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Circulares

 

 

Circular 05/2009

Nuevos lugares para lucrar la indulgencia del Año Paulino

A los sacerdotes, religiosos, religiosas y fieles laicos:

Los saludo con afecto y deseo que animados con el ejemplo y la intercesión del apóstol San Pablo, sean discípulos y misioneros fieles del Señor.

El Santo Padre ha convocado en toda la Iglesia, a la celebración de un Año Jubilar especial en honor de san Pablo. Es una llamada a descubrir de nuevo las enseñanzas y el ejemplo del Apóstol, que se nos presentan en sus cartas y en el libro de los Hechos de los Apóstoles, a renovar nuestra fe y el compromiso evangelizador, a encender en nuestros corazones el amor a Jesucristo, que animó toda la multiforme actividad de san Pablo (cf. Gal 2, 19-20) y a no tener miedo ante las dificultades que plantea hoy, el ser discípulos de Cristo (cf. 2 Tim 1, 7-9).

Durante este Año Paulino, se había concedido lucrar la indulgencia plenaria (cf. circular 22/08), en las parroquias de San Pablo Apóstol (colonia Libertad Oriente), San Pablo (colonia Las Fuentes), y ahora en repuesta a las peticiones que me han hecho, les comunico que también se podrá lucrar la Indulgencia en los siguientes lugares:

Urbanos: Catedral Metropolitana, Basílica de Nuestra Señora de Zapopan, templete próximo al lugar donde se construye un Santuario a los Mártires, San Pedro Tlaquepaque, San Onofre y Nueva Santa María. Foráneos: El Señor de los Rayos en Temastián, Jalisco, El Señor Grande, de Ameca, Jalisco, El Señor de la Misericordia, en Ocotlán, Jalisco, El Señor del Monte, en Jocotepec, Jalisco, San Francisco de Asís, en Nochistlán, Zacatecas y San Felipe Apóstol, en Cuquío, Jalisco.

Conviene recordar a los fieles las condiciones que pide la Iglesia para lucrar la indulgencia plenaria, a saber: tener la intención de ganarla, encontrarse en estado de gracia, excluir todo afecto al pecado, incluso venial; participar en la Eucaristía y recibir la sagrada Comunión; recitar el Padre nuestro, el ave María por las intenciones del Santo Padre.

Que la celebración gozosa de este Año Paulino, nos ayude a ser de verdad discípulos misioneros de Jesucristo, renovando el compromiso evangelizador en nuestra arquidiócesis.

Guadalajara, Jalisco, a 27 de febrero del 2009

+ Juan Card. Sandoval Íñiguez

Arzobispo de Guadalajara

Juan Pablo Preciado Ramírez, Pbro.

Secretario

Circular 06/2009

Fallecieron los señores presbíteros don Antonio Sánchez Lugo (1926-2009), don Alfonso Sánchez Sánchez (1927-2009) y don José Ibarra Torres (1935-2009)

A los miembros del presbiterio diocesano:

Los saludo fraternalmente, deseando que la paz de Cristo, que vive eternamente, los conforte en su ministerio sacerdotal.

Me encomienda el eminentísimo señor cardenal don Juan Sandoval Iñiguez, notificarles que los señores presbíteros don Antonio Sánchez Lugo, don Alfonso Sánchez Sánchez y don José Ibarra Torres, han participado de la Pascua de Cristo, como nos lo recuerda el Apóstol: “Por el bautismo fuimos, pues, sepultados con él en su muerte, a fin de que, al igual que Cristo resucitó de entre los muertos mediante la portentosa actuación del Padre, así también nosotros vivamos una vida nueva”(Rm 6, 4).

El señor presbítero don Antonio Sánchez Lugo nació en Sayula, Jalisco, el 14 de mayo de 1926, ingresó al seminario en 1939 y fue ordenado sacerdote el 1 de noviembre de 1952. Desempeñó su ministerio sacerdotal como vicario cooperador en las parroquias de Tapalpa, Teuchitlán, San Juan Cosalá y Santa Fe, Jalisco; en la ciudad de Guadalajara fue vicario parroquial en Nuestra Señora de Talpa, San Rafael del Parque, San Juan de Dios, La Resurrección, la Purísima Concepción y ya jubilado estuvo adscrito al Santuario de Guadalupe. Falleció el 15 de febrero de 2009, en Guadalajara, Jalisco.

