto como su padre.[22] Los nietos eran María de Cabrera, mujer de Pedro Navarro, vecino de La Barca; Martín Casillas, canónigo de la catedral; María de Cabrera, mujer de Gaspar de Medina, vecino de esta ciudad; Francisco Casillas; Beatriz de Escobar; Mencía de Escobar; Pedro Casillas, alias Quintanillo; Juana Casillas de Escobar y Josefa Casillas.[23] Después de leer las palabras de Escobar, es quizás el dato de la muerte de Casillas lo más interesante a destacar, sobre todo por coincidir lo expresado con la constancia de que se encontraba en México en 1627. Además, si se tiene en cuenta la edad con la que aparece en el documento mencionado antes sobre el matrimonio de Alonso Sánchez y Ana Tapia de 1583, ésta respondería en 1627 a la dada por el padre Escobar. Por otro lado, se conoce que la bóveda o cripta de los Casillas está situada en el segundo tramo más próximo a la cabecera de la nave del Evangelio de la catedral de Guadalajara, en el lugar que ocupó el altar de San Martín, hoy reemplazado por el dedicado a Nuestra Señora de Guadalupe. Sin embargo, no hay noticia del acta de defunción que pueda confirmar que Casillas fue sepultado en la cripta familiar, o bien que su muerte se produjera en México.[24] Por una parte, a través de la partida de defunción de su esposa Mencía González de Cabrera, se sabe que ella murió el 30 de enero de 1638 y que fue enterrada en la catedral.[25] En la partida no se menciona que fuera viuda de Martín Casillas, sino mujer en esa fecha. Pero si en esa ocasión aparece como la esposa del maestro, es en una escritura de censo otorgada por Diego Sánchez y Mariana de Cabrera, hija del arquitecto y de Mencía, al convento de la Merced de la ciudad, firmada el 31 de diciembre de 1635, en la que se hace mención a la propia Mencía González de Cabrera como viuda de Martín Casillas.[26] Por otro lado, el 22 de junio de 1632 se casó su hija Mariana Casillas y Cabrera con Lázaro Sánchez Domínguez, siendo padrinos sus padres, motivo por lo que, según Tovar de Teresa, se alargaría la cronología del arquitecto extremeño.[27] Y en la «Relación de Méritos» de Martín Casillas Cabrera, cura beneficiado del partido de Zapotlán y Xonacatlán, juez eclesiástico del obispado novogalaico y nieto del arquitecto, redactada el 11 de febrero de 1643, se menciona a Martín Casillas como la personalidad que acabó una de las más insignes obras (la catedral de Guadalajara), dejándosele a deber una gran suma de dinero, a pesar de la insistencia del rey para que se efectuasen esos pagos al maestro y a sus herederos.[28] Por todo ello, según los últimos documentos indicados, el maestro mayor de la catedral debió morir durante la primera mitad de la década de los 30, pero no se puede precisar por ahora la fecha ni en qué lugar. Para concluir, es de interés realizar varias apreciaciones sobre su producción arquitectónica. Por un lado, parece incuestionable que la obra de la catedral de Guadalajara fue su gran empresa, pues a ella le dedicó al menos unos treinta años de su vida. Su cargo como maestro mayor le permitió alcanzar un prestigio profesional aun sin clarificar, pero que es posible intuir por la información que el propio maestro proporciona sobre su grado de cualificación en el ámbito de la arquitectura. Su hijo Francisco tuvo que adquirir sus conocimientos, pues debió formarse y trabajar con él, además de continuar con algunos de sus encargos, quizá como consecuencia del traslado de Martín Casillas a la capital novohispana, al menos temporal, o bien debido al cargo relevante que ocupaba su padre. Sin embargo, la falta de documentación, por el momento, que informe de manera detallada sobre qué tipo de trabajo realizó Martín Casillas en los diferentes inmuebles mencionados y en qué partes de ellos intervino, contribuye al desconocimiento de los rasgos definitorios de su estilo o del modo de proceder en lo arquitectónico, así como de las posibles diferencias o semejanzas con otros maestros a lo largo de sus carreras profesionales. De ese modo, no es posible precisar un conjunto de peculiaridades que definan su sello personal, ni analizar la evolución de su trabajo a través de otras obras suyas. Si bien ahora se conoce su participación en otros proyectos en las ciudades de México y Guadalajara, así como su presencia en otros ámbitos de la geografía novohispana, aun no es posible clarificar el verdadero alcance de sus actuaciones
