Documentos Diocesanos

Boletín Eclesiástico

2009
2010
2011
2012
2013
2014
2015
2016
2017
2018
2019
2020
2021
2022
2023
2024

Volver Atrás

Desde mi sótano

Primera publicación de la resistencia activa de los católicos (4ª entrega)

 

 

 

A cargo de la Crónica Arquidiocesana[1]

 

 

 

Fechado el 5 de septiembre de 1926, el número 5 del boletín Desde mi sótano describe de forma escueta, clara y cruda, lo que dolosamente callaba una prensa en ese tiempo incondicional del callismo, deseoso de colocar una cortina de humo a la gravísima crisis económica por la que atravesaba el país.[2]

 

Alerta a los católicos

Anuncia la prensa que un grupo de servidores del Gobierno, con un servilismo que da asco, va a pedir a las Cámaras que los artículos antirreligiosos de la Constitución sean reformados, haciéndolos más radicales. Como esta maniobra va a coincidir con la de los católicos debemos estar alertas y no dejarnos sorprender, pues pudiera suceder que los serviles, valiéndose de la situación, nos presentaran memoriales a las Cámaras, para que los católicos las calzáramos con nuestras firmas.

Alerta católicos los únicos memoriales que debemos suscribir son los que nos presenten los agentes de Liga Nacional Defensora de la Libertad Religiosa.

 

¿Miedo o precaución?

Desde el agujerito de nuestro sótano, contemplamos ayer la salida del Presidente Calles a la Hacienda de Chichimiquillas. El tren amarillo era una fortaleza con ruedas, una ciudadela ambulante, un departamento de la Secretaría de Guerra y Marina. Parecía que el convoy iba a atravesar un país enemigo. Llevaba soldados a pasto, armados hasta los dientes, ametralladoras…

¿Para qué, pensamos nosotros, tanto lujo de fuerza? ¿No estamos los  mexicanos en paz?. Según sus propias palabras está ¿no tiene fe absoluta en el pueblo? ¿Tantos hombres y tantas armas para protegerse contra media docena de católicos, diseminados en toda la República?

¡Ah don Plutarco! Usted teme algo porque su conciencia no está tranquila, porque sabemos que su caprichosa actuación de hombre público está causando la ruina del pueblo. Usted tiene miedo o es precavido hasta la exageración.

 

Lo que piensa Calles del pueblo mexicano

Nerón se dolía de que el pueblo romano no tuviera una sola cabeza para poder cortársela. En la mente de aquel monstruo, el pueblo romano que tiranizaba, era algo grande capaz de alguna celebridad al que él acabase. Para Calles, el pueblo mexicano, le merece un concepto peor. Para él somos un pueblo de idiotas, de degenerados, de mentecatos.

El que por uno u otro motivo no sepa lo que está pasando en México al leer este mensaje, creerá que estamos en una época de florecimiento y paz, como nunca las hubo en nuestra historia. Todo ha progresado, todo está en auge. Tranquilidad y paz en el interior: relaciones amigables y cordiales con todos los pueblos de la tierra; legislación tan admirable, que debe causar envidia a los pueblos más cultos del mundo presente y pasado; la industria, la agricultura, el comercio, todo, en una palabra, va bien.

Y esto nos lo viene a contar a nosotros las Cámaras legislativas que se supone que son las representantes del pueblo mexicano. ¡Habrá cinismo mayor!

Ni una palabra de Shefield y su futura conferencia con Coolidge; ni una palabra de lo de Nicaragua y Colombia, ni una palabra de lo del memorial que dirigió el Comercio en quiebra, ni una palabra de lo de los periodistas presos por decir lo que pasa, ni una palabra de la intranquilidad, de todo país. El conflicto religioso no tiene para él ninguna importancia. La opinión pública unánime que reclama la reforma de la Constitución y de las llamadas leyes no merece la pena de atenderse.

Pues bien, si Calles cree que nos vamos a tragar ese mensaje, es que nos juzga idiotas; porque solamente a unos idiotas se les cuenta algo tan contrario a la evidente realidad de las cosas.

Y si cree que las naciones extranjeras se van también a tragar este mensaje, hace extensiva la opinión que nosotros le merecemos, a todas las naciones del mundo.

Pero él cree que tales cosas ¿cómo calificarlo?

Y si no cree que comulgamos con ruedas de molino, entonces parece hermano de Diógenes…el de la linterna.

¡Pobre patria, pobre pueblo mexicano! En qué opinión te tiene tu mandatario?

¡Bah, las cosas se reciben como de quien vienen!

Silvio Pellico

 

Lo que la prensa calla

Monterrey N.L. Los principales elementos de la sociedad de Monterrey, damas, caballeros y señoritas fueron detenidos y declarados presos en el cuartel de la jefatura de operaciones, más que figuraban por el delito de que las damas candidatas para embajadoras y reinas de las próximas fiestas patrias, renunciaron sus candidaturas por sus sentimientos de católicas. Estuvieron presos desde las tres de la tarde hasta las diez de la noche. El señor Carlos E. Cuevas, fue desterrado del estado por orden del jefe de las operaciones de Nuevo León, que pretende ser dueño hasta de las voluntades de los ciudadanos.