El padre Antonio Sánchez Lugo fue un sacerdote activo y apostólico, dedicado a su ministerio sacerdotal, edificante y piadoso, amable y de buen trato; devoto de san Francisco de Asís.

El señor presbítero don Alfonso Sánchez Sánchez nació en Guadalajara, Jalisco, el 4 de marzo de 1927, ingresó al Seminario Conciliar en 1945 y fue ordenado presbítero el 22 de diciembre de 1962. Desempeñó su ministerio sacerdotal como vicario cooperador en Arandas, Jalisco, donde fue director del colegio de esa misma parroquia. Fue vicario cooperador en las parroquias de San José, en Zapopan, y encargado de la construcción del templo de Jesús de Nazaret; vicario cooperador en la parroquia de El Señor del Perdón, capellán de Coyula y San Gaspar; posteriormente fue el primer párroco de estas dos últimas comunidades, donde permaneció como adscrito hasta su muerte. Falleció el 17 de febrero de 2009.

El padre Alfonso Sánchez Sánchez fue un hombre trabajador, responsable, respetuoso, caritativo con los más necesitados, piadoso y hombre de oración, cumplido con sus deberes ministeriales, servicial y de buen trato con todos. Promotor de la catequesis y formador de jóvenes.

El señor presbítero don José Ibarra Torres nació en Valle de Guadalupe, Jalisco, el 25 de noviembre de 1935; ingresó al Seminario en 1950, continuó sus estudios eclesiásticos en el Seminario Nacional de Montezuma, E.U.A., donde fue ordenado sacerdote el 25 de mayo de 1963. Desempeñó su ministerio sacerdotal como vicario cooperador en la parroquia de San Cristóbal de la Barranca, Jalisco, párroco de La Yesca, Nayarit, Apozol, Zacatecas y de María Madre de la Iglesia en esta ciudad. Falleció el 20 de febrero de 2009, en Guadalajara, Jalisco.

El padre José Ibarra Torres fue un sacerdote responsable en su ministerio, hombre de oración y de sólida piedad, laborioso y de espíritu práctico, cumplido en las actividades que se le encomendaron. Devoto de la Santísima Virgen María, tenía un especial amor a Jesús en la Eucaristía. Además de haber sido buen compañero, vivió de una manera muy austera. Sufrió con paciencia su larga enfermedad.

Que Cristo Resucitado, reciba en la asamblea de los santos a nuestros hermanos Antonio, Alfonso y José, sacerdotes difuntos y les otorgue el premio de los servidores fieles.

Guadalajara, Jalisco, a 25 de febrero del 2009

Juan Pablo Preciado Ramírez, Pbro.

Secretario

 

Circular 07/2009

Día del Seminario de Guadalajara, domingo 29 de marzo de 2009

A los sacerdotes, religiosos y fieles laicos:

La paz y el amor de Dios, nuestro Padre, manifestado en Cristo Jesús, nuestro Sumo Sacerdote los acompañe siempre.

El próximo domingo 29 de marzo, Dios mediante, celebraremos en toda la Arquidiócesis el Día del Seminario, este año con el lema “Por ti, por mí ¡ven y sígueme!”. Esta celebración nos invita de manera especial a rogar al Dueño de la mies que envíe trabajadores a sus campos. Las vocaciones sacerdotales son un regalo valioso que Dios hace a su Iglesia, para realizar la urgente tarea de la evangelización. Sólo Dios, con su amor y poder, puede sembrar en el corazón de los niños, adolescentes y jóvenes, la semilla de la vocación, y atraerlos de tal modo, que los llamados sean capaces de abandonar cualquier proyecto personal, para asumir libremente la misión de anunciar a sus hermanos la alegre noticia de la salvación.

