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Circular 8/2012

 

Recomendaciones pastorales para la semana santa 2012

A los miembros de la comunidad diocesana:

Que la gracia, la misericordia y la paz de Jesucristo, que nos llama a la conversión en este tiempo de cuaresma, estén con todos ustedes.

La Iglesia Universal celebra cada año, con solemnidad, la Semana Santa, en la que se actualizan los misterios de nuestra salvación que Jesucristo llevó a cabo, al entregarse voluntariamente a la muerte, para llegar al triunfo de su gloriosa resurrección. Para que estas celebraciones renueven nuestra vida cristiana, por la eficacia que contienen los ritos sagrados, deseo hacer algunas recomendaciones pastorales a todas las comunidades de la arquidiócesis.

I. Conclusión de la cuaresma: celebración de la semana santa

La carta circular de la Congregación del Culto Divino y Disciplina de los Sacramentos Mysterium Paschale (MP), nos recuerda que en la Semana Santa la Iglesia “celebra los misterios de la salvación actuados por Cristo en los últimos días de su vida, comenzando por su entrada mesiánica en Jerusalén” (n. 27).

a) Criterios generales para la celebración de los oficios de semana santa

Es importante asegurar la noble y digna celebración de estos días, para ello, hay que seguir las indicaciones que la Santa Sede ofrece al respecto:

·         Tener un número suficiente de acólitos varones, lectores, cantores, para que la celebración sea verdaderamente digna, los cuales deben ser capacitados convenientemente (ib. n. 41). Con el fin de asegurar una participación activa y fructuosa de los fieles, hay que instruirlos sobre el significado y estructura de las celebraciones (Ib.).

·         Preparar adecuadamente los cantos para estas celebraciones, tomando en cuenta la participación de los fieles (ib. n. 42).

·         No multiplicar innecesariamente el número de celebraciones, especialmente en el Triduo Pascual; conviene que los fieles se congreguen en las Iglesias más importantes (ib. n. 43).

·         La costumbre de cubrir las cruces y las imágenes de las iglesias, a partir del domingo V de Cuaresma, puede conservarse. Las cruces permanecen cubiertas hasta después de la celebración de la Pasión del Señor, el Viernes Santo, y las imágenes hasta el comienzo de la Vigilia Pascual.

b) Domingo de ramos en la pasión del señor

“La Semana Santa comienza con el Domingo de Ramos en la Pasión del Señor, que comprende a la vez el presagio del triunfo real de Cristo y el anuncio de la Pasión. La relación entre los dos aspectos del misterio pascual se ha de evidenciar en la celebración y en la catequesis del día” (ib. n. 28). Como es ya una tradición, el Papa Benedicto xvi invita a las Iglesias esparcidas por todo el mundo, a celebrar en este día la xxvii Jornada Mundial de la Juventud, cuyo lema es el siguiente: “¡Estén siempre alegres en el Señor!” (cf. Fil 4,4).

Esta jornada se realizará en las parroquias y capellanías de la arquidiócesis, preparándola con orden y entusiasmo, e invitando a todos los jóvenes a proclamar el triunfo de Cristo, como Rey y Señor. Se procurará profundizar y difundir el mensaje del Santo Padre, con una adecuada catequesis. Invito cordialmente a los grupos juveniles, a que participen en la celebración litúrgica de la Misa de Ramos, que organiza la Pastoral Juvenil Diocesana, en el Santuario de los Mártires, a las 11:00 horas.

Por la tarde, se llevará a cabo la celebración en la Iglesia Catedral, que iniciará en el templo de Nuestra Señora de las Mercedes, a las 17:30 horas, con la bendición de los ramos, y enseguida se ordenará la procesión hacia la Iglesia Catedral, para aclamar a Jesús, como el Mesías de Dios, y culminar con la participación en la Eucaristía, en la que se proclama solemnemente la Pasión del Señor.

c) Jueves santo: Misa Crismal.