Torreón, Coah., el día primero del mes que cursa (agosto) una gran manifestación de damas católicas y mujeres del pueblo desarmaron a la gendarmería de aquella ciudad. El Inspector de policías fue maltratado terriblemente en los momentos en que se disponía a bañar a la multitud, le quitaron la pistola y estuvo a punto de ser linchado. Tres horas duró el combate de las manifestantes contra la soldadesca que fue llamada en auxilio de los guardias del orden que motivaron este magno escándalo. Con este motivo hubo algunos muertos y numerosos heridos. Fueron encarceladas muchas damas y caballeros de aquella ciudad fronteriza quienes después de haber estado algunos días en la cárcel se declaró que no había delito.

Concepción del Oro, Aranzazu y Mazapil. Más de quince mineros de esta región norte de Zacatecas, han manifestado a los respectivos alcaldes que ellos guardaran en los respectivos curatos para que no se moleste a sus “padrecitos”, y que en caso que se ordene su aprehensión volarán las comandancias con todo y sus guarniciones. Los sacerdotes católicos están custodiados por el pueblo.

Tampico. Las empresas de cine que cobran $2.50 por persona han reducido sus cuotas a veinticinco centavos, y ni así tienen público. El boicot sigue su fuerza tanto en Tampico como en Árbol Grande y Cecilia. Los enemigos del pueblo pretendieron asesinar al señor Obispo, pero sus planes fueron descubiertos y se evitó el crimen.

Saltillo. La famosa “manifestación” fue una solemne mascarada; los elementos oficiales fueron allí presión y bajo la pena de perder los empleos. 300 personas era el contingente que los corresponsales oficiales subieron hasta dos mil. Las calles estuvieron desiertas durante el tiempo que duró la manifestación que terminó con provocar a indefensas mujeres católicas que estaban a la puerta de la Catedral, quienes ayudados por los obreros de la Liga rechazaron a los rojos que pretendieron meter sus banderas al reciento sagrado. La policía aprehendió a 18 miembros de la Liga y de la ACJM, quienes fueron internados a la cárcel porque defendían a las mujeres de un atropello, fueron declarados sediciosos y llevados a trabajos forzados. El boicot de los católicos está dando resultados, se han suprimido mil focos en la ciudad, cuatro comerciantes en el barrio han quebrado, todo mundo viste de luto, hombre y mujeres, las casas tienen crespones negros y la ciudad parece estar muerta. Las compras han disminuido en un 50% y los rancheros ya no acuden como antes a surtirse de ropa y víveres, pues hasta en los ranchos se extiende la acción del boicot.

 

La situación del momento

Hemos escuchado en un tren, casualmente una conversación interesante, que se presenta al comentario, y, por otra parte, es sintomática la situación del momento. En el asiento delantero al nuestro viajaban dos señoras de edad, vestidas pulcramente. Hablaban de cosas sin importancia, pero cuando menos lo esperábamos, la conversación rodó a temas trascendentales.

-¿Has visto a Fulanita? pregunto la dama de más años.

- No - contesto la otra.

- Pues vela: esta la pobre amarilla de hambre; anda con un chalecito verde que da lastima verlo. Ayer tenía diez centavos para comer. Esa es la obra de los católicos, con su famoso boicot; esa es la obra del Arzobispado, que ha dado su aprobación a la resistencia.

Y la plática siguió acalorada y falta de lógica.

Ahora bien fuera de este caso que relatamos, hemos sabido que algunas veces entre la gente humilde que está sufriendo los efectos del boicot se culpa a los católicos de la actual situación.

Claro los que así juzgan, carecen de razón y hasta de sentido común.

¿Por qué han de ser los católicos culpables del estado actual de las cosas? ¿Son ellos los que han formulado las leyes tiránicas que tiene hundida a la República en el caos? ¿No se han portado hasta la fecha paciencia rayana en tontería? ¿No han hecho cuanto esta de su parte para evitar que las cosas llegaran a los extremos que hoy sufrimos?

Los católicos al emplear el boicot para defender intereses y derechos legítimos, sagrados, incontrovertibles, emplean una arma noble la única que les estable utilizar para llegar al triunfo.

¿Qué algunos sufren? ¡Qué remedio! Nunca las guerras han dejado de causar víctimas y los católicos de México se hallan en un estado de guerra pacífica… pero encarnizada y sin tregua. Pero no son ellos los que las han buscado.

Han ido a la lucha obligados por los asaltos de la tiranía.

Por lo tanto de todas las calamidades que sufren justos y pecadores debe culparse a los hombres que con una testarudez incontenible se empeñan en hostilizar a creyentes. El responsable de la situación del momento es el Gobierno, únicamente el Gobierno. Los católicos solo están a la defensiva.