En el V Plan Diocesano de Pastoral, se recuerda que los sacerdotes han de ser los promotores vocacionales en sus comunidades: “El ministerio sacerdotal o la vida consagrada, cuando se viven con generosidad y alegría, se convierten en un medio privilegiado y oportuno por el cual el Dueño de la mies, sigue llamando a otros a trabajar en sus campos (Cf. Lc 10, 2). Los jóvenes necesitan modelos concretos y cercanos que les permitan descubrir que vale la pena consagrarse al hombre por Cristo. Unida al testimonio, debe estar presente la explícita invitación a participar en las diversas iniciativas diocesanas para la selección de los candidatos, como son los cursos de preseminarios” (n. 87). Llama la atención que, de un buen porcentaje de parroquias de la arquidiócesis, no haya ni un solo seminarista. Esta realidad ha de motivar a renovar el testimonio sacerdotal y a reforzar debidamente la pastoral familiar y juvenil en las comunidades, para que de ellas salgan jóvenes sanos y generosos que quieran ser sacerdotes.

Pido a todos los párrocos, rectores de templos y superiores religiosos, que promuevan diligentemente la celebración delDía del Seminarioen sus comunidades, invitando a los fieles a la oración y al ofrecimiento de obras por nuestro seminario diocesano. Como es costumbre, ese día se llevará a cabo en todos los templos y comunidades la colecta anual para el sostenimiento del Seminario; conviene exhortar a los fieles a ser generosos, teniendo en cuenta las necesidades económicas de la Institución y las labores de construcción que lentamente se hacen en algunas casas del Seminario. Lo recabado se entregará directamente al Seminario a través de los alumnos que harán la colecta.

Que Jesús, Sacerdote eterno, nos conceda sentirnos siempre miembros del pueblo sacerdotal, para que de entre ellos elija a los que han de bendecir y santificar en su nombre.

Guadalajara, Jalisco, a 2 de marzo del 2008

+ Juan Card. Sandoval Íñiguez

Arzobispo de Guadalajara

Juan Pablo Preciado Ramírez, Pbro.

Secretario

 

Circular 08/2009

Recomendaciones pastorales para la Semana Santa del 2009

A los miembros de la comunidad Diocesana:

Los saludo con afecto y les deseo la paz y el gozo de Cristo muerto y resucitado.

La Iglesia Universal celebra cada año, con solemnidad, la Semana Santa, en la que se actualizan los misterios de nuestra salvación que Jesucristo llevó a cabo, al entregarse voluntariamente a la muerte, para llegar al triunfo de su gloriosa resurrección. Para que estas celebraciones renueven nuestra vida cristiana, por la eficacia que contienen los ritos sagrados, deseo hacer algunas recomendaciones pastorales a todas las Comunidades de la Arquidiócesis.

I. Conclusión de la cuaresma: celebración de la Semana Santa:Nos recuerda la carta circular de la Congregación del Culto Divino y Disciplina de los Sacramentos Mysterium Paschale (MP), que en la Semana Santa la Iglesia “celebra los misterios de la salvación actuados por Cristo en los últimos días de su vida, comenzando por su entrada mesiánica en Jerusalén” (n. 27); el tiempo de cuaresma se prolonga, hasta antes de la misa vespertina, el jueves santo.

a) Criterios generales para la celebración de los oficios de Semana Santa: Para estas celebraciones es importante asegurar la noble y digna celebración de estos días, para ello hay que atenerse a las indicaciones que la Santa Sede ofrece para tal efecto: tener un número suficiente de acólitos, lectores, cantores, para que la celebración sea verdaderamente digna, los cuales deben ser capacitados convenientemente (cf. Carta MP 41). Con el fin de asegurar una participación activa y fructuosa de los fieles, hay que instruirlos sobre el significado y estructura de las celebraciones (cf. Carta MP 41). Preparar adecuadamente los cantos para estas celebraciones, tomando en cuenta la participación de los fieles (cf. Carta MP 42). No multiplicar innecesariamente el número de celebraciones, especialmente en el Triduo Pascual: Conviene que los fieles se congreguen en las Iglesias más importantes (cf. Carta MP 43).