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[1] Doctor en Historia del Arte, forma parte del Departamento de Historia del Arte de la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad de Sevilla. [2] Texto tomado del Anuario de Estudios Americanos, núm. 74, 1, de la Universidad de Sevilla (enero-junio del 2017), pp. 47-70. [3] Carta de Hernando de Velasco y Rodrigo Ibarra Ateguren sobre los novenos de la Catedral de Guadalajara, Guadalajara, 24 de abril de 1609, agi, Guadalajara, 31, N. 49. [4] Expediente de las condiciones y cantidad del remate de la catedral de Guadalajara, Guadalajara, 11 de marzo de 1602, agi, Guadalajara, 64, s/f. [5] En el caso del edificio carmelita, el documento debe hacer referencia a una ermita titulada de la Inmaculada Concepción, pues según González Escoto los carmelitas atendían dicha ermita en torno a 1593. Después la orden abandonó la diócesis, sin conocerse hasta el momento los motivos. En 1651 la orden se había establecido de nuevo en la ciudad episcopal, aunque en la época del obispo Garabito la volvió a abandonar. No será hasta el primer tercio del siglo xviii cuando los carmelitas vuelvan a Guadalajara. González Escoto, 1998, 87, 105 y 137. [6] Expediente de las condiciones y cantidad del remate de la catedral de Guadalajara, Guadalajara, 11 de marzo de 1602, agi, Guadalajara, 64, s/f. [7] Libranzas, Guadalajara, 24 de enero, 13 de marzo y 20 de abril de 1620, y 1 de septiembre de 1622, Archivo Histórico de la Arquidiócesis de Guadalajara (ahag), Gobierno, Secretaría, Fábrica General de la Diócesis, caja 1, s/f. [8] Acta capitular, Guadalajara, 11 de febrero de 1631, ahcmag, Libro 5º de actas capitulares, ff. 323v-324r. [9] Rubio Mañé, 1983, 50. Pineda Mendoza, 2000, 73 y nota 75. [10] Nota de Manuel Toussaint sacada del Archivo General de Notarías de la Ciudad de México, Ciudad de México, 16 de septiembre de 1610, Archivo Histórico del Instituto de Investigaciones Estéticas de la unam (ahiie), Colección Toussaint, documento 915, f. 10167. También se retoma el dato en Tovar de Teresa, 2008, 93. [11] Tovar de Teresa (2008, 92) aseguró que no se trataba de un homónimo, pues es mencionado como maestro mayor de la catedral de Guadalajara. [12] Tovar de Teresa, 1995, v. 1, 222. [13] Tovar de Teresa, 2008, 92 y nota 13. [14] Expediente de las condiciones y cantidad del remate de la catedral de Guadalajara, Guadalajara, 15 de marzo de 1602, agi, Guadalajara, 64, s/f. [15] Acta capitular, Guadalajara, 11 de febrero de 1631, ahcmag, Libro 5º de actas capitulares, ff. 323v-324r. [16] Acta capitular, Guadalajara, 16 de septiembre de 1636, AHCLibro 5º de actas capitulares, ff. 323v-324r. [16] Acta capitular, Guadalajara, 16 de septiembre de 1636, ahcmag, Libro 6º de actas capitulares, f. 26. [17] Parres Arias, 1970, 369-370. Asimismo, consultada la obra que reúne las actas de cabildo de los años sucesivos, no aparecen otros datos sobre su labor. López, 1984. [18] El de 2 de enero de 1612 se señaló: «por cuanto está concertado con el padre Martín de Albisuri que haga los portales de las carnicerías de esta ciudad en trescientos pesos […], y para cumplir con tenor de ella, y se le pague la dicha cantidad; y que Martín Casillas, maestro mayor de esta catedral, es deudor a los propios de la ciudad de más de trescientos pesos del censo que tiene sobre sus casas que están en la plaza de esta ciudad, de corrido con más lo que está obligado a pagar de la cincuentena parte de la compra de las dichas casa». Parres Arias, 1970, 117-118. [19] Villaseñor Bordes, 1955, 14. [20] El padre Juan de Escobar fue hermano de Francisca, mujer de Francisco Casillas, hijo del arquitecto. [21] Jiménez Vizcarra, 1978, 28. [22] Sobre la descendencia de Martín Casillas se recogen diversos datos encontrados en el Archivo del Sagrario Metropolitano de Guadalajara, en Villaseñor Bordes, 1955, 17-19. [23] Jiménez Vizcarra, 1978, 28. Los datos del documento se retoman en Tovar de Teresa, 2008, 92. [24] Tras consulta y conversación con varios historiadores de la ciudad interesados en la figura de Casillas y su familia, me informaron que el acta de defunción del arquitecto no se ha localizado en el archivo del Sagrario Metropolitano de Guadalajara. Tampoco se da noticia en Vizcarra A. de Jiménez y Jiménez Vizcarra, 1975. [25] Villaseñor Bordes, 1955, 18-19. [26] Escritura de censo otorgada por don Diego Sánchez Caballero y doña Mariana de Cabrera, Guadalajara, 31 de diciembre de 1635, AHAG, Justicia, Testamentos, caja 3, fs. 27r-30v. [27] Tovar de Teresa, 2008, 92. [28] Marco Dorta, 1951, 1, 46. Cornejo Franco, 1960, 78-79. |