Por lo demás la misma Liga Nacional de la Defensora de la Libertad Religiosa ha recomendado a los católicos que procuren hacer sus compras en el comercio pequeño, para que sufran menos los humildes, los desheredados que tienen que luchar por la vida y por la conquista de su libertad.

Y ya piensan seriamente los católicos en ayudar eficazmente a los menesterosos, de especial manera a los cesados por causas religiosas.

 

Una maniobra del general Calles

El General Calles ha dispuesto que se adelante el pago de la deuda exterior, para demostrar al mundo que no ha surtido efecto el boicot de los católicos y que la vida económica de México continúa bonancible y sin modificación apreciable.

Esta medida de Calles puede entusiasmar, cuando mucho a los cándidos. Todos los mexicanos sabemos perfectamente que el gobierno ha retirado de la circulación casi todas las especies metálicas de oro; que a esto se debe la baja de la plata; y que hasta la fecha, el Banco de México es una especie de alcancía de millones en oro y no una institución de crédito. Gracias a esto el General Calles ha podido adelantar el pago de la deuda exterior; pero, algún día se agotarán esas reservas y entonces será cuando el mismo Calles sienta la ridiculez formidable de la resistencia pasiva, como la han sentido ya los comerciantes, los industriales y los dueños de centros de espectáculo.

De los católicos depende el que se agoten rápidamente las reservas del Banco, haciendo más riguroso el boicot, y de Calles también, si queriendo aparentar lo que no hay, continúa haciendo pagos adelantados y audaces.

 

La elocuencia de los números

De un periódico norteamericano traducimos el siguiente cable: Agosto 25. El sábado y domingo se recibieron en México, de los cuarenta y tantos salones cinematográficos, $20,500.00 por el concepto de entradas, de acuerdo con el estado producido por Mr. Harvey Sheaham, gerente local de la United Artists, quien dice que las entradas habituales durante el año de 1925 y parte de 1926, fueron alrededor de $47,000.00.

Mr. Sheaham cree que el boicot de los católicos ha decrecido en la capital, mientras que se mantiene firme en los estados, donde los católicos han puesto a la entrada de los cines a sus agentes, quienes suplican a las gentes que no entren a los salones, inscribiendo su nombre, cuando insisten en entrar en las llamadas listas negras.

Imitemos a los católicos del interior. Formemos nuestras listas negras y cumplamos estrictamente las reglas del boicot

 

El comercio reta a los católicos

Las grandes casas comerciales de la Ciudad de México han empezado a anunciar, con mucho ruido y pocas nueces, como se dice vulgarmente, baratas nunca vistas, ventas extraordinarias de artículos apolillados y pasados de moda, para contribuir a romper el boicot de los católicos.

Esta actitud de las casas de comercio de México, es, ni más ni menos, un reto a los católicos que siempre han contribuido al sostenimiento de los centros comerciales de primera clase.

No nos extrañan estas cosas en los hijos de Mercurio, que siempre han traído en el pensamiento y en el corazón a la altura de los bolsillos del chaleco, que es la línea de flotación del estomago; pero si nos extraña es un señor Arrellano, católico romano, que al primer peso perdido abandona sus convicciones y se porta como un cismático. ¡Menguado católico que se rige por la elocuencia de los números!

Después de leer lo que está leyendo, los católicos si tenemos algo de amor propio o vergüenza, o como quiera llamarse a la propia dignidad, debemos estrechar nuestro circulo inactivado en torno de las grandes casas comerciales de la ciudad de México, y, sobre todo, de El Paje.

 

Manifiesto de las señoritas regiomontanas

A las personas que han sufragado votos a favor nuestro para reina en las fiestas de septiembre. Las suscritas tienen a mucha honra la galantería de sus amigos al enviar votos a favor para presidir las fiestas del próximo septiembre, pero las circunstancias por las que desgraciadamente atravesamos, que lastiman muy hondamente nuestros sentimientos religiosos, nos obligan a abstenernos de todo aquello que signifique alegría y regocijo y agradeciéndolo profundamente declinamos la distinción de que hemos sido objeto.

Monterrey, agosto de 1926

Berta Martínez, Beatriz Zambrano Urteaga, Esperanza Garza Alonso, Blanca Martínez, Aida Juana Gutiérrez, Aurelia Lecea, Aurora M. Garza, Esperanza Sada Gómez, Carmen Martínez Lozano, Amalia Rangel, Estela Martínez, Consuelo M. Poinsot, Alicia Bueno, María Guajardo Tamez, Amelia de la Peña



[1] Esta y la restante información se extrae del fondo Jesús Medina Ascencio, de la biblioteca del Seminario de Guadalajara.

[2] Lo redacta Andrés Barquín y Ruiz bajo el seudónimo Silvio Pellico.

 

Volver Atrás