b) Domingo de Ramos en la Pasión del Señor: “La Semana Santa comienza con el Domingo de Ramos en la Pasión del Señor, que comprende a la vez el presagio del triunfo real de Cristo y el anuncio de la Pasión. La relación entre los dos aspectos del misterio pascual se ha de evidenciar en la celebración y en la catequesis del día” (Carta MP 28). Como es ya una tradición, el Papa Benedicto XVI invita a las Iglesias esparcidas por todo el mundo, a celebrar en este día la Jornada Mundial de la Juventud, que este año tiene por lema el siguiente: “Hemos puesto nuestra esperanza en el Dios vivo (1 Tm 4,10)”. Esta Jornada se realizará en las parroquias y capellanías de la Arquidiócesis, preparándola con orden y entusiasmo, e invitando a todos los jóvenes a proclamar el triunfo de Cristo, como Rey y Señor del Universo, y a manifestar su reinado con obras de amor verdadero, que dignifiquen su vida. Se procurará profundizar y difundir el mensaje del Santo Padre, con una catequesis en consonancia con nuestro tiempo. Invito cordialmente a los grupos juveniles de varones y mujeres, a que participen en la celebración litúrgica de la misa de Ramos, que organiza la pastoral juvenil diocesana, en el lugar donde se construye el Santuario a los Mártires, a las 11:30 horas. Por la tarde se llevará a cabo la misma celebración en la Iglesia catedral, que iniciará en el templo de Nuestra Señora de las Mercedes, a las 17:30 horas, con la bendición de los ramos, y en seguida se ordenará la procesión hacia la iglesia Catedral, para aclamar a Jesús, como el Mesías de Dios, y culminar con la participación en la Eucaristía, en la que se proclama solemnemente la Pasión del Señor.

c) Jueves Santo

I. Misa Crismal: “La Misa Crismal, en la cual el Obispo que concelebra con su Presbiterio, consagra el santo crisma y bendice los demás óleos, es una manifestación de la comunión existente entre el Obispo y sus presbíteros en el único y mismo sacerdocio y ministerio de Cristo” (Carta MP 35). Quiero hacer una especial invitación a mis hermanos sacerdotes, a los religiosos y religiosas, y a los fieles laicos representantes de las comunidades diocesanas, para que participen en esta misa Crismal, que se celebrará en la iglesia Catedral, el Jueves Santo, a las 10:00 horas. Los presbíteros renovarán las promesas sacerdotales ante su obispo y pastor y se reunirán para revestirse en la sala capitular, o en el patio de la Curia, a las 9:30 horas y llevarán alba y estola. El crisma y los santosóleos son enviados a las comunidades de la Arquidiócesis, al finalizar la misaCrismal, para que se utilicen en la celebración de los sacramentos. Se entregarán únicamente a los representantes que se identifiquen con carta sellada y firmada por el sacerdote responsable. Se ha de poner especial cuidado en que los recipientes sean dignos y seguros, bien aseados, y apropiados para los óleos en tamaño y material. Las parroquias y templos que reciben los santos óleos, pueden organizar una celebración de la Palabra, a la hora que se juzgue más oportuna y así expresar el sentido que éstos tienen en la administración de los diversos sacramentos.

II. Triduo Pascual: “La Iglesia celebra cada año los grandes misterios de la redención de los hombres desde la misa vespertina del jueves en la Cena del Señor ‘hasta las Vísperas del domingo de Resurrección’. Este período de tiempo se denomina justamente el ‘Triduo del crucificado, sepultado y resucitado’; se llama también ‘Triduo pascual’ porque en su celebración se hace presente y se realiza el misterio de la Pascua, es decir el tránsito del Señor de este mundo al Padre. En esta celebración del misterio, por medio de los signos litúrgicos y sacramentales la Iglesia se une en íntima comunión con Cristo, su Esposo” (Carta MP 38). Las celebraciones litúrgicas del Triduo Pascual, se han de realizar con gran solemnidad y una consciente participación de los sacerdotes y fieles. Las acciones litúrgicas gozan de mayor dignidad e importancia con respecto a los actos piadosos, para que los horarios se adapten a este criterio y a las necesidades pastorales de los fieles.