“La Misa Crismal, en la cual el obispo que concelebra con su presbiterio, consagra el santo crisma y bendice los demás óleos, es una manifestación de la comunión existente entre el obispo y sus presbíteros en el único y mismo sacerdocio y ministerio de Cristo” (MP n. 35).

Quiero hacer una especial invitación a mis hermanos sacerdotes, para que participen en esta celebración Eucarística, en la que se renuevan las promesas que hicimos el día de nuestra ordenación sacerdotal, en comunión con el obispo. Invito también a los religiosos y religiosas, y a los fieles laicos representantes de las comunidades diocesanas, para que participen en esta misa crismal, que se celebrará en la Iglesia Catedral, el Jueves Santo, a las 10:00 horas. Los presbíteros se reunirán para revestirse en el patio del museo de arte sacro, antes de la curia, a las 9:30 horas y llevarán alba y estola.

El crisma y los santos óleos son enviados a las comunidades de la arquidiócesis, al finalizar la misa crismal, para que se utilicen en la celebración de los sacramentos. Se entregarán únicamente a los representantes que se identifiquen con carta sellada y firmada por el sacerdote responsable. Hay que cuidar que los recipientes sean dignos y seguros, bien aseados, y apropiados para los santos óleos en tamaño y material, que se conserven en el templo en un lugar especial, limpio y adecuado para la conservación de los mismos.

II. Triduo Pascual

“La Iglesia celebra cada año los grandes misterios de la redención de los hombres desde la misa vespertina del jueves en la Cena del Señor ‘hasta las vísperas del domingo de resurrección’. Este período de tiempo se denomina justamente el ‘Triduo del crucificado, sepultado y resucitado’; se llama también ‘Triduo pascual’ porque en su celebración se hace presente y se realiza el misterio de la Pascua, es decir el tránsito del Señor de este mundo al Padre” (ib. n. 38).

Las celebraciones litúrgicas del Triduo Pascual, se han de realizar con gran solemnidad, con una preparación adecuada y con una consciente participación de los sacerdotes y fieles. Las acciones litúrgicas gozan de mayor dignidad e importancia con respecto a los actos piadosos, para que los horarios se adapten a este criterio y a las necesidades pastorales de los fieles. Los párrocos y rectores de templos deben insistir más en estos días en la participación de los fieles a través de los sacramentos, como la Reconciliación y la Eucaristía, que en lo meramente devocional, para subrayar así el paso del hombre viejo al hombre nuevo en Cristo.

 

a) Jueves Santo: misa vespertina de la cena del señor.

“Con esta misa, que se celebra en las horas de la tarde del Jueves Santo, la Iglesia comienza el sagrado Triduo Pascual, y se esfuerza vivamente por renovar aquella última cena, mediante la cual el Señor Jesús, en la noche en que iba a ser entregado, amó hasta el fin a los suyos que estaban en el mundo, ofreció su cuerpo y su sangre a Dios Padre bajo las especies del pan y de vino, se los dio a los apóstoles para que lo comieran, y a ellos y a sus sucesores en el sacerdocio les mandó que lo ofrecieran” (Ceremonial de los Obispos n. 297).

Con esta celebración se inicia el Triduo Pascual, en la que se conmemora la institución de la Eucaristía y del sacerdocio, así como el mandato del Señor sobre la caridad fraterna, elementos que han de tomarse muy en cuenta en la homilía (cf. Misal Romano p. 120). Dentro de la misa, el sacerdote que preside, hace el lavatorio de los pies, no a mujeres, sino solamente “a algunos varones previamente designados, y significa el servicio y el amor de Cristo, que ha venido ‘no para ser servido, sino para servir’” (MP n. 51).

