Documentos Diocesanos

Boletín Eclesiástico

2009
2010
2011
2012
2013
2014
2015
2016
2017
2018
2019
2020
2021
2022
2023
2024

Volver Atrás

Curso de conservación de obras de arte

y objetos litúrgicos en recintos religiosos

 


 

Mirta Insaurralde

 

 

Una cultura de la prevención ahorraría desastres graves e irreversibles tan sólo tomando en cuenta algunas providencias como las que aquí se proponen.

 

Capítulo XXXIV

Cómo actuar en caso de desastres naturales o accidentes en recintos donde se resguardan bienes culturales

 

Los recintos donde se resguardan bienes culturales están expuestos a sufrir serios daños cuando acontecen desastres naturales como por ejemplo terremotos. Durante las últimas décadas los cambios climáticos a nivel planetario han venido modificando seriamente los periodos de lluvias y sequías; esto ha causado que las precipitaciones pluviales, luego de prolongados periodos de sequía, se concentren en lapsos más cortos, ocasionando inundaciones debido a la sobrecarga de los sistemas de drenaje y a la imposibilidad de desaguar volúmenes tan grandes de agua en corto tiempo. Por lo general los sótanos, donde a veces se concentran archivos o zonas de almacenaje de objetos o colecciones, suelen ser las áreas más afectadas en caso de inundaciones.

Otra importante amenaza que se cierne sobre los recintos que albergan bienes de interés patrimonial, son los incendios, especialmente en aquellos locales donde los fieles encienden velas ante las esculturas, retablos o pinturas, o donde las instalaciones eléctricas son antiguas y no reciben un mantenimiento constante. Sumado a lo anterior, la madera de las esculturas, de los marcos y los retablos, los textiles, papel y otros materiales presentes en estos edificios propagan el fuego con facilidad.

En esta región también existe la probabilidad de que se registren terremotos, y el desplome de estructuras puede causar importantes pérdidas materiales y humanas.

Si bien es cierto que en caso de acontecer un desastre lo principal es salvar vidas humanas, un adecuado plan de respuesta debe contemplar también la posibilidad de salvar bienes culturales y además debe prever una estrategia a posteriori para actuar de manera emergente ante los daños registrados.

En entregas anteriores hemos mencionado algunas medidas de seguridad, necesarias para prevenir el robo, vandalismo y para actuar en caso de emergencias, sin embargo es importante que se diseñe un plan maestro para actuar en estos casos y que este plan sea del conocimiento de todos los posibles involucrados.

Los bomberos o los encargados de protección civil pueden brindar orientación a los interesados, tanto en lo relacionado con el equipamiento necesario para abatir incendios, como en el establecimiento de rutas de evacuación y sitios de reunión. Las rutas de evacuación deben estar claramente señalizadas, al igual que el punto de reunión. Los extintores deben ser visibles y de fácil acceso. Se debe instruir a los encargados o custodios del recinto, incluso a quienes asisten a las celebraciones litúrgicas, en cuanto a la forma de actuar en caso de registrarse una emergencia. Los simulacros de evacuación deben realizarse periódicamente y deben existir encargados de dirigir u orientar el proceso, facilitando la circulación de infantes y de personas con movilidad restringida. Igualmente para el uso de extinguidores los custodios deben recibir una capacitación adecuada.

El conocimiento de primeros auxilios es importante en caso de registrarse algún desastre, de igual manera es importante prever un plan de actuación emergente en caso de que los bienes culturales sean afectados. Por esta razón conviene no solamente tener un inventario completo de los objetos patrimoniales, sino también un mapa de ubicación de todas las piezas, donde además se indique claramente cuáles son las más importantes y que deberán ser evacuadas de manera prioritaria en caso de registrarse algún tipo de accidente o desastre natural. Es importante que dentro del plan maestro se designe a algunas personas como responsables de la evacuación de estos objetos. Estas personas deberán conocer la ubicación exacta, la manera de desmontar y manipular los objetos, y además la planta del edificio y las rutas de evacuación.

También es importante tener a la mano teléfonos de emergencia, principalmente de los bomberos y de protección civil. Además conviene tener registrados los teléfonos de la delegación regional del INAH para dar aviso inmediato y solicitar apoyo en caso de que los objetos de valor patrimonial hayan sufrido algún daño.

Numerosos eventos como terremotos, no pueden preverse; ante otros, sin embargo, se pueden tomar medidas para reducir la probabilidad de que acontezcan, como en el caso de los incendios: las instalaciones eléctricas deben revisarse periódicamente para evitar que se inicie el fuego debido a un cortocircuito; además, se debe tener un control muy riguroso de las velas encendidas en el interior de los locales, evitando su uso de ser posible.

Pero lo cierto es que mientras mejor sea la capacidad de responder ante las emergencias, menor será el daño causado. Es por eso que la organización y previsión de estrategias participativas para actuar en caso de contingencias, es una medida muy valiosa, que además no requiere de una inversión económica, ya que puede desarrollarse con el apoyo gratuito de las instituciones.

 

Volver Atrás