a) Jueves Santo: Misa vespertina de la Cena del Señor: “Con esta misa, que se celebra en las horas de la tarde del Jueves Santo, la Iglesia comienza el sagrado Triduo Pascual, y se esfuerza vivamente por renovar aquella última Cena, mediante la cual el Señor Jesús, en la noche en que iba a ser entregado, amó hasta el fin a los suyos que estaban en el mundo, ofreció su Cuerpo y su Sangre a Dios Padre bajo las especies del pan y de vino, se los dio a los Apóstoles para que lo comieran, y a ellos y a sus sucesores en el sacerdocio les mandó que lo ofrecieran” (Ceremonial de Obispos 297). Con esta celebración se inicia al Triduo Pascual, en la que se recuerda la institución de la Eucaristía y del sacerdocio, así como el mandato del Señor sobre la caridad fraterna, elementos que han de tomarse muy en cuenta en la homilía (cf. Misal Romano p. 120). Dentro de la Misa, el sacerdote que preside hace el lavatorio de los pies, no a las mujeres, sino solamente “a algunos varones previamente designados, y significa el servicio y el amor de Cristo, que ha venido ‘no para ser servido, sino para servir’” (Carta MP 51). Al concluir la celebración se hace el traslado del Santísimo Sacramento al lugar de la reserva, hay que notar que el Santísimo Sacramento se reserva en un sagrario y nunca debe hacerse exposición con la custodia u ostensorio. El sagrario no tendrá forma de un sepulcro, pues no se trata de representar “la sepultura del Señor”, sino conservar la Eucaristía para la comunión el Viernes Santo (cf. Carta MP 55).

b) Viernes Santo de la Pasión del Señor. “Este día, en que ‘ha sido inmolado Cristo, nuestra pascua’, lo que por largo tiempo había sido prometido en misteriosa prefiguración, se ha cumplido con plena eficacia: el Cordero verdadero sustituye a la oveja que lo anunciaba, y con el único sacrificio se termina la diversidad de las víctimas antiguas” (Ceremonial de los Obispos 312).

En las primeras horas de la mañana, se puede organizar la recitación comunitaria del Oficio de Lectura y Laudes. La celebración de la Pasión del Señor se tendrá después del mediodía, cerca de las tres. Por razones pastorales puede elegirse otra hora más conveniente para que los fieles puedan reunirse más fácilmente: por ejemplo desde el mediodía hasta el atardecer (Carta MP 63).

En este día la Iglesia Universal, desde la Edad Media, ha querido solidarizarse con los cristianos de Tierra Santa a causa de la crisis política y económica que afrontan, y de los sufrimientos a que están sometidos. La Congregación para las Iglesias Orientales ha insistido sobre la importancia de la colecta a favor de la Tierra Santa, pues “Se espera que dicha Colecta reciba una constante acogida por parte de todas las Iglesias locales, para que pueda crecer el movimiento de caridad que, por mandato del Papa, nuestra Congregación coordina con el fin de garantizar a la Tierra Santa, de manera ordenada y proporcionada, la ayuda que requieren la ordinaria vida eclesial y otras particulares necesidades” (Carta a los Obispos 2008). Pido a los párrocos y rectores de los templos que en la celebración litúrgica de ese día, y en los actos piadosos, se de a conocer a los fieles la urgencia de esta ayuda para las comunidades de Palestina, y organicen esta colecta especial. Lo que se recabe se enviará a la Caja del Arzobispado.

c) Ejercicios de piedad: Los ejercicios de piedad se han de organizar siguiendo con fidelidad los principios y orientaciones del “Directorio sobre la piedad popular y la liturgia”, publicado por la Congregación para el Culto Divino y los Sacramentos, el 17 de diciembre de 2001 (cf. 138 al 156). Se recomienda el “Vía Crucis” en un ambiente de austeridad, silencio y oración (Cf. Directorio 142). “Para la representación de la Pasión de Cristo”, se ha de fomentar en los actores y espectadores, una fe activa y una auténtica piedad, explicando la diferencia que hay entre una “representación” y “la acción litúrgica” (Directorio 144). También se tendrá “el recuerdo de la Virgen de los Dolores”, para hacer compañía a la Madre del Señor, “que se ha quedado sola y sumergida en un profundo dolor después de la muerte de su único Hijo” (Directorio 145).