Al concluir la celebración se hace el traslado del Santísimo Sacramento al lugar de la Reserva, les recuerdo que ésta ha de ser en un sagrario y nunca debe hacerse exposición con la custodia u ostensorio. El sagrario no tendrá forma de un sepulcro, pues no se trata de representar “la sepultura del Señor”, sino de conservar la Eucaristía para la comunión del Viernes Santo (ib. n. 55).

b) Viernes Santo de la pasión del Señor

“Este día, en que ‘ha sido inmolado Cristo, nuestra pascua’, lo que por largo tiempo había sido prometido en misteriosa prefiguración, se ha cumplido con plena eficacia: el Cordero verdadero sustituye a la oveja que lo anunciaba, y con el único sacrificio se termina la diversidad de las víctimas antiguas” (Ceremonial de los Obispos n. 312).

Celebraciones litúrgicas

En las primeras horas de la mañana, se puede organizar la recitación comunitaria del Oficio de Lectura y Laudes. La celebración de la pasión del Señor se tendrá después del mediodía, cerca de las tres. Por razones pastorales puede elegirse otra hora más conveniente para que los fieles puedan reunirse más fácilmente; por ejemplo desde el mediodía hasta el atardecer (MP n. 63); no se han de omitir las lecturas y se ha de respetar la estructura de la Oración Universal sin introducir ninguna modificación (ib. nn. 66-67).

El ayuno pascual

El ayuno pascual de los dos primeros días del Triduo es importante, puesto que nos lleva al origen de las mismas celebraciones de preparación a la Pascua en las que la Iglesia ayuna ‘porque el Esposo le ha sido arrebatado’”. Este día hay que observar el ayuno y la abstinencia y se recomienda que se guarde también el sábado santo, “a fin de que la Iglesia pueda llegar con espíritu ligero y abierto a la alegría del Domingo de Resurrección” (ib. n. 39).

Ejercicios de piedad

Los ejercicios de piedad se han de organizar siguiendo con fidelidad los principios y orientaciones del “Directorio sobre la Piedad Popular y la Liturgia” (DPPL), publicado por la Congregación para el Culto Divino y los Sacramentos, el 17 de diciembre de 2001 (cf. nn. 138-156).

Se recomienda el “Vía Crucis” en un ambiente de austeridad, silencio y oración. Si se hace “La Representación de la Pasión de Cristo”, se ha de fomentar en los actores y espectadores, una fe activa y una auténtica piedad, explicando la diferencia que hay entre una “representación” y “la acción litúrgica” (ib. n. 144). También se recomienda hacer “el recuerdo de la Virgen de los Dolores”, para acompañar a la Madre del Señor, “que se ha quedado sola y sumergida en un profundo dolor después de la muerte de su único Hijo” (ib. n. 145).

Colecta anual para los santos lugares

            En este día, la Iglesia Universal, desde la Edad Media, ha querido solidarizarse con los cristianos de Tierra Santa a causa de la crisis política y económica que afrontan, y de los sufrimientos a que están sometidos. La Congregación para las Iglesias Orientales ha insistido sobre la importancia de esta colecta. Pido a los párrocos y rectores de los templos que en la celebración litúrgica de ese día, y en los actos piadosos, se dé a conocer a los fieles la urgencia de esta ayuda para las comunidades católicas de Palestina, y organicen esta colecta especial. Lo que se recabe se enviará a la caja del arzobispado.

c) Sábado Santo

El Sábado Santo, a temprana hora, es muy conveniente que se recite en las comunidades el Oficio de Lectura y Laudes. También para expresar el luto de toda la Iglesia por la muerte del Esposo, se recomienda organizar “La Hora de la Madre”, ya que la Virgen María, junto al sepulcro de su Hijo, “es imagen de la Iglesia Virgen que vela junto a la tumba de su Esposo en espera de celebrar su resurrección” (DPPL n. 147).

d) Domingo de Pascua de la resurrección del Señor

“Según una antiquísima tradición, esta es una noche de vela en honor del Señor, y la Vigilia que tiene lugar en la misma, conmemorando la noche santa en la que el Señor resucitó, ha de considerarse como ‘la madre de todas las santas vigilias’. Durante la vigilia, la Iglesia espera la resurrección del Señor y la celebra con los sacramentos de la Iniciación Cristiana. Toda la celebración de la Vigilia Pascual debe hacerse durante la noche. Por ello no debe escogerse ni una hora tan temprana que la Vigilia empiece antes del inicio de la noche, ni tan tardía que concluya después del alba del domingo. Esta regla ha de ser interpretada estrictamente” (MP nn. 77-78).