d) Sábado Santo: El Sábado Santo, a temprana hora, es muy conveniente que se recite en las comunidades el Oficio de Lectura y Laudes. También para expresar el luto de toda la Iglesia por la muerte del Esposo, se recomienda organizar “La Hora de la Madre”, ya que la Virgen María, junto al sepulcro de su Hijo, “es imagen de la Iglesia Virgen que vela junto a la tumba de su Esposo en espera de celebrar su Resurrección” (Directorio 147).

e) Domingo de Pascua de la Resurrección del Señor: “Según una antiquísima tradición, ésta es una noche de vela en honor del Señor, y la vigilia que tiene lugar en la misma, conmemorando la noche santa en la que el Señor resucitó, ha de considerarse como ‘la madre de todas las santas vigilias’. Durante la vigilia, la Iglesia espera la resurrección del Señor y la celebra con los sacramentos de la iniciación cristiana. Toda la celebración de la Vigilia Pascual debe hacerse durante la noche. Por ello no debe escogerse ni una hora tan temprana que la vigilia empiece antes del inicio de la noche, ni tan tardía que concluya después del alba del domingo. Esta regla ha de ser interpretada estrictamente” (Carta MP 77 - 78). Los señores párrocos y rectores de los templos han de celebrar esta vigilia en sus cuatro partes, como se encuentra en los libros litúrgicos, y no se debe reducir a una misa vespertina de sábado. Elegirán la hora más oportuna, entrada ya la noche, teniendo en cuenta las necesidades pastorales de los fieles.

III. Tiempo Pascual: “La celebración de la Pascua se continúa durante el tiempo pascual. Los cincuenta días que van del Domingo de Resurrección al Domingo de Pentecostés se celebran con alegría, como un solo día festivo, más aún, como el ‘gran Domingo’” (Carta MP 100). El tiempo de la Cuaresma, que preparó debidamente a las comunidades, ha de culminar con la celebración del Tiempo Pascual, como una gran fiesta prolongada. La Iglesia nos sugiere algunas iniciativas a este respecto: Celebrar los Domingos de Pascua con especial solemnidad. Invitar a participar en la Misa dominical a los neófitos, o sea, a los adultos que recibieron los Sacramentos de la Iniciación Cristiana en la Vigilia Pascual. Resaltar la Vigilia de Pentecostés con un momento intenso de oración y como el tiempo principal para conferir el Sacramento del Orden. Fomentar las vocaciones y orar por la santidad de los sacerdotes, sobre todo el IV domingo de Pascua, en que se celebra la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones. Bendecir las casas con motivo de las fiestas pascuales, de acuerdo a los textos que ofrece el Bendicional, y aprovechar la ocasión para que el párroco haga la visita pastoral a cada familia.

Que Jesucristo, muerto y resucitado, nos fortalezca con el don del Espíritu Santo, para ser sus testigos en el mundo, anunciando de palabra y obra, la alegría pascual.

Guadalajara, Jalisco, a 11 de marzo del 2009

+ Juan Card. Sandoval Íñiguez

Arzobispo de Guadalajara

Juan Pablo Preciado Ramírez, Pbro.

Secretario

 

Circular 09/2009

Preseminarios 2009: cursos de orientación y selección para el seminario diocesano de Guadalajara

A los sacerdotes, padre de familia, catequistas y maestros.

La gracia y el amor de Jesucristo, que nos llama a la conversión, les fortalezca en este camino cuaresmal, para ser discípulos misioneros en sus comunidades.

El sacerdote debe ofrecer, a aquellos que manifiestan la inquietud vocacional, un acompañamiento en los diferentes momentos de su desarrollo, debe ser un modelo con su palabra y testimonio de que vale la pena seguir a Cristo, así lo recuerda nuestro V Plan Diocesano de Pastoral: “Los jóvenes necesitan modelos concretos y cercanos que les permitan descubrir que vale la pena consagrarse al hombre por Cristo. Unida al testimonio, debe estar presente la explícita invitación a participar en las diversas iniciativas diocesanas para la selección de los candidatos, como son los cursos de preseminarios” (n. 87).

En consonancia con las indicaciones de nuestra Iglesia diocesana, el Centro de Promoción Vocacional de nuestra arquidiócesis, organiza los preseminarios, que pretenden descubrir la semilla de la vocación de los aspirantes al sacerdocio y de aceptarlos como alumnos del Seminario, teniendo en cuenta su madurez humana y cristiana y los estudios que han realizado en su propio ambiente.

Quiero dar a conocer a los señores párrocos, cuasi-párrocos, capellanes y vicarios, el programa de preseminarios del año 2009, y pedirles propongan candidatos idóneos que acudan a estos cursos de formación y selección vocacional.

Los cursos de preseminarios que se llevarán a cabo en las distintas Casas del Seminario de Guadalajara son los siguientes:

Seminario Menor de Guadalajara: avenida Lázaro Cárdenas 4249, fraccionamiento Camino Real, 45050 Zapopan, Jalisco; teléfonos 3121 6782 y 3121 8610. Pascua, del 13 al 18 de abril, para muchachos que cursan sexto de primaria o algún grado de secundaria, no mayores de 14 años. Del 13 al 19 de abril, para adolescentes de 14 a 17 años, que estudian secundaria o preparatoria. Verano, del 6 al 11 de julio, para muchachos que terminaron sexto de primaria, no mayores de 13 años. Del 13 al 18 de julio, para muchachos que terminaron sexto de primaria, 1º y 2º de secundaria, de 13 y 14 años de edad. Del 20 al 26 de julio, para adolescentes de 14 a 17 años, que terminaron algún grado de secundaria o pasaron a preparatoria. Del 20 al 28 de julio, para jóvenes que hayan terminado la secundaria, la preparatoria, la facultad, que sean profesionistas o con carrera intermedia.

Preseminarios en las Casas Auxiliares:

En Ahualulco, Jalisco: Emilio Carranza 37, junto al templo parroquial,
46730, teléfono 01 (386) 7520 222. Verano, del 6 al 11 de julio, para muchachos de sexto de primaria o aquellos que cursan algún grado de secundaria.

En La Barca, Jalisco, carretera a San Francisco de Rivas 1300, 47910, teléfonos 01 (393) 9350 351 y 9355 847. Pascua, del 13 al 17 de abril, para adolescentes de 14 a 17 años, que terminaron secundaria o algún semestre de preparatoria. Verano, del 20 al 24 de julio, para muchachos que terminaron sexto de primaria o algún grado de secundaria

En Cuquío, Jalisco, prolongación José Ayala sin número, cruce con la carretera a Los Gigantes, colonia Lázaro Cárdenas, 45480, teléfono 01 (373) 7965 755. Para muchachos de sexto de primaria o aquellos que cursan algún grado de secundaria, en dos tandas: pascua, del 13 al 18 de abril y verano, del 6 al 11 de julio.

En Totatiche, Jalisco, domicilio conocido, 46170, teléfono 01 (437) 9640 141. Verano, del 6 al 11 de julio, para muchachos de sexto de primaria o aquellos que cursan algún grado de secundaria.

Para mayores informes se puede acudir al Centro de Pastoral Vocacional del Seminario Diocesano de Guadalajara, Jarauta 510, colonia La Perla, teléfonos 36172650 y 36185938, correo electrónico: diosllama@yahoo.com.mx y akólittos@yahoo.com.mx o a los teléfonos de cada seminario auxiliar.

Que Cristo, Buen Pastor, les conceda abundantes frutos en el delicado ministerio de la promoción vocacional.

Guadalajara, Jal., a 16 de marzo del 2009

+ Juan Card. Sandoval Íñiguez

Arzobispo de Guadalajara

Juan Pablo Preciado Ramírez, Pbro.

Secretario

 

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