Los señores párrocos y rectores de los templos, han de celebrar esta Vigilia en sus cuatro partes, como se encuentra en los libros litúrgicos, y no se debe reducir a una misa vespertina de sábado. Elegirán la hora más oportuna, entrada ya la noche, teniendo en cuenta las necesidades pastorales de los fieles. Se debe procurar celebrar una sola Vigilia Pascual, evitando la multiplicidad de celebraciones y resaltando la importancia de una única Pascua.

III. Tiempo Pascual

“La celebración de la Pascua se continúa durante el tiempo pascual. Los cincuenta días que van del domingo de Resurrección al domingo de Pentecostés se celebran con alegría, como un solo día festivo, más aún, como el ‘gran domingo’” (ib. n. 100).

El tiempo de la cuaresma, que preparó debidamente a las comunidades, ha de culminar con la celebración del Tiempo Pascual, como una gran fiesta prolongada. La Iglesia nos sugiere algunas iniciativas para este tiempo:

·         Celebrar los domingos de Pascua con especial solemnidad.

·         Resaltar la Vigilia de Pentecostés con un momento intenso de oración y como el tiempo principal para conferir el sacramento del Orden.

·         Fomentar las vocaciones y orar por la santidad de los sacerdotes, sobre todo el iv domingo de Pascua, en que se celebra la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones.

·         Bendecir las casas con motivo de las fiestas pascuales, de acuerdo a los textos que ofrece el Bendicional, y aprovechar la ocasión para que el párroco haga la visita pastoral a cada familia.

·         Que el Misterio Pascual de Jesucristo, muerto y resucitado, nos renueve con la fuerza del Espíritu Santo, para ser sus testigos en el mundo y proclamar con nuestra vida, el gozo de la Resurrección.

Guadalajara, Jalisco, a 7 de marzo de 2012.

+ J. Francisco Card. Robles Ortega,

 Arzobispo de Guadalajara

Mons. Juan Pablo Preciado Ramírez,

Secretario                                                                                         

 

Circular 9/2012

 

xlix Jornada Mundial de Oración por Las Vocaciones, iv domingo de Pascua, 29 de abril de 2012

A los sacerdotes, religiosos, religiosas y fieles laicos:

Les saludo con afecto y deseo que Jesús, el Buen Pastor, sea el modelo de su entrega en la construcción del Reino de Dios.

En la xlix Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, que se celebrará el iv domingo de Pascua, el Papa nos invita a reflexionar sobre el tema: “Las vocaciones don de la caridad de Dios”, y en su mensaje nos pide que anunciemos la belleza de la llamada divina: “Somos amados por Dios incluso ‘antes’ de venir a la existencia. Toda vocación específica nace de la iniciativa de Dios; es don de la caridad de Dios. Él es quien da el ‘primer paso’. Es preciso por tanto volver a anunciar, especialmente a las nuevas generaciones, la belleza cautivadora de ese amor divino, que precede y acompaña”. (Mensaje para la xlix Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, 18 de octubre de 2011).

            Nuestra Iglesia diocesana ha de celebrar con fe y entusiasmo esta Jornada. Por eso, les pido a los párrocos, rectores de los templos, formadores del Seminario y capellanes de los religiosos y religiosas, que organicen en sus comunidades, acciones pastorales pertinentes, inspirados en el mensaje del Santo Padre, para que se unan a la oración de toda la Iglesia, den testimonio de santidad y trabajen para que el Espíritu Santo suscite abundantes vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada.

Para que los frutos de esta Jornada sean mayores, quiero invitarlos a que utilicen el subsidio que ha preparado el Centro Diocesano de Vocaciones, y les sugiero las siguientes iniciativas:

·         Compartir el mensaje del Santo Padre en todos los grupos y movimientos de su comunidad.

·         En la semana del 23 al 27 de abril, realizar una Jornada utilizando los temas del subsidio.

·         Invitar a todos los fieles a la hora santa vocacional, el jueves 26 de abril, para orar por el aumento de las vocaciones (en el subsidio se incluye una guía para una Hora Santa).

·         Intensificar la oración por las vocaciones consagradas en las celebraciones litúrgicas del domingo del Buen Pastor, 29 de abril, dando a conocer en la homilía el sentido de esta Jornada y suscitar así el entusiasmo por el trabajo vocacional.

·         Organizar en cada comunidad un equipo de animación de la Pastoral de las Vocaciones.

·         Imploramos con plena confianza, a la Virgen María, para que con su ejemplo de acogida al plan divino de la salvación y con su eficaz intercesión, se difunda en las comunidades la respuesta generosa al llamado del Señor.

            Guadalajara, Jalisco, a 9 de marzo del 2012

+ J. Francisco Card. Robles Ortega

Arzobispo de Guadalajara

Mons. Juan Pablo Preciado Ramírez,

 

Circular 10/2012

Peregrinación de la arquidiócesis de Guadalajara a la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe. Jueves 19 de abril de 2012

A los sacerdotes, religiosos y fieles laicos:

Los saludo cordialmente y deseo que María Santísima, los inspire con su ejemplo a vivir como discípulos misioneros de Jesucristo, el Señor.   

La venerada imagen de la Morenita del Tepeyac, de rostro dulce y sereno, impresa en la tilma del indio san Juan Diego, se presenta como “la siempre Virgen María, Madre del verdadero Dios por quien se vive” (Nicán Mopohua). Ella evoca a la «mujer vestida de sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza, que está encinta” (Ap 12,1-2) y señala la presencia del Salvador a su población indígena y mestiza. Ella nos conduce siempre a su divino Hijo, el cual se revela como fundamento de la dignidad de todos los seres humanos, como un amor más fuerte que las potencias del mal y la muerte, siendo también fuente de gozo, confianza filial, consuelo y esperanza (cf. Homilía de S. S. Benedicto xvi, 12 de diciembre de 2011).

Quiero hacer una atenta invitación a los sacerdotes, a los religiosos, a las religiosas y a los fieles laicos, a peregrinar a la Basílica del Tepeyac, el próximo jueves 19 de abril, para pedir a Dios, mediante la valiosa intercesión de Santa María de Guadalupe, que renueve nuestra identidad cristiana por medio de la Misión Continental en nuestra Iglesia diocesana; y en continuidad con las enseñanzas del Papa Benedicto xvi, y la v Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe en “Aparecida”, encontremos caminos de paz y reconciliación para nuestra patria, ante el clima de inseguridad y violencia que estamos viviendo.

Suplico a los párrocos y rectores de templos, que animen a sus comunidades, para que haya una numerosa representación de fieles. También pido a los sacerdotes que presidan esta peregrinación, organicen el transporte y ofrezcan a los peregrinos los servicios espirituales, sobre todo del sacramento de la penitencia.

El programa de la peregrinación será el siguiente: A las 10 hrs. reunión en el atrio de la Basílica por comunidades y rezo del santo rosario, y a las 11 hrs. recepción en la Basílica y concelebración eucarística.

Los sacerdotes están invitados a concelebrar, llevando alba y estola. Al final de la misa se renovará la consagración de la arquidiócesis a Nuestra Señora de Guadalupe. He encomendado animar los actos de esta peregrinación al señor cura don Manuel Eufracio Retana, en coordinación con la vicaría de pastoral.

Quiera Dios que por esta fervorosa peregrinación mariana, nuestra Iglesia diocesana, reciba un nuevo impulso en su misión evangelizadora.

Guadalajara, Jal., a 10 de marzo del 2012

+ José Francisco Card. Robles Ortega

Azobispo de Guadalajara

Mons. Juan Pablo Preciado Ramírez

            Secretario

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